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La tumba del faraón Tutankamón podría esconder "el mayor hallazgo arqueológico" de la historia: la tumba intacta de la reina Nefertiti. El arqueólogo británico de la Universidad de Arizona, Nicholas Reeves, asegura haber encontrado lo que parece ser la tumba de reina Nefertiti dentro de la tumba de faraón Tutankamón. La entrada a lo que podría ser la cámara fúnebre de la reina está decorada con el dibujo que, al parecer, representa el rito religioso cuyo objetivo era proteger dicha cámara, siendo Nefertiti la única mujer de su época que pudo ser honrada en Egipto con tal distinción, afirma Reeves.
Fuente: Actualidad RT | DailyMail, 11 de agosto de 2015
Artículo de Nicholas Reeves, FSA: The Burial of Nefertiti? (2015) (Aquí)
En los escáneos en alta resolución de las paredes de la tumba de Tutankamón, el arqueólogo logró ver las 'sombras' de dos puertas bloqueadas y escondidas detrás de los dibujos murales. Según el científico, una de dichas puertas puede dar acceso a una cámara de almacenamiento, mientras que la segunda llevaría a la cámara donde permanecerían intactos los restos de la reina, que -sostiene- fue la propietaria original de la tumba.
Que fuera Nefertiti la propietaria original de la tumba, explicaría por qué el faraón Tutankamón fue sepultado en una cámara pequeña que no se corresponde a su estatus. Reeves opina que el entierro del faraón fue añadido a la tumba de Nefertiti posteriormente. Si se demuestra esta versión, se trataría del "mayor hallazgo" en historia de arqueología, opina el arqueólogo entrevistado por 'The Economist'.
Nefertiti es uno de los personajes más legendarios del Antiguo Egipto. Fue reina por su matrimonio con el faraón Akenatón (Amenofis IV), sobre el que ejerció una gran influencia, contribuyendo a la revolución política, religiosa, económica y cultural que su marido desató al sustituir el politeísmo tradicional egipcio por un culto de tendencia monoteísta al dios solar Atón.
Sobre su relación con Tutankamón, que reinó entre los años 1336 y 1327 a.C., se han tejido todo tipo de versiones, desde que era su yerno, hasta que eran más bien madre e hijo.
Ahora supongo que tocará hacer una perforación de diámetro milimétrico para introducir una cámara de fibra óptica a través de algún punto de la pared en el que exista perdida de pintura en la zona del zócalo y a ver que se oculta. A ver si dan el plan de los próximos movimientos y algún plazo
Fuente: EL MUNDO.es | 18 de marzo de 2016
En las últimas horas las últimas revelaciones sobre el escaneado de la tumba de Tutankamón han recorrido el planeta, originando una euforia desmedida que casa mal con, la que se presupone, es una investigación científica. En mitad de la vorágine, algunos medios han voceado la ya conocida opinión del ministro de Antigüedades de Egipto sobre el 90% de probabilidades de hallar estancias ocultas y, en cambio, pocos han reparado en la repetidas negativas del arqueólogo a afirmar que las "cavidades" o "espacios vacíos" son habitaciones ocultas.
En realidad, el anuncio de este jueves -acompañado por primera vez por las imágenes captadas por la termografía por infarrojos, remitidas por el experto nipón que firmó el escaneado- no supone una prueba definitiva de la existencia de cámaras ni se trata, para desgracia de los crédulos, de un método infalible. "Hay que tomarse los resultados con cautela. Son hipótesis de trabajo evidentemente muy útiles porque podían haber dicho que no había nada y que no existía ningún espacio vacío", señala a EL MUNDO Joan Anton Barceló (izquierda), fundador y director del Laboratorio de Arqueología Cuantitativa y Aplicaciones Informáticas de la Universidad Autónoma de Barcelona.
"Lo que no sabemos -advierte- es si podría haber habido en el pasado un espacio vacío que por diferentes cuestiones geológicas se ha llenado de arena muy fina que el radar no es capaz de detectar". Y agrega: "Todo lo que es prospección geomagnética y lo que llamamos teledetección en arqueología es una hipótesis de trabajo. Te ayuda a decidir por donde actuar y por que zonas es mejor no ir".
Con tales aclaraciones, lanzar las campanas al vuelo -citando las elucubraciones de ministros egipcios que no son expertos en arqueología, realmente interesados en reanimar el ruinoso sector turístico local- o saltarse varias estaciones para dibujar un hallazgo a la altura del circo mediático que supuso el descubrimiento de la tumba por Howard Carter en 1922 se antojan medidas un tanto apresuradas. "Sinceramente, teniendo en cuenta lo que se ha dicho en la rueda de prensa, tenemos que esperar y no podemos tomar los resultados de un radar como un hecho fehaciente", apunta a este diario el egiptólogo y ex ministro de Antigüedades egipcio Zahi Hawass (derecha).
Apeado de la beligerancia que mostró hace unos días en una entrevista con EL MUNDO, Hawass recela del experto japonés Hirokatsu Watanabe, autor del escaneado, y se muestra partidario de someter a un nueva prueba a las paredes norte y oeste del enterramiento. "Este especialista nipón ya se equivocó en 2005 cuando con su radar aseguró haber localizado la tumba KV63 [emplazada en el Valle de los Reyes] y al excavar nos encontramos con que simplemente era la rotura de una roca", detalla el ex ministro.
Infografía que muestra el escaneado del la tumba de Tutankamón.
"Por esa razón hay que contratar otro radar; darle la oportunidad de realizar la misma tarea y que otro experto en radar haga públicos sus resultados. ¿Cuál es realmente el descubrimiento de hoy? Tú puedes sugerir que existen dos cavidades pero no hay pruebas. Los radares no firman descubrimientos, sólo elaboran especulaciones", añade Hawass, quien en conversación con este diario censuró la afición de las autoridades por convocar esporádicas ruedas de prensa que no arrojan nueva luz y que, a su juicio, parecen destinadas a servir como mero instrumento de "publicidad".
Este jueves, sin ir más lejos, El Damati compareció en solitario en una abarrotada estancia de la sede del ministerio de Antigüedades egipcio, en la acomodada isla cairota de Zamalek, sin la presencia del especialista japonés ni del egiptólogo británico Nicholas Reeves, el verdadero autor de la teoría que apuesta por la existencia de una cámara funeraria oculta en la que descansaría la reina Nefertiti. Un hecho que ha pasado desapercibido a muchos pero que indicaría que aún estamos lejos del anuncio definitivo.
La próxima y enésima fecha en el calendario será el 31 de marzo, cuando la tumba sea sometida a un segundo escaneado con un radar "mejorado y digital" para tratar de desentrañar las dimensiones de las cavidades. Barceló, representante español en la asociación internacional Computer Applications and Quantitative Methods in Archaeology, también subraya alguno condicionantes del radar. "Sustratos muy férricos pueden afectar al radar y enviar registros falsos", alerta.
"Funciona -detalla- en base a una serie de ecos. Se hace un mapeo y en función de ciertas hipótesis, porque has comprobado el radar en otros entornos, estableces, por ejemplo, que este tipo de rebote está asociado con una matriz calcaria. En cualquier caso, siempre es una interpretación de lo que es un mapa de rebotes. Es lo mismo que los radares militares que advierten de que viene alguien pero no sabes si es un ovni o un buque de guerra. Y la interpretación siempre tiene un cierto grado de subjetividad".
También resulta complicado tratar de analizar los "restos de materiales orgánicos y metálicos" hallados en las dos paredes de la tumba de Tutankamón donde Reeves intuye nuevas habitaciones. "El radar depende de como se conserve el material. La madera, por ejemplo, puede reaccionar como una piedra blanda. Es muy complicado con datos únicamente de radar detectar según qué tipos de materia orgánica", arguye Barceló. "El radar será fiable el día que puedas excavar y comprobar si la prospección geométrica tenía razón", concluye.
Las calles de Luxor, hija de la Tebas que Homero bautizó como la ciudad de las cien puertas, aguardan con callada expectación las novedades que un segundo escaneado de la tumba de Tuntakamon podrían arrojar este viernes. El enésimo examen al que se someten las paredes norte y oeste de la cámara funeraria del faraón niño -tras los resultados preliminares que a mediados de este mes determinaron la existencia de "espacios vacíos" y restos orgánicos y metálicos- arranca esta tarde y se prolongará hasta entrada la noche. Fuentes del ministerio de Antigüedades egipcio han avanzado a EL MUNDO que el radar, que esta vez proporcionará datos sobre las dimensiones de las oquedades, está liderado por un experto estadounidense. La nueva información será anunciada este viernes a los pies de la tumba, en el Valle de los Reyes, aunque las autoridades locales llaman a la cautela. En mitad del furor, desatado desde que el pasado estío el arqueólogo británico Nicholas Reeves divulgara su teoría de las estancias ocultas y la posible morada de Nefertiti, los principales rostros de la Egiptología española -baqueteados en los terruños del sur de Egipto- comparten con EL MUNDO reflexiones y sensaciones.
El misterio de la tumba de Tutankamón podría quedar resuelto
Con quince campañas horadando los confines de Luxor, José Manuel Galán reconoce que ha aprendido que "con la arqueología no se puede jugar". "Es un error buscar a Nefertiti. Lo que no se puede es adelantar acontecimientos. La investigación científica tiene su ritmos y sus pasos. Hay que tener paciencia. Si tratas de adivinar, te estrellas", explicaba a EL MUNDO el director del veterano proyecto Djehuty hace un mes durante las últimas jornadas de la temporada de excavación. Tras los primeros resultados del escaneado, Galán mantiene la palabra y cita uno de los artículos publicados en EL MUNDO con la opinión del director del Laboratorio de Arqueología Cuantitativa y Aplicaciones Informáticas de la Universidad Autónoma de Barcelona. "Insistía -detalla- en que el tipo de información que proporciona el radar es una 'pista', una hipótesis de trabajo. Marca por donde avanzar pero no debe usarse como base para formular una certeza, una conclusión". A juicio del egiptólogo, "en ciencia no se trata de creer o no creer. No hay actos de fe sino datos objetivos y argumentos lógicos sólidos". "Por ahora yo no veo claro ni una cosa ni otra", agrega partidario de investigar con ciertas líneas rojas. "Investigar -recalca- para saber y no para confirmar ideas más en el ámbito del deseo incontenido que en el de la reflexión sosegada". "Y si se confirma que hay una estancia, ¿qué podría haber dentro? No se sabrá hasta que no se acceda a su interior. Cualquier cosa que se diga antes es mera especulación. Es jugar al acertijo, a la lotería o como si se tratase de redactar la carta a los reyes magos. Y en ciencia no se trabaja así. Otra cosa es lo que uno pueda comentar entre amigos, pero es importante separar y distinguir los dos ámbitos, lo científico de lo simpático y atractivo". Al fin y al cabo -advierte Galán- "lo bonito de Egipto es que no necesitas la ficción. Todo es tan fantástico que no hay que exagerar".
Desde 2008 la expedición que lidera Alejandro Jiménez, doctor en Historia Antigua de la Universidad de Jaén, desentraña la necrópolis de Qubbet el Hawa, encaramada en una árida colina de Asuán, a unos 900 kilómetros al sur de El Cairo. Recién concluida la campaña, su director confiesa vivir "con auténtica pasión" los pormenores de la búsqueda que desde el pasado agosto, cuando Reeves publicó su teoría, ha mantenido en vilo a la Egiptología. "Vamos a ser testigos de un descubrimiento arqueológico de los que pocas veces se puede ser contemporáneo. Ahora, no me gustaría estar en el 'pellejo' de Reeves. Si lo haces bien, nadie te lo va a reconocer. Si te equivocas - por muy leve que sea- todo el mundo que estará observándote, te despedazará", apunta Jiménez. Y añade: "Cuando se publicó el artículo de Reeves sobre la posible existencia de un par de cámaras, fue como si se me cayera la venda de los ojos: ahora se explicaban muchas cosas, sobre todo sobre el plano 'anómalo' de la tumba de Tutankamon. Eso sí, desde el principio, tuve mis reservas de que fuera Nefertiti la que estuviera allí enterrada". A propósito de la reina que fijó nuestro canon de belleza faraónica, el egiptólogo admite que no hubiera sido "tan atrevido". "Estoy harto de que el azar arqueológico te cambie las expectativas, para bien -con sorpresas inesperadas- o para mal. Es cierto que en el ajuar de Tutankamon se encontraron varios objetos con el nombre de la reina egipcia, pero ello no tiene por qué ser un indicio definitivo. Aunque tiene lógica la suposición, hemos de tener en cuenta que pueden encontrarse otros personajes de la época: Meritatón o Kiya... Y ¿Por qué no otro individuo? Nadie ha mencionado a Esmenkhare, que antecedió a Tutankamon en el trono".
En las inmediaciones del sobrecogedor templo de Hatshepsut, en la orilla occidental de Luxor, Francisco Martín Valentín dirige junto a Teresa Bedman la expedición que desde 2009 ausculta la tumba del visir Amenhotep Huy, gobernador de Amenhotep III (1387-1348 a.C.). "Creo que deberíamos tratar este asunto con paciencia científica. Siempre soy muy cauto con las afirmaciones porque sabemos que la ciencia requiere comprobación", indica el egiptólogo. "Partiendo -apostilla- de la base de la situación del turismo en Egipto, comprendo que hay una necesidad de grandes noticias y Tutankamon interesa a todo el mundo". "No obstante, si alguien merece acertar en el pronóstico de que está Nefertiti o de que hay una tumba es Reeves porque ha luchado por esto toda su vida y ha sufrido mucho por ello. Es probable que haya huecos y cámaras. En el Valle conocemos otros casos paralelos de tumbas reales que tenían mayor amplitud o iban por una dirección y han variado porque los egipcios vieron que había un problema de ejecución", sugiere Martín Valentín, quien -también receloso del hallazgo de Nefertiti- desliza varios escenarios. "Pueden ser huecos perfectamente esculpidos. Podrían ser cámaras, quizás auxiliares de las de Tutankamon. El hecho de que haya pinturas tapando la entrada no es un obstáculo. Los antiguos egipcios no preparaban las tumbas para su visita sino por motivos funerarios. Puede haber cámaras en las que se hayan depositado objetos y más tarde tapiado y pintado. Que esas cámaras pertenezcan a otros personajes distintos a Tutankamon también es posible pero encuentro más dificultades por la estructura y la presunta identidad de las personas que estuvieran allí enterradas".
Sobre la sevillana Myriam Seco descansa desde 2008 la tarea titánica de recuperar en Luxor el templo funerario de Tutmosis III (1.490/68-1436 a.C.), el faraón más grande de todos los tiempos. "Todos los egiptólogos estamos entusiasmados pero no me parece bien especular tanto cuando lo que hay que hacer es esperar los resultados del nuevo escaneado", replica la arqueóloga, quien subraya el "hecho de que se trate de una tumba que se encontró intacta y que no fue saqueada en la antigüedad". "Si ahora se encontrara una habitación anexa a lo que ya existe sería muy interesante", comenta antes de mostrar más reticencias con la tesis de Nefertiti. "Eso es una hipótesis. Reeves tiene sus motivos para plantearla pero lo que hay detrás puede ser mil cosas. No tiene por qué ser la cámara de Nefertiti", murmura curtida también en sus búsquedas. "Excavando te encuentras lo que no esperas e incluso, cuando ya crees que no hay nada, hallas algo. Es lo normal en arqueología. No se pueden programar los descubrimientos ni tenemos una cualidad especial para predecir el futuro".
De todas formas esto empieza a parecer un cachondeo:
Francisco Carrión / El Mundo
A las 5 de la tarde de este jueves, con los últimos turistas abandonado el Valle de los Reyes y a tan solo unos metros de la tumba de Tutankamón, el nuevo escaneado del enterramiento del faraón niño ha arrancado con una reveladora rectificación de Egipto. Tras meses alentando las cábalas, las autoridades han llamado a la cautela y anunciado por sorpresa nuevas pruebas de radar antes de confirmar la existencia de "espacios vacíos" y las posibles cámaras que sugiere la teoría del egiptólogo británico Nicholas Reeves.
"No fui yo el que comenzó el proyecto pero he seguido los dos escaneados anteriores de la tumba de Tuntakamón y he leído todos los informes. Este es un trabajo científico y tenemos que ser muy cuidadosos. Hay que esperar al resultado de este tercer escaneado que ahora iniciamos y del cuarto que efectuaremos a finales de abril", ha señalado el nuevo ministro de Antigüedades egipcio, Jaled el Anani, a una pregunta de EL MUNDO en el transcurso de unas breves declaraciones a la prensa antes de participar en el inicio del nuevo examen de radar cuyos resultados preliminares serán anunciados este viernes.
El equipo encargado de la prueba está integrado por dos expertos del National Geographic y otros dos técnicos egipcios de la Universidad de El Cairo, que sustituyen al técnico japonés que firmó los primeros escaneados. Según El Anani -recién nombrado tras la remodelación gubernamental de la pasada semana-, los resultados que arrojará este viernes el radar -encargado de proporcionar datos sobre las dimensiones de las oquedades- no serán "en ningún caso, definitivos" tal y como había declarado su predecesor, Mamduh el Damati. "El escaneado evaluará el grosor del tabique si es que se trata de un tabique en la pared norte de la tumba. Será una prueba que durará unas cuantas horas", ha indicado el ministro.
"Sueño con descubrir algo nuevo, no solo en esta tumba, pero no estoy seguro de encontrarlo", ha manifestado rebajando las expectativas que desataron el pasado agosto la tesis de Reeves sobre la existencia de dos estancias ocultas en la tumba de Tutankamón que albergarían el descanso eterno de la esquiva reina Nefertiti, consorte, corregente y tal vez sucesora de Akenatón.
"Sólo si estamos seguros 100% de que existe una cavidad tras el muro norte e incluso algo detrás, perforaremos la pared con un agujero de milímetros desde la sala del tesoro sin tener que tocar las pinturas. Pero éste es un paso muy avanzado. Lo que tenemos por delante son dos escaneados, la discusión científica en mayo y luego más investigación científica", ha detallado El Anani.
El ministro -quien ha precisado que el radar al que será sometida la tumba a fines de abril será vertical- ha mostrado incluso cierto disgusto cuando uno de los reporteros le ha interrogado acerca de la posibilidad de hallar momias en las hipotéticas salas que barrunta Reeves: "¿Quién ha hablado de momias? Hay que dar muchos pasos".
A su juicio, la nueva información que proporcionen los dos exámenes restantes será compartida con científicos de todo el mundo. "Ahora el comité científico está formado por tres o cuatro personas. Yo prefiero que la discusión sea a gran escala y tenemos una gran oportunidad el 7 de mayo en una conferencia internacional sobre Tutankamón a la que están invitados todos los académicos interesados en su figura. El debate será largo".
El paso atrás es de tales proporciones que El Anani ha rehusado incluso referirse a la presencia de "espacios vacíos" tras los muros, como se estableció en la rueda de prensa que se celebró a mediados de marzo en El Cairo. "He leído con cuidado el informe [de los resultados del radar] y señala que hay una cavidad detrás de la pared norte. Sin embargo, no se trata de una confirmación. Podría haber algo. Aún quedan dos escaneados. [...] Quizás es un espacio vacío, quizás hay elementos orgánicos y metálicos", ha relatado el flamante ministro.
"Cuando lees -ha confesado- el artículo de Reeves, publicado en 2015, tiene algunos argumentos creíbles. No es una prueba de que hay algo pero merece ser estudiado y eso es lo que estamos haciendo. Teníamos dos opciones: rechazar su tesis y decirle que no creíamos en lo que decía o estudiarla. Si encontramos algo, será fantástico y, si no lo encontramos, será el resultado de una investigación que ha determinado que no hay nada. Será, en cualquier caso, un resultado científico".
Hace dos semanas Egipto anunció la presencia de materiales "orgánicos y metálicos", que podrían indicar "la existencia de elementos arqueológicos difíciles de cuantificar en estos momentos". Las diferencias de temperatura detectadas coincidían con la tesis de Reeves, quien -a partir del estudio de fotografías en alta resolución- apuntó la existencia de una cámara lateral en la pared oeste que serviría como almacén y un pasaje tras el muro norte que llevaría hasta la que podría ser la cámara funeraria de Nefertiti. Preguntador por este diario, el ahora ex ministro de Antigüedades declaró sobre la prueba lanzada este jueves: "Espero poder decir entonces que estoy cien por cien seguro de que hay cámaras detrás de las paredes de la cámara funeraria".
La lenta y dosificada búsqueda de lo que algunos ya han bautizado "el hallazgo del siglo" despierta recelos en la comunidad científica. En declaraciones a EL MUNDO, el ex ministro de Antigüedades Zahi Hawass advirtió hace dos semanas de que "no se pueden tomar los resultados del radar como un hecho fehaciente". Una precaución que compartía también Joan Anton Barcelo, director del Laboratorio de Arqueología Cuantitativa y Aplicaciones Informáticas de la Universidad Autónoma de Barcelona. "Lo que llamamos teledetección en arqueología es una hipótesis de trabajo. Te ayuda a decidir donde actuar. Será fiable el día que puedas excavar y comprobar si la prospección geométrica tenía razón".
Mañana se publicarán los resultados finales del nuevo escáner de National Geographic, que parecen apoyar cada vez más las teorías del egiptólogo Nicholas Reeves, quien afirma que es Nefertiti quien se oculta tras las paredes de la tumba de Tutankamón.
«Los radares pueden ser traicioneros», declaró el egiptólogo Nicholas Reeves en una entrevista con el periódico Al Ahram. Es por eso que, pese a los últimos resultados de las pruebas con el radar japonés en la tumba de Tutankamón, el Ministerio de Antigüedades egipcio sigue manteniendo a un cauteloso 90 por ciento la seguridad de que, tras las paredes de la tumba más famosa de la egiptología, se oculten dos habitaciones secretas. Sin embargo, un nuevo test de escáner digital GPR, esta vez de una tercera parte independiente -National Geographic- ha sido efectuado esta tarde en la cámara mortuoria del faraón niño. Los resultados, que el Ministerio de Antigüedades espera que confirmen la existencia de las cámaras, serán anunciados mañana en la soleada Luxor.
Si el nuevo escáner confirma la existencia de estas dos cámaras anexas, hasta ahora desconocidas, el egiptólogo británico Nicholas Reeves estaría un paso más cerca de probar sus teorías, que sostienen la existencia de unas cámaras secretas invioladas que contendrían el descubrimiento del siglo: la tumba de la hermosa reina Nefertiti.
Hasta ahora, las sucesivas pruebas han ido apoyando las hipótesis de Reeves, fundamentadas primero en la reproducción nanométrica que la revista Factum Arte hizo de la tumba. Los datos recogidos por esta publicación española permitieron al egiptólogo británico observar las paredes norte y oeste de la tumba de Tutankamón sin la interferencia de las pinturas murales que las cubren, centrándose exclusivamente en los relieves de la roca. Unas curiosas líneas verticales -de medidas similares a la puerta del anexo descubierto en la tumba de Tutankamón- sembraron en Reeves la sospecha de que la aparente pared de roca maciza escondía una puerta oculta. Reeves añadió otras circunstancias, como la orientación de la tumba, en forma de «L» con un corredor y la cámara hacia la derecha, utilizado en la época solo para mujeres de alcurnia. Pero en ese momento, todo eran teorías.
Las primeras pruebas de que podría haber una cámara tras esas paredes vinieron primero con un escáner térmico efectuado a finales del año pasado, que detectó que un área en la pared norte de la tumba tenía una temperatura distinta al resto de la cámara.
Más tarde, el técnico de radar japonés Hirokatsu Watanabe efectuó sus análisis, cuyos resultados fueron publicados el pasado 17 de marzo, levantando un pilar más para sostener la teoría de Reeves. El radar señalaba la presencia de dos cámaras o pasillos, en los que además se han podido detectar materiales orgánicos y metálicos.
Sin embargo, la existencia de dos nuevas cámaras anexas en el sepulcro descubierto en 1922 por Howard Carter no implica necesariamente que esas estancias haya acogido el cuerpo de Nefertiti, una de las más misteriosas reinas de la Antigüedad. El Ministerio de Antigüedades, pese apoyar a Reeves en su búsqueda, se resiste a aceptar que sea ella, esposa del herético faraón Ajenatón, quien descansa junto Tutankamón.
«Podría ser Nefertiti, pero también la reina Meritatón o incluso la madre de Tutankamón, Kiya», señaló el entonces ministro de Antigüedades, Mamdouh el Damaty, en una rueda de prensa en El Cairo. Una hipótesis que también apoyan otros egiptólogos locales entrevistados por este periódico, quienes señalan que, por haber sido la esposa favorita del faraón monotenísta Ajenatón, los sacerdotes politeístas no le hubieran permitido ser enterrada en el Valle de los Reyes.
«¿Hay alguna posibilidad de que un judío o cristiano sea enterrado en La Meca? No. Pues los sacerdotes egipcios no hubieran permitido que ella fuera enterrada en el Valle», afirmó al respecto el también egiptólogo y polémico exministro de Antigüedades Zahi Hawass en una entrevista con ABC.
Mamdouh El Damaty, recientemente destituido como ministro de Antigüedades en medio de una renovación de gabinete por la crisis económica que atraviesa el país, se mostró más optimista en declaraciones a este periódico: «Sea o no Nefertiti, el descubrimiento de una cámara reescribirá la historia de la tumba de Tutankamón».
Fuente: ALICIA ALAMILLOS-ABC 31/03/2016 a las 20:06:40h. - Act. a las 23:25:25h.
Francisco Carrión / El Mundo
Egipto está aún muy lejos de confirmar la posible existencia de cámaras ocultas en la tumba de Tutankamón. Así lo ha anunciado este viernes el equipo de expertos que desde la víspera ha efectuado hasta 40 escaneados en cinco niveles distintosdurante más de diez horas. Nuevas pruebas de radar se realizarán a finales de abril desde el exterior del enterramiento en busca de certezas.
"No estamos buscando cámaras ocultas. Estamos buscando la realidad y la verdad. Tenemos hipótesis y estamos estudiándolas y solo después hablaremos de resultados concretos y tangibles", ha declarado el ministro de Antigüedades egipcio, Jaled el Anani, ante la comitiva de periodistas que se ha citado en los alrededores de la tumba de Tutankamón, en el Valle de los Reyes.
Visiblemente cansado, el egiptólogo británico Nicholas Reeves no ha modificado un ápice la teoría que divulgó el pasado estío apuntando a la existencia de dos cámaras ocultas tras los muros norte y oeste de la cámara funeraria del faraón niño. "Hemos trabajado durante las ultimas 10 horas en la tumba de Tutankamon. He dormido un par de horas en las últimas 48. Así que perdonen si hay alguna incoherencia en mis palabras", ha señalado el académico durante su breve intervención.
"Los resultados -ha detallado Reeves- no son aún concluyentes pero mantengo que la tumba de Tutankamón podría tener cámaras ocultas tras las paredes norte y oeste con elementos aún sin explorar. En la oeste habría un almacén de la época de Tutankamón y en el norte el espacio oculto podría corresponder a la cámara funeraria de Nefertiti. Eso explicaría el hecho de que el enterramiento no fuera hecho para Tutankamon sino que su cámara funeraria y anexos sería simplemente las estancias exteriores de una tumba de mayores proporciones".
Los resultados del escaneado con radar digital al que ha sido sometida la tumba -efectuado por un equipo de dos expertos estadounidenses del National Geographic y dos egipcios- serán ahora procesados por tres equipos diferentes encargados del análisis 3D. "Hemos realizado hasta 40 escaneados con dos antenas de radar diferentes, de 400 y 900 megahercios, para tratar de saber lo que hay detrás de estas paredes. Hemos reunido una gran cantidad de datos que van a ser analizados por tres diferentes equipos. No queremos confiar los datos a una sola persona o equipo", ha indicado Yaser el Shayeb, doctor en mecánica de rocas de la Universidad de El Cairo y uno de los expertos egipcios del proyecto.
El radar que ha auscultado la tumba en las últimas horas permite internarse en el muro hasta los 4 metros de profundidad y proporciona mayor resolución que el estudio anterior, firmado por el japonés Hirokatsu Watanabe. "De momento, sabemos que hay ciertas anomalías pero no puedo decir más que eso. Vemos cosas pero no están realmente claras. Por eso hemos decidido continuar las pruebas. Tendremos a final de mes otro radar que será vertical. Se colocará en la colina donde está excavada la tumba y es capaz de alcanzar los 40 metros de profundidad. Esperamos poder confirmar lo que se observa desde dentro del enterramiento para completar toda la fotografía", ha agregado el académico, quien también ha aseverado que, aparte de estos exámenes, "se está llevando a cabo muchos trabajos científicos adicionales".
Hace dos semanas Egipto anunció la presencia de materiales "orgánicos y metálicos", que podrían indicar "la existencia de elementos arqueológicos difíciles de cuantificar en estos momentos". Las diferencias de temperatura detectadas coincidían con la tesis de Reeves. Sin embargo, la lenta y dosificada búsqueda de lo que algunos ya han bautizado "el hallazgo del siglo" ha despertado recelos en la comunidad científica. En una entrevista a EL MUNDO, el ex ministro de Antigüedades Zahi Hawass calificó de "estupidez" los nuevos exámenes de la tumba de Tutankamón.
Francisco Carrión / El Mundo
Fue Tutankamón, un faraón breve e intrascendente, quien llevó el espectáculo y las masas a la Egiptología. En noviembre de 1922 el hallazgo de su tumba intacta -con más de 5.000 "cosas maravillosas", como musitó su descubridor Howard Carter- llenó Luxor de forasteros. Una horda de periodistas y celebridades aterrizó en la antigua Tebas en busca de las alhajas del faraón niño. Desde entonces, la fascinación por Tutankamón ha convertido su recuerdo en un filón.
Las réplicas de su máscara dorada y las hoy desvaídas postales con su rostro aún inundan los otrora bulliciosos bazares de Luxor. Conscientes de su sex appeal, las autoridades egipcias se sumaron el pasado verano a la fascinante teoría sobre la existencia de cámaras ocultas en el enterramiento de Tutankamón que el británico Nicholas Reeves balbuceó en un breve ensayo.
"Es que Tutankamón es una de las personalidades más famosas del planeta", reconoce a EL MUNDO Terry Garcia, jefe de Ciencia y Exploración del National Geographic, mientras abandona el patio que antecede al enterramiento del monarca. "La expectación demuestra que al público le fascinan la exploración y los misterios. Hay un gran potencial", dice calculando cada palabra. Si Lord Carnarvon -el mecenas de Carter- logró recuperar su inversión vendiendo la exclusiva de los hallazgos al Times, hoy es el gigante estadounidense quien sufraga la aventura de Reeves a cambio de no peder de vista sus pasos.
Dos expertos contratados por la National y otros dos técnicos egipcios concluyeron ayer el tercer escaneado de la tumba de Tutankamón, rodeado de una expectación desbocada que reconcilió al Valle de los Reyes -huérfano de multitudes desde las revueltas que hace cinco años desalojaron de palacio al octogenario Mubarak- con el séquito de periodistas. Hace dos semanas el ministerio de Antigüedades egipcio anunció que el nuevo radar -capaz de determinar el grosor de los muros norte y oeste de la tumba de Tutankamón donde Reeves sugiere la presencia de sendas estancias- arrojaría resultados concluyentes.
Pero, lejos de aportar una confirmación, la enésima prueba a la que se somete la oquedad ha suscitado los primeros titubeos públicos del régimen egipcio, que desde el pasado septiembre ha organizado incontables ruedas de prensa alimentando el suspense. "No estamos buscando cámaras ocultas. Perseguimos la realidad y la verdad. Tenemos hipótesis y estamos estudiándolas y solo después hablaremos de resultados concretos y tangibles", declaró ayer el nuevo titular de Antigüedades egipcio, Jaled el Anani, nombrado la pasada semana al abrigo de una remodelación ministerial.
Los resultados del tercer radar serán evaluados por tres equipos en Egipto y EEUU y otro escáner explorará a finales de este mes el exterior de la tumba para tratar de desentrañar el hipotético nuevo plano de la sepultura. Según El Anani, la tierra de los faraones celebrará el próximo 6 de mayo un congreso internacional en el Gran Museo Egipcio -una mole que se construye a un tiro de piedra de las pirámides de Giza- para analizar los datos obtenidos hasta ahora.
Su predecesor en el cargo, el también egiptólogo Mamduh el Damati, había ganado fama en los últimos meses por su creciente entusiasmo hacia los trabajos de Reeves despachando en porcentajes la probable existencia de cámaras antes incluso de contar con resultados científicos. "No es cierto que haya cambiado la política en el ministerio. Yo siempre he insistido en que había que esperar a los datos", replicó ayer a este diario El Damati, involucrado aún en el proyecto.
Con la economía arruinada por la agitación política y el turismo en caída libre tras el atentado contra el avión ruso en el Sinaí, el Gobierno egipcio parecía haberse encomendado a Tutankamón en un culebrón que ha despertado las críticas y recelos de la comunidad científica. Así lo manifiestan a este diario egiptólogos españoles como José Manuel Galán y Myriam Seco, curtidos por años de excavaciones en Luxor. «En ciencia no se trata de creer o no creer. No hay actos de fe sino datos objetivos y argumentos lógicos sólidos. Por ahora yo no veo claro ni una cosa ni otra», apunta Galán. «No se pueden programar los descubrimientos ni tenemos una cualidad especial para predecir el futuro», agrega Seco.
Las críticas más duras contra el proyecto de Reeves, sin embargo, las ha pronunciado su colega egipcio Zahi Hawass, ex ministro de Antigüedades, en una entrevista con EL MUNDO: «Es una majadería. Cada semana convocan una rueda de prensa».
"Hay que ir paso por paso pero, si te digo la verdad, me gustaría que hubiera algo detrás de esas paredes. Sería bueno para Egipto, Luxor y el turismo. Sería como si se hiciera realidad un sueño. Carter y su equipo conquistaron la eternidad y ahora nuestros nombres también entrarían en la Historia", murmura Mustafa al Waziri, máximo responsable del ministerio de Antigüedades en Luxor.
Zahi Hawass (segundo por la derecha) en el auditorio del Museo Nacional de la Civilización Egipcia - AFP
Fuente: abc.es | 8 de mayo de 2016
El auditorio del Museo Nacional de la Civilización Egipcia en El Cairo fue testigo hoy del choque de dos egiptólogos en torno a una misma hipótesis: la existencia de dos cámaras tras las paredes de la tumba de Tutankamón, que podrían acoger, según la teoría del británico Nicholas Reeves, el sepulcro de la reina Nefertiti.
La atrevida hipótesis de Reeves, que anunció públicamente hace ya dos años, le ha granjeado tanto miradas escépticas como el manifiesto rechazo del antiguo ministro de Antigüedades egipcio, el mediático Zahi Hawass, apartado del cargo tras la revolución de 2011 y envuelto en escándalos de corrupción (por los que no ha sido condenado). El egiptólogo del sombrero y el arqueólogo británico se han encontrado hoy en el mismo escenario y su rivalidad ha quedado patente desde el momento en el que Hawass ha evitado estrecharle la mano durante la clausura de una conferencia de tres días que buscaba, precisamente, presentar posturas y debatir hipótesis sobre la tumba de Tutankamón.
Tras una primera presentación del actual ministro, Jaled Al Anani, un flemático Reeves ha defendido su teoría, que se fundamenta tanto en la forma de la tumba (un modelo destinado típicamente a mujeres) como en unas grietas bajo las pinturas, sacadas a la luz por el estudio español Factum Arte.
«Estaba buscando evidencias que me dijeran que mi hipótesis inicial era errónea», afirmó, para añadir «pero no he encontrado ninguna evidencia que me sugiera eso. Sólo he encontrado más y más indicadores de que "hay algo más" en la tumba de Tutankamón».Unas declaraciones calcadas a las que repitió a ABC frente a la tumba en Luxor, cuando se efectuaba el segundo examen de radar. Conciliador, Reeves aceptó que «son necesarias más pruebas, para aclarar los datos –en conflicto- de los dos últimos».
En penúltimo lugar ha subido al escenario Hawass, quien no ha dudado en arremeter contra el egiptólogo británico, con quien ya había tenido sus rifirrafes en el pasado. «No hubo ninguna KV64 en el Valle de los Reyes», señaló enfáticamente el exministro de Antigüedades, Zahi Hawass, en referencia a una supuesta nueva tumba en el Valle de los Reyes que el británico Reeves había anunciado. «Los antiguos trabajos de Reeves con el radar probaron ser erróneos», insistió el también conocido como «Indiana Jones egipcio».
«En toda mi carrera, nunca he visto ningún descubrimiento en Egipto basado sólo en escáneres de radar», afirmó Hawass frente al auditorio, quien ya defendió a ABC lo prematuro de «fiarse de los radares» en una entrevista concedida a este diario el pasado diciembre. En dicha entrevista, el polémico exministro de Antigüedades despreció los resultados obtenidos por el radar del científico japonés Watanabe, pues éste «trabaja con Reeves, por lo que dirá lo que Reeves quiera decir», acusó. En la conferencia de hoy, Hawass solicitó públicamente el bruto de los datos de radar de Watanabe, al tiempo que pedía una nueva prueba, esta vez llevada a cabo «por un equipo de expertos internacional» y algunos observadores, entre los que debería estar –dejó caer- él mismo.
«La teoría de Reeves no tiene fundamento científico», ha insistido delante de un Reeves que ha mantenido el semblante. La disputa viene de lejos: El egiptólogo británico se vio envuelto en una acusación –que finalmente quedó en nada- de tráfico y venta de objetos arqueológicos, por lo que le fue prohibida su entrada en el país de los faraones. Desde el exilio publicó su teoría sobre Nefertiti, por lo que se convirtió en blanco de nuevas críticas de Hawass, que opinó que Reeves «se había saltado los cauces científicos», una acusación negada por Reeves.
Tras la encendida réplica de Hawass, quien ha insistido en que Nefertiti «no puede haber sido enterrada en el Valle de los Reyes» (una opinión que comparte El Damaty, quien sospecha en cambio de Tiya, madre de Tutankamón), Al Anany ha vuelto al estrado para concluir que el mundo tendrá que esperar antes de conocer el desenlace de la historia. «Hasta que no estemos 100% seguros de que hay una cámara, no agujerearemos para verlo directamente».
Francisco Carrión / El Mundo
A principios del pasado abril una horda de periodistas desfiló por el Valle de los Reyes, en la sureña Luxor, a la caza de Nicholas Reeves. El egiptólogo británico había publicado meses antes una corazonada que hizo correr ríos de tinta: la existencia de dos oquedades ocultas en los muros oeste y norte d.... Según su tesis, uno de los espacios albergaría la cámara funeraria de la esquiva Nefertiti.
Desde aquel escaneado -el tercero al que fue sometida la sepultura en cuestión de meses-, las autoridades egipcias optaron por el sigilo. El revuelo mediático cesó abruptamente y, tras una polémica conferencia internacional celebrada en El Cairo en mayo, no se volvió a hablar públicamente del asunto. Hasta ahora. "La teoría fue esbozada por Reeves pero la tumba de Tutankamón pertenece a Egipto", replica tajante el ministro de Antigüedades egipcio Jaled al Anani en una entrevista exclusiva con EL MUNDO.
"El proyecto no ha sido cancelado pero prefiero tratar con instituciones científicas. Nos llegó una propuesta seria desde Italia. El comité permanente la estudió y ha sido aprobada", desvela Al Anani, cuyo nombramiento coincidió precisamente con el mutismo que ha sepultado la aventura de Reeves. Hasta entonces, una nerviosa sucesión de ruedas de prensa y declaraciones públicas había disparado las especulaciones entre la legión de forofos de la egiptología.
En conversación con este diario, Al Anani confirma que Reeves -profesor de la universidad estadounidense de Arizona- y el equipo de National Geographic, que sufragaba los exámenes de la tumba, han sido apartados del proyecto. "La nueva propuesta procede del Centro Nacional de Investigación de Italia. Comenzarán a trabajar muy pronto, a finales de febrero o principios de marzo", augura el máximo responsable de las antigüedades del país árabe.
"La misión es idéntica a la que se ha desarrollado hasta ahora. Se trata de escanear las paredes de la tumba. Hay que diferenciar entre la teoría y la persona que la formuló. Estamos trabajando sobre la tesis de que puede haber algo", detalla Al Anani. "El señor Reeves no está relacionado con el nuevo proyecto y no está desarrollando ninguna investigación sobre la tumba en estos momentos, pero, como cualquier otro especialista, puede enviar una solicitud y será examinada. Hasta ahora, no he recibido ninguna propuesta de una institución que lleve el nombre de Reeves. Para nosotros resulta crucial tratar con instituciones", argumenta el ministro. En los últimos días este diario se ha puesto en contacto en varias ocasiones con el egiptólogo británico sin obtener respuesta.
El giro de 360 grados protagonizado por el Gobierno egipcio, desde el desbordante entusiasmo inicial a la estricta cautela actual, también ha alcanzado al objetivo de la exploración. "Tenemos que dejarle tiempo a la ciencia y a sus métodos. Las expectativas o los sentimientos no funcionan aquí. Mi esperanza es encontrar algo en la de Tutankamón y en cualquier otra tumba de Egipto, pero hay que distinguir entre esperanzas y emociones. Es tan posible que existan esas cavidades como no hallar nada", desliza el arqueólogo. Su escepticismo se ha llevado incluso por delante las declaraciones públicas de su predecesor en el cargo, Mamduh al Damati, quien aseguró estar "seguro al 90%" de que la sepultura del "faraón niño" -hallada por Howard Carter en 1922- escondía otra cámara o tumba detrás de sus actuales muros.
"Debe preguntarle a él. Yo sólo soy responsable de mis palabras, pero creo que existe una diferencia entre lo que él dijo y lo que se le entendió. Al Damati me comentó que jamás había dicho lo del 90% en esos términos. Simplemente se limitó a informar de que el especialista del radar afirmaba que existía ese porcentaje de probabilidades de hallar algo", apunta Al Anani.
Su llamada a la prudencia afecta, además, al propio calendario de la renovada iniciativa. "La investigación puede llevar años. Carter necesitó diez campañas para hallar la tumba. Ni entonces hubo plazos ni los habrá ahora". Y a la ilusión de localizar el descanso eterno de Nefertiti, "Era -admite- un paso muy remoto. Yo soy un académico. Primero tenemos que certificar que hay cavidad y, si existe, habrá que precisar si es simplemente una oquedad o una tumba. En el segundo caso, lo siguiente sería investigar a quién pudo pertenecer. Estamos aún en la primera pregunta".
Alarmado tal vez por el espectáculo que se ofreció hace un año, Al Anani subraya: "Los procedimientos científicos deben ser respetados y seguidos con cuidado porque tenemos una credibilidad en el mundo". A su juicio, no obstante, la campaña que alentó la teoría de Reeves no dañó la imagen del país. "Se hizo lo adecuado. Cuando publicó su artículo, se le invitó a Egipto para que pudiera comprobar su tesis examinado la tumba con técnicas no invasivas. Yo estoy tan entusiasmado como mi predecesor con la posibilidad de localizar algo nuevo".
Llevamos alrededor de un año recibiendo informes periódicos de que hay algo tras las paredes de la tumba de Tutankamón. Los resultados de los análisis hablan de cámaras selladas, pero hay un problema: las autoridades egipcias se niegan a hacer públicos los datos.
En 2015, un equipo de investigadores liderado por el especialista japonés en análisis de radio, Hirokatsu Watanabe, practicó un análisis mediante radar de penetración terrestre y halló indicios de dos posibles cámaras tras las paredes de la tumba de Tutankamón, en el Valle de los Reyes.
Tras practicar una termografía por infrarrojos, arqueólogos de la asociación francesa para la conservación del patrimonio (Heritage, Innovation and Preservation) apoyaron la tesis de una cámara secreta. En mayo de 2016, un equipo patrocinado por National Geographic practicó una nueva prueba de georradar, pero los resultados fueron negativos. Sin embargo, los técnicos hallaron indicios de diferencias en la pintura de dos de las paredes de la cámara, como si las hubieran sellado y pintado con posterioridad a su construcción.
¿El problema? Ninguno de los análisis practicados hasta ahora han podido ser verificados (o rebatidos) por ningún otro especialista, dado que el Ministerio de Antigüedades Egipcio se niega a hacer públicos los datos de los análisis. Tan solo sabemos los resultados que el ministro de antigüedades egipcio, Mamdouh Eldamaty, quiere que sepamos a través de una rueda de prensa, pero los datos nunca se hacen públicos. La tumba de Tutankamón va a pasar por un tercer análisis que ejecutará el profesor de la Universidad de Turín, Francesco Portelli, quien ya ha adelantado a Live Science que tampoco puede comentar nada sin el permiso del Ministerio.
Para añadir más misterio al ministerio, The National Geographic Society también ha prohibido expresamente a los miembros de la expedición de 2016 hacer públicos datos sobre la investigación. Al parecer, la popular institución divulgativa ha adoptado el mismo secretismo a petición del gobierno egipcio. La política de no revelar los datos de los sucesivos análisis para que puedan ser revisados por pares ha suscitado un aluvión de críticas entre la comunidad científica.
¿Qué tiene que ocultar el gobierno egipcio?
Nos gustaría decir que tanta precaución se debe a que han descubierto algo impresionante y no quieren revelarlo hasta estar seguros, pero todos los indicios apuntan precisamente a lo contrario. Diversos investigadores que no han querido dar su nombre a conocer explican que si el ministerio de antigüedades no quiere hacer públicos los datos es precisamente porque servirían para confirmar que no hay nada tras las paredes de la cámara de Tutankamón.
Desde los altercados de la revolución de 2011 conocidos como Primavera Árabe, el turismo en Egipto se ha visto muy afectado por la inestabilidad política. Se cree que las autoridades egipcias saben que no hay nada pero siguen practicando análisis y ofreciendo ruedas de prensa para poder mantener viva la llama del entusiasmo turístico al calor de un posible nuevo descubrimiento. [vía Live Science]
Según el twitter de Nacho Ares:
"Se filtran resultados del escaneo de la tumba de Tutankhamón y confirman un hueco de 15 metros en la pared oeste de la tumba. El gobierno egipcio dará los resultado oficiales a finales de febrero."
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