Fuente: cronica.com.mx| 9 de diciembre de 2014

Los bisontes, caballos y toros plasmados en las pinturas rupestres de la cueva de Altamira, España, refieren al festejo de la fecundidad. Esa es la primera interpretación que José Antonio Lasheras Corruchaga (izquierda), director de la Cueva y Museo de Altamira, propuso durante su visita a México con motivo del Congreso Internacional de Pintura Rupestre 2014.

“Creo que una idea que subyace en el techo de Altamira es la fecundidad. Los ritos más importantes son los de tránsito y los que nos hacen pasar de un estado de carencia a uno de plenitud, y ese rito que siempre hemos celebrado y seguimos celebrando es el de pasar de la adolescencia a la madurez, es decir, el de la fertilidad”, precisó el especialista.

Esta hipótesis la plantea debido a la presencia de una cierva con el vientre abultado, bisontes con bultos en el pecho y caballos que levantan sus patas. “Cuando los caballos están cabreados levantan las patas, todos los ciervos en la cueva están con la cabeza levantada y con el ojo marcado, es decir, están en celo y berreando”, indicó.

Además, dijo, los bisontes europeos sólo se juntan en la época del celo y en Altamira se observan machos y hembras, por lo tanto, deduce que los antiguos habitantes aluden a la fertilidad de la naturaleza y a la fertilidad propia.

“Esos animales tenían un valor cultural añadido con los que el hombre se sentía relacionado ocupando el mismo mundo, es ahí donde empezamos a creer que quien hizo esas figuras es un líder y aunque sabemos que no hay un liderazgo estable en los cazadores recolectores, claro que había líderes que tenían autoridad moral sobre los demás y ayudaban a tomar decisiones”, comentó.

En opinión de Lasheras, esos líderes tenían como herramienta la palabra y el dibujo, así como hoy los que dirigen usan metralletas, libros o cáliz. “El arte de Altamira sirve para satisfacer una función social, el grupo necesitaba que se pintaran bisontes con lo que fuera, lo que no sabemos es por qué y sabemos que no era por la comida”.

Y añadió: “No podemos aplicar sólo el argumento de que son cazadores recolectores que pintan animales que cazaban, primero no pintan la naturaleza, pintan una parte de animales de todos los que poblaban la Europa paleolítica, sólo pintan ciervos, bisontes, toros y caballos”.

Más que comida

Algunas de las figuras representadas en Altamira y que sobresale son: un cuervo, ocho lenguados, un águila parada, dos zorros, dos bueyes, bisontes, caballos y toros. “¿Son animales que usaban para comer? Sí, pero lo que no podemos atribuir al arte de la prehistoria es la alimentación, porque nunca ha sido el tema del arte. No podemos atribuir eso al pasado”, sentenció.

Lasheras Corruchaga enfatizó en la idea de que el arte rupestre sirvió para lo mismo que las demás artes: para expresar ideas importantes, trascendentes y no la banalidad de la alimentación.

Además, destacó que todas las representaciones de fauna que hay en Altamira son el primer arte de la humanidad y demuestran que los antiguos pobladores tenían las mismas capacidades que ahora tenemos. “Que aquello que llamamos arte es fruto de una selección natural, no es la falta de destreza del individuo o colectivo, siempre es una selección el que arte sea una cosa en una y otra época”.

¿Cómo es la cueva de Altamira?

Tiene más de 300 metros de longitud, 6 metros de ancho. Han habido derrumbes en 1924, 1930 y 1960 por lo que se hundió parte de la entrada y la cueva quedó aislada; hace 13 mil años el sitio tenía una gran boca y un amplio vestíbulo donde se desarrollaba la vida cotidiana. Data de los años 35,000 a los 13,000 a.C.