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Diferentes núcleos cortados por los équidos.
Un equipo de arqueólogos españoles ha realizado un experimento que hace dudar sobre la autenticidad de los artefactos de la cultura Olduvayense o industria de modo1 del primer Paleolítico.
Hace unos 2,6 millones de años comenzó la era más larga de la historia de la humanidad, el Paleolítico, en la que los homínidos empezaron a fabricar las herramientas de piedra más primitivas. Pertenecen a la llamada cultura arqueológica Olduvai (Olduvayense), que recibe su nombre de los primeros hallazgos realizados en la garganta de Olduvai, en Tanzania. Las herramientas de piedra más antiguas que se conocen se han encontrado en Etiopía, en Gona (hace 2,7-2,5 millones de años), Omo (hace 2,5-2,4 millones de años) y Hadar (hace 2,5 millones de años), así como en yacimientos de Kenia, Tanzania y la República Democrática del Congo.
Sin embargo, a veces es difícil distinguir las herramientas de piedra más antiguas de las eólicas, es decir, de las pseudoherramientas. El principal indicio de que el detritus fue hecho por la mano de un homínido y no el resultado de factores naturales es el corte específico en su superficie exterior. Además, los científicos han descubierto que los monos capuchinos de banda negra (Sapajuus libidinosus) que viven en Brasil no solo utilizan las piedras, rompiendo el fruto de la palma aceitera y las conchas de los moluscos, sino que también parten deliberadamente las piedras ellos mismos. Esto impone más restricciones sobre las herramientas a los arqueólogos.
Santiago Domínguez-Solera (izquierda) y sus colegas de la Universidad de Alcalá se dieron cuenta de que los miembros de la familia de los équidos (Equidae) pueden romper rocas con la pezuña, lo que da lugar a objetos que pueden confundirse con herramientas de piedra homínidas. Los científicos decidieron entonces hacer un seguimiento de tres burros sin montura (Equus africanus asinus) de entre 200 y 300 kilos y un caballo (Equus ferus caballus) de unos 500 kilos, en una finca de Cuenca.
Los animales se mantenían en un recinto abierto que cubría una superficie de aproximadamente una hectárea. La zona contenía rocas calcáreas que previamente habían sido rotas por los burros. Después de que los científicos confirmaran que estas rocas efectivamente las rompían los animales, al rascar las pezuñas en el suelo y desenterrar las rocas, llevaron a cabo un experimento en el que introdujeron 12 cuarcitas y dos cantos rodados de sílex similares a los utilizados por los homínidos de la cultura Olduvai.
Ejemplo de núcleo "intensamente descascarillado" con múltiples cicatrices negativas superpuestas que muestran una direccionalidad diferente en la eliminación de las escamas, al igual que el tallado humano.
En el experimento, que duró 52 horas, los científicos comprobaron que los burros y un caballo daban patadas con la pezuña contra las rocas. Como resultado, cinco de los adoquines se rompieron. En ellas se encontraron 37 'artefactos' de piedra, de los cuales 15 estaban enteros y 6 rotos, así como cinco 'núcleos'. Las observaciones de los animales continuaron durante los cuatro meses siguientes, durante los cuales, los investigadores registraron que las roturas de rocas eran el resultado tanto de la trituración deliberada de las pezuñas como de impactos accidentales.
Núcleo tallado por los équidos. 1: adoquín reacondicionado; 2-3: fragmentos de núcleo; 4-5: lascas.
El estudio demostró que los 'artefactos' producidos por los animales eran muy similares a las herramientas de piedra producidas por los homínidos de la cultura Olduvai. Estos objetos son similares a los que se producen al martillear un núcleo en un yunque. Los científicos han llegado a la conclusión de que no solo los monos capuchinos pueden partir rocas que podrían confundirse con las de los homínidos, sino también los miembros de la familia de los equinos. Esto es particularmente importante dado que los équidos eran omnipresentes en los paisajes habitados por los homínidos, por lo que los hallazgos individuales de utensilios de piedra pueden requerir un nuevo examen.
Los resultados del estudio fueron publicados en la revista Journal of Archaeological Science.
Fuente: mundo.sputniknews.com | 4 de diciembre de 2021
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