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El 'Homo naledi' sería más joven de lo pensado. (Foto: AFP/NATIONAL GEOGRAPHIC/MARK THIESSEN)
Cuando exploraba dentro de una cueva al noroeste de Johannesburgo el 2013, Lee Berger (izquierda) se topó con uno, y luego miles de huesos pertenecientes a una especie totalmente distinta de humanos primitivos. En el 2015, tras detenidos análisis, los científicos determinaron que la especie encontrada (nombrada Homo naledi) era, efectivamente nueva y como ninguna vista antes. Las partes del esqueleto lucían idénticas a las de la anatomía humana moderna, pero tenía, sin embargo, otras características chocantemente primitivas: su cráneo, por ejemplo, era apenas más pequeño que el de un chimpancé.
La principal dificultad de Berger fue establecer qué tan antiguos eran los fósiles del H. naledi. Hasta ahora los científicos no se habían puesto de acuerdo en la datación de este homínido, por lo que su importancia en el entendimiento de la evolución humana no estaba clara.
Las hipótesis sobre cuándo existió el H. naledi no eran nada específicas: entre 2 millones de años hasta 100.000 años de antigüedad. Hoy, finalmente se tiene una estimación más exacta. En una entrevista publicada por la National Geographic, Berger reveló que
El hallazgo sorprende al tratarse de una especie realmente joven para las características primitivas que presenta. El cerebro pequeño, los dedos curvados, las formas de los hombros, tronco y cadera, son generalmente halladas en especies anteriores a 2.000.000 de años. El homínido más primitivo vivió hace unos 7.000.000 de años. Los primeros que empezaron a lucir como humanos aparecieron hace unos 3.000.000 de años. Los Homo sapiens, por su parte, aparecieron aproximadamente en los últimos 200.000 años. Es posible que los H. sapiens hayan conocido a los H. naledi y, por qué no, también propiciado su extinción.
Esquema de la cámara Dinaledi, tal y como se hallaron los huesos del Naledi.
Para determinar la antigüedad de los fósiles Berger y su equipo tuvieron dificultades, de ahí el prolongado tiempo que ha tomado la determinación de la antigüedad de las muestras. Al inicio, rechazaron el análisis isotópico por ser destructivo para los fósiles. Otra opción era fechar los mantos de rocas o sedimentos donde los fósiles fueron hallados. Los flujos de lava, en particular, contienen signos químicos ideales para la determinación isotópica. Pero los restos del H. naledi yacían en una capa muy difícil de datar. Una tercera opción era hacer lo propio con especies halladas cerca de los fósiles, pero no es posible dado que no tenían a otros restos cerca.
El método por el que han llegado a la última conclusión (donde el H. naledi tiene entre 300.000 y 200.000 años de antigüedad) es aún desconocido. Los papers que revelaron esta información no han sido publicados de momento. Según la publicación, Berger halló una segunda cueva con más restos que, presumimos, podrían haber dado mayores elementos para determinar la buscada antigüedad.
Según NewScientist, la anatomía de H. naledi parece sugerir que pertenece a algún lugar muy cercano a la base del “árbol humano”. No obstante, su ‘juventud’ hace que esta hipótesis sea realmente difícil de entender. Podría, en todo caso, tratarse de una especie con aspecto de humano moderno que después evolucionó hacia otra con características más primitivas. O podría haber evolucionado hace más de 2 millones de años, como los antiguos humanos, para luego sobrevivir sin cambiar, es decir, manteniendo sus características, tal como lo hizo el pez celacanto (aparecido hace 400 millones de años y presente, desde entonces, en los océanos).
Comparación craneal de 'Homo naledi' con otros homínidos.
El caso reciente del Homo floresiensis, apodado el ‘Hobbit’, es un precedente con interesantes similitudes. Este, también con un cráneo similar al de un chimpancé, vivió unos pocos miles de años atrás. Su lugar en el árbol genealógico humano es materia de discusión desde hace años. La más reciente publicación sobre este homínido indica que proviene del Homo habilis, que dejó África hace más de 2.000.000 de años atrás para trasladarse por toda Asia hasta llegar a Indonesia. La conclusión obtenida de ambos casos, es que ciertas especies pueden congelar su evolución durante cientos de miles de años.
El final de los H. naledi parece deberse también a la aparición de los H. sapiens. Tal como pasó con los Neandertales con la llegada de los homínidos más modernos a Eurasia, y como pasó con los ‘Hobbit’, cuya fecha de extinción coincide con la de la llegada de los H. sapiens a Indonesia (50.000 años), los Naledi podrían ser los primeros en haber desaparecido por culpa de nuestros antepasados.
Fuente: nmas1.org | 29 de abril 2017
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Publican la datación de los fósiles del ‘Homo naledi’
"Neo", cráneo de Homo naledi de la cámara Lesedi. / Wits University / John Hawks
Uno de los grandes descubrimientos del 2015 fue la presentación de una nueva especie de homínido denominado Homo naledi, con una morfología arcaica que se encuentra entre el Australopithecus y el género Homo. En aquel momento no existía una respuesta clara sobre la datación de estos fósiles pero los primeros estudios, basados en aspectos morfológicos, indicaban que el Homo naledi vivió hace unos dos millones de años.
Sin embargo, el hallazgo de una nueva cámara con unos 130 restos ha permitido a los científicos realizar unos trabajos de datación más exactos que ubican a la especie en una cronología mucho más reciente.
Los últimos análisis apuntan a que este homínido pudo coincidir con otras especies de homínidos y con los humanos modernos, en un rango que los científicos acotan entre hace 226.000 y 335.000 años.
“Hemos hecho pruebas con el método doble-ciego (que previene que los resultados estén influidos por el sesgo del observador) en las técnicas de datación más punteras y todas se han replicado, dándonos mucha confianza en las conclusiones”, explica a Sinc John Hawks (izquierda), de la Universidad de Winsconsin-Madison (EE UU) y uno de los autores principales de la serie de estudios sobre el tema que se publican hoy en la revista eLife.
“Lo sorprendente es que el Homo naledi existió hasta hace poco tiempo, junto con los humanos arcaicos y potencialmente los humanos modernos. Esto significa que tenemos que volver a examinar el resto de los registros fósiles para entender cómo todo esto se relaciona entre sí”, añade Hawks.
Convivencia de Homo naledi y Homo sapiens
Los primeros análisis de los restos encontrados en 2015 mostraban que el Homo naledi compartía muchos rasgos con las primeras especies de homínidos que vivieron hace dos millones de años y se asumió que tenían una edad similar. Los nuevos trabajos de datación se han llevado a cabo por un equipo internacional formado por investigadores de Australia, EE UU, Sudáfrica y España, en el que se encuentra el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) de Burgos.
“Realmente no se han datado de verdad los restos hasta ahora. Se hicieron muchas interpretaciones basadas en la morfología de los restos fósiles, pero sin métodos de datación independientes”, cuenta en declaraciones a Sinc, Mathieu Duval (derecha), uno de los investigadores del CENIEH.
Con estos nuevos datos se estima que la diversidad de homínidos alrededor del mundo fue mucho mayor de lo que se piensa y sobre todo se replantea el lugar que ocupa el Homo naledi en el árbol genealógico del género Homo.
“El Homo naledi es claramente una especie primitiva del género Homo a pesar de los rasgos que comparte con los humanos arcaicos y modernos”, establece Lee Berger (izquierda), de la Universidad de Witwatersrand (Sudáfrica), colíder del equipo y uno de los descubridores de la especie en 2015.
Los investigadores creen ahora que el Homo naledi vivió en el mismo tiempo y lugar que los humanos modernos. Los estudios de los restos, especialmente calaveras y dientes establecen, según Duval, dos posibles escenarios para las relaciones de esta especie.
“Un primer escenario supondría que el Homo naledi pudo emerger cerca del origen del género Homo, al mismo tiempo que el Homo habilis, Homo rudolfensis y Homo erectus. La segunda opción es que puede estar más relacionado con los humanos arcaicos y modernos, convirtiendo al Homo erectus en una rama divergente del Homo”, explica el investigador del CENIEH. No obstante, advierte Duval, “las pruebas no nos permiten excluir ninguna de las dos posibilidades”.
La coexistencia entre estas especies también permite especular sobre otros aspectos como, por ejemplo, la tecnología. No se encontraron herramientas de piedra entre los restos, así que aún se ignora si eran capaces de elaborar artefactos líticos.
Sin embargo, muchas de las herramientas encontradas en África se han atribuido a los humanos modernos y a sus ancestros aún sin que se hayan encontrado restos fósiles. “Los nuevos resultados ofrecen ahora una incertidumbre adicional sobre la autoría de estas herramientas líticas”, apunta Duval.
Un esqueleto más completo que el de Lucy
La primera cámara, encontrada en 2013, llamada por los científicos Dinaledi, contenía más de 1.550 fósiles pertenecientes a 15 individuos. La nueva, bautizada como Lesedi –‘luz’ en el idioma Setswana–, se encuentra a 100 metros de la primera. En ella se han encontrado 130 fósiles que pertenecen a tres ejemplares, dos adultos y un joven, de entre los que destaca un cráneo “maravillosamente completo”, según John Hawks.
De entre los restos recuperados, los más llamativos son los de uno de los ejemplares adultos, al que se ha llamado Neo. Según los autores, los fósiles han permitido una reconstrucción muy completa de su esqueleto, en especial la calavera que conserva gran parte de la cara, incluyendo los huesos de la región interna del ojo y la nariz.
“El esqueleto de Neo es uno de los más intactos jamás descubiertos. Técnicamente es más completo que el fósil de Lucy teniendo en cuenta el estado de conservación de cráneo y la mandíbula", apunta Lee Berger.
Para los autores, el estado de conservación de estos huesos añade muchos más detalles y ayuda a confirmar aspectos que ya se conocían tras el análisis de los primeros restos de este homínido.
“Este esqueleto conserva la clavícula y un fémur casi completo, lo que permite corroborar lo que ya sabíamos sobre su estatura y tamaño, y también que era capaz de caminar perfectamente y de escalar. Las vértebras, que están muy bien conservadas y son únicas, tienen una forma que solo habíamos visto en los neandertales”, explica Hawks.
Almacenamiento de cuerpos en cámaras funerarias
Las cámaras forman parte del sistema de cuevas Rising Star y se encuentran muy cerca entre sí. Esta cercanía y el hecho de encontrar restos de varios individuos en ellas sugiere a los científicos la idea de que el Homo naledi confinaba allí a sus muertos, un comportamiento que podría ser muestra de que tenían una gran inteligencia y, posiblemente, los primeros atisbos de cultura.
“Esto añade peso a la hipótesis de que el Homo naledi usaba lugares oscuros y remotos para enterrar a sus muertos. ¿Qué posibilidades hay de que un hecho casi idéntico ocurra por casualidad?”, observa Hawks.
Este tratamiento a los muertos es similar al de otras especies. Por ejemplo en España, en el yacimiento de la Sima de los Huesos, se han encontrado cuerpos neandertales almacenados de hace unos 400.000 años.
“Lo llamativo es que el cerebro del Homo naledi medía una tercera parte del nuestro. Claramente no eran humanos, pero tenían un comportamiento reconocible, un cuidado por otros individuos que continuaba después de sus muertes. Creo que podríamos estar ante las raíces más profundas de las prácticas culturales de la humanidad”, concluye Hawks.
Los restos almacenados en ambas cámaras proveen a los científicos del registro más completo de una especie homínida más allá de humanos y neandertales: unos 2.000 fósiles que suponen los esqueletos de 18 individuos.
Referencia bibliográfica:
John Hawks et al. “New fossil remains of Homo naledi from the Lesedi Chamber, South Africa”. eLife, 2017 http://dx.doi.org/10.7554/eLife.24232
Paul HGM Dirks et al. “The age of Homo naledi and associated sediments in the Rising Star Cave, South Africa”. eLife, 2017 http://dx.doi.org/10.7554/eLife.24231
Lee R Berger, John Hawks, Paul HGM Dirks, Marina Elliott, Eric M Roberts. “Homo naledi and Pleistocene hominin evolution in subequatorial Africa”. eLife, 2017 http://dx.doi.org/10.7554/eLife.24234
Fuente: SINC | 9 de mayo de 2017
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El diario EL PAIS también se hace eco de la noticia, de la que entresaco los siguientes párrafos:
Marina Elliott, una de las paleoantropólogas del equipo WITS UNIVERSITY
La datación de los fósiles y los sedimentos de la cueva, publicados hoy en la revista de acceso abierto eLife, aportan una enorme sorpresa, pues tienen entre 230.000 y 335.000 años, muchísimo menos de los dos millones de años que cabía esperar por los rasgos tan arcaicos del naledi. Las fechas implican que este homínido vivió en África al mismo tiempo que los primeros Homo sapiens y otros homínidos mucho más evolucionados, algo que hubiera resultado impensable hace pocos años y que supone una importante cura de humildad para nuestra especie y la versión clásica de la evolución del género Homo, con una progresión de homínidos cada vez con más cerebro hasta culminar en el sapiens, mientras desaparecen las especies menos evolucionadas.
“Ya no podemos asumir que sabemos qué especie hizo ciertas herramientas, o decir que fueron los humanos modernos los que iniciaron algunos de los comportamientos y tecnologías más rompedoras dentro del registro arqueológico de África”, señala Lee Berger, paleoantropólogo de la Universidad de Witwatersrand y coautor de los estudios, en una nota de prensa difundida por su institución. “Si hubo otra especie que compartió el mundo con los humanos modernos en África, es muy probable que haya otras. Solo tenemos que encontrarlas”, resalta.
En otro estudio publicado hoy, el equipo describe una segunda cámara en la cueva Rising Star donde se han hallado fósiles de al menos otros tres individuos, uno de ellos un niño de menos de cinco años. Entre los fósiles hay un cráneo muy completo que contribuye a dibujar el rostro de la nueva especie. Esta segunda cámara está a unos 100 metros de la primera. No hay restos de ningún otro animal ni de crecidas que pudieran haber arrastrado los huesos y parece que la cueva no tenía más entradas.
“Esto añade peso a la hipótesis de que el Homo naledi utilizaba sitios oscuros y de difícil acceso para depositar a sus muertos. ¿Qué posibilidades hay de que un segundo caso idéntico al primero se deba a una mera casualidad?”, señala John Hawks, investigador de la Universidad de Wisconsin-Madison (EE UU) y coautor de los estudios publicados hoy.
Como ya pasó tras su descubrimiento en 2015, los nuevos datos sobre Homo naledi plantean muchas preguntas sin respuesta. ¿Cómo pudo sobrevivir un homínido tan primitivo en el mismo territorio que los humanos modernos?
María Martinón-Torres (derecha), del University College de Londres, señala que “estamos ante un caso parecido al Hombre de Flores, pero no se explica cómo [los naledi] pudieron permanecer aislados en las sabanas de África, es una intriga tremenda”.
El hallazgo guarda también paralelismos con la Sima de los Huesos de Atapuerca, otra concentración de fósiles humanos que posiblemente fueron puestos allí a propósito. “En un periodo similar, los homínidos de la Sima de los Huesos también enterraban a sus congéneres, pero existen diferencias abismales en su morfología y su capacidad craneal con los naledi. Habrá que plantearse cuán importante es el tamaño del cerebro para inferir comportamientos que considerábamos tan elevados”, resalta.
“El 95% de África está sin explorar en cuanto a fósiles humanos, su historia en el último medio millón de años puede ser tan compleja como la de Europa, con sus cinco tipos de humanos”, resalta Chris Stringer (izquierda), investigador del Museo de Historia Natural de Londres. “Hace unos 300.000 años en África había al menos tres tipos de humanos, los Homo rhodesiensis, los Homo sapiens tempranos y los Homo naledi, y quién sabe qué más habrá ahí afuera”, explica.
El científico plantea dudas sobre el posible enterramiento. “Aunque no se ha planteado ninguna otra hipótesis satisfactoria para la disposición de los restos del Homo naledi, muchos expertos consideramos que un comportamiento tan complejo es poco probable para una criatura con un cerebro similar al de un gorila, especialmente cuando hace falta dominar el fuego para iluminarse” dentro de la cueva, explica. Posiblemente se descubran otras entradas por las que los huesos podrían haber llegado allí de forma accidental, sugiere.
Un nuevo lote de restos humanos hallados en las profundidades de una cueva de Sudáfrica podría cambiar lo que sabemos hasta ahora de la evolución humana.
La datación de los huesos de esta especie conocida como Homo naledi, que incluyen un cráneo adulto casi completo, revela que tienen una antigüedad de entre 335.000 y 236.000 años, es decir que, pese a sus rasgos primitivos, el Homo naledi es mucho más joven de lo que se esperaba y, por tanto, habría vivido al mismo tiempo que los individuos más tempranos de nuestra especie, el Homo sapiens.
Por otra parte, el sitio en donde fueron encontrados refuerza la idea de que estos homínidos depositaron deliberadamente sus muertos en la cueva.
Este tipo de comportamiento complejo es muy sorprendente para una especie humana con un cerebro de un tercio del tamaño del nuestro. Esto apuntaría a que tenía una mente inteligente y que estaríamos ante la presencia de indicios de cultura.
Los detalles de la investigación, encabezada por el profesor Lee Berger de la Universidad de Witwatersrand, en Sudáfrica y el profesor John Hawks, de la Universidad de Wisconsin-Madison, en Estados Unidos, fueron publicados en la revista eLife.
La historia de H. naledi comienza en 2013, cuando se descubrieron los restos de cerca de 15 individuos de varias edades dentro de la cámara Dinaledi, que forma parte del sistema de cuevas Rising Start.
En ese mismo momento, los investigadores estaban explorando una segunda cámara, a 100 Km de distancia, llamada Lesedi.
El hallazgo en Dinaledi fue publicado en 2015, pero la investigación sobre los restos de Lesedi no fue presentada sino hasta ahora. Los especímenes más recientes incluyen los restos de al menos dos adultos y un niño. El cráneo de uno de estos adultos, al que llamaron "Neo", indica que fue probablemente un hombre. El análisis de los huesos de sus extremidades muestra que se sentía igualmente cómodo caminando o trepando.
El hecho de que el H. naledi haya vivido al mismo tiempo y en la misma región que el H. sapiens revela la increíble diversidad de formas humanas que existían durante el Pleistoceno tardío (entre las que se incluye el Homo rhodesiensis).
¿Pero cómo mantuvo el H. naledi sus características distintivas viviendo en una proximidad tan cercana con otras especies humanas entre las que se encuentra el H. Sapiens?
"Es difícil de atribuirlo al aislamiento geográfico ya que no hay límites o barreras. Es el mismo paisaje de aquí a Tanzania. Estamos en una sabana continua".
El tamaño de los dientes del H. naledi refleja que habrían tenido una dieta similar a la de los humanos modernos. Las proporciones de sus extremidades hace pensar también que podrían haber utilizado herramientas de piedra.
"No parecen haber estado en diferentes nichos ecológicos. Esto es raro, es un problema. No es una situación en la que podamos decir: 'coexistieron porque usaban los recursos de forma diferente", le dijo Hawks a la BBC.
Algo clave en la investigación fue la datación de los restos. En un principio, y basándose en sus características primitivas, Berger creyó que podrían tener hasta tres millones de años. Sin embargo, estos huesos estaban solo ligeramente mineralizados, lo cual dio lugar a la posibilidad de que no fueran en realidad tan antiguos.
Para dar con una fecha más precisa, el equipo dató los huesos mismos, los sedimentos del suelo de la cueva y la colada (los minerales carbonatos que se forman cuando el agua corre por las paredes o el suelo de la cueva).
Usando una serie de técnicas, los investigadores lograron reducir el período al que pertenecieron los restos: entre 236.000 y 335.000 años atrás.
El equipo envió las muestras a dos laboratorios diferentes de modo que ninguno supiera qué estaba haciendo el otro o qué métodos analíticos estaba empleando. Aún así, ambos obtuvieron los mismos resultados.
"Este es ahora el yacimiento mejor datado en el sur de África", aseguró Hawks.
Muchos misterios quedan aún por develar sobre este extraño miembro del árbol genealógico de la humanidad, como por ejemplo cuál fue la historia evolutiva del H. naledi hasta el momento en que sus huesos aparecieron en el sistema de cuevas Rising Star.
El equipo de espeleólogos frente a una de las entradas de la cueva. Derechos de autor de la imagen: MARINA ELLIOTT
Por el momento, los investigadores barajan dos teorías.
La primera es que el H. naledi es una de las ramas tempranas del Homo -algo así como el Homo habilis. Retiene una anatomía primitiva mientras que evoluciona en paralelo con la rama de la familia humana que, eventualmente, resultó en los humanos modernos.
Otra posibilidad es que se haya alejado hace más de un millón de años de una forma más avanzada del Homo -quizás del H. erectus- y luego haya regresado a su forma más primitiva en algunos aspectos, como la forma de su cráneo y dientes.
Fuengte: BBC.com | 9 de mayo de 2017
El 23 de marzo de este año publiqué en este mismo blog unresumen de las últimas investigaciones sobre la especie Homo naledi. Expresé mi deseo de que pronto se obtuvieran fechas sobre la cronología de esta especie. Recordemos que la especie fue descrita en 2015 por Lee Berger y otros muchos colegas en la revista eLife, tras el estudio de más de 1.550 restos fósiles obtenidos en la cámara Dinaledi de la cueva sudafricana de Rising Star. El hallazgo fue totalmente casual y fue realizado por dos espeleólogos en una cavidad de acceso muy complicado. El yacimiento recuerda al de la Sima de los Huesos de la sierra de Atapuerca tanto por la gran cantidad de restos fósiles humanos como por el hecho de que ambas cavidades están relativamente lejos de las respectivas entradas actuales a la cueva principal. En el caso de la Sima de los Huesos, la distancia es de unos 900 metros, mientras que la cámara Dinaledi está a unos 90 metros de la entrada principal. Pero las dificultades para entrar en Dinaledi son mayores, dada la estrechez de la sima de acceso (unos 25 centímetros de diámetro, solo apta para cuerpos ágiles y muy delgados). La dinámica geológica en la formación de las cavidades cársticas puede explicar que la antigua entrada tanto a la cámara Dinaledi como a la Sima de los Huesos se hayan colapsado con el paso del tiempo.
Pero existen algunas diferencias entre los dos yacimientos. Por ejemplo, en la Sima de los Huesos se han obtenido más de 7.000 restos fósiles humanos durante 40 años, reuniendo una colección fabulosamente conservada de la que se conoce la posición exacta y precisa de cada resto. En la cueva Dinaledi se han obtenido alrededor de 1.550 restos humanos en apenas unos meses. Las prisas por recuperar este tesoro paleantropólogico han recibido muchas críticas. Quizá se ha perdido información sobre el yacimiento, que nunca se podrá recuperar. Pero los fósiles humanos abren muchas puertas y procuran notoriedad a quienes los encuentran y estudian. No cabe duda de que Lee Berger tiene unas habilidades sociales indiscutibles. Las críticas por las prisas se han compensado con la reunión de un amplio equipo de expertos en todos los elementos esqueléticos, que han realizado estudios pormenorizados en un tiempo récord. Faltaba conocer la cronología, que acaba de ser publicada en la revista eLife.
Teniendo en cuenta las características morfológicas de los fósiles, cuya talla no superaba los 150 centímetros y cuyo cerebro era inferior a 500 centímetros cúbicos, las previsiones apuntaban a cronologías en torno a los dos millones de años. Ciertas similitudes con las especies Homo habilis, Homo ergaster y Homo rudolfensis, pero también con los australopitecos, han llevado a muchos expertos a especular con cronologías entre 2,5 y 1,5 millones años para Homo naledi.
Sin embargo, desde el martes 9 de mayo sabemos que la cronología se sitúa entre unos 230.000 y un 330.000 años. La sorpresa ha sido mayúscula para toda la comunidad científica, porque se sale del guión. Cuando se conoció el hallazgo de Homo floresiensis y su increíble cronología se argumentó que aquellos enanos de cerebro diminuto representaban el resultado de un aislamiento prolongado durante miles de años en una isla del pacífico. Una especie casi de otro planeta en un “mundo perdido”, donde los miembros de nuestra especie pasaron de largo en su camino hacia el continente australiano.
Pero el caso de Homo naledi no puede explicarse de ese modo. Tenemos que conceder crédito a quienes han realizado los análisis (series del Uranio, termoluminiscencia y electro-spin-resonancia [ESR]). Uno de ellos (el Dr. Mathieu Duval) ha sido compañero mío durante varios años, hasta su fichaje por una universidad australiana. Su profesionalidad y buen hacer están fuera de toda duda. Los resultados de tres métodos coinciden en sus rangos, lo que da una notable robustez a los resultados. Esta misma opinión es compartida por los especialistas en geocronología
Puesto que las características de Homo naledi son más primitivas que las de las especies del género Homo de esa antigüedad tenemos necesariamente que llevar el origen de estos humanos hacia el Pleistoceno inferior, y acercarlo a especies como Homo habilis. Ahora bien, el sur de África no es ni una isla ni un “cul de sac”, donde una especie puede permanecer inalterada durante miles de años en un ambiente homogéneo, alejada de la competencia con otras especies. Homo naledi tenía manos con capacidad para la pinza de precisión y, por tanto, para fabricar herramientas con cierta habilidad. De momento no hay herramientas en la cámara Dinaledi, por lo que es imposible saber si esta especie las fabricaba. Y de haberlas elaborado, tampoco sabemos hasta donde llegaba su habilidad tecnológica.
Homo naledi también conservó capacidades trepadoras, aunque los huesos de su esqueleto apendicular le permitieron caminar y correr por espacios abiertos. Finalmente, su dieta era omnívora como la cualquier otro hominino de aquella región. Salvo que las especies del género Homo se hubieran mantenido muy alejadas del territorio hoy en día ocupado Sudáfrica o que Homo naledi hubiera encontrado un paraíso perdido, como el que nos describen en ciertas obras cinematográficas, la datación de esta especie es difícil de conciliar con lo que sabemos de la evolución humana. ¿Quizá es que todavía sabemos muy poco?
Lee Berger sabía bien que esta cronología era posible y ya se había especulado con ello. Es más, Berger no estuvo muy de acuerdo con la calificación de “reliquia del pasado”, que la periodista científica Ann Gibbons utilizó en la revista Science en 2015 para referirse a Homo naledi. Si se confirman las dataciones, Homo naledi puede dar muchas pistas sobre el origen de Homo y no podría apartarse como una reliquia que ponemos en una vitrina para goce del visitante. En esto daremos la razón a Berger. Por supuesto, la datación de cualquier yacimiento es un programa continuo. Nunca hay que estar satisfecho con los datos ni dar por cerrado ese capítulo. Algunos responsables de yacimientos han cometido el grave error de conformarse con la primera datación que haya “cuadrado” con sus hipótesis, restando interés a los hallazgos.
Finalmente, la hipótesis de que los restos de Homo naledi fueron depositados de manera intencionada por otro humanos (cómo se ha propuesto para los homininos de la Sima de los Huesos) no gana en credibilidad con esta cronología. El hecho de que estos homininos sean mucho más recientes de lo que se pensaba no les confiere ninguna habilidad mental peculiar. Y mientras no haya evidencias que apoyen esta hipótesis solo podemos decir que los huesos estaban en la cámara Dinaledi por razones desconocidas. En cualquier caso, tendremos que reflexionar mucho a partir de este momento sobre la historia de la evolución humana. Esta vez sí podemos decir que tenemos que reescribir mucho de lo que se tenía por seguro en este ámbito científico.
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