Red social de Arqueologos e Historiadores
Los participantes en el congreso en una imagen de grupo. Jordi Mestre (IPHES)
Vía: IPHES | 10 de noviembre de 2011
Desde hace millones de años los grandes carnívoros sociales (hienas, lobos ...) han tenido un comportamiento similar. Los homínidos, sin embargo, hicimos un salto en la evolución para convertirnos en unos depredadores que competíamos con los grandes carnívoros para la obtención de presas. El final de este proceso fue la cooperación entre miembros de Homo sapiens y algunos de estos animales (El caso de los lobos, por ejemplo), en lo que nosotros hemos llamado domesticación, la cual resulta ser más antigua de lo que se pensaba, remontándose a hace más de 30.000 años.
Esta es una de las principales conclusiones del Congreso Internacional "Homínidos-Carnívoros, interacciones durante... que del 25 al 28 de octubre se celebró en Salou (Tarragona), coorganizado por el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES), El Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid (MAR) y el Área de Prehistoria de la Universidad Rovira y Virgili de Tarragona (URV). Tomaron parte más de 200 expertos procedentes de más de 20 países de cuatro continenetes (Asia, África, América y Europa).
Jordi Rosell, profesor de la URV e investigador del IPHES, codirector del congreso, ha explicado: "primero los homínidos éramos presa de los carnívoros, luego fuimos sus competidores y, finalmente, nos aliamos con ellos para optimizar mejor los recursos. Fue el comensalismo y la domesticación".
Aunque no hay consenso, entre la comunidad científica, sobre cuál fue la forma de conseguirla, cada vez parece más claro que las primeras poblaciones de Homo sapiens que llegan a Europa vienen con perros domésticos, que en realidad son lobos. "Esta alianza, o fenómeno de cooperación, podría haber sido una de las claves del éxito de estos homínidos sobre las otras especies humanas, ya que mejoraba la optimización en la búsqueda de recursos y la caza", apunta Rosell.
Eudald Carbonell, arqueólogo y director del IPHES, ha manifestado que las dinámicas de aprendizaje mutuo -entre homínidos y carnívoros-, la competencia y competitividad en un mismo ecosistema, la cooperación y la domesticación "constituyen estrategias económicas y sociales que pueden ser estudiadas a lo largo de la evolución de este tipo de mamíferos. Es en este sentido que la paleoecología y la historia nos ofrecen las claves del estudio a través de la paleontología, etología, zooarqueología, tafonomía, paleoeconomia y botánica".
Profesionales de todas estas ramas aportaron su conocimiento en el marco del congreso. Gran parte de los datos que se expusieron se han obtenido con las investigaciones que se están haciendo en yacimientos tan importantes como Dmanisi (Georgia), Olduvai (Tanzania), Bolomor (Valencia), Azokh Cave (Armenia), Teixoneres (Bages), Atapuerca (Burgos), Chauvet (Francia) o Cooper s D (Sudáfrica), en algunos de los cuales toma parte el IPHES.
Todas las sesiones del congreso se celebraron en Salou - Jordi Mestre / IPHES
Otro aspecto importante que se ha constatado en el mismo congreso tiene que ver con el ámbito más zoológico, ecológico, etológico y tafonómico, y pretendía resolver el comportamiento de los carnívoros tanto en el pasado como en la actualidad. "Hemos observado algunas diferencias entre los principales carnívoros que aparecen en los yacimientos arqueológicos (hienas, osos, leones y lobos) y sus homónimos actuales", apunta Jordi Rosell. "Esto hace que muchas analogías hechas en los trabajos arqueológicos queden invalidadas y necesiten ser revisadas. Las hienas manchadas actuales, que son las más próximas a las de la prehistoria europea, presentan unos patrones sociales muy diferentes y, por tanto, los sus madrigueras no pueden ser comparados con los de las hienas de hace más de 30.000 años en Europa", indicó.
De pie, de izquierda a derecha, Jordi Rosell, y Enrique Baquedano, codirectores del congreso. Abajo, Eudald Carbonell, director del IPHES, Pere Granados, alcalde de Salou, y José Manuel Ricardo, vicerrector de Política Académica y Científica, el día que se inauguró el congreso. Jordi Mestre / IPHES
En un apartado más arqueológico se discutió el tipo de interacción establecida entre homínidos y carnívoros por evaluar los diferentes casos: carnívoros como presa de los homínidos, como carroñeros y como cazadores, y viceversa, homínidos como presa de los carnívoros, como carroñeros y como cazadores.
Una de las conclusiones más interesantes en este aspecto es el posible aprendizaje, mediante la observación, que hicieron los primeros homínidos africanos a la hora de enfrentarse a sus presas. Y es que las primeras técnicas de caza, contrariamente a lo que muchos investigadores han defendido hasta ahora, datan de muy antiguo. Los Homo habilis de Olduvai (Tanzania) ya las utilizaban con asiduidad, y eso quiere decir que eran muy anteriores. Definitivamente, parece que el papel en el ecosistema de los homínidos como carroñeros marginales está quedando relegado a un segundo plano.
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