Investigadores de la Universidad de Barcelona encuentran restos de una mandíbula y un húmero de neandertal en la cueva del Gigante de Sitges

Los fósiles tienen 55.000 años de antigüedad y corresponden a un niño.

Fuente: Universidad e Barcelona (editado y ampliado en combinación con rpp.com.pe) | 17 de abril de 2015

Un equipo científico interdisciplinario coordinado por investigadores de la Universidad de Barcelona ha descubierto restos de una mandíbula y un húmero de un niño de neandertal (Homo neanderthalensis) en la cueva del Gigante de Sitges (Barcelona). El análisis de los fósiles, divulgado en un artículo  publicado en la revista Journal of Human Evolution, confirma que son los primeros restos de neandertal encontrados en Cataluña en una excavación actual. Estos restos corresponden a un individuo que vivió hace 55.000 años.

Los fósiles se han presentado hoy en rueda de prensa en el Aula Magna del Edificio Histórico de la UB. En el acto han participado los arqueólogos Joan Daura, Montserrat Sanz y Josep Maria Fullola, del Departamento de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología de la Universidad de Barcelona (UB) y del Seminario de Investigaciones Prehistóricas (SERP). En la investigación también han participado João Zilhão, de la UB, Juan Luis Arsuaga, de la Universidad Complutense de Madrid, e investigadores de las universidades de Lisboa (Portugal), Burgos (España), Binghamton (EE. UU.) y Bristol (Gran Bretaña), así como del Museo de Historia Natural de Nueva York (EE. UU.).

Foto: Joan Daura y Monserrat Sanz sostienen los fósiles hallado en compañía de otros miembros del equipo.

Estos fósiles son la evidencia más clara de esta especie en Cataluña. Hasta ahora, todos los restos de neandertal descubiertos en el territorio catalán habían sido resultado de hallazgos casuales o de excavaciones antiguas. En este caso, se han encontrado en un área de la cueva del Gigante muy bien fechada, de la que se conocen los niveles, lo que ha permitido enmarcar cronológicamente los restos.

Además, también se han encontrado sedimentos que contenían herramientas de sílex de la misma época en que vivieron los neandertales y restos de fauna, información que ha completado la datación. «Estos restos proporcionan una de las pocas asociaciones entre restos óseos, líticos musterienses y fauna del mismo periodo en esta zona de la península ibérica», explica Joan Daura, investigador Juan de la Cierva en la UB.

Restos de un mismo individuo

La mandíbula corresponde a un individuo que, cuando murió, tenía entre cuatro años y medio y cinco, mientras que el húmero correspondería a un individuo de entre cinco y siete años. La proximidad de los restos en el yacimiento y la coincidencia en las edades hacen pensar a los investigadores que los huesos podrían pertenecer a un mismo individuo de esta especie que pobló Europa y el oeste de Asia hace entre 100.000 y 40.000 años. Sin embargo, no se puede descartar que los dos huesos sean de dos individuos diferentes.

Los investigadores usaron técnicas de microescáner de alta resolución para evaluar las características morfológicas de los fósiles, y los compararon con otras muestras de neandertales y de seres humanos de distintas épocas y edades. Los resultados han permitido documentar atributos específicos de la especie neandertal esenciales para clasificarlos, como la robustez del esqueleto, el desarrollo dental más rápido o la localización del agujero mentoniano.

El agujero mentoniano es uno de los dos orificios situados en la superficie anterior de la mandíbula que permiten el paso de los nervios y de los vasos sanguíneos. En los neandertales está situado en la parte posterior de la línea de los dientes, tal como se ha constatado en el nuevo fósil y en la mandíbula de adolescente encontrada en esta misma cueva en 2005 (izquierda), y también documentada como neandertal por el mismo grupo de científicos.

«Las muestras proporcionan información nueva sobre cómo era el crecimiento en los neandertales», destaca Montserrat Sanz. Este mismo estado de crecimiento y reemplazo de los dientes en una mandíbula de Homo sapiens se atribuiría a un individuo entre 5,5 y 6,8 años de edad.

Sanz comentó que la tomografía computerizada hecha a la mandíbula les permitió "hacer una reconstrucción en 3D y descubrir que, además de los dos dientes visibles, hay otros tres en el interior de la mandíbula, uno de los cuales empujaría a un diente de leche para reemplazarlo, una circunstancia que nos permite determinar que el individuo tenía unos 5 años cuando murió".

Los investigadores no pudieron determinar si los restos humanos fueron llevados por los carnívoros -principalmente hienas-, aunque "no hay marcas claras de que fueran mordidos", apunta Sanz; o bien "fueron depositados o enterrados intencionadamente y después los carnívoros removieron los restos".

El húmero presenta una fractura en seco, es decir cuando el niño ya llevaba un tiempo muerto.

Sanz y Daura informaron de que "todavía quedan por excavar unos 6 metros cuadrados con un grosor de unos 75 centímetros en este nivel de la cueva, que es el más antiguo".

Ocupada por animales carnívoros y neandertales, la cueva del Gegant está situada actualmente a nivel de línea de costa -el acceso obliga a los paleontólogos a dejarse caer con cuerdas por un acantilado y hacer de espeleólogos- y ya han encontrado cinco restos de esta especie, que corresponderían a cuatro individuos distintos: una mandíbula de un joven de 15 años, un diente de un niño de 8-10 años, un diente de un subadulto y el húmero y la mandíbula presentada hoy.


Seis fósiles de neandertal en Cataluña

Los nuevos fósiles de la cueva del Gigante son de los escasos restos de neandertal que se conocen en Cataluña, y que hasta ahora se reducían a cuatro: la mandíbula de Banyoles y el diente de la cueva de Mollet, en Serinyà, ambas en el Pla de l’Estany (Girona), y la mandíbula y el diente encontrados en la cueva del Gigante, procedentes de excavaciones antiguas e identificadas posteriormente por los mismos investigadores de la UB.

La cueva del Gigante se convierte, así, en el lugar que más restos humanos neandertales ha aportado hasta ahora. «Sin embargo, la presencia humana parece probable durante plazos cortos y esporádicos, como lo demuestra el pequeño número de herramientas de piedra y el bajo nivel de impacto humano sobre los restos de fauna. En contraste con la evidencia limitada de la actividad humana, la presencia de restos de hienas sugiere que la cueva funcionaba principalmente como una madriguera de estos mamíferos», concluye Joan Daura.
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Comentario por María Jesús el abril 27, 2015 a las 3:48pm

Fuente: El País.com

Un neandertal en la universidad

Presentados en la UB los restos de un niño de la especie hallados en la cueva del Gigante de Sitges

Trozos del húmero y la mandíbula de un niño neandertal. / CONSUELO BAUTISTA

Son dos trozos de hueso pequeños y oscuros pero constituyen un tesoro de información y cuentan una historia fascinante. Investigadores de la Universidad de Barcelona (UB) han presentado esta mañana en el Aula Magna del mismo centro, en un ambiente digno del profesor Challenger de El mundo perdido, los fósiles de 55.000 años de antigüedad hallados en la cueva del Gigante de Sitges (Garraf), un yacimiento extremo al borde del mar al que hay que acceder –valientemente- con técnicas espeleológicas. Son sendos trozos de mandíbula -el lado derecho de esta, con dientes, uno de leche-, y de húmero –el izquierdo, la parte inferior- pertenecientes a un niño de neandertal (Homo neanderthaliensis) de entre cinco y siete años de edad. La cueva, que entonces se encontraba varios kilómetros tierra adentro, fue alternativamente refugio de neandertales y cubil de hienas.

Los restos, publicados por el equipo en un artículo de la revista Journal of Human Evolution, han sido puestos bajo los ojos de las cámaras sobre una mesa y sostenidos como verdaderas reliquias en las manos enguantadas de los científicos. Se trata de unos de los escasísimos fósiles de neandertal hallados jamás en Cataluña y los primeros que han sido desenterrados en el contexto de una excavación científica moderna, por tanto con todas las garantías y perfectamente enmarcados en la cronología. Son asimismo, según remarcaron los descubridores, los restos más antiguos de un individuo de corta edad encontrados en territorio catalán, lo que hace del pequeño neandertal y he ahí un título “el niño más antiguo de Cataluña”, 50.000 años más viejo que el siguiente que sería el infante de algún enterramiento neolítico de hace unos 5.500 años.

Los investigadores no descartan que los huesos pertenezcan en realidad a dos individuos aunque la proximidad en que han aparecido y la coincidencia de edad anatómica (entre cuatro años y medio y cinco años la mandíbula y entre cinco y siete el húmero) apunta a que son del mismo niño. Los estudiosos califican los fósiles de “la evidencia más clara de esta especie en Cataluña” y recuerdan que hasta ahora todos los restos de neandertal hallados en el territorio catalán habían sido resultado de hallazgos aislados, casuales o de excavaciones antiguas, aparte de que del resto más popular, la mandíbula de Banyoles, de 45.000 o 50.000 años, se discute si verdaderamente corresponde a la especie o a un humano más moderno.

En la presentación de los restos del niño, el veterano prehistoriador Josep Maria Fullola ha subrayado la importancia del hallazgo, por tratarse de un neandertal y un individuo infantil (niño y no niña, pues hay elementos que definen su sexo). Ha señalado que en Cataluña “había un vacío” con escasísimos fósiles de la especie –pese a que se conocen numerosas ocupaciones- y en puridad ninguno hallado con los requerimientos que exige la ciencia moderna. Ha recordado el caso de la mandíbula de Banyoles hallada por obreros de una cantera en 1887 y llevada al farmacéutico local, y otros, como el diente de Mollet, que no procedían de excavaciones metódicas. Los restos del niño en cambio “permiten leer toda la página”.

Los directores del equipo que realizó el hallazgo, los arqueólogos Joan Daura y Montserrat Sanz, han explicado en profundidad los fósiles. Sanz, una joven de aire prerrafaelita pero voz muy firme, ha mostrado reconstrucciones en 3D de los fósiles realizadas a partir de tomografías computadas y señalado que aparte del molar definitivo y el diente de leche de la mandíbula por debajo hay tres dientes más, dos premolares y un canino. El agujero mentoniano en la mandíbula, por el que pasan los vasos que la irrigan, es la demostración de que se trata de un neandertal, pues está en la posición retrasada característica de la especie con respecto a nosotros, los humanos anatómicamente modernos. La tomografía del húmero muestra claramente también el grosor de la pared del hueso, muy superior al de los humanos modernos y propio de la robustez de los neandertales.

Reconstrucción de un niño neandertal. / E. Daynès

A los nuevos restos se los denomina Gigante 4 y 5, por el nombre de la cueva y por ser los que se han hallado después de una mandíbula de 52.000 años que se encontró en los años 50 pero no fue identificada hasta recientemente, y dos dientes. En total proceden de la cueva cinco fósiles de cuatro individuos, lo que la convierte en el yacimiento con más restos de neandertales de Cataluña, y los únicos clara e incontrovertiblemente identificados, según ha recalcado Fullola.

Los huesos del niño, ha explicado Sanz, aparecieron al fondo de la cueva y mezclados con restos de actividad de las hienas (excrementos fosilizados y huesos de animales roídos). Pero también asociados a actividad doméstica humana: evidencias de hogueras, huesos animales descarnados y herramientas de sílex. “Pensábamos que las ocupaciones humanas se realizaban en la entrada y que los carnívoros preferían los interiores, porque la zona profunda, estrecha y oscura, parece menos habitable. Pero los neandertales ocuparon aquí también las partes internas, aunque fuera esporádicamente”. Las dos hipótesis son que o los restos del niño fueron llevados al interior de la cueva por carnívoros, como presa o carroña, aunque los huesos no muestran evidencias de haber sido mordidos, o fueron depositados, “enterrados” intencionadamente –los neandertales no practicaban generalizadamente el entierro- y los carnívoros los removieron. Nuevas excavaciones tendrían que arrojar luz sobre ello.

Joan Daura ha explicado que la cueva no tiene niveles más antiguos, pero quedan por excavar seis metros cuadrados del nivel en que aparecieron los restos. El niño de la cueva sería un neandertal avanzado pero previo al contacto y coexistencia con los humanos modernos (lo que se suele llamar los cromañones, nosotros, vamos). Al individuo no se le ha puesto nombre, más allá de la indicación práctica de la procedencia y el número. Fullola sugirió medio en broma que podría denominársele Bartomeu, por el santo patrono de Sitges. Pero Daura y Sanz no son partidarios de la moda de bautizar restos paleontológicos, aparte de que al niño neandertal “le parecería raro que le pusieran el nombre de un santo”.

Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el abril 27, 2015 a las 4:24pm

Gracias, María Jesús, por abundar en la noticia.

Un saludo.

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