Arqueólogos noruegos resuelven el enigma de la ciudad romana de Palmira (Siria)

La calle principal de Palmira fue una de las más grandes y monumentales en la zona oriental del imperio romano. Foto: J.C. Meyer

Vía: PHYSORG | Amundsen & Thomas Keilman| 15 de junio de 2012 (Traducción: G.C.C. para Terrae Antiqvae)


En la época de la antigua Roma d.C., Palmira fue el enclave más importante a lo largo de la ruta comercial que unía el este con el oeste, alcanzando una población de unos 100.000 habitantes.

Pero su historia ha sido siempre un misterio: ¿qué hacía una ciudad de ese tamaño en medio del desierto? ¿Cómo podía tanta gente vivir en un lugar tan inhóspito, casi 2.000 años atrás? ¿De dónde provenían sus alimentos? ¿Y por qué esa importante ruta comercial pasaba directamente a través del desierto?

Investigadores noruegos han colaborado con colegas de Siria, durante cuatro años, para encontrar las respuestas.

"Los resultados proporcionan una gran cantidad de nuevos conocimientos sobre la historia de Palmira", dice el director del proyecto, Jørgen Christian Meyer (izquierda), profesor de la Universidad de Bergen. El proyecto ha recibido una financiación de más de 9 millones de coronas del Consejo de Investigación de Noruega para proyectos de investigación básica independiente (FRIPRO).

Una nueva investigación a través de modernos métodos de arqueología

Los arqueólogos de la Universidad de Bergen abordaron el problema desde un ángulo novedoso: en lugar de examinar la propia ciudad, estudiaron una enorme extensión de terreno justo al norte. Junto con sus colegas sirios del Museo de Palmira, y con la ayuda de fotos por satélite, catalogaron un gran número de restos antiguos visibles sobre la superficie de la Tierra.

"De este modo fuimos capaces de formar una imagen más completa de lo que ocurrió dentro de la gran área examinada", explica el profesor Meyer.

El equipo detectó los restos de una serie de pueblos olvidados de época romana. Pero lo que finalmente resolvió el enigma de Palmira fue el descubrimiento de los depósitos de agua que estos pueblos habían utilizado.

Gran depósito de agua en la parte sureste de Jebel Merah. Al fondo, restos de edificios. (Foto J.C. Meyer )

 

No era un desierto

El profesor Meyer y sus colegas se dieron cuenta de que lo que estaban estudiando no era un desierto, sino más bien una estepa árida, con raíces subterráneas de hierba que evitaban que la lluvia  se hundiera bajo el suelo. El agua de lluvia se acumulaba en arroyos y ríos intermitentes llamados wadi por los árabes.

Los arqueólogos reunieron pruebas de que los residentes de la antigua Palmira y de los pueblos cercanos recogían el agua de lluvia mediante represas y cisternas. Esto proporcionaba a los pueblos de los alrededores agua para los cultivos y les permitía proveer a la ciudad de alimentos; el sistema de recogida de agua garantizaba un suministro estable de productos agrícolas y evitaba una catástrofe durante las sequías.

Los agricultores locales también cooperaban con las tribus beduinas que conducían sus rebaños de ovejas y cabras dentro de la zona para pastar durante la temporada de calor, fertilizando los campos de los agricultores en el proceso.

Abdelbasit Kanawi del Museo Palmira (derecha) y Nils Anfinset en el campo, mayo de 2009. Foto: Kristina Josefson Hesse ⓒ

 

 

Ruta comercial segura

La ubicación de Palmira también tenía una base política. Las importantes rutas de este a oeste, incluyendo las rutas comerciales a lo largo del río Eufrates, al norte, no estaban bajo el control de los romanos hacia el oeste o de los persas hacia el este. Los señores locales y los caciques exigían altas tarifas de peaje.

Esta práctica de extorsión se tradujo en una gran oportunidad para los palmiranos, pues ellos unieron sus fuerzas con los beduinos para proporcionar seguridad, bestias de carga y guías, a través del desierto.

"Los comerciantes de Palmira sacaron el mayor partido posible de la privilegiada posición de la ciudad para construir una red global de comercio", dice el profesor. "Esto explica mucho de la prosperidad de la ciudad".

 

Tierra cultivable en estos tiempos de necesidad

La solución del misterio de Palmira también nos puede enseñar algo hoy en día. A medida que el mundo busca tierra cultivable para alimentar a sus miles de millones de habitantes, podemos aprender de la experiencia de los palmiranos. Si ellos fueron capaces de cultivar el suelo del desierto, hace cerca de 2.000 años atrás, seguro que también podemos hoy hacer lo mismo con todas las ayudas y métodos modernos disponibles.

"De vez en cuando una enorme cantidad de lluvia cae en el desierto", advierte el profesor Meyer. "Cualquiera puede ver cómo el verde del desierto regresa después de la lluvia. Los palmiranos debieron haberse dado cuenta del potencial de este tipo de terreno, el cual cubre grandes áreas de nuestro planeta".

 

Vista aérea de la ruinas de Palmira. Foto: Jørgen Christian Meyer ⓒ

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Comentario por Abel Enrique Monasterio Velasque el junio 20, 2012 a las 1:18am

¡Excelente descubrimiento! y más aún, lo ingenosos que han sido esas gentes de esos lares en aprovechar el medio ambiente con ideas verdaderamente brillantes... ¡y para ésa época!

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