Foto: Alberto López

Fuente: La voz de Galicia.es | 5 de mayo de 2015

Seguir el rastro de los primitivos habitantes del valle de Lemos está sirviendo para entender mejor cómo evolucionó el paisaje de la zona durante la prehistoria -un aspecto hasta ahora muy mal conocido- y los cambios que experimentó a lo largo de los milenios el curso del río Cabe, que no siempre corrió por donde lo hace hoy en día. Dentro del proyecto de investigación de los yacimientos paleolíticos del valle de Lemos -iniciado hace ahora nueve años, en la primavera del 2006- se lleva a cabo un extenso estudio geomorfológico que está ahora en su fase final y cuyo objeto es trazar un mapa que permita comprender con claridad este complejo proceso. Así se espera también explicar mejor la dinámica de los antiguos poblamientos humanos de la zona.

Una parte importante del estudio se centra en la historia del Cabe, en torno al cual se asentaron preferentemente los grupos de cazadores nómadas del Paleolítico. Según los investigadores, todo indica que durante el período Cuaternario el cauce del río estaba situado más al norte que en la actualidad y que se fue desplazando hacia el sur.

«En una época corrió por zonas como As Lamas y A Gándara y se fue moviendo progresivamente hasta acabar ocupando su posición actual», explica el arqueólogo Arturo de Lombera (izquierda), miembro del equipo científico que lleva a cabo estos trabajos.

El rastro del antiguo cauce se puede detectar por la presencia de depósitos de sedimentos que contienen grandes cantidades de cantos rodados cuyo origen es indudablemente fluvial. En estas zonas se han localizado también numerosos artefactos del Paleolítico, que fueron elaborados tomando precisamente como materia prima los cantos rodados de cuarcita.

Solo en la parte norte

Este desplazamiento del cauce del río solo se ha registrado en la parte norte de la depresión, en la que se sitúa el casco urbano de Monforte. En la parte sur de la cuenca, por el contrario. el curso del Cabe no parece haber experimentado variaciones importantes con respecto a las épocas prehistóricas y especialmente en los tramos que discurren encañonados.

Una erosión más intensa en las eras glaciales

Los estudios geomorfológicos realizados en los últimos años indican que las glaciaciones tienen una importante relación con el efecto erosivo del antiguo cauce del Cabe. Los investigadores señalan que los episodios más importantes de arrastres de tierras por las aguas fluviales se dieron seguramente durante los períodos glaciales, en los que el nivel del océano experimentó una fuerte bajada. En la última glaciación, el descenso fue de unos 120 metros con respecto al nivel actual. En esas etapas, la pendiente media de los ríos se hizo más pronunciada y en consecuencia su fuerza erosiva se volvió considerablemente mayor, principalmente en los terrenos llanos. Esto provocó importantes movimientos de tierras cuyo rastro puede detectarse en diversas zonas de la depresión monfortina. La parte más baja -en la que se encuentra el casco urbano- parece haber sufrido una erosión más intensa que los terrenos circundantes.

Por el contrario, en los periodos interglaciales más cálidos -como el actual-, debido a la subida del nivel del océano, el poder de erosión del río sufrió una importante disminución. En esas épocas, las aguas fluyeron con menos fuerza y, más que arrancar y mover tierras y piedras, formaron grandes depósitos de sedimentos.

Fluctuaciones climáticas

En la depresión de Monforte también se han localizado huellas de los llamados eventos Heinrich, una serie de fluctuaciones climáticas registradas durante la última era glacial que provocaron la fusión de grandes masas de hielo en el hemisferio norte. En esos períodos, numerosos icebergs flotaron por el Atlántico y liberaron sedimentos arrastrados desde América del Norte que se han encontrado -entre otros lugares- en la costa de Galicia. Estas etapas de cambio climático provocaron también un incremento de las precipitaciones y por consiguiente una mayor incidencia de la erosión de las aguas.

El efecto de estos fenómenos en la zona de Monforte se tradujo en la erosión de depósitos sedimentarios formados en épocas anteriores y en arrastres de tierras de unas zonas a otras. Estos movimientos se han registrado especialmente en zonas como As Lamas.

Terrenos de origen muy diferente en la depresión monfortina

Los investigadores consideran que la formación de los terrenos de la depresión de Monforte durante el Cuaternario siguió un esquema asimétrico. Por un lado, en la parte norte de esta cuenca son típicas las terrazas de origen fluvial en las que pueden encontrarse grandes cantidades de cantos rodados de cuarcita. Estos materiales parecen haber sido arrastrados desde la zona por la que ahora discurre el curso alto del río Mao -afluente del Cabe -, donde se han encontrado minerales del mismo tipo.

En la parte sur de la depresión -en zonas como la parroquia de Gullade- la dinámica fue muy diferente. En este caso, los terrenos se formaron a partir de abanicos aluviales, es decir, depósitos de sedimentos que fueron arrastrados por los torrentes desde los montes próximos. Estos depósitos presentan un espesor mucho menor que el de las terrazas fluviales y no contienen cantos rodados, sino piedras de formas angulosas. Estos minerales son fragmentos de cuarzo y pizarra, que también se hallan en los montes de los que supuestamente proceden los arrastres.

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