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Jamie Hodgkins, investigadora principal, y su equipo en el lugar donde se descubrió el enterramiento en Italia. / Jamie Hodkins, PhD, CU Denver.
Hace 10.000 años, justo después de terminar la última Edad de Hielo, un grupo de cazadores-recolectores enterró a una niña bebé en una cueva italiana. La sepultaron con una rica selección de sus cuentas y colgantes más preciados, además de una garra de búho real. "Eran señales del dolor que sentía el grupo por la pérdida de la niña", dicen los investigadores.
“El tratamiento funerario aparentemente ‘igualitario’ de esta pequeña, a quien el equipo apodó 'Neve', muestra que hace ya 10.000 años en Europa Occidental incluso las mujeres más jóvenes eran reconocidas como personas plenas en su sociedad”, explican los arqueólogos de la Universidad de Colorado en un estudio publicado en la revista Scientific Reports.
La niña fue encontrada en Arma Veirana, una cueva en los pre-Alpes de Liguria, en el noroeste de Italia. El sitio era bastante conocido por los aldeanos locales. Y también por los saqueadores, cuyo ‘trabajo’ expuso varias herramientas del Pleistoceno tardío que atrajo a los investigadores a la zona.
Un aspecto del trabajo de excavación realizado en la cueva de Arma Veirana, Italia.
Las excavaciones profesionales comenzaron en 2015, y los especialistas se pasaron las dos primeras temporadas cerca de la boca de la cueva exponiendo capas estratigráficas que contenían herramientas de más de 50.000 años de antigüedad, típicamente asociadas con los neandertales en Europa.
También se encontraron restos de comidas antiguas, como huesos de jabalíes y alces marcados con cortes y trozos de grasa carbonizada. Además, aparecieron herramientas de piedra mucho más recientes y que probablemente se habían estado erosionando en lo más profundo de la cueva.
En 2017, los arqueólogos se adentraron más en Arma Veirana y comenzaron a desenterrar conchas perforadas. Pocos días después de encontrar la primera cuenta, uno de los excavadores descubrió una pequeña pieza de la bóveda craneal del bebé.
Adornos asociados con el enterramiento. Ejemplos de cuentas de concha de 'Columbella rustica' (a – l) y colgantes perforados hechos de 'Glycmeris sp'. (m – p).
“Estaba excavando en un lugar adyacente y recuerdo que miré y pensé 'ese es un hueso extraño'”, dice Claudine Gravel-Miguel, investigadora de la Universidad Estatal de Arizona. “Rápidamente quedó claro que no solo estábamos mirando un cráneo humano, sino que también que era de un individuo muy joven. Fue un día muy emotivo", añade.
Claudine Gravel-Miguel con el antropólogo Vitale Stefano Sparacello en unas excavaciones en el yacimiento de Arene Candide, Italia, en 2011.
Mediante el empleo de herramientas dentales y un pequeño pincel, los investigadores pasaron esa semana y la siguiente temporada de campo (en 2018) exponiendo cuidadosamente todo el esqueleto, el cual estaba adornado con líneas articuladas de cuentas de concha perforadas. La datación por radiocarbono determinó que el bebé vivió hace 10.000 años, y el análisis de ADN reveló que era una niña perteneciente a un linaje de mujeres europeas conocido como el haplogrupo U5b2b.
"Hay un registro decente de entierros humanos antes de hace unos 14.000 años. Pero el último período del Paleolítico superior y la primera parte del Mesolítico, el último período en Europa en el que la caza y la recolección eran la principal forma de ganarse la vida, son poco conocidos en lo que respecta a las prácticas funerarias. Los entierros de bebés, además, son especialmente raros, por lo que Neve agrega información importante para ayudar a llenar este vacío”, indica en un comunicado la antropóloga Jaime Hodgkins (izquierda), de la Universidad de Colorado.
El análisis del tejido y la estructura de los dientes del bebé mostró que murió entre 40 y 50 días después de su nacimiento y que experimentó un estrés de desarrollo que detuvo brevemente el crecimiento de sus dientes poco antes de nacer. Los estudios de carbono y nitrógeno de los dientes revelaron que la madre del bebé se había estado alimentando durante la gestación con una dieta vegetal.
Disposición del entierro. (A) Imagen fotogramétrica 3D progresiva de cada pieza antes de su extracción, reconstruyendo los huesos y artefactos como estaban in situ. (B) Trazado con recuadro que demuestra la posición probable del cuerpo. Un modelo 3D interactivo de la cueva está disponible en línea: https://bit.ly/3jCq4zC.
Las prácticas mortuorias ofrecen una ventana a las cosmovisiones y la estructura social de las sociedades pasadas. El tratamiento funerario infantil proporciona información importante sobre quién era considerado una persona y quién tenía los atributos de un yo individual, la capacidad moral y la elegibilidad para ser miembro de un grupo.
En este sentido, los expertos se sorprendieron del cuidado con el que se elaboró cada pieza de los adornos que acompañaban a la niña. Muchos de ellos exhibían cierto desgaste, lo que probaría que fueron transmitidos al bebé por los miembros del grupo. “El tratamiento funerario de Neve sugiere que el reconocimiento de los neonatos como personas completas tiene orígenes muy profundos”, indican.
Al comparar este descubrimiento con un entierro similar de dos bebés que datan de hace 11.500 años en Upward Sun River, Alaska, los arqueólogos consideran que pudo haber una cultura ancestral común que fue compartida por los pueblos que emigraron a Europa y los que emigraron a América del Norte, o que pudo surgir en forma paralela en poblaciones de todo el planeta.
Fuentes: lavanguardia.com | agenciasinc.es | news.ucdenver.edu. | 14 de diciembre de 2021
Ornamentos de un entierro infantil del Mesolítico Temprano en Arma Veirana. Crédito: Universidad de Montreal.
‘Neve’, la bebé más antigua de Europa que revela cómo eran los embarazos y cuidados hacia los bebés hace 10.000 años
El hallazgo de Neve, la bebé más antigua encontrada en Europa, revela cómo las mujeres llevaban los embarazos prehistóricos cuando se inició la agricultura.
El cuerpo de Neve se enterró con una tela adornada con conchitas. Al morir, su madre la llevaba cerca de su seno, en un cabestrillo especial para cargar bebés recién nacidos. A partir de ello, un equipo de científicos ha descubierto que, hace 10.000 años, los Homo sapiens ya tenían cuidados especiales para las mujeres que estaban en periodo de gestación. Así se llevaban los embarazos prehistóricos.
Los entierros infantiles muy antiguos son extremadamente raros, detallan los autores del estudio. A partir del análisis de los dientes, los investigadores han podido determinar que es la bebé más antigua de Europa. El caso de Neve es excepcional, porque, además, se ha conservado la tela con la que la bebé fue envuelta. Esto fue lo que encontraron.
Alrededor del comienzo de la agricultura, los Homo sapiens empezaron a tener consideraciones especiales las mujeres embarazadas. En el caso de Neve, por ejemplo, se sabe que los miembros de la comunidad la cargaron con un cabestrillo durante su corta vida. Y lo que es más: la enterraron de manera ritual, con varias cuentas alrededor de la tumba.
El cuidado y detalle con los que fue enterrada sugieren que Neve fue muy querida por sus familiares y seres cercanos, explican los científicos. Aunque no se conserva la envoltura original, las perforaciones que se hicieron en las conchas indican que alguien las ensartó para coserlas a un entramado más complejo, un posible cabestrillo, lo que requirió horas de trabajo, según un estudio anterior de 2017 sobre dichas cuentas.
La posibilidad de que las cuentas formaran parte de un cabestrillo o portabebés, viene sugerido por el hecho de que las piernas del infante estaban plegadas sobre el abdomen, ocultando muchas de las conchas, por lo que parece que estos adornos no tenían la intención de tener una función funeraria que se hubieran esparcidos sobre la tumba. Además, algunas de las cuentas de concha estaban incluso curvadas alrededor del hueso del brazo del bebé, posiblemente trazando el contorno de la tela que lo envolvía y que, finalmente desapareció con el tiempo.
Posición de los restos humanos y ajuar funerario asociado. Las líneas punteadas muestran artefactos encontrados significativamente más altos o más bajos que los restos humanos o que estaban ubicados debajo de las piezas dibujadas.
Los investigadores piensan que la cobertura de Neve podría proceder de tela especial para bebés, o de la ropa interior de alguno de los miembros de la comunidad. De acuerdo con la antropóloga Claudine Gravel-Miguel, de la Universidad Estatal de Arizona, el cabestrillo con el que se arropó a Neve se usó desde mucho antes de que ella naciera:
«Los resultados del estudio sugieren que los miembros de la comunidad del bebé usaron las cuentas durante un periodo considerable antes de coserlas a un cabestrillo, posiblemente para mantener al bebé cerca de los padres mientras permitían su movilidad, tal como se ve en algunos modernos grupos de recolectores», escribe Gravel-Miguel (izquierda), junto con otros autores, en Journal of Archaeological Method and Theory.
Generalmente, este tipo de adornos se asocian al género, estatus e identidad del bebé. Sin embargo, según documenta Science Alert, los autores no descartan que «pudiera ser también una forma de protección espiritual». Por ello, los investigadores suponen que ésta es una de las primeras evidencias de cuidado infantil que se tiene en el perido prehistórico.
Otros sitios de entierro en la península italiana rara vez incluyen más de 40 conchas perforadas por pieza y, sin embargo, Neve estaba enterrada con más de 70, junto con cuatro colgantes bivalvos perforados, aparentemente exclusivos de este sitio. La abundancia de conchas marinas enterradas con Neve ha permitido a los investigadores identificar patrones potenciales en el uso de adornos en relación con la postura del niño.
Otros estudios recientes sobre enterramientos de bebés prehistóricos también han encontrado adornos que parecen estar unidos a objetos fijos, tal como mantas o cabestrillos, y, por lo general, son demasiado grandes para que hayan sido usados por los propios niños, sospechan los investigadores.
«El bebé probablemente fue enterrado en este cabestrillo para evitar reutilizar las cuentas que no habían protegido al bebé, o simplemente para crear una conexión duradera entre el mismo y su comunidad», mantienen los autores.
De hecho, en otras poblaciones modernas de recolectores, todavía se cosen decoraciones similares en portabebés hasta el día de hoy. «No en vano, en esas sociedades, los infantes y los niños siempre van bien adornados. Entre las cuentas que se usan para adornar y proteger sus cuerpos, la mayoría son artículos de 'segunda mano', es decir, cuentas que han sido donadas por los padres, abuelos y familiares como un acto de cuidado hacia los niños», escriben los autores del nuevo estudio.
Fuentes: ngenespanol.com | sciencealert.com | 3 de octubre de 2022
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