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This is the film version of Rosemary Sutcliff's novel, "The Eagle of the Ninth'.
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Le mystère de la 9ème légion romaine est-il enfin résolu ?
Alors que les studios hollywoodiens viennent de sortir The Eagle, un nouveau péplum (sortie en France prévue le 20 avril 2011), une équipe de chercheurs prétend avoir résolu l'énigme qui plane depuis des siècles sur la disparition de la 9ème légion romaine aux alentours de 108 apr. J.C. Selon les historiens, le roman de Rosemary Sutcliff, The Eagle of the Ninth (L'Aigle de la 9ème légion), qui a inspiré le film de Kevin Macdonald, serait basé sur des hypothèses historiques solides.
Les soldats de la Neuvième légion auraient disparus de la surface de la terre après avoir maté la rébellion de la reine Boudicca (30 apr. J.-C. - 61 apr. J.-C) contre l'envahisseur romain, et battu les Pictes ou les Calédoniens, en 83, à la bataille du mont Graupius dans l'actuelle Écosse. Dès lors, il n'est plus jamais fait mention de cette armée d'infanterie lourde. La thèse qui dominait jusqu'à aujourd'hui était celle de la dissolution de la légion et de la dispersion des milliers d'hommes qui la composait au sein d'autres unités. La Legio IX Hispana aurait également pu être redéployée sur le front oriental de l'empire.
En 1954, alors que le mythe perdurait, l'écrivain britannique, Rosemary Sutcliff, publiait un roman d'aventure pour enfants qui mettait en scène une 9ème Légion héroïque massacrée par les Pictes. Un groupe de spécialiste accrédite maintenant cette version. Selon eux, la honteuse défaite des Romains face aux Barbares aurait été effacée par une conspiration du silence. De nouveaux indices ont d'ailleurs été mis en lumière par Phil Hirst, dans un documentaire intitulé Rome’s Lost Legion et qui sera diffusé sur History Channel le 18 mars prochain. Selon lui, la bataille du mont Graupius n'aurait pas mit fin à la menace qui pesait sur l'empire romain. La découverte d'une pierre tombale appartenant à un centurion stationné au Fort de Vindolanda, dans la province de Northumbrie, montre que les Barbares menaçait encore les territoires du nord, vingt ans plus tard.
L'historien Neil Faulkner confirme que les insurgés pouvait appartenir à une confédération de tribus, faisant face à l'armée romain dans le nord de la province de Britannia. La disparition de la Legio IX Hispana donne du poids à cette théorie. Par ailleurs, on sait que des renforts ont été envoyés au nord pour faire face à une bataille majeure, au début du règne de l'empereur Hadrien (76-138), soit vers 117 après J.C. Par ailleurs celui ordonna la construction du fameux mur qui porte son nom pour protéger le sud de l'île des attaques des tribus calédoniennes de l'actuelle Écosse. Pour Phil Hirst, le mur d'Hadrien est la preuve que l'empereur avait réalisé que la conquête totale de la Britannia était illusoire.
La misteriosa pérdida de la Novena Legión romana
Vía: BBC News | 16 de marzo de 2011 (Traducción: G.C.C.)
Por Dr. Miles Russell, catedrático de Prehistoria y Arqueología romana en la Universidad de Bournemouth
La desaparición de la Novena Legión de Roma siempre ha desconcertado a los historiadores, pero una emboscada brutal podría haber sido el caso por el cual se forjó la frontera de Inglaterra-Escocia, aduce el arqueólogo Dr. Miles Russell, de la Universidad de Bournemouth.
Una de las leyendas más duraderas de la Bretaña romana se refiere a la desaparición de la Novena Legión.
La teoría de que 5.000 de los mejores soldados de Roma se perdieron en la niebla de Caledonia, mientras marchaban hacia el norte para sofocar una rebelión, es la base de una nueva película, "El Águila", pero ¿cuánto de esto es cierto?
Es fácil entender el atractivo de las historias que rodean a la pérdida de la Novena Legión romana: una banda marginal de guerreros británicos infligiendo una humillante derrota a un excelente adiestrado ejército profesional fuertemente blindado.
Es el último triunfo de los desvalidos: un relato inverosímil de una victoria contra todo pronóstico. Recientemente, sin embargo, la historia se ha filtrado aún más en la conciencia nacional de Inglaterra y Escocia.
Para los ingleses, la masacre de la Novena es un relato de cosecha propia sobre una especie de "David" que afortunadamente rindió a un implacable "Goliat" europeo. Para los escoceses, proporciona el debate sobre la recuperación del gobierno y la identidad nacional, por no hablar del impacto cultural de Braveheart; la historia ha ganado un adicional interés: los habitantes de las altas montañas, amantes de la libertad, resistiendo monolíticamente a los imperialistas con sede en Londres.
La leyenda de la Novena adquirió forma gracias a la aclamada novelista Rosemary Sutcliff, cuya obra maestra, "El águila de la Novena", se convirtió en un éxito instantáneo cuando se publicó en 1954.
Desde entonces, generaciones de niños y adultos se han fascinado por la historia de un joven oficial romano, Marco Aquila, viajando al norte de la Muralla de Adriano con el fin de descubrir la verdad sobre su padre, perdido con la Novena, y el paradero del estandarte de la legión, el águila de bronce.
Los historiadores han disentido, teorizando que la Novena no desapareció en Gran Bretaña en absoluto, argumentando que tanto el libro como la película se equivocan. Su teoría ha sido mucho más mundana: la legión fue, de hecho, víctima de un traspaso estratégico, al intercambiar la fría extensión del norte de Inglaterra por los áridos suelos del Oriente Medio. Y aquí, en algún momento antes del año 160 d. C., fueron exterminados en una guerra contra los persas.
Pero, en contra de este punto de vista, hay que decir que no hay una pizca de evidencia de que la Novena estuviera alguna vez fuera de Gran Bretaña. Es sólo una suposición, que, con el tiempo, ha adquirido un brillo de hierro fundido de certeza. Tres baldosas selladas que llevan el número de unidad de la Novena se encuentran en Nijmegen, en Holanda, y se han utilizado para apoyar la idea del traspaso desde Gran Bretaña.
Pero todas ellas parecen datarse en los años 80 d. C., cuando los destacamentos de la Novena estaban, en realidad, en el Rin luchando contra las tribus germánicas. Ellas no prueban que la Novena dejara Gran Bretaña para siempre.
En efecto, la última pieza cierta de evidencia relativa a la existencia de la legión en cualquier parte del Imperio Romano proviene de York, donde una inscripción, que data de 108 d. C., acredita a la Novena reconstruyendo la fortaleza en piedra. En algún momento entre esa fecha y mediados del siglo II, cuando un registro de todas las legiones fue compilado, la unidad debió dejar de existir.
¿Pero qué le sucedió a la Novena?
Los primeros años del siglo II fueron muy traumáticos para Britania. El escritor romano Fronto observó que, durante el gobierno del emperador Adriano (117-138 d. C.), un gran número de soldados romanos fueron asesinados por los británicos.
El número y la magnitud de estas pérdidas se desconoce, pero ellas eran evidentemente importantes. El anónimo autor de la "Historia Augusta", compilada en el siglo III, proporciona más detalles, señalando que, cuando Adriano se convirtió en emperador, "los británicos no podían ser mantenidos bajo control romano".
El problema británico fue de profunda preocupación para el gobierno romano central. Gracias a una lápida sepulcral recuperada en Ferentinum, Italia, sabemos que refuerzos de emergencia de más de 3.000 hombres fueron trasladados a la isla en "la Expedición Británica", a principios del gobierno de Adriano. El emperador mismo visitó la isla en el año 122 d. C., con el fin de "corregir muchos defectos", trayendo con él a una nueva legión, la sexta.
El hecho de que ellos se instalaran en la fortaleza de legionarios York sugiere que las "grandes pérdidas" de personal, a las que alude Frontón, se habían producido dentro de las filas de la Novena.
Parece que Sutcliff tenía razón después de todo.
Fue la novena, la más expuesta y norteña de todas las legiones en Gran Bretaña, la que tuvo que soportar el peso de la insurrección, poniendo fin a sus días luchando contra los insurgentes en los tumultos de principios del siglo II d. C. en Gran Bretaña.
La pérdida de dicha unidad militar de élite tuvo un giro inesperado que resuena hasta nuestros días. Cuando el emperador Adriano visitó Gran Bretaña a la cabeza de un mayor número de tropas, se dio cuenta de que sólo había una manera de garantizar la estabilidad en la isla: se necesitaba construir un muro.
La Muralla de Adriano fue diseñada para mantener a los invasores fuera del territorio romano, así como velar por que los potenciales insurgentes dentro de la provincia no tuvieran ninguna esperanza de recibir apoyo de sus aliados del norte. Desde este punto, las culturas a ambos lados de la gran división desarrollaron ritmos diferentes y de maneras muy diferentes.
El legado final de la Novena fue la creación de una frontera permanente, dividiendo siempre Gran Bretaña. Los orígenes de lo que iban a ser los reinos independientes de Inglaterra y Escocia se pueden atribuir a la pérdida de esta desafortunada legion romana.
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