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Foto: El Arca Santa de Oviedo, lista para su exposición tras su restauración
La restauración del Arca Santa, caja en la que según la tradición se guardaban el Santo Sudario y otras reliquias, prácticamente ha concluido y, en palabras de la directora técnica de los trabajos y restauradora del Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE), Paz Navarro, "está perfecta". El relicario del siglo XI luce ya el color plateado y dorado que tuviera antaño, antes de la voladura de la Cámara Santa en 1934. A lo largo de tres meses, el Arca Santa ha sido desmontada, limpiada, saneada, recompuesta y protegida frente a futuros deterioros.
El nuevo aspecto del Arca se ha conocido hoy, pero no volverá a la Cámara aún, a falta de algunos remates y trabajos de documentación gráfica. El deán de la Catedral, Benito Gallego, espera que el traslado pueda efectuarse este próximo viernes por la noche, para que pueda ser expuesta al público de nuevo el sábado.
Por su parte, Paz Navarro ha señalado que la restauración deja en la Catedral un arca "totalmente sólida", cuya estructura y materiales sólo van a requerir renovar la capa de protección cada cinco años.
Una restauradora retira el revestimiento de la parte posterior del Arca Santa.
Navarro, responsable del proyecto, ha explicado que en los próximos días se procederá a terminar la restauración incorporando pequeños fragmentos traídos del Museo Arqueológico de Asturias al Arca y aplicando la capa de protección pertinente para su conservación en la vitrina de la Catedral.
En la intervención, llevada a cabo por diez profesionales, han participado también un arqueólogo, una historiadora especializada en técnicas, un restaurador, dos plateros, un carpintero y un gemólogo.
Uno de los aspectos fundamentales ha sido la elaboración de estudios químicos, físicos, biológicos y radiológicos llevados a cabo por el IPCE, que mostraron alteraciones, "reintegraciones" que tapaban parte de los originales y el gran deterioro de la cubierta de plata del arca.
Navarro ha señalado que lo más complicado de la intervención ha sido reparar la plata, sobre todo en la parte trasera, lo que ha obligado al equipo a un "trabajo muy meticuloso".
El Arca, que ya sufriera un ataque de carcoma en algún momento de su historia, no tiene actualmente ataques de carácter biológico, aunque sí ha habido que reparar la madera, material de la que está construida la estructura y cuyo deterioro ha sorprendido a los responsables del proyecto.
Otra de las curiosidades de la restauración del Arca, datada entre los siglos XI y XII, ha sido la localización de unas monedas de esa época y una cruz de peregrino en una parte de su estructura que seguramente no fue desmontada en 1935, fecha en la que fue restaurada por Gómez Moreno tras sufrir importantes daños durante la Revolución de 1934.
Navarro ha destacado que pronto se sabrán los resultados sobre las técnicas de fabricación estudiadas, y ha adelantado que se sabrán las aleaciones de platas y dorados utilizados y los tipos de nielados, que son técnicas ornamentales consistentes en incrustar esmaltes en la plata.
"Es de las pocas veces que tenemos en nuestro país unos análisis de nielado distintos tan precisos", ha concluido Navarro, que señala la "profundización" en las técnicas de la época como lo más "novedoso" de la intervención en el Arca Santa.
Fuente: elcomercio.es | 27 de julio de 2017
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«Está perfecta». Así resumió la restauradora del Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE) Paz Navarro los trabajos de reparación del Arca Santa de la Catedral que comenzaron el pasado 16 de marzo bajo su dirección. Ya están prácticamente concluidos, a falta de añadir unas pequeñas piezas de plata y aplicarle un barniz protector nitrocelulósico, que se deberá renovar cada cuatro o cinco años. De esta forma «se ha recuperado la joya europea más importante del siglo XI», en palabras del arqueólogo César García de Castro. Y podrá verse de nuevo en la Cámara Santa a partir del sábado.
Esta era la primera vez que se intervenía sobre el arca desde 1935, cuando el arqueólogo granadino se hizo cargo de la reparación después de que el relicario quedase seriamente dañado a consecuencia de la voladura de la Cámara Santa en 1934, cuando perdió la base y las bisagras. Ahora, desveló Navarro, «se han encontrado dentro dos monedas del siglo XII que están estudiándose, y una cruz de peregrino doblada» en una parte que «probablemente no se desmontó» hace ochenta y dos años. También se sabe ahora que la única gema que conserva la tapa no es más que un cristal de cuarzo.
A simple vista se aprecia cómo la caja ha recuperado el color plateado y la tapa también el dorado, volviendo al esplendor que tenía antaño. Se ha desmontado, limpiado, saneado y recompuesto. Había sufrido carcoma y, a consecuencia de ochenta años sin intervenciones, estaba extraordinariamente ennegrecida y deteriorada, con algunas partes, en palabras de la restauradora, «como un colador».
Hubo que levantar toda la plata para poder tratar la estructura original, de madera de roble y castaño, que las radiografías revelaron más estropeada de lo que se esperaba y limpiarla con mucho mimo, incluso con goma de borrar. Aunque, especificó Navarro, no como quien borra un escrito, sino «con pulverización y aglutinante».
Además, la epigrafía del arca se ha vuelto a colocar ordenada y se le ha dado la vuelta al pantocrátor, obra del joyero ovetense Félix Bascarán hacia 1931, que estaba tapando un original románico. Asimismo, se le han restituido pequeños trozos de plata que Gómez-Moreno había depositado en el Museo Arqueológico de Asturias.
«Toda la intervención ha sido complicada porque la plata estaba en muy mal estado y el tratamiento ha sido muy meticuloso. El arca está totalmente sólida y va a aguantar», declaró Navarro.
La restauración ha sido ejecutada por un equipo multidisciplinar de la empresa madrileña, fundada por un sacerdote lenense, Taller de Arte Granda, en dos fases: primero la caja y luego la tapa. Navarro especificó que en el taller había (unos iban y otros venían) «una media de diez profesionales»: un arqueólogo, una historiadora, un restaurador, dos plateros, un gemólogo y un carpintero. Este último, el luanquino Cristóbal Gomero, puso el toque asturiano. Todo en un taller 'secreto' (por seguridad y comodidad de los trabajadores) en la misma Catedral, en el claustro alto.
La financiación -56.000 euros- ha corrido íntegramente a cargo del propietario del bien, el Cabildo de la Catedral. Como Administración responsable del patrimonio, el Principado de Asturias dio su orientación y aprobación a los trabajos.
El pantocrátor del frontal del arca, obra del joyero ovetense Félix Bascaránl escondía otro románico debajo
El Arca Santa es un relicario del siglo XI con unas dimensiones de 119 centímetros de altura por 93 de anchura y 70 de profundidad, que contenía varias reliquias de Jesucristo, la Virgen María, los apóstoles y múltiples santos, entre las que destaca el Santo Sudario. Las leyendas cuentan que vino de Jerusalén y estuvo en África, Toledo y el Monsacro antes de llegar a Oviedo. En 1075, el rey Alfonso VI mandó abrirla para inspeccionar su contenido y ordenó recubrirla de plata. Fue un centro de atracción para los peregrinos.
El arca muestra, en su parte frontal, a Jesús Todopoderoso con los doce apóstoles. En el lateral izquierdo, los misterios de la infancia de Cristo; en el derecho, La Ascensión y la lucha de San Jorge contra el dragón, y en la parte superior, la Crucifixión. Una inscripción árabe bendice al dueño.
Quedan por procesar los datos que han arrojado los análisis químicos, físicos, biológicos y radiológicos del Arca, así como los del nielado (procedimiento ornamental de fundido de la plata), que permitirán conocer mejor las técnicas de elaboración del relicario. En el IPCE se está elaborando un estudio de conservación preventiva para que el Arca no vuelva a sufrir.
Finalizada la intervención, el Arca volverá a la Cámara Santa, «el viernes a última hora, cuando todo cierre», indicó el deán, Benito Gallego. Estará de nuevo expuesta al público el mismo sábado, si no hay ningún retraso.
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Fuente: elcomercio.es | 27 de julio de 2017
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La Fundación Santa María la Real ha publicado el libro “El Arca Santa de la catedral de Oviedo”, en el marco de la colección Ars Mediaevalis, editada en colaboración con la Red de Investigación del mismo nombre.
La publicación escrita por César García de Castro Valdés (izquierda), doctor en Historia del Arte por la Universidad de Oviedo y conservador del Museo Arqueológico de Asturias, recopila y resume la memoria histórico-artística de la pieza desarrollada tras su reciente restauración.
En apenas un centenar de páginas el autor profundiza en la historia del Arca Santa, así como en su fabricación, su contenido epigráfico e iconográfico o su cronología. Los estudios se ven acompañados por un buen número de fotografías, que facilitan la comprensión del libro, destinado a acercar a la sociedad tan emblemática obra de orfebrería.
Ya en la introducción, César García de Castro Valdés, aclara que la publicación no hubiera sido posible sin el minucioso estudio del Arca, posibilitado, primero por la restauración del interior de la Cámara Santa de la catedral de Oviedo y, posteriormente, entre marzo y julio de 2017 por los trabajos de restauración de la pieza, que “desde su restitución a la capilla de San Miguel en 1942 no había podido ser examinada convenientemente por los investigadores”.
La fabricación del Arca
La técnica de fabricación del Arca, “un cajón de madera, labrado a azuela, revestido de planchas de plata parcialmente doradas”, difiere, según el autor, de la de otras arquetas o arcas-relicarios medievales, “el formato de cajón cúbico, con cubierta plana es muy minoritario”, explica.
“La mayor parte de los relicarios plenomedievales fueron concebidos para albergar esqueletos, por lo que mantienen, el formato de sarcófagos”, continúa para afirmar que “la elección del formato del arca ovetense resulta, pues, lógica, aunque aislada entre los conservados hasta nuestros días".
Exhaustivo estudio epigráfico e iconográfico
Tras ahondar en los detalles de su fabricación, César García de Castro Valdés realiza un concienzudo análisis epigráfico e iconográfico del Arca, explicando su decoración paso a paso, figura tras figura.
Recuerda que se han conservado ocho leyendas en cúfico o árabes que pudieron ser diez y se detiene en transcribir y analizar la inscripción latina de la superficie de la tapa. “Caracteres mayúsculos repujados, distribuidos en cuatro líneas a cada lado, que se corresponden con los laterales de la cubierta”, describe. La lectura ha de realizarse “en espiral” y es parte de una sección del “acta de apertura del arca, del 13 de marzo de 1075”, en la que se enumeran buena parte de las reliquias custodiadas, así como el encargo del arca y de su decoración por Alfonso VI.
Tres maestros distintos
Tan minucioso análisis, tanto de las técnicas constructivas como de las decorativas, permiten al autor asegurar que existen “al menos tres manos distintas en la confección del arca”. “Un primer maestro fue responsable de la cubierta – precisa. Al segundo se le encargaron los paneles frontal e izquierdo y, al tercero, el lateral derecho”. Pese a todo, existe, asegura García de Castro, “una planificación conjunta de cada panel desde el principio”.
Precisión en torno a la cronología
La documentación consultada, especialmente, el acta de apertura del arca, hace presuponer al historiador que la pieza, a diferencia de lo que opinan otros, pudo ser ejecutada entre 1090-1100 y, más en concreto, “en torno a 1096-97, siendo su destinatario el obispo Martín o, quizá, su antecesor Arias, gran colaborador de Alfonso VI, en el último período de su mandato”.
En el libro, del que se han editado 1000 ejemplares, César García de Castro Valdés, expone que, precisamente, en esos años, “la relación de Alfonso y Urraca con San Salvador de Oviedo se revitaliza”. La publicación ya está al a venta en librerías, tiendas especializadas y en la tienda on line del portal Románico Digital, al precio de 9 euros.
Fuente:revistadearte.com | 4 de octubre de 2017
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