Fragmento del vaso con forma de botella encontrado en Eirós - USC

Sobre una ladera del monte Penedo, en el municipio lucense de Triacastela, se ubica la cueva de Eirós, un yacimiento arqueológico que en más de diez años de excavaciones no ha dejado de sorprender a los investigadores.

Las galerías de Eirós no sólo destacan por haber albergado de modo sucesivo a Neandertales y Homo sapiens —una particularidad que únicamente comparten una veintena de yacimientos en la Península—: en 2011 la cueva sorprendía con pinturas y grabados, las primeras muestras de arte rupestre del Paleolítico Superior localizadas en suelo gallego.

Ahora, este enclave en el paso desde el Cantábrico al valle del Miño —que probablemente se convirtió en uno de los últimos baluartes de los Neandertales ante la llegada del hombre moderno a la Península a través de los Pirineos—, ha dado otra alegría a la ciencia, con el hallazgo de dos fragmentos de una pieza de cerámica que tanto por su forma de botella como por su decoración a base de impresiones con el borde ondulado de conchas de berberecho conecta directamente con la cerámica cardial (denominada así en referencia al citado bivalvo) de los primeros grupos de pastores y ganaderos del sur de la Península. La pieza —de datación inexacta por haber sido localizada en capas de tierra alteradas por animales— es única en Galicia, y es necesario viajar 300 km al sur, cruzando el río Mondego, en Portugal, para encontrar sus referentes más próximos.

Detalle de la decoración  en diferentes sectores de la cerámica cardial de Cueva Eirós.

Este último hallazgo de Eirós podría señalar que el inicio de las prácticas neolíticas en el Noroeste peninsular se remonta al final del VI milenio a. C., una etapa aún poco representada en la Prehistoria gallega, según explicó Ramón Fábregas (izquierda), del Grupo de Estudios para la Prehistoria del NW Ibérico-Arqueología, Antigüedad y Territorio (GEPN-AAT) de la Universidad de Santiago (USC).

El hallazgo, realizado durante la última campaña de excavación dirigida por el grupo de la USC y el Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES) con el respaldo económico de la Consellería de Cultura y Turismo, ha sido descrito recientemente en la revista «Trabajos de Prehistoria», donde también se detalla el análisis de los lípidos rastreables en el interior de la cerámica (realizado por la Universidad de York), que permite concluir que el recipiente fue utilizado para el procesado de carne de rumiantes junto con vegetales, en lo que, bromeó Fábregas, puede representar la «muestra de cocido más antigua del Noroeste».

El estado de conservación de los vestigios no permite efectuar un análisis con el método del carbono 14 para determinar su edad con más precisión.

Fábregas señala por otro lado que hasta ahora no se conocen en el norte de la península indicios materiales de actividades agrícolas con una antigüedad superior a los 4.600 o 4.700 años. La edad atribuida a la vasija es considerablemente mayor, lo que a juicio del investigador puede tener dos explicaciones. «Por un lado, puede ser que por ahora no tengamos suficiente información y que las prácticas agrícolas en este territorio sean más antiguas de lo que se pensaba», dice. «Pero también puede ser que en Cova Eirós hubiese por entonces grupos de cultura mesolítica que vivían de la caza y de la recolección y que no practicaban la agricultura y la ganadería, pero que mantenían contactos e intercambios con comunidades de otras partes de la Península que si las conocían», añade.


El rector de la USC, Antonio López —izquierda— y el consejero de Cultura, Román Rodríguez, observan los restos de la vasija prehistórica encontrada en el yacimiento arqueológico de Triacastela. SANTI ALVITE.

Xunta y USC suscribieron este lunes un nuevo convenio en el que la Administración autonómica aporta 30.000 euros —han sido 140.000 desde 2015— para continuar actuando en el yacimiento, avanzando en la excavación del campamento Neandertal, profundizando en el estudio de procedencia de las materias primas empleadas por los pobladores de Eirós o aplicando técnicas 3D con vistas a una posible recreación de las galerías accesible a los visitantes del futuro Centro de Interpretación previsto en Triacastela.

Román Rodriguez, consejero de Cultura, destacó la cesión en los últimos días al Ayuntamiento lucense del inmueble que albergará el centro.

Fuentes: abc.es | lavozdegalicia.es | 10 de junio de 2019

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