El castro de Las Labradas (Zamora) ¿La auténtica Lancia astur?

Foto: Entrada al castro de Las Labradas

La noticia saltó cuando cinco investigadores cántabros y leoneses difundieron el hallazgo de evidencias arqueológicas del asedio romano al castro de Las Labradas en Arrabalde (Zamora). La importancia del descubrimiento va más lejos, porque, con la ayuda de una técnica de teledicción óptica concluyen que el oppidum (lugar elevado con defensas naturales reforzadas por el hombre) se extendía entre Las Labradas y El Marrón, entre Arrabalde y Villaferrueña, ocupando 40 hectáreas. Tal es la envergadura del asentamiento y de tal calibre fue el asedio que el descubrimiento reabre el debate sobre la verdadera localización de Lancia, la gran ciudad astur de la que hablaron Ptolomeo, Plinio el Viejo, Floro, Dion Casio y Orosio.

¿Estuvo la Lancia astur en el asentamiento leonés de Villasariego, o en Las Labradas-El Marrón? Les hemos preguntado a los cinco investigadores sobre su opinión y su respuesta es sencilla: con este hallazgo la localización de Las Labradas-El Marrón ha ganado puntos. Lo que dejan claro sobre todo es que el castro celta de Arrabalde y Villaferrueña es un yacimiento potencial prácticamente intacto que podría aportar información valiosa y ser un verdadero revulsivo económico para la zona.

Los investigadores han localizado dos establecimientos militares romanos de campaña junto al castro de Las Labradas (Arrabalde), muy probablemente relacionados con el asedio y conquista del importante oppidum astur durante la primera fase de las campañas de Augusto contra cántabros y astures, en el año 25 a.C.

Los dos recintos fueron identificados en noviembre de 2018 mediante el procesado de datos LiDAR disponibles en la web del Instituto Geográfico Nacional. El LiDAR es una técnica de teledetección óptica que permite obtener modelos digitales del relieve y que se emplea en la prospección arqueológica. Los hallazgos fueron comunicados inmediatamente al Servicio de Patrimonio Cultural de la Junta de Castilla y León, y a su delegación territorial en Zamora, y es ahora cuando se dan a conocer.

Castro de Las Labradas con un indicador que explica la ubicación de la muralla oriental.| J. A. G.

El más grande de los recintos romanos ocupa casi toda la cima del alto de La Mina, en el municipio de Villaferrueña, y se localiza unos 750 m al este de las defensas más orientales del castro de Las Labradas, situadas en la zona conocida como El Marrón. Tiene casi 6 hectáreas de superficie, planta irregular adaptada al terreno abrupto sobre el que se levanta y capacidad para alojar a más de media legión, unos 3.000 hombres. Sus defensas consisten en un terraplén de tierra y piedras -los romanos lo llamaban agger- que se combina con los afloramientos rocosos y cortados naturales y presenta una puerta en clavícula interna en su lado occidental. Las puertas en clavícula, que obligaban a los atacantes a dejar al descubierto su lado desprotegido, en el que portaban el arma y no el escudo, son exclusivas de los campamentos romanos y su presencia sirve para identificar este tipo de yacimientos arqueológicos con un alto grado de fiabilidad. El tamaño y las características del campamento de La Mina permiten suponer para él una función principal dentro del asedio.

El otro recinto, de alrededor de 1 hectárea, se localiza a apenas 200 m en línea recta de la muralla indígena, sobre una cresta rocosa cuyas defensas naturales se complementan con un doble agger a base de piedras, ya en terrenos del término municipal de Arrabalde. Por su situación avanzada y su reducida superficie puede interpretarse como un castellum o pequeño campamento, uno de los varios que formarían parte, junto a los principales, del dispositivo de cerco al oppidum astur. Su función pudo consistir en hostigar a los defensores con catapultas, escorpiones y otra artillería de torsión, tal y como ha sido documentado en otros conjuntos similares de época romana.

Aunque el entorno del castro se encuentra muy alterado por repoblaciones forestales y por la instalación de un parque eólico, los investigadores creen que el dispositivo de asedio tuvo que contar con varios campamentos más, situados en torno al oppidum indígena, cuya localización es desconocida hasta la fecha. Confían en que futuras prospecciones sistemáticas sobre el terreno permitan realizar nuevos hallazgos.

Vista de Arrabalde desde los riscos del castro.| J. A. G.


El yacimiento de Las Labradas es conocido por el hallazgo en su interior de dos importantes ocultamientos de joyas astures -y algunas monedas- de oro y plata, los conocidos como primer y segundo tesoro de Arrabalde. Desde su descubrimiento, en los años 80 del siglo XX, se ha dado por hecha la relación entre el enterramiento de estos dos conjuntos de orfebrería prerromana y la conquista romana del asentamiento indígena. Sin embargo, hasta ahora, la presencia legionaria en la zona se limitaba a algunos objetos documentados en el interior del oppidum y al cercano campamento estable de Petavonium (Rosinos de Vidriales). Este recinto, situado a más de 7 kilómetros al suroeste, está demasiado lejos como para haber tenido algún tipo de participación en la expugnación del castro, aunque en ocasiones se le haya supuesto una función de ese tipo.

Ahora, con el hallazgo de estos dos recintos comienza a aclararse la forma en que las legiones de Augusto tomaron el castro de Las Labradas, al tiempo que se contextualizan mejor los ocultamientos de joyas indígenas, en el marco de un asedio en toda regla y del que se empiezan a vislumbrar sus verdaderas e importantes dimensiones.

Tanto el descubrimiento como sus implicaciones históricas son objeto de un trabajo de investigación que verá la luz en el próximo número de la revista Estudios Humanísticos, editada por la Universidad de León. En ese trabajo, firmado por los responsables del hallazgo -J. A. Hierro Gárate, E. Gutiérrez Cuenca y R. Bolado del Castillo, del colectivo AGGER; E. Peralta Labrador, del Proyecto Guerras Cántabras; y J. M. Vidal Encinas, de la Junta de Castilla y León- se estudian con detalle los dos campamentos, así como otras posibles evidencias del asedio. También se certifica que Las Labradas y El Marrón forman un único yacimiento, configurando un gran oppidum astur de más de 40 hectáreas de superficie y con un aparato de murallas de dimensiones y características únicas hasta la fecha en el territorio ocupado por ese pueblo prerromano. Y, finalmente, se introducen nuevos elementos para la discusión académica sobre la localización de la Lancia tomada por Publio Carisio durante su campaña contra los astures del año 25 a.C., tradicionalmente situada en Villasabariego (León), pero que algunos autores proponen identificarcon el castro de Las Labradas.

El circuito propuesto dentro del asentamiento astur de Las Labradas.| J. A. G.

Los investigadores creen que que el relativamente reciente debate sobre la ubicación de Lancia está abierto en estos momentos y que tanto la ubicación tradicional en Villasabariego (León) como la alternativa en Las Labradas "cuentan con argumentos arqueológicos e históricos que permiten su defensa".

A su juicio, el hecho de que Las Labradas-El Marrón constituya un gran oppidum de unas 40 hectáreas, con unos muy potentes aparatos de murallas indígenas y que sufrió un asedio y fue tomado por los romanos hace que la opción de la Lancia zamorana gane puntos, indudablemente. "Al yacimiento leonés le faltan, precisamente, estas dos cosas, que no han sido documentadas de forma sólida hasta la fecha. Sin embargo, éste cuenta con el apoyo de la toponimia y las fuentes escritas antiguas y medievales y tiene una característica de la Lancia astur que, también de momento, no parece existir en Las Labradas: una ciudad romana de entidad", agregan.

De cualquier modo, sostienen que solo una profunda investigación arqueológica en Las Labradas podrá arrojar luz y aclarar las dudas. "La situación de ambos yacimientos no resiste la comparación, porque mientras en Villasabariego hay un proyecto de investigación con décadas de recorrido, financiación y continuidad garantizada, las excavaciones en Las Labradas han sido escasas, esporádicas y sin un gran proyecto de investigación que las enmarque", precisan.

La muralla de acceso al castro visto desde la pendiente lateral.| J. A. G.

Por este motivo consideran que "estos hallazgos pueden servir como un revulsivo en la zona y suponer un punto de inflexión en la historia del yacimiento, contribuyendo a que se le haga justicia desde el punto de vista arqueológico y se intervenga en él con medios, financiación y un proyecto sólido y a medio-largo plazo". "Más allá de si se trata de Lancia o no, estamos ante un gran yacimiento de la II Edad del Hierro que ve truncada su vida con la conquista romana del territorio astur y que puede enseñarnos mucho acerca de la vida antes de Roma y de cómo se produjo su integración en el por entonces naciente imperio", añaden.

"La importancia del hallazgo arqueológico radica en que sirven para contextualizar los importantes ocultamientos de joyas indígenas que han dado fama al lugar desde su hallazgo en los años 80 del siglo XX", explican los investigadores.

"Siempre se había dado por hecho que los 'tesoros' fueron enterrados durante las guerras con Roma, concretamente durante el asedio al castro, pero hasta ahora no se habían identificado evidencias materiales de ese asedio; aunque ha llegado a plantearse que se hizo desde el campamento de Petavonio, que era estable y no de campaña, está muy alejado para ese fin y probablemente sea posterior al final de la guerra".

La impresionante vista del valle del Tera y del sur de Vidriales desde el asentamiento.| J. A. G

Jose Ángel Hierro Eduardo Peralta, Julio Manuel Vidal, Enrique Gutiérrez y Rafael Bolado, creen que El Marrón era una ampliación del oppidum de Las Labradas, no un castellum romano. Ahora, con la identificación de estos dos recintos y de otras evidencias indirectas o más dudosas, como las dobles murallas interiores, el posible agger del Camino de las Vacas y algunos otros restos al oeste del castro, "parece confirmarse que ese asedio existió y comienza a apreciarse cuáles fueron sus características: un cerco con campamentos y 'castella' alrededor del castro astur (como, por otra parte, era la norma en esos momentos por parte de las legiones y ya se ha documentado en otras zonas de la Península, como en el territorio de los cántabros, por ejemplo). Eso nos permite subir de escala y mencionar un tercer motivo por el que los resultados de esta investigación son importantes, en este caso para el estudio de las guerras de conquista del norte peninsular por Roma: porque están certificando que en el territorio de los astures el proceso de conquista fue similar al documentado en Cantabria".

El hallazgo lleva a creer también a los investigadores que si su interpretación es correcta, la identificación de las murallas dobles de El Marrón, con sus características formas triangulares o de media luna, "nos está indicando que los conocimientos poliorcéticos de los astures de esta zona eran muy elevados y les permitían adoptar soluciones defensivas complejas y propias del mundo grecorromano, algo que nos indica una sofisticación mucho mayor en ese aspecto de lo que tradicionalmente se les ha supuesto".

Fuente: laopiniondezamora.es | 2 de mayo de 2020

Post de Terrae Antiqvae relacionado:

Localizan dos asentamientos militares romanos en Arrabalde (Zamora) (16/04/2020)

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