El proyecto se centra en la Edad del Bronce porque los investigadores del museo quisieron rescatar esta colección del olvido, según explica Daniel Lombraña (izquierda), CEO de Scifabric. «Los objetos estaban a buen recaudo, sin embargo la historia de los objetos (quién los encontró, dónde, cómo estaban, etc.) no se conocía, por lo que la colección se daba por “perdida” dentro de sus propios archivos».
Una parte importante de Micropast es la geolocalización. A los historiadores y arqueólogos les resultaba muy difícil entender la Edad de Bronce si no conocían dónde se habían encontrado las armas o joyas. «Gracias a Pybossa, el museo consiguió no sólo transcribir los archivos, sino también geolocalizarlos creando mapas interactivos que muestran dónde se hicieron los descubrimientos».
Al principio, los responsables de Scifabric tuvieron que enfrentarse a la desconfianza: «Muchos dudaban de si personas como tú y como yo estaríamos cualificadas para ayudar a una institución como el museo Británico a recuperar sus archivos y redescubrir la historia juntos», recuerda Lombraña.
Foto: Ejemplos de registros de objetos de la Edad de Bronce hallados en el rio Támesis. © Trustees of the British Museum.
Una vez superada esa barrera, el proyecto con Pybossa funcionó tan bien (consiguió la recuperación del 99% de la colección) que el museo ha decidido ampliar su alcance a otros ámbitos como la prehistoria británica o la arqueología de Egipto o Roma. «La plataforma sólo ha cosechado éxitos, involucrando a otras instituciones y grupos de investigación. Se están recuperando archivos que los propios investigadores daban por perdidos».
Jennifer Wexler, del British Museum, admitió en la rueda de prensa de presentación del proyecto que al principio el museo no confiaba en que la calidad resultante fuese buena. «Sin embargo, los resultados han probado justo lo contrario: han recuperado toda la colección de la edad de Bronce de Reino Unido con una calidad excepcional».
Hay varios métodos para minimizar los errores de los voluntarios que realizan las tareas. Por un lado, se les proporciona un tutorial de unos pocos minutos para que participen de forma correcta. Por otro, la tecnología Pybossa envía la misma tarea a diferentes personas y después se analizan esas respuestas estadísticamente para generar una solución. «En el caso de que se involucraran solo expertos, Pybossa se podría adaptar para que cada tarea solo fuera analizada una vez», puntualiza Lombraña.
La clasificación de documentos por personas especializadas contratadas no parece una solución conveniente. Según comentó Nora McGregor (derecha) de la British Library, «el trabajo para una persona sola (o unas pocas) es inabarcable. Utilizar a expertos seguiría siendo insuficiente por falta de recursos humanos y económicos. Pero con un código python puedes llegar a hacer en minutos lo que a ciertos investigadores les ha costado diez años».
Las motivaciones de las personas que contribuyen voluntariamente a estos proyectos son muy variadas. «La colaboración ciudadana es una gran ayuda, ya que ahorra tiempo y dinero a la institución a la vez que acerca al ciudadano a estas instituciones a las que muchas veces no tiene acceso real a pesar de ser, irónicamente, públicas», explica Lombraña.
Foto: La plataforma de crowdsourcing
Daniel Lombraña está seguro de que muchas instituciones de patrimonio tienen el mismo problema que el Museo Británico y la Biblioteca Británica. «Es información en bruto que sin clasificar no sirve de mucho». A él le encantaría ver un proyecto con Radio Televisión Española. «No puedo ni hacerme a la idea la vasta colección de películas, programas que tienen que tener digitalizadas y que están sin clasificar. Sería genial redescubrir esa colección con ellos».