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Dientes de hace 40.000 años, encontrados en la cueva de Manot, en Israel, muestran que grupos humanos auriñacienses emigraron de Europa a la zona del Mediterráneo Oriental.
Por primera vez, los científicos han descubierto dientes humanos que datan de la escurridiza cultura Auriñaciense de 40.000 años de antigüedad en el Levante, lo que indica que estos primeros seres humanos llegaron a esta región a través de una migración inversa desde Europa, según la Dra. Rachel Sarig, de la Facultad de Odontología de la Universidad de Tel Aviv (TAU, por sus siglas en ingles) y del Centro Dan David para la Evolución Humana y la Investigación Biohistórica.
Esta evidencia puede poner fin a un debate de décadas entre los científicos que intentan probar en qué dirección se movía la cultura auriñaciense. Los dientes encontrados en la cueva Manot, en Israel, de 40.000 años de antigüedad, muestran que los primeros europeos trajeron dicha cultura al Próximo Oriente.
Una vista a la cueva de Manot con un recuadro del área donde se encontraron algunos de los dientes de 40.000 años de antigüedad. (Prof. Israel Hershkovitz).
Normalmente, los investigadores de la evolución sostienen que la migración humana tuvo lugar desde África, a través del Levante, hacia Europa. Este estudio plantea la hipótesis de que, al menos durante un breve período de varios miles de años, los seres humanos también migraron en la dirección “inversa”.
El estudio de la morfología de seis dientes descubiertos fue publicado recientemente en el Journal of Human Evolution. Además de resolver potencialmente el debate sobre la migración, los hallazgos también indican un período en el que los humanos modernos y los neandertales se cruzaron hace unos 40.000 años, dijo Sarig a The Times of Israel.
Hasta ahora sólo se han encontrado pruebas fósiles de mestizaje en este periodo del Paleolítico superior en lugares europeos. La similitud de los fósiles llevó a los científicos del estudio a formular hipótesis sobre sus raíces comunes.
Dra. Rachel Sarig de la Universidad de Tel Aviv (Oficina del Portavoz de la TAU)
“Este es un momento muy importante en el estudio de la evolución humana”, dijo Sarig, en el que hay evidencias de hibridación entre neandertales y Homo sapiens. “Realmente puede darnos una idea de dónde desaparecieron los neandertales y cómo se cruzaron con los humanos modernos”.
La cultura Auriñaciense apareció por primera vez en Europa hace unos 43.000 años. Hay muchas pinturas rupestres famosas descubiertas en todo el continente europeo de esta cultura, incluyendo la impresionante mano única de la Cueva de Aurignac, en Francia, de la cual toma su nombre. Sus primeros artífices son conocidos por sus herramientas y artefactos óseos, así como por sus adornos e instrumentos musicales.
Pintura de una mano. Cueva de Aurignac, Francia.
Si bien hay restos culturales que se han encontrado en Israel, incluyendo arte muy antiguo en forma de pinturas rupestres de caballos, Sarig explicó que estos seis dientes descubiertos en la Cueva de Manot son los únicos fósiles humanos encontrados aquí de este período auriñaciense.
El estudio no puede concluir de forma definitiva que hubo una migración inversa desde Europa, pero según el análisis de los investigadores hay una alta probabilidad, dijo Sarig. Evidencias humanas similares en Europa son anteriores a los hallazgos israelíes por varios miles de años.
“El análisis de los dientes puede darnos una idea de la población, pero sin ADN, no hay una conclusión definitiva”, afirma Sarig. Añadió que los científicos no son capaces de recoger muestras de ADN en especímenes hallados en el Levante con más de 10.000 años de antigüedad debido a su mala conservación.
Para superar la falta de un perfil genético, los investigadores emplearon imágenes de alta tecnología de los dientes para trazar su perfil morfológico. El estudio del mismo se completó con la colaboración del Dr. Omry Barzilai, de la Autoridad de Antigüedades de Israel, y científicos de Austria y los Estados Unidos.
El Dr. Omry Barzilai, de la Autoridad de Antigüedades de Israel, con un fragmento de un cráneo hallado en la cueva de Manot de hace 55.000 años (Foto: Judah Ari Gross / Times of Israel staff).
“A diferencia de los huesos, los dientes se conservan bien, ya que están hechos de esmalte, que es la sustancia del cuerpo humano más resistente a los efectos del tiempo”, dijo Sarig en una declaración de la TAU. “La estructura, la forma y topografía -resaltes superficiales- de los dientes proporcionan información genética importante. Pudimos analizar la forma externa e interna de los dientes encontrados en la cueva y asociarlos con los grupos típicos de Homo neanderthalensis y Homo sapiens”.
Utilizando escáneres microCT y análisis 3D en cuatro de los dientes, el equipo fue capaz de crear la imagen morfológica de los individuos cuyas bocas alguna vez los sostuvieron. Había seis dientes pertenecientes al menos cinco individuos: tres de los dientes eran de adultos y tres de niños. Sólo cuatro de los mismos fueron viables en su análisis.
Sarig explicó a The Times of Israel que de los cuatro dientes viables, "Dos dientes mostraron una morfología típica del Homo sapiens; un diente mostró rasgos característicos de los neandertales; y el último diente mostró una combinación de características neandertal y Homo sapiens”, dijo Sarig.
Un mapa de los sitios de excavaciones de la cueva Manot con indicación de la ubicación de los dientes de 40.000 años de antigüedad. (Dra. Rachel Sarig)
El estudio actual se completó en el nuevo Centro Dan David de la Universidad de Tel Aviv para la Evolución Humana, que, según Sarig, intenta ser el hogar de todos los especímenes y fósiles humanos descubiertos en Israel.
Como parte de su misión de hacer accesible al público la investigación académica, el centro se ha asociado con el nuevo Museo de Historia Natural, también en la Universidad, donde hay una exposición colaborativa sobre la evolución, y que incluye otros restos hallados previamente en la Cueva de Manot y en otros lugares. Sarig dijo que los seis dientes auriñacienses “probablemente se mostrarán en un futuro próximo”.
Actualmente se exponen otros hallazgos de la Cueva de Manot, descubierta por casualidad en 2008 y excavada durante nueve temporadas. Muchos de los hallazgos han sido sorprendentes, incluyendo un cráneo de hace 55.000 años. El cráneo fue descubierto en 2010 entre una mezcla de herramientas de piedra y hueso, fragmentos de huesos de venado, gacela e hiena y restos de esqueletos humanos que tienen entre 45.000 y 20.000 años de antigüedad.
Según un artículo del año 2015, en Times of Israel, el cráneo es de un ser humano anatómicamente moderno, e incluía una protuberancia “arcaica” en la base del cuello, típica de los cráneos modernos africanos y europeos. En el mismo se indicaba que los individuos de la cueva de Manot “podrían estar estrechamente relacionados con los primeros humanos modernos que más tarde colonizaron con éxito Europa”, según el profesor Israel Hershkovitz (izquierda) uno de los autores de dicho artículo y una voz líder en el campo de la evolución humana, al tiempo que director del Centro Dan David.
En aquel momento, Hershkovitz dijo que aproximadamente el cuatro por ciento del ADN de todos los humanos modernos es neandertal. Los modelos genéticos indican que la primera hibridación tuvo lugar hace entre 50.000 y 60.000 años en el Levante.
“Manot, en términos de tiempo y lugar, es el mejor candidato para la historia de amor de la que hablan los científicos entre neandertales y Homo sapiens”, dijo Hershkovitz en 2015.
El estudio dental actual se centra en individuos que vivieron en la cueva de Manot unos 17.000 años después y que aparentemente continuaron con la fiesta del amor.
Fragmentos de huesos pertenecientes a una variedad de ungulados paleolíticos encontrados en la cueva de Manot (Foto: Judah Ari Gross / Times of Israel staff)
Hershkovitz señaló esta semana: “Hasta la fecha, no hemos encontrado restos humanos de este período en Israel, por lo que el grupo perteneciente a la cultura auriñaciense sigue siendo un misterio. Este estudio pionero analiza por primera vez la historia de la población responsable de algunas de las contribuciones culturales más importantes del mundo”.
En la conversación, Sarig tiene cuidado de no sobrestimar el “pudín” prehistórico, y dijo que el estudio se basa en sólo unos pocos fósiles. "Los científicos no pueden concluir resultados globales basándose sólo en cuatro dientes. Pero podemos obtener alguna información”, agregó.
“Tras la migración de las poblaciones europeas a esta zona del Levante, una nueva cultura existió en nuestra región durante un corto periodo de tiempo, aproximadamente de 2.000 a 3.000 años, y luego desapareció sin razón aparente”, dijo Sarig en la declaración de la Universidad de Tel Aviv. “Ahora sabemos algo más sobre su composición y características”.
Fuentes: timesofisrael.com | phys.org | 5 de noviembre de 2019
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