La caza de ballenas a gran escala en el norte de Escandinavia se remontaría al siglo VI

Una ballena franca glacial con su ballenato. Wikipedia.

La caza intensiva de ballenas, que ha llevado a muchas especies al borde de la extinción, puede ser varios siglos más antigua de lo que se creía. Este punto de vista es el que mantienen arqueólogos de la Universidad de Uppsala y de la Universidad de York, cuyas conclusiones se presentan en la European Journal of Archaeology.

Determinados museos de Suecia contienen en sus colecciones miles de piezas de juegos de mesa de la Edad de Hierro. Ahora, nuevos estudios sobre la materia prima de las que están hechas muestran que la mayoría fueron realizadas con huesos de ballena desde mediados del siglo VI d.C. Las mismas se produjeron en grandes cantidades y en formas estandarizadas. Por lo tanto, los investigadores creen que fue necesario que hubiera un suministro constante de huesos de ballenas para elaborarlas, y, dado que los artesanos que las hacían difícilmente habrían encontrado cadáveres de ballenas varadas en las playas, como una fuente recurrente, tales piezas de juego se interpretan como evidencias de la caza de ballenas.

Además de un estudio osteológico, se determinó el origen de la especie de ballena utilizada para un pequeño número de piezas de juego empleando ZooMS (abreviatura de Zooarqueología por Espectrómetría de Masas). Tal método muestra que todas las piezas analizadas se derivaron de la ballena franca del Atlántico Norte (Eubalaena glacialis), una ballena de gran tamaño que pesa entre 50 y 80 toneladas. Recibió ese nombre porque era la ballena correcta para ser cazada: nadaba lentamente, lo hacía cerca de la orilla, y contenía tanta grasa que flotaba después de ser muerta.

Izquierda: pieza de juego hecha de hueso de ballena al final del siglo VI d.C, hallada en Gnistahögen, cerca de Uppsala, Suecia (fotografía de Bengt Backlund, Uppland County Museum). Derecha: estructura ósea de la pieza de juego en comparación con el hueso de referencia de una ballena minke (fotografía de Rudolf Gustavsson, Societas Archaeologica Upsaliensis, SAU). Crédito: Bengt Backlund / Rudolf Gustavsson


Las piezas de juego de hueso de ballena aparecen al mismo tiempo que la producción de grasa y la construcción de grandes cobertizos para embarcaciones, las cuales se multiplicaron en el norte de Noruega. Las piezas de juego probablemente se hicieron en esta región, desde donde fueron transportadas al sur y finalmente utilizadas como regalos funerarios en Suecia.

Los orígenes de la caza de ballenas a gran escala en el norte de Europa han estado envueltos en el misterio largo tiempo. Las fuentes escritas se refieren a la caza de ballenas a gran escala durante los períodos correspondientes a la Era Vikinga en Escandinavia. Las sagas del siglo IX sobre el comerciante noruego Ohthere u Ottar (invitado e informante en la corte del rey Alfredo el Grande) mencionan su extensa búsqueda de grandes ballenas, pero estas historias han sido durante mucho tiempo controvertidas como fuentes fiables.

Históricamente, la 'Eubalaena glacialis' migra anualmente de las Azores a la Noruega Ártica. La parte norte de Noruega con las provincias de Nordland, Troms y Finnmark muestra la presencia de cobertizos de embarcaciones de la Edad del Hierro tardía y áreas con fosas forradas con losas. Hålogaland (el lugar de origen de Ohthere) incluía grandes partes del norte de Noruega. Las áreas sombreadas en Suecia son donde se han encontrado piezas de juego de huesos de ballena.

Las piezas de juego no solo indican una temprana caza de ballenas. Para los arqueólogos son un componente importante en la investigación sobre la existencia temprana de extensas redes comerciales. Éstas funcionaron bien varios siglos antes de la formación de las ciudades por parte de los vikingos. El nuevo estudio, junto con varios otros estudios arqueológicos llevados a cabo en los últimos años, muestra una explotación cada vez más sustancial de los recursos marinos, así como de los recursos del interior del norte de Escandinavia.

En un estudio complementario en profundidad, los resultados también se utilizarán para estudiar la influencia humana en los ecosistemas marinos en relación con las tendencias de la población de ballenas, ahora que ya que se sabe que el inicio de la caza de cetáceos a gran escala tuvo lugar mucho más atrás en el tiempo de lo que previamente se conocía.

Fuente: Universidad de Uppsala | 13 de julio de 2018

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