Red social de Arqueologos e Historiadores
Hola, Dra. Alicia:
Leo con interés su comentario sobre esta famosa (sobre todo en Asturias) inscripción, y, a tenor de lo que dice, me gustaría preguntarle si las dudas sobre la procedencia y posible autoría de la misma ya han sido bastante aclaradas por los expertos en epigrafía.
Como se sabe, Francisco Diego Santos (al que se cita en el artículo más arriba), en su obra "Epigrafia latina en Asturias", se planteaba si esta inscripción correspondía o no a las Aras Sestianas del texto de Pomponio Mela, "De Chorographia" (III, 13), donde decía:
"in Astyrum litore Noega (la actual Gijón, donde fue encontrada esta inscripción, cerca del rio Aboño-Campa de Torres) est oppidum, et tres arae quas sestianas ocat in paeneinsula sedent et sunt Augusti nomine sacrae inlustrantque terras ante ignobiles".
(Traducción: “en el litoral de los Astures está la ciudad de Noega, y tres aras que llaman Sestianas se encuentran en una península y están consagradas al nombre de Augusto, ilustrando tierras antes ignoradas“).
A partir de este texto y de las posteriores noticias históricas que acompañan a esta inscripción, Diego Santos sostiene que todo ello "confirmaría la afirmación de Mela poniendo en el litoral de los Astures a las tres aras quas Sestiana vocant".
Pero a renglón seguido recuerda que esto sería prueba suficiente si los textos de Plinio y Ptolomeo que cita no lo contradijeran, poniendo la ubicación en Galicia. También recuerda que tanto Hubner como Schulten niegan que las aras sestianas deban buscarse en Asturias, o que esta inscripción de la que hablamos pueda pertenecer a dichas aras de la zona galaica.
No obstante, Diego Santos afirma que, si bien no puede probarse que al menos esta inscripción sea una de las aras sestianas gallegas, tampoco puede probarse lo contrario.
Luego tenemos la interesante tesis que ha publicado Carlos Sánchez-Montaña en su blog GALICIA ROMANA, donde sostiene que dichas aras sestianas se corresponderían con las tres torres augustas (faros) localizados en la zona noroccidental: la de Cabo Touriñán (Galicia), la de Campa de Torres (Gijón-Asturias), y entre ellas la Torre de Hércules de Coruña (Galicia).
Su tesis la hace concordar con los estudios que ha realizado y publicado la arqueóloga Carmen Fernández Ochoa “La Torre de Augusto en la Campa Torres (Gijón, Asturias)” donde establece que “Después de examinar la documentación historiográfica, los expertos han establecido la relación con la lápida de Calpurnio Pisón y apuestan por la existencia de una torre consagrada a Augusto en el extremo del Cabo Torres, que haría las veces de faro, el más antiguo del litoral Cantábrico”.
O sea, que podríamos concluir que la inscripción que nos ocupa y hallada en Asturias (es decir, la que llama Carmen Fernández Ochoa de “Calpurnio Pisón“) sería una de las tres aras sestianas, lo que explicaría las contradicciones entre Plinio, Ptolomeo y Mela sobre sus enclaves. Contradicción que también viene dada muy posiblemente por las distintas fuentes que usaron dichos autores para sus descripciones y que tal vez no las visitaron “in situ”.
Desde luego, la tesis de Carlos Sánchez-Montaña parece muy plausible y tiene la ventaja de orillar algunas incógnitas de ubicación sobre la inscripción que nos ocupa y sobre las otras aras sestianas. Dos habrían estado en Galicia y una en Asturias.
Otra cuestión interesante es relativo a lo que se dice en la noticia de que dicha inscripción “Es una dedicatoria de Cneus Calpurnius Piso, el gobernador de la provincia Tarraconense a la que pertenecían los territorios de los astures, al emperador. Como el gobernador, después, participó en una conspiración que le costó la vida a Germánico, su sobrino el emperador Tiberio decretó una «damnatio memoriae» y fue borrado el nombre de Cneus de todas las inscripciones. También del ara sextiana, las señales de la censura son evidentes“.
Ya vimos que Carmen Fernández Ochoa la llama también la lápida de Calpurnio Pisón (algo que parece admitido). Pero Diego Santos, en su libro aludido, sostenía que para la fecha que se otorga a la inscripción “no se encuentra ningún supuesto dedicante que hubiese sido condenado a tal pena”. Luego dicha inscripción tal vez no fue dedicada por Calpurnio Pisón, sino, a lo mejor, tal vez haya que pensar -como sugiere el propio Diego Santos- en alguna unidad militar o en algún pueblo astur.
En fin, ignoro si Ud. Alicia, que es experta en la materia, tiene más información al respecto de todo esto. En cualquier caso, le agradecería que me dijeras qué le parecen los trabajos que aquí resumo.
Un cordial saludo
Guillermo
Bueno, ante todo, profesora Alicia, muy agradecido por sus apreciaciones.
No obstante, no crea usted que me es fácil descartar algunas de las cosas que he leído, pues otras autoridades en la materia que nos ocupa sostienen hipótesis contrarias o al menos discutidas. Se conoce que la cuestión sigue estando poco clara y muy conflictiva.
Veamos:
1º.- Usted me sugiere velada (o abiertamente) que descarte la hipótesis de Carlos Sánchez-Montaña, pues, entre otras razones, me subraya que un ara es un ara y una torre es una torre.
Pero ocurre que, con independencia del significado que también tiene la voz “ara”, según apunta el propio Sánchez-Montaña en respuesta anterior, la también profesora arqueóloga, Carmen Fernández Ochoa, parece que no sólo no ve inconveniente en esta distinción, sino que asocia la inscripción conocida a la torre (faro) que se situaba en la Campa de Torres (Gijón).
Usted dice, además, que Mela, Plinio y Ptolomeo son muy claros al afirmar que "las tres aras estaban juntas en una península" (en un promontorio en el caso del tercero, pero siempre unidas). Pero ¿cómo de unidas? ¿De qué distancias aproximadas hablamos? Parecería un poco absurdo que se hubieran hecho tres aras casi al lado una de las otras con el mismo sentido o función. Aunque, quien sabe, todo es posible. ¿Qué tamaño entendemos por esa península?
2º.- Para colmo, compruebo que en el año 2005 Terrae Antiquae se hace eco de las investigaciones de la profesora Ochoa relativas a las Aras Sestianas y a la torre (faro) de Campa de Torres, afirmando nada menos que:
“Desde tiempo atrás se discutía la procedencia de las aras sistianas, que para algunos eran claramente asturianas y para otros de naturaleza gallega. Los muchos estudios sirvieron para asignar con seguridad su procedencia a la Campa Torres y ratificar la existencia de sólo un ara y no tres, como se pensaba. Pero faltaba aún por dilucidar el tipo de construcción a la que estuvo asociado este altar dedicado a Augusto”.
O sea, que si no hubo cambio de opinión -y yo no he entendido mal- desde hace tres años la profesora Ochoa y otros especialistas en el asunto (que, por lo visto han hecho “muchos estudios” sobre el particular) sostienen, sorprendentemente, que sólo había existido un Ara Sestiana. Con lo que se viene abajo lo que dicen Mela, Plinio y Ptolomeo (de que eran tres, y más, que estuvieran juntas las susodichas), y, por supuesto, la interesante hipótesis que planteaba Carlos Sánchez-Montaña (situando dos Aras-torres-faros en Galicia y una Asturias).
3º.- Es evidente que la profesora Ochoa (y demás) con su diagnóstico corta de un fácil plumazo con todas las contradicciones que los textos antiguos y la inscripción que nos ocupa suscitan. Sólo hay un Ara Sestiana, ésta se halló en Asturias (Campa de Torres), se la asocia a la torre-faro de dicho lugar, y Cneo Calpurnio Pisón es quien la mandó hacer. En fin, si esto es así, supongo que todo ello vendrá razonado y explicado en el trabajo:
“La Torre de Augusto en la Campa Torres (Gijón, Asturias): las antiguas excavaciones y el epígrafe del Calpurnio Pisón”
Por Carmen Fernández Ochoa, Angel Villa Valdés, Angel Morillo Cerdán
Archivo español de arqueología, ISSN 0066-6742, Vol. 78, Nº 191-192, 2005, pags. 129-146.
Desgraciadamente, no he podido acceder a la lectura del mismo y ver el alcance de sus conclusiones. Sánchez-Montaña lo cita en su trabajado aludido, pero no va más allá de tomar las citas para afirmar la relación de las aras con la torres-faro augusteas.
Tal vez ambos ustedes puedan hacerlo y precisar o aclarar un poco todo este debatido asunto.
4º.- Como curiosidad, y ya puestos a profundizar por Google, me encuentro con que Julio Mangas, a la hora de analizar el famoso bronce hallado en 1999 en Bembibre ...:
“Otro punto importante de este epigrama es que en él aparece el nombre del legado Lucio Sesto Quirinal. Hasta ahora teníamos noticia de que existían unas aras sestianas (altares para rendirle culto al emperador) diseminadas a lo largo de la costa entre Galicia y Asturias. «Gracias a este bronce —confirma Mangas— podemos saber el nombre de la persona que las mandó erigir así como la fecha aproximada en la que lo hicieron, entre el año 22 y el año 15 a.C”.
Esto es: Julio Mangas, por un lado, no descarta que hubiera a lo largo de la costa entre Asturias y Galicia (no tan juntas, por tanto, y en consonancia con lo afirma Sánchez-Montaña) unas Aras Sestianas, y por el otro re-confirma que quien las erigió no fue ni Cneo Calpurnio Pisón (al menos en el caso de la hallada en Campa de Torres), ni Perico los Palotes (si se me permite la broma), sino, precisamente, por quien llevan el nombre de Sestianas.
Quedo a la espera de su posible (y ya sabe que muy apreciada) respuesta.
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