¿Sabían cantar los neandertales? ¿Existe un "gen de la música"? Dos científicos debaten si nuestra capacidad para hacer y disfrutar de las canciones proviene de la evolución biológica o de la llegada de la civilización.

Vía: The Atlantic| 16 de abril de 2012 (Traducción: G.C.C. para Terrae Antiqvae)



La música está en todas partes, pero sigue siendo un enigma evolutivo. En los últimos años, los arqueólogos han desenterrado instrumentos prehistóricos, los neurocientíficos han descubierto áreas del cerebro que están involucradas en la improvisación, y los genetistas han identificado los genes que podrían ayudar en el aprendizaje de la música. Sin embargo, persisten las preguntas básicas: ¿es la música una profunda adaptación biológica por derecho propio, o es una invención cultural basada sobre todo en nuestra capacidad para el lenguaje, el aprendizaje y las emociones? Y si la música es una adaptación, ¿evolucionó para promover realmente el éxito del apareamiento como Darwin pensaba, o fueron otro tipo de beneficios, tales como la cooperación en grupo o de unión entre madre e hijo?

A continuación los científicos Gary Marcus y Geoffrey Miller debaten estas cuestiones.

                                                                                                                                        

Gary Marcus (izquierda) es profesor de Psicología en la Universidad de Nueva York y autor de las obras  "Guitar Zero: The New Musician and The Science of Learning" y "Kluge: The Haphazard Evolution of The Human MindKluge". Él sostiene que la música se ve mejor como una invención cultural.

Geoffrey Miller  (derecha) es profesor de Psicología en la Universidad de Nuevo México y autor de "The Mating Mind: How Sexual Choice Shaped the Evolution of Human Nature" y "Spent: Sex, Evolution, and Consumer Behavior". Él mantiene que la música es el producto de la selección sexual y una adaptación que ha estado con los seres humanos durante milenios.

Gary Marcus: Ambos amamos la música y creemos que es importante en la vida del hombre moderno, pero tenemos puntos de vista diferentes acerca de cómo la música llegó a ser. En "Guitar Zero...", argumenté que la música es una tecnología cultural, algo que los seres humanos han creado a través de milenios, en lugar de algo directamente conectado a nuestros genomas. ¿Por qué crees que la música es una adaptación biológica?

Geoffrey Miller: La música tiene algunas características claves de una adaptación evolutiva: es universal en todas las culturas, es tan antigua que se halla en la Prehistoria, y los niños la aprenden pronto y de forma espontánea.

Marcus: La definición de "antigua" me parece un poco de elástica. Los artefactos musicales más antiguos que conocemos son algunas flautas de hueso que tienen sólo 35.000 años de antigüedad, un parpadeo en el tiempo evolutivo. Y aunque los niños se sienten atraídos por la música muy pronto, ellos todavía prefieren el lenguaje cuando se les da a elegir, y se necesitan años antes de que los niños aprendan algo tan básico como el hecho de que los acordes menores son tristes. Por supuesto, la música es universal ahora, pero también lo son los teléfonos móviles, y sabemos que los teléfonos móviles no están desarrollando adaptaciones evolutivas. Cuando pensamos acerca de la música, es importante recordar que una gran cantidad de características que damos por sentadas en la música occidental -como la armonía y la estructura de 12-bar blues (blues de 12 compases), por no hablar de los pianos o sintetizadores- simplemente no existían hace 1.000 años.

Miller: Claro, y otras cosas como la escala pentatónica y la estructura de verso-estribillo-puente de las canciones pop, las cuales no son tan universales como la mayoría de la gente piensa.

Marcus: Creo que es más profundo que eso. Las escalas pentatónicas son bastante comunes, pero lo que nosotros pensamos como música no es lo que nuestros antepasados pensaban como tal. Prácticamente cada canción moderna gira en torno a la armonía, pero la armonía es una invención que tiene sólo un millar de años de antigüedad. Incluso si tú ignoras las guitarras eléctricas y sintetizadores, todavía hay algunas diferencias muy importantes entre prácticamente toda la música contemporánea y la música que la gente escuchaba hace unos pocos miles de años.

Miller: Una gran cantidad de características de la música varían según las culturas, sobre todo en la música elitista/pretenciosa como la de Arnold Schoenberg, las ragas de la India o la ópera china. Pero cada cultura incluye el canto, tocar el tambor y bailar, y muchos aspectos de la música popular parecen bastante universales, tales como el ritmo, la danza, los contornos de tono, las escalas, la repetición estructural y los cambios de timbre para expresar emoción.

Marcus: Cuando los etno-musicólogos han intercambiado notas para tratar de averiguar lo que es universal en la música, ha habido sorprendentemente poco consenso. Algunas formas de la música son todo ritmo, con poco tono, por ejemplo. Otra cosa a considerar es que la música no es tan universal incluso entre las culturas. Por lo menos el 10 por ciento de nuestra población es de "tono sordo", incapaz de reproducir los contornos tonales incluso para canciones conocidas. Todo el mundo aprende a hablar, pero no todo el mundo aprende a cantar y mucho menos a tocar un instrumento. Algunas personas, como Sigmund Freud, no tenían ningún interés en la música, en absoluto. La música es, sin duda, popular, pero no es tan universal como el lenguaje.

Miller: Volvamos a la antigüedad de la música. Las flautas de hueso tienen por lo menos 35.000 años, pero la música vocal podría ser mucho más antigua, dada la evidencia fósil de los tractos vocales de los humanos y los neandertales. Treinta y cinco mil años parecen poco en términos evolutivos, pero sigue siendo más de mil generaciones humanas, lo cual es un montón de tiempo para que la selección conforme una habilidad cultural difícil de aprender, modele un talento para la música en algunas personas, incluso si la música se originó como una invención puramente cultural. Tal vez eso no sea suficiente tiempo para hacer de la música una habilidad mental finamente sintonizada como el lenguaje, pero nadie sabe todavía cuánto tiempo tomarían estas cosas.

Marcus: Treinta y cinco mil años es, sin duda, suficiente tiempo para que evolucionen algunos ajustes genéticos simples como la tolerancia a la lactosa, pero la tolerancia a la lactosa depende de sólo unas pocas enzimas. Si los neandertales cantaban o no, la música sigue siendo relativamente reciente en términos evolutivos, menos de un diez por ciento del tiempo en que los mamíferos han estado en el planeta.

Miller: ¿Qué pasa con el hecho de que la sensibilidad hacia la música comienza en el vientre materno y que los niños muestren un gran interés por la música?

Marcus: Mi mejor conjetura es que el temprano interés por la música es parasitario del lenguaje. Nacemos para escuchar el lenguaje y la música suena como un tipo de lenguaje al que los niños responden. Sin embargo, dada la elección, los niños prefieren el habla a la música instrumental, y mis investigaciones en el laboratorio sugieren que ellos analizan el lenguaje más cuidadosamente que la música.

Miller: Pero la mayoría de los niños no tienen pasión por aprender acerca de invenciones más puramente culturales como el ajedrez o el álgebra.

Marcus: Muchos niños son unos apasionados del ajedrez, y aún más acerca de otras invenciones culturales como el béisbol y los vídeo-juegos, por no hablar de los vídeos de Pixar. Los videojuegos, los shows de televisión y los iPhones, son todos artefactos culturales que fueron conformados para ser irresistibles a los cerebros humanos, y que provocan emociones fuertes como la música, pero eso no significa que el cerebro humano fuera conformado para ser atraído por ellos. Pienso en músicos talentosos como, al parecer, era Steve Jobs: magníficos ingenieros culturales que diseñan una tecnología de entretenimiento que atrae a cerebros que han evolucionado durante millones de años antes de que la tecnología fuera desarrollada.

Miller: ¿Así que tú no estás muy impresionado de que los neurocientíficos hayan identificado algunas áreas clave del cerebro que están activas cuando escuchan o se interpreta música?

Marcus: La música se extendió de manera muy amplia por todo el cerebro. No parece haber ninguna parte del cerebro que esté totalmente dedicada a la música, y la mayoría (si no todas) de las áreas involucradas en la música parecen tener "jornadas de trabajo" haciendo otras cosas, como analizar los sonidos auditivos (corteza temporal), las emociones (la amígdala) o la estructura lingüística (área de Broca). Puedes observar abundantemente la misma diversidad de regiones cerebrales activas cuando la gente practica con video-juegos. El reconocimiento de los rostros tiene una larga historia evolutiva, y una región específica del cerebro (la circunvolución fusiforme) se agregó al respecto, pero la música, como la lectura, aparecen en áreas cooptadas que ya tenían otras funciones.

Miller: Supongo que podemos estar de acuerdo en que necesitamos mayor cantidad de evidencias procedentes de la genética y la neurociencia antes de que haya un caso férreo de que la música es una adaptación biológica. Pero también hay la evidencia psicológica. La música no es sólo atractiva para el oyente; la interpretación musical también es románticamente atractiva, de una manera que la práctica de los videojuegos no lo es.

Marcus: Esto lleva a la explicación de la selección sexual para la música. ¿Puedes explicar cómo funciona?

Miller: Darwin argumentó que la música se desarrolló principalmente por la selección sexual a través de elección de pareja, y que estamos incómodos de reconocer este hecho. Él escribió en 1871 que, "El orador apasionado, el bardo, o el músico, poco sospecha que él utiliza los mismos medios por el cual sus ancestros medio humanos hace mucho tiempo despertaban ardientes pasiones en los otros, durante su noviazgo y rivalidad". Él sabía que la música no necesita tener un "valor de supervivencia" para el individuo o el grupo, sino que podría extenderse a través de los beneficios puramente reproductivos. Sugirió que los proto-humanos con más talento musical atraían a más parejas sexuales, o parejas sexuales de mayor calidad, que sus rivales menos musicales. Vemos la selección sexual respecto a la música en muchas otras especies -en insectos que cantan, en el canto de la rana, de los pájaros, de las ballenas, y en el gibón-, así que creo que es, por defecto,  una teoría razonable de cómo los humanos evolucionaron músicalmente. Es la teoría a superar.

Marcus: No tengo ningún reparo en asumir que la música fue seleccionada por algunas especies, como en muchos pájaros cantores. Es respecto a la música humana por lo yo me muestro escéptico acerca de ello. En la mayoría de las aves cantoras sólo los machos cantan, no las hembras. ¿Estás sugiriendo que los hombres tienen más talento musical que las mujeres?

Miller: No, eso es lo que Darwin podría haber argumentado, pero no es mi caso. La forma tradicional de mostrar que la selección sexual conforma una característica es buscar grandes diferencias sexuales en dicha característica. Pero eso es una mala estrategia cuando estás tratando con una especie de mutua elección como la nuestra. En los seres humanos ambos sexos son exigentes -por lo menos sobre la formación de relaciones a largo plazo, que son las que producen la mayoría de los niños- y ambos sexos muestran adornos de comportamiento mutuos, desde la música, las artes y las bromas, a las ideologías religiosas y las virtudes morales. Tú puedes ver un montón de música en aves cantoras semi-monógamas y en los gibones también, con ambos sexos cantando. Así que es un error suponer que la selección sexual de la música requiere de virtuosos proto-Hendrix para atraer a cientos de hembras seguidoras. Todo lo que necesitas son ancestros que se enamoraban, en parte, sobre la base del talento musical, entre otras muchos rasgos románticamente atractivos. Me imagino a los equivalentes prehistóricos de Joni Mitchell y Graham Nash (de Crosby, Stills y Nash) descendientes los unos de los otros. Cualquier buena teoría de la evolución de la música tiene que explicar el genio músical de Kate Bush y Bjork, así como explicar a Beethoven y Beck.

Marcus: Pero incluso si tú hubieras elegido a un compañero por la música, ¿no esperarás que haya en él circuitos neuronales dedicados a la música, tal como ocurre con las áreas del cerebro para el aprendizaje del canto y producir canciones de las aves cantoras, colibrís y loros, los cuales no existen en las aves no cantoras?

Miller: Podría ser, si nosotros hubiéramos evolucionado con la música hace millones de años atrás como ellos lo hicieron. Pero ya que nosotros somos los únicos grandes simios con alguna aptitud para el ritmo o la melodía, la música humana es probablemente mucho más reciente: el tiempo no es suficiente para esa especialización de la estructura del cerebro. Y las aves cantoras nunca han desarrollado un lenguaje. Si lo hubieran hecho, probablemente veríamos la superposición de áreas del cerebro para la música y el habla en su cerebro, justo como en el nuestro. Lo que habría llevado a los científicos de las aves cantoras a argumentar que los pájaros que cantan serían solo un efecto colateral de los pájaros que hablan.

Marcus: Eso no parece que sea el argumento más convincente. ¿Hay algunos principios más para explicar por qué gran parte del cerebro humano está involucrado en la música?

Miller: Creo que sí. Un principio contrario a la intuición es que la selección sexual de los rasgos mentales como la música, para operar adecuadamente, como señales de una función general del cerebro y la inteligencia, tienen necesidad de reclutar un montón de áreas diferentes del cerebro y de habilidades mentales. De lo contrario, ellos no serían muy informativos sobre la salud general del cerebro. Si el talento musical no depende de la inteligencia en general, de la salud mental en general, y de la capacidad de aprendizaje en general, no valdría la pena prestarle mucha atención a la hora de elegir a un compañero.

Marcus: Por supuesto, también los videojuegos consumen gran cantidad de áreas diferentes del cerebro. Puedo ver el argumento de que cualquier habilidad compleja podría ser una señal de la función general del cerebro, y estoy de acuerdo en que la gente podría elegir a sus compañeros sobre la base de esa señal, pero eso no significa que la música de por sí sea seleccionada por ello. Las personas pueden igualmente elegir a sus compañeros sobre la base de los resultados del SAT (prueba de admisión en la universidad), y eso no significa que el cerebro evolucionó para conseguir el SAT.

Miller: Sin embargo, las puntuaciones del SAT no son románticamente atractivas tal como lo son las canciones de amor. Los análisis de contenido muestran que las letras de las canciones líricas del pop, por lo general, tienen que ver con el deseo, el amor o los celos, y sucede en todo el mundo, por lo menos durante todo el siglo XX. Hay una resonancia emocional en la música de cortejo que tú, simplemente, no puedes ver en las invenciones puramente culturales.

Marcus: Entonces, ¿por qué no hemos encontrado ningún gen que esté específicamente ligado a la música?

Miller: Eso no es sorprendente desde la perspectiva de la selección sexual. Para que la música funcione como un indicador de "buenos genes" en la elección de pareja, la música necesita reclutar un montón de diferentes genes, así como sistemas reguladores de los genes y vías bioquímicas. Tú no debes esperar que sólo unos pocos "genes músicales" expliquen el talento musical, sino miles de genes que contribuyen a ello. Pero eso no es porque no hayamos encontrado ningún gen de la música todavía. Nadie, en realidad, lo ha observado. Hay muy poco trabajo a la caza de genes relativos a la música, y apenas alguna investigación sobre la heredabilidad del talento musical.

Marcus: En realidad, algunas personas sí lo han observado, y hay un puñado de genes candidatos; genes que parecen estar correlacionados con la habilidad musical, pero tal vez ninguno que sea verdaderamente específico de la habilidad musical. Un estudio de 2009 mostraba que el gen de la vasopresina, AVPR1A, se correlaciona con la habilidad musical, pero AVPR1A parece correlacionado también con un montón de otras cosas, que van desde la creatividad a la sexualidad. Probablemente hay montones de genes que pueden ayudar a alguien ha convertirse en un músico, pero eso no significa que cualquiera de esos genes fuera seleccionado específicamente para ello, dada a su relación con la música. Si usted tiene genes que le conducen a ser curioso, o a tener dedos ágiles, eso conducirá a hacer de usted un mejor músico, pero eso no quiere decir que la historia de quiénes de tus antepasados se reprodujeron, y quiénes no, dependía de quién era más musical.

Miller: Hay dos tipos de genes de la música que podrían importar: los genes del talento musical que explican las diferencias individuales al respecto entre los seres humanos, y los genes de habilidad músical que explican por qué tenemos la misma en absoluto en comparación con la mayoría de otros mamíferos. Los genes del talento musical pueden contarse en decenas de miles. Ya sabemos que hay más de medio millón de pares de bases de ADN distintos que contribuyen a diferenciar la inteligencia general entre las personas, y un número similar podría influir en la inteligencia musical. Pero estos genes del talento musical serán mucho más fáciles de identificar usando métodos genético-moleculares estándar.

Los genes de habilidad musical que distinguen a los seres humanos musicales de los chimpancés no musicales puede ser mucho menores en número, pero mucho más difíciles de identificar. Sin embargo, si somos capaces de identificarlos, y si ellos también existen en el genoma del neandertal (el cual está siendo reconstruido hoy en día a partir de ADN fósil), sabríamos que la música tiene probablemente por lo menos 200.000 años de antigüedad, dado que nosotros nos separamos de los neandertales por ese entonces. Por tanto, es cierto que la música no se fosiliza, sino que todavía podemos aprender cuándo la música evolucionó a partir de la genética.

Marcus: Si realmente pudiéramos mostrar de manera decisiva que los neandertales podían cantar ese tipo de pruebas genéticas sin duda ayudaría, pero a menos que encontremos los genes que están específicamente ligados a la música, puede ser difícil seguir en la otra dirección: deducir si los neandertales podían cantar basándose en sus genomas. Los chimpancés están mucho menos interesado en la música que los seres humanos, pero todavía no hemos sido capaces de vincular eso a una diferencia genética en particular. ¡Tal vez algún día!

Miller: Hasta entonces voy a disfrutar de Tori Amos y Buckethead, como pináculos de la selección sexual.

Marcus: Y yo voy a disfrutar de Stravinsky y Jimi Hendrix, ingenieros culturales con talento, que aprendieron a tocar los botones del placer de nuestro cerebro con innovadoras formas.

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Comentario por jorge hugo bertran vall el junio 4, 2012 a las 3:07pm

si podrian cantar los pajaros , los neanderthales lo podrian por simple imitacion .

jorge hugo bertran esparafita.

Comentario por Dani García de la Cuesta el junio 4, 2012 a las 5:25pm

Muy buenas.

Recordar que, además de que no entran moscas, con la boca cerrada también se puede cantar.

Si en su momento la colocación de la glotis en los humanos permitió todo un logro para decir algo, anteriormente la cavidad bucal pudo servir de resonador para imitar sonidos, y cualquier frecuencia la podemos interpretar como sonidos, que sean más o menos audibles por una u otra especie va en las características de cada. La música, como las palabras, es una combinación de sonidos, ritmos y silencios. Las palabras de cada idioma llevan consigo una musicalidad en si mismas.

 La dificultad de relacionar unas frecuencias con otras, montar estructuras complicadas y combinarlas ya es otro tema que iría evolucionando en la medida que el resto de habilidades nos permite hacerlas más complejas a cada individuo, o en grupo, con la química cerebral, que, como vemos, cada día se avanza en su estudio.

Antes de un lenguaje hablado, o visual, parecer ser que existió, y existe, uno rítmico, por ejemplo en insectos, y si tenía/tienen ritmo, es/era musical.

Comentario por Diego Rafael Silva Silva el junio 6, 2012 a las 5:45pm

La música es un bien cultural construido socialmente, no se puede separar de su contexto, ella significa lo que representa, a menos que algo se signifique a si mismo. La discusión aquí planteada gira en torno a la configuración biológica de los seres para percibir e identificar sonidos. Hace 70.000 años, no existía la música como la conocemos hoy, porque tampoco existían los conceptos sociales que hoy conocemos. Esos sonidos iniciales podrían haber significado: "aquí estamos"; "peligro"; "bienvenidos"; "aléjense". O como lo señala uno de los científicos de este debate: "¿Estás apta?"; "ven"; "me gustas"....el desarrollo de lo que hoy conocemos como MÚSICA es  una consecuencia social. No hay acordes tristes o alegres, somos los humanos que en la práctica social le asignamos esa asociación a través de los años. Los sonidos que hemos cargado de información y nos la relacionan se llaman ISOTOPÍAS en la Semiótica de la música moderna.

Hay todavía contingentes humanos que no manejan (ni les interesa) los conceptos occidentales de Ritmo, armonía y timbre...los sonidos articulados (que no música) tienen otra dimensión; a veces mágica y a veces vinculada al trabajo o la faena, pero no es lo que nos-otros occidentalizados y accidentalizados conocemos como MÚSICA

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