Por Antonio Rosas 

Fuente: blogs.20minutos.es |  28 de marzo de 2014

El lugar que ocupan los neandertales en el imaginario colectivo ha cambiado bastante en los últimos años. Del ser tosco y primitivo descrito en el siglo XIX, la reciente posibilidad técnica de secuenciar el genoma neandertal (es decir, de analizar el ADN de esa especie) y las actuales líneas de investigación en paleoantropología han permitido saber que este ‘familiar’ del Homo sapiens tenía ya la capacidad de hablar y presentaba un aspecto distinto al representado hasta hace poco: los restos fósiles hallados en el yacimiento de El Sidrón (Asturias) ‘hablan’ de individuos pelirrojos, de cuerpo robusto y emparentados entre sí.

No será la última vez que hablemos de estos seres enigmáticos de los que parece que nos queda bastante por saber, pero hoy nos queremos centrar en un aspecto muy concreto: el parto neandertal. Un reciente estudio basado en técnicas de reconstrucción 3D ha demostrado que el alumbramiento de los neandertales tendría unas características algo distintas a las de la especie humana actual. En el parto, estos pequeños no realizarían la compleja operación de rotación y giro para nacer que tiene lugar en nuestra especie. Aun con dificultades, debido a la pequeña diferencia entre el tamaño de la cabeza del feto y el canal del parto, los neonatos neandertales saldrían al mundo de un modo más sencillo al nuestro. Simplemente, la pelvis neandertal conserva en gran medida la arquitectura de una pelvis ancha primitiva.

Es en la evolución del linaje de nuestra especie donde cambia la anatomía pélvica que obliga a un parto muy complicado. Al nacer, el feto tiene que atravesar dos contornos de la cintura pélvica: el superior y el inferior, con el agravante de que la orientación de estos dos contornos es distinta. El contorno superior es más ancho en sentido lateral (paralelo a los hombros), mientras que el contorno inferior es más ancho en sentido antero-posterior.

Este cambio de orientación hace que el feto tenga que rotar cuando pasa a través del canal del parto. Primero se coloca lateralmente, con su cara mirando a uno de los lados de la madre, y, acto seguido, se gira hasta que su cara termina mirando hacia atrás, momento en que su cabeza sale al exterior. Finalmente, los hombros llevan a cabo una nueva rotación para acomodarse al diámetro mayor del canal del parto. En este vídeo de un minuto puedes observar esta serie de movimientos.

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