Lanzarote se sitúa como la segunda isla que atesora más inscripciones alfabéticas prehispánicas

Vía: cabildodelanzarote.com | 4 de marzo de 2011

Así se desprende de un estudio pionero en las Islas impulsado por la Dirección General de Cooperación y Patrimonio Cultural, en colaboración con el Cabildo de Lanzarote

 

Renata Springer, directora de este estudio, ha analizado 19 yacimientos de la isla, encontrando pruebas de dos tipos de escrituras

 

Gracias a la realización de este Inventario se han descubierto 'inscripciones monumentales', halladas en laderas de varias montañas

 

El Gobierno de Canarias, a través de su Dirección General de Cooperación y Patrimonio Cultural y con la colaboración del Cabildo Insular, ha presentado la investigación relativa a Lanzarote de un estudio pionero en las Islas sobre inscripciones líbico-bereberes. Se trata de un proyecto ambicioso que se inició en El Hierro y que se viene ejecutando por fases, con un plazo de cuatro años. Esta investigación, dirigida por la filóloga Renata Springer, viene estudiando de forma comparativa los yacimientos con inscripciones en las siete islas. Pese a la importancia que poseen estos testimonios gráficos, pocas son las investigaciones realizadas hasta la fecha sobre este tema.

De todas las manifestaciones rupestres que se conocen en Canarias, las inscripciones son especialmente reveladoras al tratarse explícitamente de una escritura. La comunidad aborigen escribe textos que ahora nos empeñamos en leer. Este proyecto tiene como finalidad conocer todos los detalles de uno de los dos alfabetos que la población aborigen del Archipiélago utiliza para expresarse y que lo aprende en sus lugares de origen en el norte de África.

 

Lanzarote segunda isla objeto del estudio

La Dirección General de Cooperación y Patrimonio Cultural actualiza el corpus de inscripciones de la isla de Lanzarote deteniéndose en el inventario de sus signos, frecuencias, asociaciones, técnicas de ejecución, peculiaridades, lugares en los que se encuentran, vinculación con otros enclaves escriturarios o de otra naturaleza, dominación visual, etc.

Han sido objeto de estudio 19 yacimientos, la totalidad de los que en la actualidad se conocen. En ellos se documentan 218 paneles, que son los soportes de piedras en los que se encuentra la escritura, de los que 35 poseen grafía líbica-bereber, sumándose un total de 70 líneas de palabras. Lanzarote, junto con Fuerteventura, presenta la característica de albergar otro alfabeto que se ha denominado líbico – canario, exclusivo a nivel mundial de estas dos islas.

Este trabajo ha puesto de relevancia la coexistencia de ambos alfabetos empleándose, ocasionalmente, en una misma línea escrituraría; así, existen textos que empiezan a escribirse con signos líbicos canarios para continuar con líbico – bereber.

 

Se descubren "inscripciones monumentales"

La investigación de Renata Springer ha sacado a la luz, 'para sorpresa del mundo arqueológico canario', unas inscripciones monumentales, denominándose así a la grabación de signos líbicos–bereber de considerable tamaño, pudiéndose pensar que se trata de una grafía simbólica.

Se trata de motivos realizados mediante grandes surcos de seis a ocho centímetros de ancho y diez de profundidad en el suelo, reproduciendo formas de gran tamaño. Los surcos están excavados en toba volcánica y han sido hallados en las laderas de varias montañas.

Resultan igualmente llamativos los sitios en los que los signos alfabéticos se han escrito sobre siluetas de pie, ya que son estos grabados podomorfos los que sacralizan el terreno. En ocasiones esta imagen figurativa del pie se orienta hacia la Montaña de Tindaya, visible desde varias zonas de Lanzarote y que se localiza en Fuerteventura.

 

Precedentes

La investigación abarcará a las siete islas. Comenzó en El Hierro y ha proseguido en Lanzarote; en ambos casos se ha contado con la colaboración de los cabildos insulares.

Las inscripciones líbico-bereberes ocupan un puesto excepcional entre los grabados canarios; estando presentes en todas las islas y, adscritas a la mayor parte de las restantes manifestaciones rupestres, se han convertido en un elemento unificador, además de ser un componente estructural destacado de la cultura y referente obligado a la hora de realizar un estudio comparativo.

De hecho, el alfabeto, como sistema convencional de signos, remite a los lugares donde se ha generado esta grafía, por lo que constituye un indicador fiable acerca del origen de los habitantes que poblaron nuestras islas.

Su estudio se ha venido produciendo desde los primeros descubrimientos en el siglo XIX, por lo que no extraña que la vigencia de los trabajos más antiguos sea actualmente muy limitada, cuando además ahora, en fechas recientes, se han producido numerosos hallazgos de nuevos yacimientos que ponen en tela de juicio las hipótesis que se han vertido en tiempos pasados al aparecer características diferentes y que no se habían documentadas con anterioridad; se trata efectivamente de la parcela del patrimonio canario que se encuentra más necesitada de una revisión, para situar la escritura en un rango similar a los restantes testimonios de la arqueología.

Estos argumentos son más que suficientes para emprender su estudio en un ámbito amplio. A partir de aquí es cuando nos será posible determinar los hábitos escriturarios válidos en estas islas, los usos y empleos relacionados con determinados aspectos sociales, así como analizar los alfabetos, los signos empleados y sus variantes.

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"El problema es saber cómo era la lengua cuando se redactaron las inscripciones"

 

Vía: El Día.es | Raúl Gorroño (Santa Cruz de Tenerife) 13 de marzo de 2011

La filóloga alemana Renata Springer  (izquierda), residente en Canarias desde hace décadas, es especialista y estudiosa de las inscripciones líbicos-beréberes existentes en el Archipiélago, grabados rupestres que ahora son objeto de un estudio que ella dirige, "Inventario de inscripciones alfabéticas en el ámbito rupestre cana..., promovido por la Dirección General de Patrimonio del Gobierno de Canarias.

Esta iniciativa, que ya se ha desarrollado en El Hierro y Lanzarote con interesantes resultados, como la localización de grabados de grandes dimensiones y unos textos que se han denominado líbico-canario, continuará después por Fuerteventura, que se ha dividido en dos áreas, La Palma y La Gomera. El programa persigue varios objetivos tendentes a conservar estos testimonios de los aborígenes canarios, además de establecer algunos "corpus" de investigación nuevos y registrar todas estas manifestaciones rupestres diseminadas por el Archipiélago.

¿En qué consiste y qué se pretende con este proyecto que usted dirige?

Es un estudio de documentación que tiene como punto de partida las inscripciones líbico-beréberes, pero incluyendo sobre todo los grabados geométricos que están asociados a ellas. El proyecto tiene una doble finalidad. Por un lado, tener una documentación exhaustiva de todo lo que tenemos en este momento en Canarias para que sea posible su protección y levantar los BIC que dan lugar a su protección; y por otro, es un punto de partida para todo tipo de investigación, fundamentalmente para saber los alfabetos que han sido empleados en las islas, su relación o posible procedencia del norte de África, lo que es la iconografía beréber, estudiando los tipos de grabados que se presentan por todas las islas. En principio era necesario tener un estudio lo más exhaustivo posible y no lo que teníamos hasta la fecha, porque eran publicaciones aisladas, la divulgación de un yacimiento o el hallazgo de otro... La idea es hacer una recopilación total.

Han empezado por El Hierro y siguieron en Lanzarote, ¿este orden obedece a algún motivo concreto?

Partió de El Hierro porque hubo que hacer la documentación de un yacimiento, y fue ahí donde planteé que en El Hierro había publicaciones, pero algunas de hace casi un siglo y medio, las primeras que salieron, y de repente había una reseña de un yacimiento, de un grabado, que no había sido visto después; entonces se procedió a analizar la isla en su conjunto. Por otro lado, sabíamos que El Hierro es la isla que más inscripciones líbico-beréberes tenía. Después fue la propia directora general de Patrimonio quien sugirió que para hacer posible el segundo paso, un estudio comparativo con otra isla oriental, había que buscar un gran contraste, y se incluyó Lanzarote. El proyecto continuará ahora por Fuerteventura, que hemos dividido en dos partes, luego La Palma y La Gomera.

¿Este estudio se ciñe solo a las inscripciones con alfabeto líbico-beréber?

Sí, los grabados líbico-beréberes y los asociados, porque es el reflejo iconográfico de una sociedad.

¿Qué han descubierto en estas investigaciones? Hablan de otro alfabeto que han denominado líbico-canario.

Solamente existe en Lanzarote y Fuerteventura. Es una segunda escritura, se reconoce como escritura fácilmente. Son líneas, los caracteres son repetitivos. Tienen todas las características para clasificarlo como escritura. La propuesta sale del profesor Antonio Tejera Gaspar, que dice que son los mismos los que utilizaron la escritura líbico-beréber y la otra. Conocían las dos escrituras. En Lanzarote hemos encontrado una serie de inscripciones que empezaban con un tipo de escritura y seguían con la otra en la misa línea. La segunda no ha sido posible identificarla.

Hablamos de signos, de letras. ¿Se ha conseguido descifrar su significado?

No, todavía no disponemos de la seguridad absoluta porque hablamos de algunos caracteres que se pueden transliterar. El mayor problema está en saber cómo era la lengua en Canarias cuando se redactaron las inscripciones, desde el cambio de era aproximadamente. No es lícito comparar un idioma de hace dos mil años con lo que existe hoy. Es como comparar el latín con el castellano que hablamos nosotros.

¿Se puede decir que tenemos el alfabeto, pero no las normas de su combinación?

Podemos decir que tenemos el alfabeto, que tenemos una base para compararlo con el norte de África, pero ocurre que en el norte de África, lo que es líbico-beréber, ya el mismo nombre lo indica, son varias las modalidades de escritura con alfabetos y con bastantes diferencias. De todos modos podemos decir que se conocen dos grupos, el líbico oriental en Túnez y lo que usan los tuareg actualmente. También en Marruecos, Argelia del Norte y todo el Sahara actual.

 

Foto: Sahara Central (Argelia). Pintura rupestre con inscripción y caballo montado por jinete

 

Luego, es imposible traducir nada por ahora. No se tienen los elementos necesarios.

Esperamos que la investigación nos dé avances, pero de momento, con los conocimientos que tenemos, no. Necesariamente tenemos que ir a un lugar donde se conozca el alfabeto, pero como he dicho son dos grupos, uno es moderno, eso nos separa muchísimo tiempo, y el otro, si podemos transliterar los signos nos queda la segunda parte, que es el idioma, la lengua.

¿No existen interpretaciones, teorías o hipótesis sobre su significado?

Sí las hay, pero no necesariamente con la traducción. Las interpretaciones son que la escritura líbico-beréber señala el origen. A partir de ello podemos saber de dónde llegaron los habitantes, sabemos también, eso se comprueba arqueológicamente, las fechas que podemos barajar. Asimismo, podemos conocer lo que ha sido la cultura, hasta qué punto se parece a la del norte de África y cuáles son sus diferencias. Hay muchísimas cosas que se pueden saber. Por eso creo que la traducción no es necesariamente lo único.

¿Sería ideal la aparición de una piedra Roseta, no Zanata, para poder traducir estos textos?

Sí, sería ideal, la estamos esperando (asegura con humor). La piedra Zanata, eso sí que no. Fui especialmente afectada por este caso. Me tumbaron varias veces la tesis porque dije que era una falsificación. Se dio a conocer como el eslabón perdido. Eran dos signos que no eran beréberes y se había hecho una ligadura que era imposible, es como si en castellano se pone el palo de la "ñ" sobre la "m". Había errores muy graves en su lectura, pero era por ignorancia. Había que presentarlo antes en un congreso, pero no se hizo.

¿A qué conclusiones generales ha llegado hasta ahora?

Por un lado, el origen. Cada vez tenemos más seguridad de que el poblamiento de las Islas es beréber, posiblemente en varias oleadas. Hay diferencias entre las islas que ahora estamos analizando, aunque todos pertenecen al mundo beréber. También el conocimiento general de lo que sido la simbología de ellos. Han salido motivos muy interesantes, como los podomorfos que tienen los beréberes con fines mágico-rituales. Encontramos cada vez un grupo mayor de motivos.

Lo que sí esta claro es la existencia de alfabetos líbico-beréberes en todas las islas, ¿pero son iguales o hay variantes?

Hay pequeñas diferencias. Éste es uno de los estudios que pueden salir de esta documentación que estamos recopilando. Hasta ahora en las islas se utilizaban diferentes técnicas de grabado, pero ahora hemos descubierto que en El Hierro también se dan las dos técnicas: incisión y picado. Hay diferencias, pero no sabemos si esto cuantitativamente señala diferentes procedencias o no. Lo estamos investigando.

¿Se podrían considerar los grabados grafitis de la época en que se hicieron, o tenían otro función?

En El Hierro y en Lanzarote hemos visto dos tipos de yacimientos por decirlo de algún modo. Están los de grandes dimensiones, como El Julan (El Hierro) o en Lanzarote Cueva Paloma, donde no hay que descartar que hayan tenido un valor mágico-ritual; además han aparecido muchos textos, que puede ser una línea de cuatro caracteres, completamente aislados en un sitio poco destacado del paisaje. Lo que hace pensar también en un uso cotidiano de la escritura y no sólo con carácter mágico-ritual, luego querían comunicar algo indudablemente, pero no sabemos qué.

¿Hay alguna característica común en los lugares donde los aborígenes hacían los grabados, era en un contexto arqueológico determinado?

Son distintos. En el propio El Hierro, en el norte encontramos casi siempre en los márgenes de los barrancos y mayoritariamente están orientados para evitar las inclemencias del tiempo. Sin embargo, en el sur, los grabados están en coladas de lava, en el suelo y mirando al cielo. En Lanzarote es predominante el hallazgo de grabados en zonas destacadas del paisaje, como la cima de una montaña; en barrancos también, pero con menos frecuencia. En Lanzarote la mayor sorpresa ha sido el hallazgo por parte de mi compañera María Antonia Perera de unos grabados en los que se repiten las mismas formas y se encuentran en suelo de toba volcánica. Nos hemos encontrado con inscripciones monumentales que se desconocían hasta ahora. Hay grabados en piedra que no sobrepasan los diez centímetros y de repente aparecen grabados en el suelo, algunos de los cuales alcanzan más de un metro, o mayores. Da la impresión de que están hechos para ser vistos desde fuera.

¿Qué opina del proyecto diseñado por Chillida para Tindaya?

Es una montaña que ya tiene un valor arqueológico y esto de añadir un valor sobre otro, creo que es menospreciar lo que ya existe. Me parece fatal. Uno se desespera con la ignorancia de los políticos. El yacimiento de Tindaya es, probablemente, único en el mundo. Los podomorfos son símbolos de los beréberes. En todos los estudios que he hecho en el norte de África no he visto nunca un yacimiento con tantos y con las características de Tindaya. Me parecería bien que se coja cualquier otra montaña, hay muchas más, lo que no puedo entender es que se escoja una que ya tiene un valor, como Tindaya. Es agredir un valor cultural.

Petroglifos, ¿qué son, por qué están ahí y para qué fueron realizados?

Hay muchas posibilidades. El ser humano es creativo y dentro de esa creatividad hay símbolos que nacen de su propia esencia. Por eso tendemos a representar valores en la escritura.

Centros de interpretación en el sitio

Renata Springer es una acérrima defensora de los Centros de Interpretación en el sitio, en el mismo lugar si es posible en el que se encuentran los yacimientos, como El Julan, Belmaco, La Zarza o La Zarzita. "Creo que es una cosa absolutamente necesaria. Lo que son los grabados o las inscripciones no deberían constituir sólo el estudio de unos cuantos especialistas y de unos cuantos libros que se quedan en los estantes de los especialistas. Eso tiene que llegar a un público más amplio. En primer lugar para los propios canarios, y tiene posibilidades de poder llegar más allá, al turismo cultural".

Esta especialista en inscripciones líbico-beréberes no sabe muy bien por qué en Tenerife no existe un Centro de Interpretación como El Julan, por ejemplo, aunque cree que el principal motivo puede ser "la falta de interés, porque de haber interés se puede hacer muy fácil. Sólo hace falta un local con una serie de explicaciones, que pueden ser unos paneles con fotografías y textos explicativos, y lo mismo sobre el terreno". En este sentido, Springer asegura que en Tenerife existen algunos yacimientos que pueden ser aptos para contar con un Centro de Interpretación.

"Probablemente en el sur el Cabuquero. En el norte la verdad es que están muy aislados. Un factor en el que hay que pensar es el difícil acceso. Hay en Anaga, pero sería difícil llevar a la gente allí porque tiene pasos complicados a los que es peligroso llegar".

Otro de los inconvenientes existentes a la hora de elegir la ubicación de estos Centros de Interpretación es su posible protección, porque es imposible poner un policía en cada yacimiento existente en las Islas. "Desde luego que también es un inconveniente. Soy partidaria de que los grandes sean protegidos, caso de El Julan. Ahora también están los de Lanzarote, como Cueva Paloma, que no está protegida y es un yacimiento enorme con más de ochenta paneles. Ahí se podría hacer un Centro de Interpretación, y además tiene un pueblo al lado. Aparentemente la idea fue bien acogida. El Hierro tiene El Julan, pero tiene muchísimos yacimientos más. Estuvimos en diecinueve y hay otros más aborígenes. La verdad es que hay sitios difíciles para poner policías, tampoco sabría yo cómo protegerlos".

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Foto: Cueva Paloma (Lanzarote). Texto líbico-beréber

 

En relación a la información del post, y como complemento, puede leerse también el siguiente escrito de Renata Springer publicado en la revista digital "Bien me sabe.org" en su número 352 de 11 de febrero de 2011:

 

              La escritura líbico-bereber en las Islas Canarias

 

La gran abundancia de textos en un área geográfica tan reducida como lo es El Hierro o Lanzarote resulta ser casi insólito; habría que buscar en el norte de África y Sahara para hallar zonas que puedan ostentar una densidad similar de inscripciones líbico-beréberes.

 

Después de concluir la recopilación de inscripciones rupestres en las islas de El Hierro y Lanzarote, enmarcada en el proyecto de investigación Inventario de inscripciones alfabéticas en el ámbito rupestre canario, propiciado y financiado por la Dirección General de Cooperación y Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias, los resultados han asombrado incluso a los que ya nos esperábamos un considerable incremento de los textos conocidos: en la actualidad se cifra en 18 y 15 respectivamente los yacimientos con escritura líbico-beréber. Las restantes islas serán estudiadas en los años venideros, pero ya se conoce la presencia de este tipo de testimonios en todas ellas, y albergamos la esperanza de poder aumentar igualmente su número.

 

La gran abundancia de textos en un área geográfica tan reducida como lo es El Hierro o Lanzarote resulta ser casi insólito; habría que buscar en el norte de África y Sahara para hallar zonas que puedan ostentar una densidad similar de inscripciones líbico-beréberes. Todo ello sin contar con lo que es obvio sospechar: que el número de grabados alfabéticos hallados son solo una parte de los que fueron realizados en su día, pues si algo ha cambiado en la prospección es que, a diferencia de los primeros descubrimientos hacia finales del s. XIX -aquellos yacimientos con impactantes grabados, visibles desde gran distancia-, en la actualidad estamos sumando textos de los que muchos se distinguen con tal dificultad que únicamente son visibles con la nariz prácticamente pegada a la roca. Hemos constatado la presencia de caracteres realizados con surcos de escasa profundidad, sobre superficies muy meteorizadas, y muchas veces sobre rocas sin ningún contexto iconográfico en las inmediaciones que hiciera sospechar allí su hallazgo. Debemos deducir por tanto que se nos siguen escapando muchos textos, incluso porque todavía quedan grandes superficies sin prospectar, donde cabe esperar cualquier sorpresa en relación a posibles hallazgos.

 

Foto: Barranco de Tejeleita (El Hierro). Inscripción líbico-beréber

 

Viendo el aspecto cuantitativo tan llamativo, no podemos menos que preguntarnos acerca de cómo interpretar su presencia aquí. Un interrogante que nunca ha dejado de formularse es: ¿qué dicen estos textos líbico-beréberes? Lamentablemente, y en contra de lo que se podría desear, la respuesta inevitable es que sabemos poco o nada de su contenido. Las propias características de esta grafía (en la que no se representan las vocales, en la que no hay espacio que separe entre sí las diferentes palabras y en la que las líneas pueden ir de arriba-abajo o a la inversa) dificultarían ya de por sí una lectura.

Además, la escritura líbico-beréber, cuyo nombre hace referencia a los pueblos libios de la Antigüedad así como a los beréberes, se refiere a una grafía que engloba múltiples modalidades de varios momentos históricos y lugares geográficos. Nunca está de más recordar que, aunque hablamos de una escritura, las diferencias entre estas modalidades ejercen un gran peso sobre los distintos alfabetos: entre las inscripciones líbicas y tifinagh, por citar un ejemplo, solo coinciden 6 caracteres idénticos en relación a su forma y significado. Son demasiadas las diferencias para que fuera lícito asumir los valores de cualquier alfabeto y transliterar a partir de ellos los caracteres canarios.

Un segundo aspecto es la lengua, que presenta dificultadas parecidas, si no mayores todavía, pues si un targi (tuareg) quisiera hablar en su lengua materna con un habitante de la Cabilia, tendría que darse cuenta de que la comunicación fluida sería imposible. Ello deja ver los inconvenientes que surgen en el momento de querer traducir los dialectos hablados en las Islas Canarias con anterioridad de la Conquista, quizás textos que se originaron al principio de nuestra era, e intentar hacerlo con el léxico de hablas beréberes actuales. Es como pretender que un hispanohablante pueda comprender a la perfección un texto latino sin haber estudiado esta lengua. ¡Que les pregunten a los alumnos que suspenden dicha asignatura, por muy bien que se expresen en castellano!

 

Foto:  Izquierda: Inscripción líbico-beréber de Ouiganne (Marruecos). Derecha:Inscripción líbico-beréber de Foum Chenna, Tinezouline (Marruecos) 

 

 Pero estos hechos tampoco deberían llevarnos a deducir que los textos líbico-beréberes carecen de valor informativo y que no sean capaces de decirnos algo. Todo lo contrario, gracias a ellos se ha adquirido conocimiento de múltiples aspectos de los antiguos habitantes canarios, ya que constituyen testimonios de primera mano para aportar significativos datos acerca de muchas cuestiones, sobre todo las centradas en quiénes, dónde, cuándo y, quizás también, por qué fueron realizadas dichas inscripciones.

 Comencemos por la autoría, para ver quiénes redactaron estos textos. Está demostrado -o, si lo matizamos, al menos no ha podido ser demostrado lo contrario- que esta grafía sirvió exclusivamente a la lengua que lleva su nombre, siendo por lo demás el beréber -una de sus modalidades- el idioma hablado aquí antes de la Conquista.

Llama la atención constatar la gran difusión de esta escritura en el vecino Continente, paralela a los territorios que son o han conformado el hábitat de los beréberes, que en la Antigüedad y en el norte de África fueron conocidos también por los términos de libios o númidas. En una línea de Oeste a Este, son justamente las Islas Canarias las que forman uno de los extremos que concluye por el otro en Libia, posiblemente incluso en Egipto. En cuanto al Norte, debemos mencionar los países que lindan con el Mediterráneo (Marruecos, Argelia, Túnez, Libia), mientras que en el Sur su empleo llega hasta Níger y Mali. Se trata de una genuina escritura africana que, con toda probabilidad, presenta la mayor expansión de todas las grafías que han sido empleadas allí en el pasado (aunque tal vez no en los mismos momentos). Además, a diferencia de los jeroglíficos egipcios o el púnico, de mayor antigüedad desde luego, la escritura líbico-beréber es la única que no ha desaparecido con el paso del tiempo, al gozar aún de plena vigencia entre los tuareg, quienes denominan tifinagh los caracteres que emplean.

 

En las diferentes sociedades tuareg, su escritura ostenta una larga herencia, habiéndose transmitido en el seno de estos pueblos de una generación a otra. No obstante, también existen varios países que han adaptado esta grafía a exigencias prácticas, entre otras, incluyendo las vocales e introduciendo separaciones entre palabras, como lo es el caso del IRCAM en Marruecos, donde se ve con frecuencia carteles redactados con esta grafía. No se trata del único país; las variantes modernas, llamadas neotifinagh, están siendo empleadas en múltiples lugares, generalmente en aquéllos en los que el uso ancestral se ha perdido hace ya tiempo.

 

Foto: Sur de Argelia, inscripción tifinagh, que incluye el nombre de Abderrahman

 

Si, por el contrario, deseamos conocer las manifestaciones más antiguas de esta grafía, la datación exacta que señala la fecha más lejana se corresponde con la dedicatoria al rey númida Masinisa, en el décimo año de su hijo Micipsa, lo que ha revelado el año 138 a.C. para dicho texto. Los inicios de esta grafía en la zona norte de África hay que situarlos obviamente en algún momento antes de esta etapa de gran apogeo como el que acabamos de referir, aunque resultaría difícil remontar para ello más allá de mediados del último milenio a.C.

La escritura líbica, empleada en la Antigüedad, y entre cuyos textos existen varios bilingües (líbico y púnico o líbico y latín), refleja ciertas circunstancias históricas cuando aquellas potencias se habían introducido en estos territorios. Si bien se desconoce el momento exacto, la escritura líbica, arraigada en las zonas más septentrionales, desapareció relativamente pronto, antes de la llegada de los árabes, mientras que se siguieron realizando durante mucho más tiempo inscripciones líbico-beréberes en un ámbito rupestre, junto a grabados o pinturas, en algunos casos hasta la actualidad. Entre estas manifestaciones es frecuente observar testimonios que pertenecen a etapas cronológicas muy diferentes, algunos relativamente recientes, pero otros pueden ostentar gran antigüedad.

 

Foto:  Inscripción líbico-bereber de El Julan (El Hierro)

En El Hierro se ha podido obtener una datación, mediante el C-14, de unas líneas incisas en un tablón de madera que ha proporcionado el s. IX / X d.C. como fecha para este chajasco, tratándose de la única datación exacta que se dispone hasta ahora en el Archipiélago. No deja de ser cierto también que el chajasco, hasta cierto punto, es un objeto excepcional para las inscripciones canarias. Hasta el momento es el único testimonio que relacionaría el uso de la grafía con un ámbito funerario, porque la escritura aparece en las Islas mayoritariamente entre manifestaciones rupestres.

 

El empleo de la escritura como resultado de determinadas acciones sociales ha jugado un importante papel en el continente africano, donde las inscripciones funerarias se corresponden con la ubicación geográfica más septentrional, con los alfabetos líbicos, mientras que este uso no se documenta en principio para las inscripciones rupestres. Éstas comienzan a surgir en una línea geográfica situada algo más al Sur (con excepción de la Cabilia), apareciendo mezcladas sobre la roca junto a otro tipo de motivos grabados o en pinturas. Ello constituye también una constante que caracteriza los grabados rupestres canarios y, de nuevo, reconocemos la pertenencia de estas representaciones a la cultura beréber, otro argumento respecto a la procedencia y época de nuestras manifestaciones rupestres, bien si se trata de grabados alfabéticos como no alfabéticos.

 

 

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