Foto

Fuente: puntal.com.ar | Fotos | 29 de febrero de 2016

En Puerta del Tala, a 10 kilómetros al suroeste de Alpa Corral, se produjo un nuevo hallazgo arqueológico consistente en tres esqueletos aborígenes, uno de los cuales data de más de 6.800 años, lo que lo convierte en en el más antiguo de los descubiertos en toda la provincia.

Los especialistas Ulises D’Andrea y Beatriz Nores confirmaron la novedad a PUNTAL tras recibir en noviembre último los resultados de los análisis realizados en la Universidad de La Plata que corroboran que los restos óseos humanos encontrados son los más antiguos de la zona y que corresponden a individuos de una casta de cazadores y recolectores conocidos como “láguidos”; esto es, precomenchingones y los primeros paleoamericanos. Este hallazgo reviste particular importancia ya que el esqueleto resulta ser el fechado más antiguo de la provincia.

El trabajo minucioso que desde 1995 vienen desarrollando D’Andrea y su esposa -analizando centímetro a centímetro los suelos serranos- en ocasiones otorga estos importantes hallazgos, mérito del esfuerzo y la dedicación, así como también de la pasión de estos especialistas en Arqueología.

El licenciado en Historia y especialista en Arqueología Ulises D’Andrea precisó que dieron con estos restos óseos a fines de julio del año pasado, cuando trabajaban en lo que fue una antigua laguna. Se trata de tres esqueletos completos que estaban ubicados a pocos metros uno de otro, en el yacimiento que años atrás también permitió dar con otros restos óseos humanos pero de menor antigüedad.

“Este es un yacimiento de una vieja laguna, de alrededor de 30 hectáreas, que ya no existe más. Era el lugar que los (aborígenes) cazadores y recolectores elegían para permanecer en verano y cazar los mamíferos de la zona”, dijo.

De estos tres esqueletos encontrados, uno de ellos ya fue fechado en el Laboratorio de Tritio y Radio Carbono de la Universidad de La Plata (LATYR) y lleva el número LP 3243.

Hasta la fecha, los restos humanos más antiguos ubicados dentro de la provincia -y que surgieron de este mismo yacimiento- datan de 4.500 años y 5.700 años, producto de un descubrimiento realizado a principios del  2000 en la zona de Alpa Corral.

Paralelamente al fechado realizado en el Laboratorio de La Plata, también los restos óseos son estudiados por el área de Antropología de la Universidad Nacional de Córdoba. El informe preliminar del antropólogo físico doctor Alberto Marcellino precisa que “el sexo del individuo resulta de difícil determinación. Si bien el tamaño más bien pequeño haría pensar que se trata de una mujer, la robustez de las ramas mandibulares no satisfacen tal condición”. Se estima que se habría tratado de un individuo joven de entre 25 y 35 años de edad al morir.

Sobre los análisis antropológicos de los otros dos esqueletos aún no hay fechado ni mayores datos, puesto que implica un trabajo extenso y costoso. Se considera que en los próximos meses se podrían obtener precisiones.

Muerte violenta

Los láguidos o paleoamericanos eran nómades y, al estar en constante movimiento, enterraban los cadáveres en distintos lugares, por ello resulta muy difícil encontrar restos óseos.

Se especula que la aparición de estos esqueletos en proximidades de Alpa Corral se debe a que hubo alguna reyerta durante la cual ocurrieron varias muertes y allí se produjeron los enterramientos. Este dato parece ser corroborado por una huella imborrable existente en uno de los cráneos recuperados que muestra un fuerte golpe. Marcellino -quien forma parte del equipo interdisciplinario que colabora con D’Andrea- refiere a una lesión de unos 6 centímetros de longitud y bien penetrante “originada por el golpe dado con un elemento pesado y de borde filoso (posiblemente un hacha de piedra).

Semejante lesión bien pudo causar la muerte del individuo fuera por inmediata conmoción o por rápida hemorragia al dañar la arteria que internamente pasa por el lugar. A su vez, hay otra fractura completa de la mandíbula a nivel del mentón, que al decir del paleontólogo, ocurrió en vida del individuo.

El profesor D’Andrea sostiene que resultará interesante conocer el sexo del individuo muerto por el golpe, pues también aportaría información sobre la cultura o forma de relacionarse. “Si fue un hombre, esos golpes podrían referir a una acción bélica entre humanos, una reyerta. Pero, si es una mujer, también es interesante porque en estos grupos muchas veces tras la muerte del cacique se sacrificaban a las mujeres para acompañarlo”.

Tras el ADN

El trabajo desarrollado por D’Andrea y Nores forma parte de la tarea que se desarrolla desde el Departamento de Antropología y Prehistoria de la Junta de Historia de Río Cuarto, y se cuenta con el respaldo de la Agencia Córdoba Cultura.

De estas incursiones al yacimiento participan también colaboradores y, tal lo dicho anteriormente, se cuenta con el trabajo investigativo del antropólogo Marcelino, y del paleontólogo Adam Tauber, designado recientemente como director del Museo de Ciencias Naturales de la provincia de Córdoba.

Nores agregó además que ahora se procurará determinar si existe relación de parentesco entre estos individuos, que están enterrados a una distancia de unos 50 centímetros unos de otros. Para ello se hará el ADN mitocondrial, analizando las falanges de los dedos o bien los dientes. “Primero vamos a buscar si existe parentesco entre ellos, y después el parentesco que pudiere existir con restos sacados en Tres Arroyos y en Venado Tuerto, como así también de nuestros fechados anteriores”, precisó.

Todos los restos óseos están a resguardo de los profesionales que continuarán desarrollando distintos estudios que pueden seguir arrojando datos claves sobre esta raza, sus costumbres, enfermedades, entre otros aspectos. Al tiempo que aclararon que los elementos óseos humanos no se exponen por una cuestión de respeto.