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Foto: Eudald Carbonell, codirector de Atapuerca (zquierda), Rosa Huguet, coordinadora del yacimiento de la Sima del Elefante (2i) Juan Luis Arsuaga, codirector de los yacimientos (3i), el consejero de Cultura, Turismo y Deporte, Gonzalo Santonja (2d), y Jose María Bermúdez de Castro, codirector de Atapuerca (derecha), muestran el nuevo fósil hallado de hace un 1,4 millones de años.
Una cara parcial de un ser humano, con una antigüedad de unos 1,4 millones de años, es el hallazgo "trascendental" encontrado por el Equipo de Investigación de Atapuerca (EIA) en el yacimiento Sima del Elefante, en cuanto que es el más antiguo de Europa y vuelve a abrir las puertas para descifrar el enigma de la aparición de la cara moderna.
Se trata de parte del pómulo y la mandíbula superior de un humano que vivió en la sierra burgalesa en un tiempo en el que se pensaba que no había homínidos en el continente europeo y que fue presentado en la Trinchera del Ferrocarril de Atapuerca por parte del consejero de Cultura, Turismo y Deporte, Gonzalo Santonja; de los tres codirectores del proyecto Atapuerca, Juan Luis Arsuaga, Eudald Carbonell y José María Bermúdez de Castro; así como por la coordinadora del yacimiento Sima del Elefante, la doctora Rosa Huguet, quien lleva trabajando en la sierra de Atapuerca más de 25 años.
Este nuevo fósil humano fue hallado el pasado 30 de junio por el investigador Edgar Téllez en el cuadro K29 del nivel TE7. Según relató Rosa Huguet, "el investigador encontró diferentes restos óseos envueltos en arcillas propias del nivel TE7: primero, un fragmento, y después un segundo fragmento, y vimos que se acercaban a un primate", relató. Tras limpiarlos y ser analizados por varios especialistas del EIA se pudo confirmar que dichos restos correspondían a un maxilar humano. "Vimos que estábamos ante un homínido", exclamó. Asimismo, Rosa Huguet aventuró que "hay posibilidad de seguir encontrando más fragmentos, dado que la capa en la que se han encontrado, y que se está todavía excavando, queda aún sedimento".
Un primer plano del fósil hallado en la Sima del Elefante (Atapuerca). Ricardo Ordóñez / ICAL
"Este descubrimiento contribuye a explicar la continuidad de la evolución humana", según subrayó Carbonell. En este sentido, recordó que desde hace un par de décadas los miembros de la comunidad científica, a raíz de los hallazgos en el nivel TD6 del yacimiento de Gran Dolina, debaten sobre "el modelo evolutivo más coherente para explicar el origen de la cara moderna. Corría la hipótesis de que en el continente europeo prácticamente no había nadie, que estaba casi despoblado, y, cuando se encontró los restos del 'Homo antecessor' se demostró que Europa estaba petada", subraya Eudald Carbonell, al tiempo que aplaudió que fuera el Equipo de Investigación de Atapuerca quien lo dijo.
Sin embargo, señaló que "cuando se descubrió en Atapuerca el 'Homo antecessor'", no se daba por seguro en la comunidad científica que Europa estuviera poblada, pero el descubrimiento que hoy se presenta contribuye a afirmar que hace 1,4 millones de años Europa estaba petada". Algo en lo que coincidió en afirmar Bermúdez de Castro, quien dijo: "En el Pleistoceno inferior Europa estaba poblada".
"Este hallazgo de la cara parcial de un ser humano se encuadra en la segunda década prodigiosa de Atapuerca, con el objetivo de conocer cómo se ha producido la evolución humana en los últimos 1,4 millones de años", afirma Carbonell.
Por su parte, José María Bermúdez de Castro subrayó que "se trata de un ejemplar de una de las poblaciones más antiguas que colonizaron el continente europeo", y reconoció que, por el momento, se desconoce a qué especie pertenece, al tiempo que apeló a que "habrá que esperar como mínimo un año", de lo que se encargará el Departamento de Dataciones del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (Cenieh).
El fósil humano de la Sima del Elefante se ha encontrado aproximadamente a dos metros por debajo de la mandíbula obtenida en 2007 en el nivel TE9, y que fue asignada a Homo sp. -especie indeterminada por falta de datos concluyentes-, según relató el paleoantropólogo Bermúdez de Castro. Así, consideró que "es muy probable que el nuevo fósil hallado esté relacionado con la mandíbula de 'Homo sp' y que pertenezca a una de las primeras poblaciones que colonizaron Europa. Si es así, podremos determinar finalmente la identidad de la especie humana de la Sima del Elefante", dijo.
Además, añadió que se podrá realizar una comparación detallada entre la nueva cara hallada en la Sima del Elefante con la del Homo antecessor y profundizar en el origen de la especie nombrada hace 25 años por el Equipo de Investigación de Atapuerca.
En este sentido, explicó que Homo antecessor, cuya antigüedad se ha cifrado en 860.000 años, presenta la cara moderna más antigua registrada hasta la fecha en la historia de la humanidad. Pero, a la pregunta de "¿cuándo surgió un semblante como el nuestro?", respondió: "Gracias al nuevo hallazgo tendremos una oportunidad única para avanzar en la respuesta a esta cuestión".
Edgar Téllez, miembro del Equipo de Investigación de Atapuerca, y descubridor del nuevo fósil, excavando en el cuadro K29 donde apareció el hallazgo en la Sima del Elefante. Foto: Susana Santamaria / Fundación Atapuerca.
Arsuaga resaltó que "se trata del fósil más antiguo encontrado en Atapuerca, pero lo que más importa es que contiene mucha información por su morfología", y se atrevió a adelantar que "va a obligar a reescribir el libro de la evolución humana y muchas de las ideas de la evolución del ser humano. Tiene tanta información que va a cambiar muchas cosas", aseguró.
También subrayó que "es un hallazgo difícil de encontrar, el cual requiere un alto grado de experiencia y especialistas muy preparados. Son niveles en los que aparecen fragmentados los restos y se requiere un trabajo de campo laborioso y admirable".
Asimismo, Arsuaga sostuvo que "este descubrimiento nos va a permitir un trabajo muy necesario para deconstruir la especie de 'Homo erectus', ya que es una especie de 'cajón de sastre' en el que hay mucha variedad y diversidad", dijo. "El 'Homo erectus' se va comiendo todo el registro fósil y lo que queda fuera es neandertal, 'Homo sapiens' y 'Homo antecessor'", apuntó.
Foto de familia del equipo de excavación de Atapuerca. // Ricardo Ordóñez / ICAL
En 2008 se descubrió una mandíbula y una falange de mano de 1,2 millones de años. Y en la campaña de 2009 se localizó en el mismo nivel TE9 un pequeño fragmento de húmero de un adulto, el cual podría corresponder también al individuo que pertenecía la mandíbula hallada en 2008.
En este contexto, Bermúdez de Castro confió en que puedan "aparecer más dientes", y apuntó la posibilidad de que al fósil hallado en 2007 "se le puedan analizar las proteínas, lo que dará bastante información de la situación filogenética de la especie humana". "EL ADN no se va a poder encontrar, pero proteínas, a lo mejor, sí", concluyó.
Presentación del descubrimiento de la cara del primer europeo, en el yacimiento de Atapuerca, hoy.SAMUEL SÁNCHEZ.
De nuevo, la prehistoria hace historia, y España se encumbra en el pódium de la ciencia internacional con el hallazgo de la cara humana más antigua jamás conocida en el registro fósil de toda Europa. Si hace 30 años, un aficionado a la Paleontología hubiera introducido los términos “humano”, “millón de años” y “Europa” en el buscador, se hubiera encontrado con un lacónico “la página no existe” porque simplemente no había nada que enseñar. Poco después aparecerían en la Gran Dolina de Atapuerca los fósiles asignados a una nueva especie, Homo antecessor, con 860.000 años, con la que el buscador comenzaba a consolarnos con un mensaje más amable anunciando una “página en construcción”.
Algo más de 15 años después, en 2007, el yacimiento de la Sima del Elefante proporcionaba una mandíbula humana de nada más y nada menos que 1,2 millones de años de edad, con lo que ya teníamos una página a todo color e incluso una entrada en la Wikipedia sobre el cuándo de los primeros humanos europeos. Pero Atapuerca no tiene fin. Hoy, la Sierra mejora sus tiempos y como en un maratón pleistocénico vuelve a batir su propio récord presentando al mundo los huesos de la cara de un individuo que habitó nuestro continente hace aproximadamente 1,4 millones de años. Homo antecessor era, en su tiempo, la evidencia más antigua de una cara “moderna”, plana, más parecida a la nuestra que el rostro simiesco de nuestros ancestros. Gracias al nuevo hallazgo, podremos conocer ahora en qué momento surgió aquel homínido en quien, al mirarnos a la cara, nos reconoceríamos a nosotros mismos.
Pero hay algo más. En el contexto de la abundancia y excelencia de otros yacimientos de Atapuerca, como la Gran Dolina donde se encontró Homo antecessor, o la exuberancia de la Sima de los Huesos ─donde hasta una treintena de individuos preneandertales se acumularon en lo que puede ser la evidencia más antigua de práctica funeraria─ seguir excavando durante una veintena de años un yacimiento en el que “apenas salían más que aves y tortugas” es el mejor exponente de la perseverancia y conocimiento del equipo en el que he tenido la suerte de crecer y formarme.
Hay un factor indudable de suerte en el hallazgo de fósiles, pero esta diosa fortuna se encuentra a un equipo que lleva más de cuarenta años afaenado y empeñado en no dejar nada al azar. En Atapuerca no se excava esperando a ver si sale algo, sino esperando cuándo o cómo sale lo que esperamos que tiene que estar ahí. Cuatro generaciones de investigadores formados en su seno ─geólogos, arqueólogos, paleontólogos, geocronólogos─ hemos aprendido a leer las señales que la Sierra nos da sobre dónde y qué hay que buscar, a descifrar las voces atávicas que, como en el Pedro Páramo de Juan Rulfo estaban “cerradas en los huecos de las paredes o debajo de las piedras”, “voces tan claras que las reconoces, como si se filtraran entre las grietas y las descarapeladuras” de su caliza cretácica ancestral. Hay un algo de realismo mágico en la abundancia, casi obscena, de la Sierra de Atapuerca, pero es una magia sembrada sobre el abono pragmático de la apuesta sostenida y sistemática por la ciencia, y el premio a una carrera de fondo, vocacional, que hoy recoge sus frutos de oro y hueso.
Fuente :elpais.com | 8 de julio de 2022
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