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Cuadro representando la «peste justiniana». Creative Commons. Wikepedia.
En una necrópolis de época bizantina (siglo VI d.C.) situada a orillas del río Segura, en el municipio de Rojales, en la provincia de Alicante, se han documentado evidencias de la que podría ser considerada como la primera pandemia global de la historia, más conocida como "peste justiniana" o "plaga de Justiniano", bautizada así por quien era en esos momentos el emperador del Imperio Bizantino. En esta necrópolis, los arqueólogos han excavado alrededor de una treintena de tumbas en las que fueron enterrados padres y madres abrazados a sus hijos tras morir como consecuencia de la terrible plaga causada por la bacteria Yersina pestis.
Esta necrópolis bizantina esta situada en una duna fosilizada del yacimiento de Cabezo del Molino, y los restos mortales allí localizados son el resultado de varias campañas de excavación llevadas a cabo por el Museo Arqueológico de Alicante (MARQ), dirigidas por Manuel Olcina Doménech. El proyecto también cuenta con la colaboración del Instituto Max Plank de Jena (Alemania) y de la antropóloga de la Universidad de León, Susana Gómez-González.
La arqueóloga del MARQ, Teresa Ximénez de Embún, ha explicado que hasta ahora se han hallado en la necrópolis 62 cuerpos repartidos en una treintena de tumbas que, cronológicamente, coincidirían con el primer brote de peste, una pandemia que pudo haber matado entre 25 y 50 millones de personas a lo largo y ancho de todo el Mediterráneo.
La arqueóloga del MARQ Teresa Ximénez de Embún. (EFE/Morell).
En cuanto a las novedades que aportan las recientes investigaciones, estas radican principalmente en la posibilidad de localizar por primera vez vestigios de la peste justiniana en la parte occidental del Mediterráneo, en una región que abarcaba desde el sur de Valencia hasta Huelva y que, por aquel entonces, formaba parte del Imperio Bizantino, que se la arrebató a los visigodos entre los siglos VI y VII d.C.
Una de las tumbas descubiertas por los arqueólogos del MARQ en la necrópolis de Cabezo del Molino. Foto: Diputación de Alicante.
Según Ximénez de Embún, cuando la pandemia llegó al sur de Alicante, sus víctimas fueron enterradas en un tipo de necrópolis que era muy diferente a otras que hayan podido ser descubiertas con anterioridad: "El tratamiento de los individuos en su forma de enterramiento es emocional, sin fosas comunes y con una organización cementerial por agrupaciones familiares". Esta necrópolis formaba parte de las primeras comunidades cristianas en el ámbito rural, y en ella pueden verse muertes "repentinas y contemporáneas", como por ejemplo grupos familiares de hasta tres individuos abrazados y sepultados al mismo tiempo (antes del rigor post mortem), cuya muerte tuvo que ser causada por una infección.
Una de las tumbas de Cabezo del Molino, en la que pueden verse los restos de un adulto y un niño. Foto: Diputación de Alicante
Dos arqueólogas del MARQ analizan algunos de los huesos descubiertos en la necrópolis de Cabezo del Molino.Foto: Diputación de Alicante
Como hemos visto, en las tumbas que los arqueólogos han localizado en la necrópolis de Cabezo del Molino los individuos adoptan posturas bastante inusuales: un adulto abraza a un niño, un varón de entre 20 y 25 años yace junto un menor de unos seis años, una joven sostiene a un bebé en brazos, cuatro niños de entre 8 y 10 años fueron enterrados a la vez y dos gemelos o mellizos descansan en la misma sepultura. La edad de los difuntos es bastante clarificadora para Ximénez de Embún: "Se trata de una población joven, cuyas muertes prematuras nos advierten de que existió un proceso infeccioso en la comunidad".
Y es que según se iba ampliando la Renovatio imperii (nombre que recibe la campaña de reconquista de los antiguos territorios del Imperio Romano en manos de los pueblos bárbaros, liderada por el emperador Justiniano I), las tropas bizantinas podrían haber ido extendiendo la epidemia a su paso, lo que provocó que la población bizantina en Hispania se viera seriamente afectada, incluso hasta llegar a su desaparición.
De la importancia de este descubrimiento ha hablado, asimismo, la responsable de Cultura de la Diputación de Alicante (de quien depende el MARQ), Julia Parra, quien ha destacado la importancia de la colaboración recibida en esta investigación por parte del Instituto Max Plank, ya que esto "pone en valor la singularidad y trascendencia de muchos de los hallazgos realizados por los arqueólogos del MARQ, con un proyecto que refuerza la proyección internacional de enclaves de la provincia para avanzar en el conocimiento de nuestra historia".
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