Fuente: Heraldo.es | Oscar Nieto | 5 de abril de 2013

«Son pinturas rupestres auténticas, clásicas y muy buenas». Así define Pilar Utrilla, catedrática de Prehistoria de la Universidad de Zaragoza, el mural de arte levantino descubierto por Joan Calaf, vecino de Mazaleón, en Torrecilla de Alcañiz (Teruel). 

«Iba con mi pareja en el coche y al pararnos porque nos habíamos equivocado de carretera, me llamaron la atención unas rocas que había en un alto. No sé por qué tenían algo especial, así que me acerqué, me abrí paso con cierta dificultad por lo complicado del camino y la maleza, y allí, en un abrigo horadado en la piedra de no más de un metro cuadrado de tamaño las encontré», cuenta ahora todavía sorprendido Calaf.

El hallazgo, que se produjo el pasado 18 de enero, fue comunicado a los pocos días por parte de Calaf a la Universidad de Zaragoza. Utrilla acudió casi de forma inmediata hasta Torrecilla con su equipo, formado por Manuel Bea y Jesús Picazo, para comprobar in situ la autenticidad de las pinturas y solicitar la autorización para llevar a cabo un estudio. 

Fue José Antonio Benavente, director del Taller de Arqueología de Alcañiz, quien notificó la existencia del descubrimiento al Gobierno de Aragón para pedir la protección de la zona que evite el deterioro o expolio. Por ahora, la DGA aún no ha acudido a ver el mural a pesar de haberlo intentado en varias ocasiones.

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Las pinturas de Torrecilla, a la espera del estudio de la DGA

Fuente: Comarca.net | L.P. y J.V. | 18 de abril de 2013

Desde que se dieran a conocer a principios del mes de abril, las pinturas rupestres de Torrecilla de Alcañiz han despertado gran interés entre los expertos y entre los vecinos de la localidad. De hecho, desde el ayuntamiento del municipio prevén organizar una charla informativa para explicar a sus habitantes la importancia del hallazgo.

El abrigo fue encontrado el pasado mes de enero y aunque desde el Gobierno de Aragón están trabajando para realizar un estudio al detalle de los frisos y fijar futuras actuaciones, aseguran que el proceso es lento. Los técnicos de Patrimonio de la DGA ya han visitado Torrecilla en dos ocasiones con este objetivo. Una vez realizado este análisis, se determinará si es posible su limpieza y restauración, así como su conservación y acondicionamiento para los visitantes.

Además, un equipo de la Universidad de Zaragoza, formado por Pilar Utrilla, Manuel Bea y Javier Picazo, ha solicitado a la administración pública los permisos pertinentes para poder llevar a cabo una investigación académica junto con Joan Calaf, el descubridor. Esta solicitud está siendo actualmente tramitada por la DGA, pero todavía tiene que pasar por la Comisión Provincial de Patrimonio de Teruel.

Ante esta situación, una de las principales preocupaciones de los agentes implicados es fijar su protección para evitar el deterioro y los posibles actos de vandalismo que puedan dañar el patrimonio.

Un hallazgo con más 6.000 años

El estado de conservación es también una de las preocupaciones de su descubridor: Joan Calaf. Este vecino de Mazaleón encontró este tesoro oculto en las inmediaciones de Torrecilla cuando iba en el coche con su pareja. La intuición los llevó a detener el vehículo en este lugar al divisar unas rocas que llamaron su atención. «Nunca había descubierto nada parecido. Alguna vez había encontrado algún trozo de cerámica, algún grabado medieval, pero un hallazgo de esta antigüedad y de esta importancia, no", relató Calaf.

A pesar de no dedicarse profesionalmente a la arqueología, Calaf es un gran amante de la naturaleza y siempre se ha mostrado interesado por el tema, por lo que pronto realizó un calco de las pinturas, a partir de unas fotografías, para intentar descubrir las figuras que se apreciaban con menor nitidez. Para lograrlo, Joan eliminó el fondo y el color del mural para destacar los trazos; uniendo a su vez los puntos de pintura para formar líneas en los lugares en los que los dibujos estaban más erosionados. «Las figuras son muy dinámicas, algunas parece que estén saltando, otras que incluso tengan una especie de pantalón ancho, también se aprecian las armas que usaban...», destacó el descubridor.

«Como sólo se ha conservado el 20% de las pinturas no sabemos de qué tipo de escena se trata», añadió Pilar Utrilla, catedrática de Prehistoria en la Universidad de Zaragoza. Al haberse desconchado la mayoría del mural, es muy complicado para los expertos determinar también una fecha exacta del origen de las pinturas, que contarían con 6.000 ó 7.000 años de antigüedad.

«Cuando no están pintadas con materia orgánica, es complicado, pero estarían dentro de la etapa Mesolítica o de la etapa Neolítica», matizó Utrilla. La catedrática añade que el estilo levantino es idéntico a las más antiguas de la Val del Charco del Agua Amarga de Alcañiz.

Este tipo de expresión artística era realizada en la Prehistoria por cazadores recolectores y nómadas, que representaban en abrigos y pequeñas cuevas su forma de vida. «Aparecen sobre todo en serranías del interior y desde Gerona hasta Andalucía, con una distribución muy parecida a la de los vestigios de la cultura ibérica», destacó José Antonio Benavente, arqueólogo alcañizano. Las figuras del levantino presentan formas esquemáticas y suelen estar pintadas con tonos rojizos

Este equipo de investigadores considera que la zona del río Mezquín es una zona muy rica en material arqueológico. «Sería bueno hacer un libro integral con el estudio y con todos los yacimientos contemporáneos de la zona», recalcó Pilar Utrilla.