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Vía: Univisión Noticias | AFP| 7 de marzo de 2012
El gorila está más estrechamente relacionado con el hombre y el chimpancé de lo que los científicos creían hasta ahora, según reveló la secuenciación de su genoma, que permitirá entender mejor la evolución de los primates desde hace unos 10 millones de años.
Humanos, chimpancés y orangutanes... Sólo faltaban los gorilas para que los biólogos pudieran comparar los genomas de los cuatro "grandes monos" modernos, supervivientes de la gran familia de los homínidos. Ahora ya se ha logrado gracias a un equipo internacional de varias decenas de investigadores que publican sus resultados en la revista británica Nature.
"Gracias al ADN de Kamilah, una hembra de gorila de las llanuras occidentales, ensamblamos una secuencia genética del gorila y la comparamos con los genomas de los otros grandes monos", teniendo en cuenta unos 11.000 genes, resumió el responsable del estudio, Aylwyn Scally, del Wellcome Trust Sanger Institute británico.
Los biólogos consideran tradicionalmente que, en el árbol de evolución de los primates, el chimpancé y el hombre tienen un ancestro común más reciente que el que les une respectivamente al gorila. En consecuencia, en cualquier secuencia genética humana, la secuencia más cercana debería encontrarse entre su "primo" el chimpancé.
Según los análisis efectuados por el equipo de Scally, esto se verifica, pero sólo en un 70% de los casos. En realidad, un 15% del genoma humano está más cerca del del gorila que del del chimpancé. Y un 15% del genoma del chimpancés está a su vez más cerca del gorila que del hombre, revela el estudio.
"Hemos descubierto que los gorilas comparten con los humanos numerosas modificaciones genéticas paralelas, en particular la evolución de nuestro oído", subrayó el doctor Chris Tyler-Smith, del mismo instituto.
"Los científicos sugirieron que la rápida evolución de los genes auditivos en el hombre estaba ligada a la evolución del lenguaje. Nuestros resultados lo ponen en duda, porque los genes auditivos evolucionaron entre los gorilas a una velocidad más o menos equivalente a la de los humanos", estimó.
Según los cálculos de los investigadores, los gorilas divergieron de los humanos y chimpancés hace unos 10 millones de años, mientras que la separación entre el hombre y el chimpancé se remonta a 6 millones de años. En cambio, la separación entre el gorila occidental y el gorila oriental parece más reciente, de hace 1,75 millones de años, y además fue progresiva.
"Estos datos cuestionan la idea según la cual la diversidad de las especies de primates siempre aumenta cuando una especie se divide rápida e irreversiblemente en dos especies 'hijas' aisladas", destacan en un comentario separado publicado por Nature los genetistas Richard Gibbs y Jeffrey Rogers.
También pueden influir otros factores, como un flujo de genes entre especies tras su divergencia inicial, subrayan, citando por ejemplo "pruebas de tales flujos de genes entre los neandertales y el linaje genético que desembocó en el hombre moderno".
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Vía: EL MUNDO.es | 7 de marzo de 2012
La secuenciación y el análisis del genoma del gorila, completado por primera vez en una investigación que ha implicado a veinte laboratorios de siete países, sugiere que las semejanzas con el genoma del ser humano son más amplias de lo que se creía en un principio. Los detalles de la investigación se publican en la revista 'Nature'.
La secuenciación y análisis del genoma completo del gorila se suma a las del humano, el chimpancé y el orangután, secuenciados anteriormente. El estudio, en el que ha participado el Instituto de Biología Evolutiva (IBE) de la Universitat Pompeu Fabra (UPF) y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), señala que en un tercio del genoma humano se pueden apreciar más parecidos con el gorila que con el chimpancé.
Humanos, chimpancés y gorilas compartieron un antepasado común hace 80 millones de años. Hasta ahora se pensaba que el genoma humano era más parecido al del chimpancé con, quien comparte entre un 95% y un 99% de la carga genética, pero este trabajo introduce algunas novedades al respecto.
"La comparación genética entre gorila,chimpancé y humano ha confirmado que, aunque en líneas generales el genoma humano es más parecido al genoma del chimpancé, hay zonas del genoma en las que los humanos guardamos más semejanzas con el gorila que con el chimpancé. En concreto, en un 15% del genoma tenemos más similitudes con el gorila, como en la evolución de los genes auditivos asociados con el lenguaje", explica Tomás Marquès Bonet, investigador en el Instituto de Biología Evolutiva (IBE), en una nota difundida por el CSIC.
"Esta visión es novedosa porque rompe con la visión evolutiva clásica que teníamos hasta ahora, según la cual humanos y chimpancés compartían más variantes genéticas en todo el genoma y nos permite cuantificarlo por primera vez", ha asegurado en un comunicado el investigador del Instituto de Biología Evolutiva (UPF-CSIC) Javier Prado.
"El conocimiento de la evolución de este genoma nos ayuda a entender procesos básicos de su comportamiento y de los procesos de especiación que dieron lugar a nuestra especie. Estos conocimientos básicos sobre el funcionamiento de un genoma pueden ser aplicados después en el estudio de enfermedades que aún no entendemos", concluye Marquès-Bonet, coautor del artículo.
El estudio, destaca Javier Prado, investigador del Instituto de Biología Evolutiva, proporcionará a su vez, un importante recurso para el estudio de la biología humana, así como para la biología y la preservación de los gorilas.
El estudio ha sido coordinado por los investigadores del Welcome Trust Institute de Gran Bretaña, Aylwyn Scally y Richard Durbin, y con él se completa una serie de secuenciaciones iniciadas con el análisis de humanos, chimpancés y orangutanes.
El Instituto de Biología Evolutiva ha recordado la importancia de proteger y conservar la diversidad de las especies animales de grandes simios, al constatar que los gorilas sobreviven actualmente en pocas poblaciones aisladas "gravemente amenazadas" de los bosques ecuatoriales de África central.
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Una de las cuestiones interesantes que no tuve tiempo de comentar ayer, cuando puse este post, es la siguiente afirmación:
"Los científicos sugirieron que la rápida evolución de los genes auditivos en el hombre estaba ligada a la evolución del lenguaje. Nuestros resultados lo ponen en duda, porque los genes auditivos evolucionaron entre los gorilas a una velocidad más o menos equivalente a la de los humanos".
La cuestión que aquí se plantea me ha recordado la teoría que, respecto a la aparición del lenguaje en los homínidos, viene investigando Ignacio Martínez Mendizábal, profesor titular de Paleontología de la Universidad de Alcalá de Henares y miembro del equipo de investigación de Atapuerca.
Es decir, ¿hasta qué punto dicha afirmación cuestiona la hipótesis de que la conformación especializada de aparato del oído para escuchar determinados sonidos supone al mismo tiempo que ello podría indicar que se ostenta la facultad del habla?
En principio, a tenor de como está redactada, parece que al menos ofrece dudas al respecto. Esto es: si el gorila desarrolló más o menos igual en el tiempo su capacidad auditiva que los seres humanos, y no desarrolló ni siquiera un primitivo esbozo de lenguaje, quiere decirse que la equivalencia indirecta que se viene manteniendo entre oído y habla es muy dudosa o equivocada.
Pero lo cierto es que para que esa equivalencia indirecta entre oído y habla nos permita suponer que puede darse el habla, debe existir también una mínima conformación parecida entre los aparatos fonadores sobre quienes se aplica aquella. Quiero decir que, aun cuando los gorilas hubieran desarrollado una función auditiva similar a la humana, todavía les queda por tener un aparato fonador similar que les permita emitir la variedad de sonidos que puede hacer un ser humano. En definitiva, es necesario haber desarrollado un tracto supralaríngeo apropiado, donde la laringe esté situada en la parte inferior del cuello. Como se sabe, nuestra laringe se proyecta hacia la faringe -una consecuencia de nuestra postura erecta-, pudiendo modular así las frecuencias sonoras que se emiten desde la laringe, mientras que en los primates se dirige hacia la cavidad bucal.
En consecuencia, una cosa sería tener un aparato auditivo funcional y otra haber desarrollado un aparato fonador adecuado para articular un lenguaje. Pero, como suele suceder con todo lo relativo a la aparición del lenguaje, son aspectos todos ellos de muy compleja elucidación.
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