Red social de Arqueologos e Historiadores
Varios estudiantes miden el túmulo 'príncipesco' hallado en la necrópolis de Alarcos
Fuente: elcrisoldeciudadreal.es | 19 de julio de 2013
Alarcos es uno de los principales centros ibéricos de la provincia de Ciudad Real. Sí, también es medieval, árabe y cristiano, pero debajo de estos restos de la conquista y la reconquista, se haya lo que se conoce como un oppidum, un centro ‘urbano’ dentro de un mundo rural que ocupó el cerro entre el sigo VI y el II a.C.. Quizás por esa situación, debajo de la gran urbe árabe, la parte ibérica de Alarcos es la más desconocida del yacimiento arqueológico de Ciudad Real, un desconocimiento que, en ocasiones, conlleva sorpresas como la ocurrida el pasado invierno con el descubrimiento de una necrópolis ibérica fruto de unas obras.
El hallazgo tiene “muchísima importancia en el ámbito geográfico de Ciudad Real”. Quien habla es Rosario García, que atendió a El CRisol en la visita que hicimos a la necrópolis la pasada semana. Ella junto a David Rodríguez dirigen los equipos que se ocupan de las excavaciones, formados por alumnos de la UCLM y algunos graduados que están haciendo másteres y que deciden pasar dos semanas del verano buscando en el pasado histórico de Ciudad Real.
Unos amasijos de hierros en un útmulo, en el que se observa un escudo.
La importancia de la necrópolis viene marcada por la escasez. No hay ninguna en Ciudad Real que se conserve. Se sabe por ejemplo que bajo el pantano de Peñarroya hay una, o que se han encontrado cinco o seis tumbas sueltas en algunas excavaciones realizadas en Alhambra o en Argamasilla de Alba pero jamás una necrópolis íntegra.
Además, la relevancia viene marcada por lo que se ha descubierto en las apenas dos semanas que han estado investigando, pues las excavaciones terminaron el pasado martes. Entre los seis túmulos abiertos se encuentra el de un ‘Píncipe Ibérico’, uno de los personajes más importantes de esta sociedad, cuya tumba escalonada, estuvo seguramente adornada con algún tipo de escultura. Es un ‘príncipe ibérico’, así entre comillas, porque se trata de una nomenclatura de índole medieval, pero que tradicionalmente se aplica a los grandes señores de los poblados iberos, ya que era una sociedad en que la sucesión era familiar.
Uno de los estudiantes dibaja el útmulo príncipesco para su posterior estudio.
Esta tumba es la que más llama la atención del complejo, aunque no se hayan encontrado restos, porque puede hacer pensar que algunas de las esculturas encontradas hace años en Alarcos pueden pertenecer a ella, algo que este verano y otoño tendrán que investigar los arqueólogos junto al resto de piezas. En total han sido descubiertos seis túmulos, un enterramiento completo con urna, una falcata, “aunque apelmazada dentro de un amasijo de hierro y flechas”, varias cuentas y sobre todo la necrópolis en sí, que implica un apoyo más para construir el relato histórico del Alarcos ibero. Unas piezas a las que hay que sumar la falcata, descubierta durante unas obras este invierno y que puso sobre la pista a los arqueólogos.
Los iberos era un pueblo que incineraba a sus muertos, bien en la misma tumba o bien trasladaban sus restos a otro lugar. En las necrópolis, junto a los restos, llevaban ajuares con aquellos objetos más deseados por sus dueños para que les acompañasen en la otra vida, lo que marca la diferencia con los pueblos que suelen estar abandonados y dónde el descubrimiento se circunscribe más a restos de viviendas, vajillas rotas, ajuares, huesos de animales comidos,… “Ajuares pequeños, cuentas, fíbulas, cinturones, escudos”, todo estos elementos son aspectos que se encuentran dentro de una excavación de este tipo. Por esta razón este reportaje es publicado hoy, cuando han terminado las excavaciones y ha desaparecido el riesgo de que los ladrones de tumbas decidieran excavar por su cuenta en busca de parte de estos ajuares.
“Los iberos siempre tienen una necrópolis”, aunque hay aspectos que aún se desconocen de ellas. La principal pregunta es si enterraban a todo el mundo o había ciudadanos iberos que no contaban con ese derecho. Un elemento más que hace que la ‘tumba principesca’ llame la atención, porque el hallazgo muestra como la estratificación social que había en vida perduraba también la muerte.
“Cuando sale el enterramiento hay que ir muy despacio, abrir, volver a cerrar, y abrir el año que viene”. Es decir que todavía quedan años de investigación hasta que se sepa qué es lo que esconde realmente esta necrópolis. Se trata de una investigación en la que durante dos semanas se abre una zanja se dibuja lo que hay bajo tierra, en este caso una tierra que no ha sido tocada durante siglos, se sacan los objetos de valor y durante los otros 11 meses del año se estudian para finalmente, una vez, restaurados, poder ser exhibidos a la vista de todos en el Museo Provincial.
De hecho, con las excavaciones de Alarcos de este verano el Museo contará con una nueva joya dentro de poco, un túmulo al completo, con ajuar y los restos del difunto que podrá ser admirado en sus instalaciones cuando se reabran.
“Alarcos es un 'oppidum', no se puede hablar de ciudad, pero es uno de los poblados más importantes”, de él dependían otros poblados más pequeños, explica Rosario García cuando se le pregunta por cómo era el Alarcos ibérico. “Era el centro económico, en el que hemos encontrado un almacén de grano” por lo que desde el cerro se redistribuiría a otras zonas.
Aquí en Alarcos vivían de “la agricultura y la ganadería” además era un centro de fabricación cerámica en la Meseta Sur, por lo que el comercio era importante. En Alarcos se han descubierto cerámicas griegas, lo que demuestra que había intercambio con otras culturas.
Restos de la excavación por investigar, en la bolsa de la derecha la falcata hallada.
Más allá del plano económico, Alarcos, al igual que todos los pueblos iberos, era una sociedad guerrera. De hecho, los ajuares funerarios más importantes son los que cuentan con armas, e incluso hay falcatas que ostentan nielados, elementos decorativos que indican que se trataba de un arma decorativa, no destinada a ser usada en la guerra. Una espada de este tipo, encontrada durante unas obras, fue la que puso a los investigadores de la UCLM sobre la pista para indagar en busca de la necrópolis.
La profesora de la UCLM Rosario García supervisa los trabajos que se realizan en Alarcos. FOTO: M.Cieza.
Las huellas de los antiguos moradores del suelo que pisamos han ido impregnando la tierra con su paso. Un legado que permanece dormido a la espera de la mano que vuelva a sacarlo a la luz. Estas manos son las de 20 jóvenes historiógrafos y estudiantes de arte que durante 15 días han excavado tierra y han retirado polvo para descubrir tesoros de otros tiempos con la intención de saber más sobre esa civilización íbera, cuya costumbre era enterrar a sus antepasados en sitios lejanos del opidum principal, en lugares secretos, en el extrarradio y zonas marginales.
A las órdenes de la profesora Rosario García, los alumnos de la Universidad de Castilla-La Mancha han encontrado vestigios de seis túmulos, un enterramiento con urna, una falcata y varias cuentas que dotan, más si cabe, de importancia a la necrópolis de Alarcos, descubierta por casualidad hace unas semanas, a causa de las obras que se estaban realizando por la zona para instalar un colector de agua.
El hallazgo de una falcata, una espada que utilizaba esta civilización, les puso sobre aviso de lo que días después descubrieron: la existencia de una de las necrópolis del asentamiento íbero más importantes de la meseta oriental. «Alarcos es de los yacimientos más importantes del mundo íbero porque es de los más grandes que se conservan, y nos hacía falta saber donde estaba la necrópolis para saber más sobre este pueblo», explica García.
La falcata encontrada, una espada que recuerda a las que utilizaban los «moros», recuerda el arqueólogo Pepe Messeguer (derecha), «era terrible porque con un solo movimiento cortaba la cabeza entera». Esta descripción atroz se basa en las características de la misma: la hoja es curva y muy afilada. El hallazgo de esta falcata en la necrópolis vislumbra, según García, que pertenecía a un guerrero. Después de su restauración descubrieron hilos de plata a modo de ornamento tanto en la empuñadura como en la hoja del arma. «Eso dice mucho del enterrado: que el arma no solo era de un guerrero, sino de una persona importante en la sociedad, con un poder adquisitivo alto e influyente en el plano político y social», descifra Messeguer.
El hecho de que no tenga signos de haber sido usado en la guerra hace pensar, según la profesora de la UCLM, que simplemente sea una posesión «de prestigio porque no es muy útil para la guerra», a tenor de los ornamentos en plata que posee. En estos momentos, la falcata está en una vitrina preferencial del Museo Provincial que muy pronto volverá a abrir sus puertas
A raíz de este descubrimiento, se decidió excavar en la misma zona, con las limitaciones que conlleva la situación de las obras del colector, que deja poco espacio a los alumnos a abrir el círculo de la necrópolis.
Este cementerio íbero confirma la importancia de un poblado que pervivió en la zona durante algo más de 500 años, entre los siglos V a.c. y el siglo III. Esta podría ser el tercer vestigio de la existencia de una importante necrópolis perteneciente a Alarcos, si se cuentan los restos hallados hace 20 años cerca de la ladera del cerro y una efigie encontrada en los años 60 «fuera de contexto, pues no había una necrópolis cerca», matiza García. «Como eran emplazamientos secretos por la categoría de sagrados, es difícil hallarlas»; dice Messeguer, que sin embargo destaca las encontradas en Albacete, más numerosas y en mejor estado que las ciudadrealeñas.
Terminada ya la excavación, subvencionada por la Junta de Comunidades con 11.000 euros, el balance que hace la expedición de los hallazgos encontrados es más que positivo teniendo en cuenta la corta duración de sus trabajos a pie de campo, que ahora tendrán que completarlos con los análisis posteriores.
Dos metros abajo, los alumnos de la UCLM han vislumbrado la jerarquía de clases que siempre ha existido, escenificada en el tipo de tumba que cada cual tenía. «Hay cubriciones como este túmulo que es escalonado, que estaban destinados a las personas más importantes», señala Rosario García. Debajo de las amplias piedras en forma de escalera descubiertas no han encontrado los restos del fallecido, que podría haber sido un «príncipe íbero». La superficie de su tumba hace pensar que encima de la misma hubo una escultura dedicada a su figura, y que podría estar entre los enseres descubiertos a lo largo de las últimas décadas por la zona.
El ritual mortuorio que utilizan los iberos era la incineración; quemaban el cadáver en un ustrinium, una pira funeraria destinada a tal fin, para después recoger las cenizas en una urna y enterrarlo bajo las piedras que indicaban su posición en la sociedad. Lo hacían junto al ajuar personal y enseres más importantes del fallecido. «Lo depositaban en un hoyo y a veces se construía una cubrición del enterramiento», detalla la profesora García.
Al lado del túmulo escalonado donde excavaron los jóvenes, hay otros más pequeños dibujados por una hilera de piedras en forma de círculo, que podrían pertenecer a personas de menor rango social. Después de quitar la tierra que rodeaba al que está al lado del túmulo escalonado, los estudiantes no hallaron ningún enser, lo que hace pensar que quizá pudo ser esquilmado en otras épocas. Sin embargo también es común encontrarse con urnas sin piedras ni señales que indiquen que los restos están allí. Y hay otros restos, añade García, que «una vez excavados, ya no hay restos».
El interés suscitado por descubrir la historia de los íberos en la comarca viene dado porque «hasta ahora es uno de los periodos más desconocidos», apunta la profesora de la UCLM. «Como en Alarcos tiene la ocupación medieval por encima hace que la mayor parte de los trabajos se hayan dedicado a este período porque está más en la superficie, y no al íbero», explica García. Pero, «queda mucho por hacer», dice.
«Hasta el momento se ha descubierto un almacén de grano en el opidum que denota la importancia de Alarcos como el centro de otros poblados más pequeños, lo que hace pensar en la importante masa poblacional que había aquí». Los historiadores dicen que pudo haber una ciudad que reuniera a 3.000 habitantes en la época de máximo esplendor.
En esta noticia observo cosas que me sorprenden bastante. Primero se dice que es un centro ibero pero también medieval, árabe y cristiano, omiten que también fue un yacimiento prehistórico del Bronce,... que verdaderamente fueron los auténticos IBEROS, pues la ciudad fortificada que existió entre los siglos V-II antes de Cristo, perteneciente al pueblo ORETANO (no lo digo yo pues está reconocido por los investigadores), perteneció al conjunto de pueblos del interior constituidos por la fusión de los aborígenes peninsulares y los pueblos alemanes, celtas, indoeuropeos o como queramos llamarles.
Aclarar que aunque no existen evidencias de ocupación romana ni visigoda durante la Edad Media, el cerro registro una ocupación musulmana, seguramente reducida al castillo y cristiana a finales del XII llevada a cabo por Alfonso VIII.
Primero se dice que fue un centro urbano que fue centro económico y luego se dice que no fue una ciudad sino un oppidum ¿? los oppida, plural de oppidum, fue un nombre que los romanos daban a las ciudades indígenas situadas en cerros y fortificadas,... algunas de estas ciudades superaban las cien hectareas, esta de Alarcos tenía 33 y existía población en el exterior de las murallas, si no es eso una ciudad que me lo expliquen.
Lo del "principe" pues es otra opinión a voleo, pues ya se ha demostrado que los ajuares, cuando aparecen, no se suelen corresponder con el tipo de tumba porque en tumbas tumulares, presumiblemente de personas nobles no se halló nada de valor y si en humildes tumbas de hoyo pertenecientes, supuestamente a plebeyos,... que podían ser ganaderos, industriales, artistas, etc, ricos hombres en definitiva, como los hay hoy, que se enterraban con ajuares de reyes.
Por otra parte se dice que vivían de la agricultura y ganadería pero que era una sociedad guerrera,... basándose en que en unas cuantas tumbas (entre el cinco y el diez por ciento, del conjunto de la necrópolis según se ha comprobado en numerosas necrópolis) aparecían armas, si hoy se tuviese la costumbre de que los militares y policías se enterrasen con sus armas este número se vería muy aumentado y no estamos en sociedades guerreras. Aquellas gentes no eran nada guerreras tan solo se defendían y por ello protegían sus ciudades, esto está también reconocido.
El que apareciese una falcata, arma típicamente ibera no implica que se tratase de un pueblo ibero, pues estas armas han aparecido en buen número en todos los cementeriós del centro (castro de las Cogotas, Chamartín, El Raso,... )
El afirmar que los nielados de plata convierten a esa falcata en un arma decorativa es otro disparate pues esos nielados están generalmente en la empuñadura o en un lugar de la hoja que no afecta al corte, en la vaina... los soldados importantes lo hacían y lo siguieron haciendo durante siglos hasta el punto de que el equipo de guerra se convirtió en botín de los vencedores,... los templarios llevaban un equipo de guerra de puro hierro, según se dice para evitar eso,... aunque quizás fue para que costase menos su confección. En Ávila existen numerosas espadas vettonas de ese tipo.
El decir que ese arma no sirvió en combate habría que probarlo pues una espada puede cortar un montón de cabezas o despacharse a un montón de gente sin mellarse,... y si había enfrentamiento se afilaban que para eso estaban los herreros,... y si es verdad que no entró en combate quizás fue porque esa sociedad no era tan guerrera como se dice. Un saludo
Mis deberes profesionales me han llevado desde hace casi una década, ocasionalmente a Ciudad Real, hace dos años que no he vuelto y atraído por las gesta de Alarcos visité dos veces el cerro de Alarcos incluso sorprendido por algunas coincidencias entre este lugar y Ávila, escribí un extenso artículo en el Diario de Ávila titulado Ávila-Alarcos un paralelismo histórico. La gran coincidencia es el rey Alfonso VIII que allí fue derrotado y herido y que en Ávila estuvo, de niño, refugiado muriendo luego en el pueblo pueblecillo de Gutierremuñoz, camino de León. Hay otras muchas cosas como la ubicación geográfica, su forma, extensión, etc.
Entonces recorrí el yacimiento con su guarda, Fidel creo que se llamaba, ya se ha jubilado, tú Luis María debiste conocerlo. Fidel me dijo que en los fosos destinados a situar los cimientos de la muralla, abiertos en los tiempos de la batalla, fueron sepultados numerosos muertos en ella, como fueron muchos no cabrían evidentemente y que también encontraron restos de caballos y que junto a los muros, donde existían se recogieron "espuertas" de puntas de flecha y de otras armas arrojadizas.
Recuerdo aquellos restos de construcciones situados en la parte sureste del muro, donde se encontraban las casas de los excavadores que desbordaron la fortificación protohistórica oretana, ... como ocurrió en Las Cogotas,... junto a los cuales supongo se ha debido encontrar el cementerio, cementerios que de ninguna forma se escondían sino que se encontraban inmediatos a las murallas, junto a los caminos que partían de la ciudad y bien señalizados con las tumbas tumulares, estelas, etc.,... es que es otra de las cosas absurdas que se dicen en ese artículo.
Cuando recorríamos aquellos muros de hormigón con rollos realizado a base de encofrados, le dije a Fidel que si creía que tenían los tres metros de espesor que se citan en todas las publicaciones respondiéndome rotundamente que NO,.... medimos el grosor con un metro que fue a buscar y encontramos que tenían 2,80, exactamente lo mismo que los lienzos este, norte y oeste de las murallas de Ávila hechas poco antes,... esos 2,80 corresponden a 3,33 varas, o lo que es lo mismo tres varas y un tercio medida, por lo que he podido comprobar, común en fortificaciones del siglo XII la cual se vió reducida poco después caso que se da en las del propio Ciudad Real, la ciudad que sucedió a Alarcos por orden de Alfonso X, aunque curiosamente no para defenderse de los musulmanes sino para oponerse al poder de las oórdenes militares de la zona.
También recuerdo aquellas cerámicas que se veían a flor de tierra en la zona del santuario cristiano medieval, decoradas con los típicos colores ocres de la zona,... aunque también se ven en los castros de Ávila,...
Alarcos me trae muchos recuerdos,... pero tengo que dejarte Luis María. Un abrazo.
Me alegra mucho el que hayamos coincidido en ese lugar aunque yo tan sólo lo hice como fugaz visitante,... se me olvidó comentar que al ver las piedras de esas tumbas de túmulo, extrañas en los castros abulenses pero muy parecidas a las de la necrópolis de época romana que fueron a parar a sus murallas (se ven en gran número), he pensado que tales piedras se parecen mucho a las que forman las esquinas de la muralla de Alarcos por lo que no me extrañaría que algunas de ellas, como en Ávila, procedan de la necrópolis oretana,... no sé tu verás que has estado más tiempo allí.
Me llamó la atención esa imagen de la Virgen de Alarcos que tienen guardada en la sacristía realizada en cemento y pesádisima que por cierto subían. según me dijo Fidel, y siguen subiendo pero la nueva, los mozos corriendo por el camino de empinada cuesta que llega al lugar desde la carretera que viene de Ciudad Real,...¡madre de dios! Conservo un libro que compré allí sobre el santuario y la historia del lugar. Ahora me voy a correr yo pero sin cargar con virgen alguna. Un abrazo.
Si claro Luis María, me refiero a esos trabajos inconclusos de fortificación llevados a cabo por Alfonso VIII en los que se sirvió de la fortificación medieval ya existente (musulmana seguramente) y de los restos del muro del oppidum oretano,... esos muros de hormigón realizados con encofrados de madera seguramente, parecen hecho del año pasado,... pero he visto otros similares de la época romana en similar estado de conservación.
Lo que comentas de la presencia de Alfonso VII por esos territorios hacia mediados de siglo es real,... lo recuerdo perfectamente en el artículo que publiqué y que no encuentro,...¡manda narices!,... quizás lo tomé del libro de Alarcos, luego lo miraré,... pero recuerdo que la cita decía textualmente que "Alfonso VII, recorrió el oretano pais adornado por la caballería de los templarios,..." no sé donde iba pero creo que fue un paseo por sus dominios que para eso era Emperador,... Buscaré esa información. Alfonso VII, Alfonso VIII y Alfonso XI, me son reyes familiares pues estuvieron refugiados en su minoría de edad en Ávila. Un abrazo
Luis María, he sacado este extracto sobre Alfonso VII, tiempo en que debió recorrer y afianzar posiciones en Ciudad Real y en otros lugares "Desde 1139 Alfonso VII centra su atención en el sur peninsular ocupado por los almorávides y los almohades. Para ello intervino activamente en los enfrentamientos entre las dos dinastías bereberes y llevó a cabo expediciones y ataques de saqueo incitando a las poblaciones a sublevarse contra ellos, para lo cual contó con la ayuda de dos caudillos hispanomusulmanes: el ya citado Zafadola e Ibn Mardanish conocido como «el rey Lobo. En 1139 tomó el castillo de Colmenar de Oreja (está en Madrid, entre Aranjuez y Villarejo de Salvanés, el lugar donde nací) desde el que se amenazaba Toledo, en 1142 se hace con Coria, en 1144 con Jaén y Córdoba, aunque esta última volverá a caer ese mismo año en manos musulmanas",.... Un saludo,.... y ya miro eso de los templarios.
Luis María, he encontrado el libro que te dije que compré en alarcos "Santa María de Alarcos. Evolución histórica, culto y devoción" obra de Rafael Cantero Muñoz, 2003. Está bien y recoge todo eso que se dice en el video y en otros lugares,... En las páginas centrales viene una foto que recoge el momento en que los chicos corren camino arriba desde la carretera de Piedrabuena a la ermita. Tienen moral,... el que corre justo delante de la imagen con camisa blanca, pañuelo rojo al cuello, sombrero y buena tripilla, es el Guarda Fidel,... en otro tiempo, según me dijo, el cargaba con la imagen.
La siguiente foto recoge la parte del texto que refiere lo que te dije sobre Alfonso VII de que "recorrió el oretano país adornado por la caballería de los templarios,...."
Excavando en el pasado de Alarcos
Hoy al sol la temperatura es de más de 40 grados. Hay alerta por altas temperaturas en la provincia de Ciudad Real. A la sombra se puede aguantar, pero los estudiantes de Arqueología, todos ellos del Grado de Historia y alguno del Máster de Investigación, sudan la gota gorda. El ambiente huele a tierra mojada.
Están bastante cerca del río Guadiana. Han rebajado el nivel del terreno a más de un metro y de vez en cuando alguno de ellos echa un trocito de cerámica en una bolsa, son restos arqueológico que indican que se podría estar trabajando en el lugar correcto.
El año pasado, el hallazgo fue magnífico, según explica la directora de la excavación. Los íberos incineraban a sus muertos y luego enterraban las cenizas en una urna junto con el ajuar. Entre esas tumbas había algunas que debieron pertenecer a personas de mucho prestigio, túmulos de cuatro metros cuadrados en los que se encontraron ricas espadas o joyas, incluso en una, relata la profesora, se encontraron 400 tabas (huesos de cordero), que probablemente formaban parte de los sacrificios que se hacían en el ritual del entierro y que denotan la clase social del finado.
En estos momentos, el grupo de arqueólogos trabaja determinado por el terreno y gracias a la colaboración del dueño de esta finca. Puede que la necrópolis esté ahí o puede que no, puede que una crecida el río acabase hace siglos con los restos que hubiera o simplemente el lugar elegido no sea el correcto. Por eso, unos metros más abajo otros alumnos realizan un sondeo, siguen buscando pistas.
Donde seguro que sí está es justo debajo del camino que lleva a la finca, piensa la profesora, pero excavar ahí es peligroso. Habría que quitar unos cuatro metros de sedimentos y poner serias medidas de seguridad antes de intentarlo. De momento, eso queda aparcado para otra campaña.
La oppidum (la ciudad) de Alarcos estuvo habitada durante más de cinco siglos por los íberos. Fue una ciudad grande y bastante poblada durante los siglos de más esplendor, el IV y el III a.d.C. Por eso, es probable que haya más de una necrópolis. Ni siquiera es posible saber cuáles eran los límites de la que hoy se está excavando.
Una cosa sí parece segura, explica la profesora de Prehistoria, y es que los muertos se enterraban en las zonas bajas cerca de los ríos, a una distancia de las ciudades, pero bien visibles. Desde el cerro de Alarcos la vista de la zona donde se ha hecho la prospección es privilegiada. Un poco más allá discurre el río Guadiana. Los minutos siguen pasando, el sol cada vez aprieta más, y ni resto de tumbas. Es lo que tiene la Arqueología, que es ciencia, pero también paciencia. Hay que seguir excavando.
Vuelta al cementerio de los ‘primeros’ ciudadrealeños
Fuente: elcrisoldeciudadreal.es | 5 de julio de 2015
Las obras del colector de Poblete hace ahora casi tres años descubrieron algo que los arqueólogos llevaban buscando desde que en 1984 comenzaron las excavaciones en el yacimiento de Alarcos. Una falcata, una espada íbera, señalaba el punto donde estaba la necrópolis íbera de Alarcos.
Es el primer cementerio de los ciudadrealeños, situado junto al Guadiana en la zona baja del monte y en él se llevan excavando dos años. Realmente sería el segundo, pero como ocurre en algunos municipios, el Oppidum de Alarcos, el asentamiento íbero del cerro, se quedó pequeño y hubo que construir sobre el primer ‘camposanto’ allá por el siglo sexto antes de Cristo. Bajo algunas casas hay restos de tumbas, por lo que la necropolis junto al Guadiana se trata del primer cementerio, nacido como tal y dejado como tal.
La tercera campaña en esta zona busca delimitar los límites de la necropolis. En la primera hace dos años se descubrió lo que se llama una tumba principesca, un enterramiento de un homb.... El año pasado se abrió en una zona buscando esos límites pero no se encontraron, y se siguió el recorrido del colector, encontrando otras siete tumbas íberas.
La de esta semana “es una campaña de solo de una semana porque queríamos comprobar una serie de cuestiones”. Lo explica Rosario García, profesora de la UCLM, encargada de los trabajos en la necrópolis junto a los alumnos de historia y David Rodríguez, el profesor que se ocupa de la parte medieval de Alarcos. Este año los estudiantes solo excavan en la necropolis, el yacimiento del cerro se deja para más adelante. Los recortes también han llegado a este campo.
Durante una semana tratarán de encontrar hasta donde llegan las tumbas, aunque explican que seguramente estarán debajo de la carretera, si no se las ha llevado el Guadiana. “Vamos a abrir solo dos cuadriculas”, en busca de estos límites, y seguramente las excavaciones en este espacio concluirán el próximo año, con una zona más donde un estudio geofísico ha mostrado anomalías en el subsuelo.
“Hemos recuperado 17 tumbas, que hemos excavado nosotros, y además hemos incorporado toda la documentación del arqueólogo, de cuando se hizo el colector y la zanja, con otras 20″. En total hay unas 40 tumbas localizadas y ahora se puede comenzar a “documentar una necropolis ibérica que no se conocía”. “No son demasiadas tumbas pero son muy ricas”, afirma García, que recuerda que en este tiempo han encontrado tres falcatas, una de ellas se puede ver en el Museo Provincial, ajuares, cerámicas y 430 astragalos, las tabas como las conocemos nosotros, y que estaban en una única tumba, bien como muestra de poder económico o reconocimiento del Oppidum. Unos datos que dan para el primer estudio del cementerio.
“Normalmente las necrópolis ibéricas se sitúan siempre a los pies del cerro donde viven, a veces es en ladera, y aquí esta claramente demostrado”, indica cuando se le pregunta por el trabajo que van a presentar. Además la necrópolis permite conocer si había comercio, sobre todo por la cerámica, y en la de Alarcos se han descubierto piezas de otras culturas, que muestran que había negocios con otros pueblos.
Más allá de esto habrá que esperar para solventar algunas dudas que surgen en las necropolis íberas. Siempre tienen menor número de tumbas de las que deberían, por lo que aún no se sabe si todo el mundo tenía derecho a ser enterrado. Tampoco se pueden conocer la composición de hombres y mujeres del Oppidum, al incinerar a sus muertos los íberos y encontrar huesos calcinados, se entra en una ciencia cuyo estudio comienza ahora.
Para entender la ausencia de tumbas, Rosario García explica que 40 tumbas en un asentamiento de cinco o cuatro siglos, del VI al II antes de Cristo, parecen poca. La razón puede ser que haya otras necropolis por descubrir o que buena parte de las tumbas desaparecieron entre la agricultura, obras anteriores o las crecidas del Guadiana. La tumba íbera normalmente es una urna enterrada, y cualquier trabajo agrícola en la zona se la pudo llevar hace años. Son raras las tumularias, aunque en este aspecto la de Alarcos también es extraña y tiene bastantes.
“Si solo hay una necrópolis sería grandísima, son muchos siglos enterrando”, indica la profesora, que apunta más a la teoría de varios ‘cementerios’. La que están excavando, por algunas fíbulas de las piezas y la cerámica, está data entre los siglos cuarto al segundo antes de Cristo. Encontrar estas otras necrópolis depende en exclusiva de la suerte, ya que se ha buscado con prospecciones, cuadrículas en busca de restos, pero no se han encontrado.
De hecho, las excavaciones actuales son fruto de una de esas casualidades. Un ingeniero marcó en un plano el trayecto de una tubería, los obreros abrieron una zanja donde les dijeron y en ese espacio, que no llegaba a un metro de ancho, se encontró una falcata y esas 17 tumbas. Puro juego de probabilidades que apenas ocurre una vez.
Musealizar este enterramiento apenas tiene “sentido”, comenta la profesora de la UCLM. Las excavaciones apenas dejan restos cuando se trata de tumulares y las demás tumbas son un hoyo con las cenizas. “No tiene sentido musealizarlo” porque el coste sería mucho y lo que se vería poco. “Es más sencillo hacer reconstrucciones”, explica.
La de este año de hecho es la penúltima vez que se podrán ver estos restos. El año que viene se excavará en otra zona donde el georadar que se pasó para ‘ver’ el subsuelo descubrió una anomalía, y a partir de ahí el primer cementerio de los ciudadrealeños descansará de los estudiantes de la UCLM que en estos días aprenden arqueología de una forma practica.
Estos estudiantes, este año, durante una semana cogen algo de experiencia. Muchos repiten y otros son nuevos, intercalando los que todavía no han hecho trabajo de campo con los que aprenden nuevas técnicas en el tiempo que pasan en Alarcos. “Los que aterrizan aprenden lo rudimentario”, los de otros años “amplían conocimentos”, comenta Rosario, que recuerda que ”la arqueología es muy práctica” y hacen falta muchos años de experiencia y muchas excavaciones en diversos espacios para aprender el oficio.
Fuente: latribunadeciudadreal.es | 26 de noviembre de 2015
El trabajo de laboratorio a partir de los materiales excavados el pasado mes de julio en la necrópolis ibérica situada al pie del cerro de Alarcos está dando ya sus frutos a medida que se van vaciando las urnas halladas por los alumnos de la Facultad de Letras dirigidos por los profesores Rosario García Huertas y David Rodríguez González.
García Huertas explicó que entre las piezas que han salido a la luz como parte de los ajuares funerarios, datados entre los siglos IV y II antes de Cristo, hay objetos «poco frecuentes», en otros enterramientos de la zona, lo que habla de los individuos a los que pertenecían tenían «cierta relevancia social». La responsable de la excavación señaló que actualmente se está procediendo la vaciado de las urnas, con lo que todavía pueden aparecer en su interior, mezcladas con las cenizas de las personas enterradas, nuevos objetos destacables.
Hasta el momento, los artículos más llamativos son unas 200 cuentas de un collar de pasta vítrea de color azul, que revelan un gran dominio de la técnica, puesto que cada una de estas cuentas es diminuta y perfecta y junto a ellas una cornalina. «Pensamos que las cuentas de pasta vítrea podrían ser de fabricación local (lo que ya sería prueba de una comunidad con alta capacidad técnica para su elaboración), mientras que la cornalina, es evidentemente de importación».
El segundo elemento es «lo que pensamos que es un espejo, puesto que la superficie se ha perdido pero queda la estructura de soporte», detalla García Huertas, quien aclara que en este caso, este objeto no se halló en el interior de la urna sino depositado en el plato con el que se cerraba el recipiente funerario.
Otra de las particularidades de este espejo, también un elemento inusual para su época, es que su estructura es de hierro, cuando en la mayoría de los casos eran de bronce.
El trabajo de laboratorio sobre los materiales descubiertos en Alarcos se desarrolla en la Facultad de Letras de Ciudad Real y aunque todavía queda trabajo de campo por realizar, García Huertas confesó que «pensamos que el próximo verano acabaremos la investigación de la necrópolis», puesto que el estudio del terreno hace pensar que la mayor parte de los enterramientos de esta necrópolis se los ha llevado el río Guadiana, mientras que otra parte se encuentra bajo la carretera que enlaza la vía de Ciudad Real a Piedrabuena con Poblete, pero no es probable de que las tumbas se adentren en la ladera del cerro, puesto que los cementerios ibéricos se encontraban en zonas llanas, además de que el asentamiento ibérico ocuparía también dicha vertiente.
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