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Un equipo de espeleólogos y científicos españoles ha sacado de las entrañas de la tierra al animal que vive a mayor profundidad del mundo. Se trata de una nueva especie de artrópodo de seis patas y color blanquecino hallado a casi dos kilómetros bajo tierra. Este organismo milimétrico supone una sorpresa monumental, ya que casi ningún científico esperaba encontrar nada vivo en un lugar tan inaccesible.
Fuente: Nuño Domínguez, Público (a través de madri+d, 22-2-2012)
(En lo más hondo. Entorno de la sima Krubera en la que se halló el artrópodo.-Foto DENIS PROVALOV/Público)
En julio de 2010, dos científicos viajaron hasta las montañas de la república de Abjazia, en Georgia. Su objetivo era realizar la primera búsqueda sistemática de seres vivos en la cueva de Krubera-Voronya, la más profunda del mundo. Viajaban invitados por CAVEX, un grupo hispano-ruso de avezados espeleólogos. La expedición estableció el campo base a unos 2.500 metros de altura, muy cerca de un boquete en el suelo que da entrada a las entrañas de la tierra. "Esta es una cueva de origen kárstico de alta montaña, así que no esperaban encontrar absolutamente nada", explicaba el arqueólogo y espeleólogo español Sergio García-Dils, coordinador de la expedición de CAVEX.
Desde su descubrimiento en la década de 1960, la cueva de Krubera-Voronya, con sus grutas, sifones y chimeneas por los que cabe un hombre a duras penas, han sido lugar de peregrinación de aquellos que querían conquistar los confines del planeta. Por ahora, el mejor de estos personajes dignos de Julio Verne ha sido Gennadiy Samokhin, que logró bucear hasta la profundidad de 2.191 metros en 2009. Cada año, el equipo de CAVEX vuelve a Georgia para llegar más allá. Por ahora no lo han conseguido, debido a la dificultad de arrastrar equipo técnico a dos kilómetros bajo tierra. "Esto es como subir el Everest con un laboratorio a las espaldas", resume García-Dils.
(Localización de la cueva, foto Wikipedia)
De todas las sorpresas que creían que iban a encontrar en los recovecos de la gruta, la vida era la menos esperada. "Nos sorprendió encontrar vida en capas cada vez más profundas, tomando muestras a mano", explica Alberto Sendra, entomólogo del Museo Valenciano de Historia Natural y uno de los dos científicos que acompañaron a la expedición CAVEX en verano de 2010. Donde no esperaban más que piedras, Sendra y sus compañeros recogieron "500 o 600 ejemplares" de especies desconocidas. Sendra acaba de publicar junto a taxónomos de la Universidad de Navarra las cuatro primeras nuevas especies que encontró en Georgia. Se trata de cuatro colémbolos, parientes cercanos de los insectos que son capaces de saltar gracias a unas colas retráctiles. "Lo más sorprendente es que se trata de una comunidad de la que ignoramos por qué se ha desarrollado y cómo se organiza la cadena trófica", detalla el investigador. Lo único que saben con seguridad es que la presencia de organismos es constante, independientemente de la profundidad a la que miren los esforzados científicos.
Por ahora nadie sabe dónde está el final de la sima Krubera-Voronya. Para llegar a sus puntos más profundos hay que pasar dos o tres días arrastrándose por cavidades y salvando cinco sifones llenos de agua que obligan a bucear hasta 20 metros. Como si subiesen una montaña, los espeleólogos hacen noche en vivacs situados primero a 700 metros, luego a 1.400, 1.630 y 1.980 metros. A 2.140 metros comienza la parte inundada, en la que se ha logrado profundizar hasta llegar a los 2.191 metros, el actual récord de profundidad. El equipo de García-Dils cree que el final puede estar a unos 2.700 metros, aunque tal vez nunca se llegue tan lejos.
Denis Provalov y Sergio García-Dils (foto CAVEX)
En verano de 2010, cerca del último vivac, apareció el Plutomurus ortobalaganensis, el colémbolo que, por ahora, tiene el récord de ser el animal que vive a más profundidad. Según sus descubridores, el animal se separó de sus parientes de la superficie hace al menos un millón de años para buscar una nueva vida en el abismo. Desde entonces ha cambiado su fisonomía de forma radical para adaptarse a las profundidades: respira por la piel, ha perdido los ojos y a cambio tiene largas antenas cuyas puntas son capaces de verlo todo al tacto, gracias a receptores de productos químicos.
"Este tipo de organismos fue conquistando las cuevas y cambiando de forma", explica Enrique Baquero, zoólogo de la Universidad de Navarra y uno de los expertos que le han puesto nombre a la nueva criatura de las profundidades. "Perdieron el pigmento, y sus antenas y uñas se alargan para poder andar sobre el agua, como hace este", detalla.
El trabajo de Baquero ha consistido en contar pelos. Los colémbolos tienen en su parte posterior una cola llamada furca con la que pueden saltar varios centímetros. Para organismos que no superan los cuatro milímetros, esto es "como si las personas diésemos brincos de 80 metros", detalla. Además de para saltar, la furca permite señalar si el colémbolo que se tiene entre manos es una nueva especie, uno de los mayores logros para un biólogo. Para saberlo, Baquero tuvo que contar uno por uno los pelos de la furca. El resultado, junto a rasgos como la ausencia de ojos y la gran longitud de las antenas, permitieron nombrar al ortobalaganensis, que significa "asentamiento cercano".
El colémbolo de las profundidades ha vuelto a confirmar el ubicuo triunfo de la vida. Los expertos pensaban que no podía haber animales a tanta profundidad cuando en realidad no se habían molestado en mirar. Esto se debe a la gran separación que existe entre los biólogos y taxónomos que buscan nuevas formas de vida en la superficie, y los espeleólogos que persiguen los puntos más ocultos del planeta, explica Sendra. "Hay una gran disociación entre ambos y en España no se han explorado hasta ahora cavidades de unos 1.600 metros porque pensábamos que no tendríamos éxito", recalca el investigador. La práctica ha vencido, testaruda, a la teoría, como también demostró otro equipo español que encontró en Murcia un pseudoescorpión a 1.500 metros, señala Sendra.
SIN RECURSOS
Su equipo puede sentirse dueño absoluto de los logros científicos de la misión. El investigador ha pagado de su bolsillo el viaje hasta Georgia y el mes que estuvo en la cueva recogiendo muestras. Son unos 3.000 euros que no cuentan el esfuerzo de comer la "bazofia" que llevan los compañeros rusos como comida, bromea Sendra. Su colega Sofía Reboleira, investigadora de la Universidad de Aveiro en Portugal, fue la otra invitada a la expedición de 2010. Como pago a su esfuerzo logró los escarabajos más subterráneos del mundo. El equipo quiere volver a Krubera-Voronya en 2013 para intentar comprender cómo ha llegado hasta allí la comunidad recién descubierta. "Esta vez esperamos tener ayuda institucional", concluye Sendra.
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Ampliación:
Además del citado Plutomurus, algo más arriba, a -1600 m, CAVEX encontró también, en 2010, la bautizada como Schaefferia profundissima. El anterior récord de vida en las profundidades terrestres (1986) lo ostentaba, a -550 m, el Ongulonychiurus colpus de los Picos de Europa, en Asturias, otra "belleza". Véase para el detalle de todos ellos, con gráficos de profundidades, etc., este excelente informe gráfico en pdf de la Universidad de Navarra (atención: 60 MB).
Enlaces:
Portal de CAVEX (International Cave Exploration Team): http://www.cavex-team.eu/articles.htm
Novedades, con la preparación física y material de esta campaña (marzo de 2010): http://www.cavex-team.eu/news.htm
Saludos Alicia.
Dejo aquí los enlaces con la noticia en otros medios, ABC y El Mundo. También el esquema que ha facilitado la Universidad de Navarra (aquí hay más material) y acompaña a los mismos:
Recordar también que los rusos acaban de completar el acceso al lago Vostok cuyo agua ha estado aislada por una capa de hielo de cuatro kilómetros, unos 20 millones de años. ¿Quién sabe qué se encontrará ahí?
Buenos días, Percha, saludos. Sí, ya había puesto en la "Ampliación" el enlace a ese informe de la Universidad de Navarra, pero la verdad es que no sabía cómo hacerlo aparecer en imagen, gracias.
No deja de ser curioso comprobar cómo nuestro planeta guarda vida hasta en los sitios más recónditos.
Lo que seria bueno averiguar si, el hombre puede sobrevivir a estas profundidades, y que si los animales encontrados puede aclimatarse en la superficie
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