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El Niño de Turkana (izquierda), un ancestro humano exquisitamente preservado, de 1,5 millones de años de antigüedad, y encontrado en Kenia, no pudo haber tenido enanismo o escoliosis, según mantiene una investigación reciente.
Estudios anteriores habían sugerido que este antiguo ancestro humano, un Homo erectus/Homo ergaster, había sufrido una enfermedad ósea congénita que le hacía poco representativo de su especie.
"Hasta ahora, siempre se pensó que el Niño de Turkana era un ser patológico", dice el coautor del estudio, Martin Häusler (derecha), médico y antropólogo físico de la Universidad de Zurich. "La espina dorsal era un poco rara, por lo que no podía ser utilizada como modelo comparativo de la biología del Homo erectus/ergaster, dado que era muy patológica".
Pero el nuevo análisis, publicado en la edición de marzo de la revista American Journal of Physical Anthropology, sugiere que, aparte de un disco herniado en la espalda, el Niño de Turkana era un individuo bastante sano, sin problemas óseos genéticos.
Hallazgo exquisito
El fósil, exquisitamente conservado, descubierto cerca de las orillas del lago Turkana, en Kenia, en 1984, es el más completo esqueleto humano temprano que se ha encontrado. El antiguo homínido era probablemente un niño o un adolescente de Homo erectus/ergaster que vivió y murió hace alrededor de 1,5 millones de años.
Pero hace una década, los investigadores propusieron que el Niño de Turkana sufría una deformación congénita en la columna vertebral, posiblemente enanismo o escoliosis.
Para averiguarlo, Hausler y sus colegas volvieron a analizar cuidadosamente los huesos del esqueleto. Cuando dispusieron las costillas como originalmente fueron presentadas, obtuvieron un respaldo asimétrico y la caja torácica.
"Las costillas estaban dispuestas en forma equivocada desde el principio, y, en consecuencia, obtienes esta asimetría, que es esencialmente inexistente", dijo a Häusler a LiveScience.
Foto: Vértebras y conjunto de la espina dorsal del Niño de Turkana
Al reordenar adecuadamente los huesos, los investigadores encontraron que el Niño Turkana tenía, en realidad, una columna vertebral y una caja torácica simétricas, lo que significa que no padecía de enanismo o escoliosis. Como resultado de ello, es un juego fácil sacar conclusiones acerca de la anatomía de la especie basándose en el esqueleto, aduce Häusler.
El antiguo homínido mostraba evidencias de cierta desalineación vertebral, consistente con tener una hernia de disco, una lesión que pudo haber contribuido a su muerte, comenta Häusler.
El nuevo estudio es un análisis excelente, escribió Henry McHenry (izquierda), un antropólogo de la Universidad de California, Davis, quien no participó en el estudio. Häusler "tiene una perspectiva especial al ser un cirujano ortopédico con años de experiencia con los fósiles originales de África y grandes colecciones de los humanos modernos y simios".
Pero no todos están convencidos.
"Su esqueleto axial es distintivo y tiene evidencia de alguna patología significativa", escribió en un correo electrónico Scott Simpson (derecha), un antropólogo de la Case Western Reserve University, en Ohio, y que no participó en el estudio.
"Es evidente que algunos de los aspectos reconocidos en el Niño de Turkana se caracterizan por ser patologías congénitas, además, quizás, de ostentar lesiones traumáticas".
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