China desarrolló su propia tecnología compleja en la Edad de Piedra, hace cerca de 150.000 años

El profesor asociado Bo Li y su colega Xue Rui del Centro de Ciencias Arqueológicas de la Universidad de Wollongong. Crédito: Paul Jones

Asia ha sido a menudo un continente olvidado en la búsqueda de los orígenes de la humanidad. Y sin embargo los fósiles demuestran que una importante variedad de homínidos vagaron por Siberia, China e India hace cientos de miles de años. Este lunes un estudio realizado por un equipo internacional describe el hallazgo de herramientas de piedra tallada en el sur de China de hace entre 80.000 y 170.000 años. Sus resultados se acaban de publicar en la edición online de  Nature y sugieren que la adopción de técnicas avanzadas de fabricación no llegó desde Occidente, como se pensaba, sino que fueron las poblaciones locales las que desarrollaron su propia cultura.

Los objetos de piedra, hallados en la cueva de Guanyindong, fueron fabricados mediante el método Levallois, llamado así por la localidad francesa donde se encontraron los primeros ejemplos. Implica una técnica más sofisticada que la talla de piedra primitiva y sigue una serie de pasos muy precisos. El resultado son piezas más eficientes y duraderas, indispensables para la supervivencia de una sociedad de cazadores y recolectores. Los investigadores destacan en particular los núcleos líticos hallados en el yacimiento, a los que se han referido como "navajas suizas de la antigüedad", utilizadas para cortar, raspar o cavar, modelados con una superficie lascada muy distintiva.

Hasta ahora se había asumido que este grado de desarrollo tecnológico no pudo haber llegado a Oriente hasta hace 30.000 o 40.000 años, pero los nuevos hallazgos retrasan el reloj y apuntan a que los primitivos habitantes de Asia desarrollaron la misma técnica que sus contemporáneos africanos de forma independiente. El pasado mes de febrero otro artículo publicado en  Nature, revelaba uno los primeros ejemplos de esta tecnología, fechado hace entre172.000 y 385.000 años, en Attirampakkam, en el sureste de la India. En 2017 el yacimiento de Jebel Irhoud, en el norte de Marruecos, arrojó herramientas que databan al menos de hace 300.000 años y otros estudios ubican ejemplos de Levallois de ese mismo periodo en regiones del sur del Cáucaso.

El mapa muestra dónde se han encontrado artefactos Levallois. Los más antiguos, que datan de hace 337.000 años, se han hallado en Europa y África. La estrella roja en el mapa marca el sitio de la cueva de Guanyindong, donde la nueva investigación llevada a cabo muestra que esta tecnología se usó hace entre 80.000 a 170.000 años en Asia, mucho antes de lo que se pensaba. Crédito: Marwick et al.

"La aparición de la técnica Levallois representa un gran aumento en la complejidad tecnológica; hay muchos pasos que tienen que seguirse para obtener el producto final, en comparación con tecnologías anteriores", explica Ben Marwick (izquierda), profesor asociado de antropología de la Universidad de Washington y uno de los autores del texto. "Nuestra teoría es que se trata de una evolución convergente: cuando un mismo método aparece en poblaciones geográficamente distantes, probablemente sea porque es la forma más simple y eficiente de hacer algo".

Tras las huellas de los primeros asiáticos

La historia de la evolución de Asia está resultando más variada y compleja de lo que se pensaba. Sin embargo los detalles siguen abiertos a debate, ya que las pruebas materiales son más escasas que en África y Europa. En los alrededores de la cueva de Guanyindong, por ejemplo, no se han encontrado fósiles humanos. "Tenemos los útiles pero no hay ningún resto asociado, así que es difícil inferir quiénes fueron los talladores", explica María Martinón-Torres (derecha), directora del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana (CENIEH). "Aunque no sean abundantes, hay pruebas de que el Homo sapiens estaba presente en el sur de China hace 80.000 o 100.000 años, así que podrían haber sido ellos los que hubieran portado estas herramientas. La otra alternativa es que los autores sean homínidos diferentes".

Se sabe que en la época en que se fabricaron las herramientas los denisovanos -especie de homínido emparentado con los neandertales- había alcanzado el este de Asia. "A parte del Homo erectus, a finales del Pleistoceno Medio había en Asia otra población que no encajaba ni como Homo sapiens ni como Homo neanderthalensis, que quizá puedan ser los denisovanos", señala la directora del CENIEH. "Tampoco descartaría que pudieran ser ellos los artífices de estas herramientas". Diferentes fósiles difíciles de catalogar han sido halladas en China, con una mezcla de rasgos neandertales y denisovanos. De hecho una teoría reciente afirma que la hibridación de denisovanos y otras especies podría haber dado lugar a subespecies del género Homo que habrían poblado Asia, como el hombre de Maba o los llamados Hombres de la cueva de los ciervos.

Selección de núcleos Levallois: a, d, f, núcelos Levallois recurrentes; b, c, e, núcleos Levallois preferentes.

Selección de herramientas y lascas Levallois: g, k, n, lascas Levallois; l, lasca Levallois con borde; m, herramientas hechas con piezas en bruto Levallois; o, p, puntas seudo-Levallois.

Evolución lineal

En cualquier caso, las herramientas de piedra demuestran una evolución lineal. Los humanos que vivían Guanyindong desarrollaron una forma de fabricación que los expertos llaman modo 3, intermedia entre la tecnología de hachas de mano (modo 2) y anteriores al desarrollo de hojas afiladas (modo 4). Hasta ahora, la ausencia de tecnología de modo 3 había llevado a los arqueólogos a especular que el llamado modo 4 sólo podría haber llegado a China traído por una migración desde Occidente, pero los nuevos hallazgos aportan otra posibilidad. "El descubrimiento sugiere que esta estrategia de fabricación pudo haber sido creada localmente sin ayuda de otras poblaciones, o provenir de una transmisión cultural mucho más temprana de lo que se creía", sostiene Marwick.

Los artefactos examinados para este estudio fueron excavados por primera vez en Guanyindong, en la provincia de Guizhou, en las décadas de 1960 y 1970. Más de 2.200 piezas entre los que sólo 45 (cuatro herramientas, 11 núcleos líticos y 30 láminas) corresponden a la técnica Levallois. Los más antiguos se estimaron en más de 130.000 años. Los análisis también permitieron identificar el entorno en el que se utilizaron estas herramientas arcaicas: un bosque abierto en un paisaje rocoso, dentro de "un área de bosque aluvial muy reducida en comparación con el paisaje actual", según señalan los autores.

El sitio de la cueva de Guanyindong en el suroeste de China. Crédito: Jia-Fu Zhang

Investigaciones anteriores que habían utilizado datación uranio-torio no pudieron establecer su antigüedad con suficiente precisión. Los autores explican que las técnicas anteriores se centraban en fósiles encontrados lejos de los artefactos de piedra y no en los mismos artefactos. Ahora se han podido analizar los sedimentos que los rodean, aportando una idea más precisa sobre su creación y su uso. Para conseguirlo los miembros del equipo -procedentes de universidades de China, Estados Unidos y Australia- ha utilizado la datación por termoluminiscencia (OSL), la cual mide el tiempo desde que los sedimentos que contienen artefact de noos fueron expuestos por última vez a la luz solar.

Lo que encontraron fue que las capas más profundas de la cueva, en las que se descubrieron las herramientas de Levallois, databan de hace unos 170.000 años, mientras que las de las capas superiores databan de hace aproximadamente 80.000 años.

"Este es un resultado muy emocionante, ya que desafía la teoría existente sobre la historia y la evolución de los seres humanos y la tecnología en el este de Asia", dijo el profesor Bo Li, de la Universidad de Wollongong.

"Hasta ahora, los arqueólogos pensaban que los humanos modernos solo llegaron allí hace 50.000 años y trajeron la tecnología con ellos, pero hemos encontrado algo mucho más antiguo, lo que sugiere un modelo diferente de dispersión humana y evolución tecnológica".

No obstante, la cuestión de si las técnicas de Levallois se inventaron de forma independiente en el este de Asia no se resolverá hasta que se descubran más evidencias arqueológicas, concluye el profesor Li.


Fuentes: elmundo.es | phys.org | New Scientist | 19 de noviembre de 2018

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Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el noviembre 29, 2018 a las 1:07am

Los Neandertales y el océano Pacífico

Nuestros viajes a China durante estos últimos años no solo han servido para conocer y colaborar en el estudio de viejos fósiles, casi olvidados en cajones y armarios de respetables instituciones. Esos viajes nos han permitido intuir el impresionante potencial de este país en arqueología y paleontología. Todavía siguen llegando a las revistas científicas de gran impacto mediático las revisiones de los materiales obtenidos en el siglo XX, en unas condiciones poco favorables para los abnegados científicos chinos. Por fortuna, una parte de esa información se está recuperando y nuestra visión de la prehistoria está cambiando a marchas forzadas.

El último trabajo publicado en la revista Nature por Yue Hu, Bo Li y otros colegas chinos, que realizan su actividad científica en China y otros países, ha puesto de manifiesto que sabemos muy poco no solo sobre los humanos que poblaron esta región del planeta durante el Pleistoceno sino también sobre su cultura.

 

Hace ya muchos años, cuando la prehistoria se desarrollaba fundamentalmente en Francia, se descubrieron una serie de herramientas muy particulares en las canteras del actual barrio parisino de Levallois-Perret (Hauts-de-Seine). Varios arqueólogos franceses han estudiado esta forma de producir herramientas de piedra, que se puede encuadrar dentro de la tecnología musteriense atribuida a los neandertales. Las poblaciones africanas de finales del Pleistoceno Medio también produjeron herramientas con una complejidad similar a la de la técnica Levallois, que tiene particularidades bien reconocidas por los expertos. Esta técnica exige una alta capacidad para planificar golpes precisos, que permiten extraer herramientas singulares de los cantos de piedra. Cada herramienta tendría una función determinada. Este fue uno de los saltos importantes en la producción de útiles, tras el larguísimo periodo en el que dominó la tecnología achelense. Las herramientas achelenses, de una belleza indudable, se utilizaban para funciones diversas. Siempre se ha comparado a los bifaces, picos y hendedores con una navaja suiza de usos múltiples.

 

Varias circunstancias históricas favorecieron el desarrollo de la prehistoria en Europa durante decenas de años. Los yacimientos de Asia tuvieron también su etapa gloriosa antes de la segunda guerra mundial. Pero después de esta contienda se sumergieron en una profunda oscuridad. El enorme interés que despertaron los yacimientos africanos durante toda la segunda mitad del siglo XX contribuyó a que la arqueología y la paleoantropología del lejano oriente quedara en un discreto segundo plano. Es por ello que nuestra visión de aquellas regiones ha estado muy sesgada por la falta de información acerca de los tesoros científicos acumulados en las instituciones de China. Se asumía que la tecnología lítica del lejano oriente fue muy simple, apenas sin pasos intermedios entre un achelense poco conocido y las tecnologías producidas por ciertos humanos del Pleistoceno Tardío. Algunos de esos humanos se concibieron como el resultado de la evolución directa de Homo erectus hacia Homo sapiens, siguiendo la tradición de la teoría multiregional para explicar el origen de nuestra especie. Todo demasiado simple y demasiado lineal.

 

El yacimiento de Guanyindong, en la provincia de Guizhou (suroeste de China) ha sido revisado por Yue Hu, Bo Li y sus colegas. Las dataciones realizadas entre 1980 y 1990 mediante el método de las series de uranio dio resultados contradictorios, con márgenes de error inadmisibles. Nuevas dataciones mediante el método de la luminiscencia (OSL) han proporcionado datos coherentes de 40.000-70.000 años para el nivel más alto y 170.000 años para el nivel más profundo. Las herramientas recuperadas en Guanyindong tienen una antigüedad de entre 80.000 y 170.000 años. Esas herramientas han sido analizadas con detalle por los arqueólogos chinos y su veredicto has sido sorprendente: las herramientas fueron configuradas siguiendo una técnica similar al Levallois.

Herramientas fabricadas con tecnología Levallois, halladas en el yacimiento de Guanyindong (China). Fuente: Nature.

¿Qué conclusiones podemos obtener de este hallazgo? En primer lugar, hemos de admitir que las técnicas para producir herramientas en China durante el Pleistoceno Medio y la fase más temprana del Pleistoceno Tardío fueron mucho más complejas de lo se pensaba hasta el momento por falta de información. Las poblaciones de esta parte de Eurasia también dejaron atrás la tecnología achelense, para configurar herramientas complejas que se emplearon en funciones concretas. Parece que los modelos lineales y simples del paradigma de la arqueología de China se derrumban. ¿Es posible que la técnica Levallois y otras modalidades similares llegaran al sur de China por difusión cultural? Es una hipótesis a tener en cuenta, por supuesto. Pero no podemos olvidar que en los últimos años se ha revitalizado la idea de que la variabilidad biológica de las poblaciones de China es también muy compleja. Los modelos que se aplican en Europa pueden también ser válidos para el lejano oriente. Esa variabilidad puede ser el resultado de contracciones y expansiones continuadas de la población asociados a las oscilaciones climáticas del Pleistoceno, sin descartar la llegada de grupos procedentes del oeste durante todo ese largo período del Cuaternario. En China no solo vivió la especie Homo erectus, como se asumía hace tan solo una década. Un claro ejemplo son los elusivos Denisovanos, que simplemente podrían ser una versión asiática muy particular de la genealogía de los neandertales. El estudio de su ADN apunta en esa dirección.

 

Siempre me refiero al territorio en el que vivieron los neandertales como un vasto imperio, que ocupó buena parte de Eurasia. ¿Y por qué no la totalidad? Cómo decía un viejo conocido, el arqueólogo Robin Dennell, “los neandertales llegaron a bañarse en el Pacífico”. Quizá no le falte razón. Los neandertales y sus ancestros del Pleistoceno Medio pudieron expandir sus dominios hacia el Este, llevando su tecnología a otros territorios. Los autores del estudio de las herramientas de Guanyindong son muy prudentes en sus conclusiones, como exige la práctica de la ciencia. Pero no me extrañaría que por sus mentes haya cruzado una idea similar a la de Robin Dennell. Pienso que ya es hora de escribir un nuevo capítulo de la evolución humana, dejando atrás viejas concepciones y ser mucho más inclusivos en la visión que tenemos del gran continente eurasiático.

Fuente: quo.es | 27 de noviembre de 2018

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