Red social de Arqueologos e Historiadores
Foto: Ídolos antropomorfos
Vía: ELPAIS.com / 23 de marzo de 2010
Las excavaciones arqueológicas realizadas en el solar donde se construirá la futura Ciudad de la Justicia de Jaén, en el yacimiento de Marroquíes Bajos, han sacado a la luz valiosos restos del Calcolítico además de abundante material cerámico de épocas prehistórica e islámica y varias necrópolis.
De entre todos ellos destaca una pareja de ídolos antropomorfos con 4.500 años que, a juicio del director de la excavación, el arqueólogo Vicente Barba, "suponen un gran avance en la investigación de estas estatuillas en los periodos calcolíticos, ya que son pocos los ejemplos que se conservan en todo el país". Las piezas, realizadas en hueso y con una altura de 11 y 12 centímetros, vienen a significar el cambio social de las estructuras de poder que tiene lugar a mediados del tercer milenio antes de nuestra actual era. Las estatuillas aparecieron en el interior de una cabaña junto a otros útiles de piedra.
La pareja de ídolos prehistóricos se muestran desde ayer, y hasta el 25 de abril, en el Museo Provincial de Jaén dentro de una exposición junto a otros hallazgos. Entre ellos destaca una gran vivienda de los siglos VIII-IX excavada en su totalidad, con todos sus objetos conservados y recuperados; una de las más importantes y extensa necrópolis encontradas en Jaén; dos fosos prehistóricos; silos de estructura subterránea, y abundantes piezas arqueológicas.
Foto: Basamento de la muralla de Marroquíes Bajos
La muestra permite al visitante hacer un recorrido por la Prehistoria, descubriendo los modos de vida, los objetos hallados en el solar y sus representaciones más simbólicas. Por último, un audiovisual narra de forma muy didáctica toda la secuencia histórica documentada en las investigaciones arqueológicas que han sido financiadas por la Consejería de Justicia.
La intención de la Junta, según avanzó ayer en Jaén el secretario general para la Justicia, Pedro Izquierdo, es aglutinar en un mismo espacio la nueva sede judicial junto con parte de los hallazgos arqueológicos. Se integrarán algunos de los valiosos restos encontrados en la parcela donde se edificará la Ciudad de la Justicia, cuyo proyecto ya se está redactando. Los arqueólogos apuestan por integrar en la futura construcción la vivienda y los fosos prehistóricos por su importancia para explicar la historia del yacimiento de Marroquíes Bajos.
Vídeo sobre la exposición, en este enlace
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Ciertamente, los ídolos antropomorfos del período Calcolítico, como dice el arqueólogo Vicente Barba, no abundan (en comparación con los ídolos-placa o los ídolos-oculados), y estos que se han hallado permiten abundar en su interpretación, dado que uno parece una figura femenina y la otra masculina, al tiempo que, el hecho de haber sido encontrados en el interior de una cabaña, y no en un entorno funerario, marca una diferencia sustancial.
En la foto de cabecera del post no se aprecia muy bien si la figura de la izquierda es femenina, pero en la web del Museo Arqueológico de Jaén han puesto una imagen de la misma, en la que, si no me equivoco, se aprecia que ostenta dos ligeros senos.
Podemos verla aquí:
En el torso de la otra figura (arriba en el post) no se aprecia nada, por lo que deduzco que es masculina.
Si estoy en lo cierto, cabría decir, siguiendo al profesor Victor Hurtado en su trabajo "Ídolos, estilos y territorios de los primeros campesinos en el sur..., que ambas reflejan, dentro de ese mundo Calcolítico de cambio y transformación de las estructuras sociales de poder en el III milenio (al que también hace referencia el arqueólogo Vicente Barba), no la aparición de los primeros indicios de jerarquización masculina (como a veces se ha sostenido, dada la relativa preponderancia de figuras antropomorfas de este sexo en el sur peninsular), sino quizá la permanencia de un conservadurismo de las estructuras ideológicas y sociales, donde el colectivismo juega una función todavía importante en favor de las relaciones de igualdad de las concepciones masculinas y femeninas.
Para decirlo con las palabras del profesor V. Hurtado :
"... a pesar de la incipiente jerarquización, la ideología comunalista se sobrepone netamente a la incipiente función de liderazgo que parecen estar asumiendo algunos individuos".
Y, al mismo tiempo, es también interesante recordar y tener en cuenta la idea que recoge el profesor Hurtado de Almudena Hernando en "Arqueología de la identidad", cuando pone en relación los ídolos antropomorfos con la idea de prestigio de las incipientes élites sociales, al igual que sucede con el fenómeno de la cerámica campaniforme. Es decir, dichos ídolos se configurarían como elementos o símbolos de identidad y prestigio de las nacientes jerarquías sociales o grupos de poder en esa fase calcolítica del III milenio del sur peninsular.
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Hola, Paloma y María:
Ando liadísimo de trabajo y por eso no he puesto nada estos dos últimos días, pero estoy con ello, es decir, con un comentario específico interpretativo que recoja las ideas que hemos ido viendo teniendo en cuenta los dos aspectos, el socioeconómico y el ideológico-simbólico.
Darme un poco más de tiempo, y mientras tanto nos tomamos ese "cubata" que dice Paloma, que a lo mejor no viene mal para hablar de estas cosas. Todo tiene su ritual, y así por lo menos nos ponemos a tono con la ingesta de alcohol que también tomaban nuestras queridas élites del campaniforme. Lo de los psicotrópicos habrá que dejarlo para otro momento más distendido, no sea que, como decís, acabemos, además, un poco "tarumbas" con todo ello. ;-)
Yo, María, creo que vale más no seguir dándole vueltas para ver dónde surgió la diferencia de opinión o el equívoco de interpretación de matices que hicimos. Posiblemente entre lo que yo he dicho y tú has apuntado están, más o menos, las razones. En cualquier caso, yo creo que hay materia suficiente para ver qué es lo que queríamos decir (sin descartar que quizás estemos más de acuerdo de lo que parece, salvo matices). Además, a mí, insisto, me está resultado muy provechoso el debate, porque me ha obligado a repasar algunas cuestiones con más detenimiento.
Por eso -como siempre te digo-, agradezco mucho tus intervenciones, pues obligan por lo menos a contrastar los argumentos verificando cosas aquí y allá, con lo cual, de paso, se recuerdan cosas o se aprenden otras nuevas. Ya podía haber más gente que se animase (sobre todo viendo la gran cantidad de gente que es miembro de Terrae Antiqvae), pero se ve que les cuesta ponerse a la faena.
Saludos a las dos
Estupendos esos vídeos que has puesto, María, sobre esa sepultura de un personaje de tiempos calcolíticos-campaniforme. Reflejan muy bien muchas de las cosas que aquí hemos tratado de analizar. Ha sido una excelente idea.
Y como lo prometido es deuda, os paso a reflejar el comentario-resumen que había pensado hacer teniendo un poco más en cuenta los aspectos ideológicos-sociales. Tampoco tengo muy claro que haya conseguido plenamente el propósito. Lo he tenido que hacer un tanto aprisa, dado que no puedo ocupar todo el tiempo en ello. No hace falta recordar que no pido que estéis de acuerdo conmigo en todo lo que digo, puesto que es lógico que haya diferencias de opinión, y más en un tema como éste en el que no contamos con muchos datos fehacientes para realizar interpretaciones ajustadas. En fin, simplemente lo he hecho para reflexionar -yo el primero- sobre las cosas que hemos debatido. Si a alguien le sirve para aclararse o para conocer un poco mejor todo el asunto que nos ocupa, pues me doy por satisfecho.
Aspectos ideológicos que se pueden derivar de los ídolos calcolíticos y su relación con el campaniforme.
Por regla general muchas de las representaciones (estatuillas, grabados, etc.) que vienen desde tiempos prehistóricos son alusivas claramente a divinidades femeninas, las cuales remiten a un conjunto de ideas de naturaleza agraria -fertilidad, nacimiento o renacimiento- y funeraria, -natalidad, muerte, mundo subterráneo-, etc. Es decir, una cosmovisión que apela directamente a concepciones que tienen como referencia a las fuerzas telúricas de la tierra, o de la madre tierra (de ahí lo de Tellus Mater o Terra Mater, que recordabas tú, María, en uno de tus primeros comentarios).
Esta cosmovisión ideológica es propia, claro está, de sociedades fundamentalmente agrarias, comunitarias o igualitarias, pero donde el peso de las concepciones de lo femenino se traduce en una especial influencia de las relaciones de tipo matriarcal.
Esta somera descripción es propia de la estructura social de las primeras etapas de la fase Calcolítica, es decir, durante el período dolménico, pues no en vano las estructuras megalíticas se asocian, en su significación ideológica, mítica, con estructuras montañosas que guardan en su seno los restos de los antepasados, los linajes de los héroes fundadores. Los enterramientos en dólmenes (y cuevas) son así un signo de fusión con la madre-tierra, de enlace con el mundo subterráneo y posibilidad de renacimiento en otra vida, al tiempo que espacio sagrado de determinado pueblo o sociedad que delimita y legitima mediante estas construcciones la posesión y control del territorio en que se hallan afincados frente a terceros.
Pero junto a esta cosmovisión agraria -de peso relevante- se asiste a una incorporación paulatina de los elementos astrales, pues no es menos cierto que el conocimiento de los fenómenos meteorológicos, atmosféricos, celestes, etc., deben tenerse muy en cuenta precisamente en las actividades agrícolas, las cuales tienen, por otra parte, un fuerte componente cíclico en estrecha relación con aquéllos, tanto desde el punto de vista físico como simbólico. De hecho, los propios dólmenes y demás estructuras megalíticas se edifican respetando, a su vez, determinada orientación astronómica (y, si me apuráis, cabe ver por ello, asimismo, en el diseño y orientación de muchos petroglifos -que vienen desde tiempos neolíticos-, esa influencia astronómica, la cual, según hemos visto en algún post de TA, se utiliza a la hora de interpretar el significado de los mismos).
En este sentido, hay que recordar que, del mismo modo que las concepciones o cosmovisiones agrarias apelan a lo femenino, las cosmovisiones que toman como referencia elementos astrales apelan fundamentalmente (puesto que hay excepciones, como, por ejemplo, la luna) a lo masculino.
Bien, el contenido de este preámbulo -que sabemos todos- no tiene más finalidad que poner encima de la mesa algunas nociones de partida. Así, con arreglo a todo ello, las figuras o ídolos calcolíticos del tipo oculados se han venido interpretando como posibles objetos símbólicos de divinidades de estirpe femenina (dentro de las dificultades de escasez de datos, pues, como señala Hurtado, no cabe descartar una probable significación masculina). Los llamados ídolos-placa, a pesar de que Hurtado ofrece la posibilidad de interpretarlos -siguiendo a K. Lillois- como indicadores simbólicos heráldicos de grupos familiares, étnicos o del linaje de individuos, no rechaza que también pudieran tener una función como ídolos propiamente dichos de carácter femenino (dado que existen algunos ejemplos en los que aparecen el mismo esquematismo formal que los oculados), en correspondencia con la descripción que hemos realizado en el preámbulo.
Lo interesante viene, en cualquier caso, cuando hay que contextualizar, en términos ideológicos y simbólicos, los llamados ídolos antropomorfos. Y ya no tanto porque en ellos veamos una elaboración más naturalista, menos esquemática, que la que ostentan los ídolos oculados, sino porque con ellos aparecen ya delimitados el sexo de los mismos, y, además, en una cantidad -hasta la fecha- relativamente importante por lo que respecta a ídolos de sexo masculino.
En este sentido, es complejo saber en qué momento y hasta qué punto tales ídolos antropomorfos están reflejando la dirección predominante hacia la cual se encaminan las significaciones de género sexual dentro de las relaciones sociales de un grupo poblacional considerado, pues, como decía en el comentario de la noticia del post, es posible que la aparición de las estatuillas de género femenino estuvieran quizá indicando todavía la permanencia de un conservadurismo de las estructuras ideológicas y sociales, donde el colectivismo jugaría aún una función importante en favor de las relaciones de igualdad de las concepciones masculinas y femeninas. Y tanto más cuanto que cabe suponer las concepciones cosmogónicas imperantes a través de lo que se da en llamar “los pares contrarios”, esto es, a través de una concepción de la realidad de carácter dualista: lo masculino y lo femenino, la vida y la muerte, la tierra y el cielo, el día y la noche, la luz y la oscuridad, lo sagrado y lo profano, etc.
A falta de más hallazgos arqueológicos de ídolos antropomorfos que ofrezcan una mejor información contextualizada del lugar en el que aparezcan, no parece que puedan ser adscritos a rituales de tipo funerario (dado que, a diferencia de los ídolos-placa y de los ídolos-oculados, han aparecido en contextos habitacionales), pero sí podrían tener una significación simbólica religiosa (quizás como elementos de un culto dentro del hogar) adscrita a algún tipo de divinidad (no en vano llevan cabezas con una especie de ojos oculados y tatuaje facial), que vendría, por añadidura, a legitimar y sancionar, ante el resto de la colectividad, la posición social de sus poseedores.
Ahora bien, hay que tener asimismo muy presente que dichos ídolos antropomorfos se inscriben, como hemos venido viendo a lo largo del debate, dentro de las transformaciones o cambios socioeconómicos que acontecen en la segunda mitad del III milenio, donde, como sugiere Hurtado, tiene lugar un incremento de los ítems bélicos (fortificaciones, armamento, jerarquización de territorios, etc.) y, en consecuencia, una gradual afirmación de la identidad y la individualidad masculinas. Por nuestra parte, añadiríamos que tales cambios socioeconómicos supondrían también -como hemos reflejado más arriba- un mayor control de los conocimientos astronómicos que afectan a la labores del campo, lo que se traduce en una puesta en valor de las concepciones ideológicas celestes-masculinas que se venían fraguando, las cuales se verán reforzadas, además, por las actividades metalúrgicas (sin menoscabo de determinadas significaciones femeninas, puesto que el metal se saca de la madre-tierra), dado que el metal se ve modificado y transformado por el fuego (el fuego es el rayo que viene del cielo, etc.), al tiempo que es una labor fundamentalmente adscrita a las actividades de los hombres.
Estamos, pues, ante un contexto de cambios socioeconómicos e ideológicos que tienen como resultado, al mismo tiempo, el abandono paulatino de los enterramientos colectivos en estructuras megalíticas por los enterramientos individuales, como consecuencia de la necesidad de pasar de una afirmación de la identidad y legitimidad sobre un territorio, más o menos ya conseguido o establecido, a la afirmación de la identidad y legitimidad de la individualidad de determinadas élites que comienzan a ostentar el control no sólo sobre los medios de producción (la tierra, la metalurgia, etc.), sino también sobre los aspectos ideológicos que tienen como misión reforzar los privilegiados estatus sociales y económicos conseguidos.
Hay que tener en cuenta que tales tumbas individuales (y sus consecuentes ritos funerarios) no entran en contradicción con la significación representativa, “democrática” o igualitaria, que suponen los enterramientos dolménicos como manifestación del poder y control de un grupo social sobre un territorio frente a terceros, puesto que las tumbas individuales y sus ritos asociados pueden cumplir la misma función cuando se trata de enterramientos “aristocráticos”, selectivos, que representan igualmente al conjunto del grupo o de la población.
Lógicamente, como ya apuntamos en un comentario anterior, todo ello conlleva un nuevo modelo de superación de las anteriores relaciones de parentesco igualitarias. La pertenencia a la élite ya no vendrá derivada por herencia familiar, por formar parte de un determinado grupo familiar, clan o tribu (aunque puedan, naturalmente, darse coincidencias entre el origen y el estatus de cualquier individuo), sino por los méritos individuales, sean éstos de naturaleza guerrera o económica-social, y en la que el control y la apropiación de excedentes, así como del nivel tecnológico (léase metalurgia), tendrá mucho, por no decir muchísimo, que ver.
En esta dirección, conviene recordar que el desarrollo del fenómeno de la cerámica campaniforme, así como la elaboración de los ídolos antropomorfos (al menos para el área del sur peninsular en lo que se refiere a éstos), coincide con todo el conjunto de ideas que hasta ahora venimos exponiendo. En consecuencia, la cerámica campaniforme, así como los mencionados ídolos antropomorfos, se constituyen como elementos simbólicos de prestigio social y económico, sin perjuicio de sus otras posibles significaciones ideológicas, religiosas, rituales, etc., porque sencillamente se desprenden de las mismas, o, si se prefiere, se les añaden.
Lo importante, a mi juicio, es que tales objetos de prestigio, que usan con connotaciones rituales y simbólicas las élites emergentes, inauguran, introducen y afirman, las nuevas relaciones socio-económicas e ideológicas de poder que deben mediar entre el individuo y la colectividad. Esto es, legitiman con ello la existencia de una nueva jerarquía del poder. Y, además, tal como se deduce de los profesores Hurtado y Garrido Pena, merced a la homogeneidad formal -y más o menos estílistica- de la cerámica campaniforme (así como de los ídolos antropomorfos por lo que se refiere el contexto geográfico del sur peninsular), la noción de prestigio que se deriva de la misma tiene como función no sólo cubrir un área de influencia local, sino trascender los propios límites territoriales en que se mueven dichas élites.
Las distintas ceremonias y ritos que acompañan a la sociedad calcolítica, como a cualquier otra (bien sean referidas -dentro del concepto de espacio antropológico- a las que acontecen en el eje circular -es decir, las relaciones humanas, personales, sociales, comunitarias, tales como puedan ser los banquetes o fiestas de cohesión militar, cinegética, deportiva, etc.-, o las referidas al eje radial -es decir, las que tienen que ver con el ámbito físico y biológico desprovisto de todo tipo de inteligencia, tal como el territorio, el fuego, el aire, el agua, etc., y uno de cuyos ejemplos serían las ceremonias previas de representación del arte esquemático llevado a cabo sobre determinada superfice terrestre o de delimitación del territorio-, o las referidas al eje angular, esto es, las que tienen que ver con entidades numinosas, con la religiosidad, etc., y uno de cuyos ejemplos serían los ritos funerarios, o de adoración a determinadas entidades divinas, etc.), digo que las distintas ceremonias y ritos que acompañan a la sociedad calcolítica, para ser comprendidas, habrá que tener siempre en cuenta las coordenadas socioeconómicas e ideológicas de las que brotan.
Las formas y contenidos en las que estas ceremonias o ritos se celebren nos dirán mucho del carácter de las mismas (y en este sentido, tanto la ingesta de alcohol como de psicoactivos nos informarán sobre su naturaleza y finalidad), pero siempre teniendo en cuenta que son consecuencia o producto de las estructuras, o de los cambios de las mismas, que informan la sociedad que los realiza.
Ya por último, un aspecto colateral de este incremento o puesta en valor de la función e identidad masculina de la que hemos hablado, cabría verlo (y asociarlo) en las problemáticas y complejas manifestaciones pictóricas del llamado arte esquemático (incluido el levantino y el macroesquemático, si bien se corresponden con otra área geográfica-cultural distinta), pues el mismo (aunque hunde sus raíces en fases del paleolítico superior y neolíticas) comienza a tener tendencia a representarse no ya sólo en el interior de las cuevas, en las oquedades de la madre-tierra (como ocurre con el arte prehistórico, fundamentalmente), o en el interior de los megalitos, sino en el exterior, en las zonas de serranías, en las vertientes de los valles fluviales, en abrigos rupestres, así como en recipientes cerámicos, arte mueble, etc., denotando un cambio de referencias ideológicas espaciales (de la contemplación de las bóvedas de la cavernas o de los dólmenes y tholos megalíticos se pasa a contemplar la bóveda celeste) en consonancia con los cambios socioeconómicos mencionados.
Hay que tener en cuenta que la función de las representaciones del arte esquemático parece venir dada igualmente por un intento de transmitir contenidos ideológicos grupales, a modo de ocupación simbólica del territorio (como de igual modo sucedía con la implantación de estructuras megalíticas) y legitimación de las áreas de explotación económica (agrícolas/ganaderas/mineras) respecto a terceros.
Representaciones esquemáticas que vendrían acompañadas de muy posibles rituales de trance (con el consabido consumo de psicotrópicos) reservados a determinadas élites o determinados personajes chamánicos que ostentan no sólo el enigmático conocimiento de su realización (tanto en el tiempo como en el espacio), sino la facultad de asegurar o garantizar los contenidos ideológicos que de tales representaciones emanan, pues, al fin y al cabo, ellos son componentes esenciales de las élites sociales encargados de sancionar las posiciones de privilegio alcanzadas.
En fin, esto es todo. Es un resumen de las ideas que hemos visto y algunas más que he introducido, pero intentando darle una forma de conjunto que sirva para salvar un poco el desperdigamiento de ideas en que a veces caen los sucesivos comentarios en el foro de debate. Naturalmente, como os dije al principio, hay muchos aspectos discutibles (después de todo, no deja de ser un resumen personal de cómo veo yo las cosas al respecto), así como quizás haya alusiones o referencias a determinadas teorías históricas y antropológicas no claramente explicitadas, pero ya se las irá viendo si hay ocasión.
Guillermo, pongo este comentario que estaba haciendo mientras ponías el tuyo; leeré el tuyo con más calma.
Mercedes, sí que es impresionante el documental y la vida de ese gran jefe enfermo a pesar de su poderío…, y también ver la cantidad de información que se puede adquirir ahora con las nuevas técnicas .
Y volviendo a los antropomorfos del calcolítico …..:
Unos ejemplos provenientes de la etnología (sacados de: Van Genepp, “Los ritos de paso”) que indican la función que pueden tener en algunas ocasiones las imágenes antropomorfas , “muñecos“, etc. Los pongo solo como ilustración, sin pretender sacar conclusiones .
En ritos funerarios, por ejemplo, entre los Ostiak de Siberia:
“… las mujeres con él emparentadas hacen una muñeca a su imagen ,a la que se viste ,lava y alimenta todos los días durante dos años y medio si el muerto es un hombre, dos años si era una mujer, llevándola después a la tumba ( …… ) los muertos se van por un camino largo y tortuoso hacia el norte, donde se halla el país de los muertos; allí hace frío y está oscuro; la duración del viaje parece coincidir con la duración de la conservación de la muñeca; hay por lo tanto ritos preliminares, un margen y funerales definitivos cuando el muerto ha encontrado su domicilio definitivo…”
Es decir: parece que hay una identificación del difunto/a con la imagen; mientras dura el viaje al mundo de los muertos, alimentar y cuidar a la muñeca significa cuidar al muerto en su viaje. Cuando este termina y se halla ya en el lugar definitivo, la imagen se deposita en la tumba
Por otro lado, en un ritual taoísta de protección de la infancia en el que se pasa a los niños de la casa bajo una puerta creada a tal efecto:
“… Por cada ejecución de esta ceremonia se confecciona una pequeña estatua de madera que representa al niño en cuyo favor se tiene lugar la ceremonia; esta estatuilla se conserva hasta la edad de dieciséis años y se la coloca en general al lado de la representación de la “Madre” (la divinidad protectora delos niños y niñas chinos hasta los dieciséis años)en el dormitorio. Si el niño muere antes de los dieciséis años se entierra la estatuilla con él; si está muy enfermo ,es a la estatuilla a la que se hace pasar bajo la puerta ….”
Es decir, aquí la estatuilla también se identifica con el niño y también en caso de fallecimiento se deposita en la tumba. En una excavación podría encontrarse tanto en contexto funerario como doméstico
En la misma fotografía de portada d el libro de Van Gennep, se ve a dos adolescentes africanas, aparentemente en una procesión, llevando cada una imagen antropomorfa tallada en madera sin indicación de género aparentemente; por desgracia no hay ninguna indicación al respecto;
En fin, lo que quiero decir es que si se encuentran antropomorfos en una excavación no han de ser necesariamente representaciones de divinidades o antepasados, sino que hay varias posibilidades.
Un dato curioso de los funerales en Indonesia que me ha recordado a la interpretación que hacen algunos autores de la decoración de nuestros ídolos placa peninsulares como dibujos distintivos del clan.
“Los muertos van al Amnodr, país subterráneo, llamándose allí “los amatol”, el camino para dirigirse allí es distinto para cada clan; tal camino está atestado de obstáculos….”
Esto es, si los habitantes del SO peninsular hubieran tenido ideas parecidas, las decoraciones de los ídolos placa podrían haber servido para identificar a cada clan en el paso al otro mundo o para que los antepasados le reconocieran y le recibieran como perteneciente al propio clan. No sería una identificación de cara a los vivos, sino de cara a los muertos.
Volviendo a la semejanza entre los ídolos peninsulares y los de Siria, me cuesta creer en algún tipo de influencia; se parecen demasiado y me resulta más creíble verlos como traídos directamente por gente de aquella zona que quizá llegaron en busca de cobre; creo que es una antigua idea actualmente rechazada la de la llegada de gente del levante, pero a mí no me parece descabellada.
Saludos a todos!
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