Arqueólogos en el yacimiento lacustre de la Draga de Banyoles. acn

Fuente: La Vanguardia.com | 9 de junio de 2014

Unas obras en la Draga de Bañolas/Banyoles (Gerona) dejaron al descubierto fragmentos de cerámicas, fauna y conchas hace 25 años. Eran los primeros vestigios de un yacimiento que ha sido una prueba piloto para la arqueología del país, ya que no se tenía experiencia en el estudio de poblados lacustres, con posibilidades infinitas en el campo de la investigación gracias al buen estado de conservación de los restos orgánicos, un hecho insólito. En este tiempo se han extraído 45.700 piezas y más de 300.000 restos vegetales. Los expertos aseguran tener material suficiente para estudiar en las próximas décadas pero aún queda un 90% del yacimiento por excavar. Su caso se expone en todos los foros internacionales dedicados al neolítico.

"Nadie podía imaginar el salto que haría el neolítico gracias a la investigación del yacimiento de la Draga".  Así lo cree Antonio Palomo Pérez (izquierda), codirector del parque neolítico como el único yacimiento prehistórico de ambiente lacustre de la península bérica. El descubrimiento se hizo en marzo de 1990 durante unas obras en la actual zona ajardinada del parque de la Draga con motivo de los Juegos Olímpicos. Una máquina desenterró unos restos que parecían antiguos. Eran conchas, fauna y piezas de cerámica. "Eran pocos elementos pero ya se veía que era un yacimiento del neolítico antiguo" recuerda José Tarrús, director del Museo Arqueológico Comarcal de Banyoles, que añade que se desconocía aún la potencia del yacimiento y su extensión. 

Aquella sería una primera actuación en un yacimiento que ocupa 8.000 metros cuadrados con un frente de 100 metros junto al estanque. La antigua playa neolítica está bajo las aguas mientras que el resto del yacimiento está cubierto por el nivel freático, lo que favorece la conservación de la materia orgánica por las condiciones anaeróbicas que hay. Y aquí está precisamente uno de los secretos de este yacimiento que, además de estar ocupado por los primeros agricultores y ganaderos mediterráneos, destaca por el buen estado de conservación de los restos arqueológicos. Incluso los arqueólogos que llevan más de dos décadas trabajando no dejan de sorprenderse por este hecho. 

Una hoz con sílex

Según explica Palomo, "cuando estamos excavando con gente de fuera, les digo que recuerden que el yacimiento tiene 7.200 años, es un lugar donde, sin ser un especialista de botánica, puedes reconocer perfectamente que se trata de una hoja verde o un endrina".

En la Draga, el proceso de conservación, para evitar lo que ha sucedido en otras explotaciones, se ha perfeccionado de tal manera que la preservación de las piezas está garantizada. Primero se llevaban a restaura en Suiza pero desde hace unos años ya se hace en Gerona, en un laboratorio para liofilizar los restos, una técnica que permite eliminar el agua para mantenerlas en el estado en que se encuentran.

"Lo que aporta este yacimiento es una visión muy nítida de los inicios de la neolitización, los primeros hombres y mujeres que fueron agricultores y ganaderos y que se establecieron los poblados con cabañas", detalla Antonio Palomo, que recuerda que ya había otras yacimientos neolíticos en Europa pero este de Banyoles es más antiguo. 

Foto: Hoz de saúco que conserva la lámina de sílex adherida con resina de pino albar, encontrada dentro del lago durante la campaña de 1995 (Fotografía: J. Tarrús)

La pieza más famosa y referenciada del yacimiento y la más reproducida es una hoz hallada en 1995 que dejó a los arqueólogos boquiabiertos (arriba). La pieza conserva un trozo de sílex pegado al mango de madera de saúco. Tarrús añade que su forma se utilizó como "modelo de hoz del neolítico, obligando a modificar los manuales que se habían hecho hasta entonces, con el ángulo de la draga". 

Foto: Una arqueóloga trabaja con el arco de madera de tejo fechado alrededor de 5.400-5.200 a. C. que ha sido hallado en Bañolas/Banyoles. ROBIN TOWNSEND | EFE

En otro lugar destacado se encuentra el conjunto de arcos de caza. Se han encontrado tres y uno hace más de un metro de diámetro. Son los más antiguos de Europa y están hechos con madera de tejo, un material que no se encontraba en el poblado y que por tanto venía de lejos. A nivel de conservación destacan los conjuntos de ornamentación, como anillos y brazaletes hechos con materiales de la zona, como conchas. 

Reproducción de cabañas

Los restos humanos que han aparecido han sido residuales. De momento, sólo se ha encontrado un diente y un fragmento de falange de pie, que los expertos atribuyen a un accidente de trabajo ya que en este asentamiento no hay constancia de enterramientos.  Destacan también los más de 1.400 postes de cabañas -sobresale un pilar que roza los 300 centímetros de largo- que ha permitido tener una información crucial sobre las técnicas de construcción y arquitectura del neolítico aún incompleta y que ha permitido reproducir las cabañas que actualmente pueden ver los visitantes en el mismo yacimiento, una forma de "visualizar" un yacimiento invisible que se esconde bajo los pies. 

La investigación ha avanzado a unos niveles inimaginables hace veinte años. Un investigador de la UAB está trabajando para descubrir de qué animal son los restos de grasa que se han preservado en los recipientes de cerámica hace más de 7.200 años. Una información que abrirá nuevas puertas de conocimiento en campos como la gastronomía y la alimentación de aquel periodo. La conservación es tan buena que incluso se han encontrado parásitos de animales. "La reconstrucción del genoma del cerdo se hace con información de la fauna de la Draga", explica Palomo, que añade que el yacimiento es un lugar ideal para probar nuevas metodologías. 

Estos años de trabajo de investigación y difusión científica han hecho que el equipo de la Draga esté presente en todos los encuentros internacionales del neolítico de todo el mundo. Su caso suscita un gran interés y por ello se les invita. Según los expertos, es un yacimiento que siempre aporta "cosas nuevas" y esto lo hace muy especial. Desde que el yacimiento abrió las puertas al público en 2000 se calcula que la han visitado cerca de 50.000 personas.