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Científicos españoles y marroquíes han demostrado que existen similitudes entre los útiles y los dibujos artísticos de algunas cuevas paleolíticas del sur peninsular y norte de África. Estas coincidencias demostrarían cómo el Estrecho ha sido un puente entre las dos orillas hace miles de años.

Los científicos han dado un paso de gigante en el conocimiento de yacimientos paleolíticos tanto en la orilla sur de la Península como en la del norte de África. Los resultados publicados en la revista L'Anthropologie son el trabajo de campo realizado durante más de quince años.

Estos paralelismos han sido comprobados en ambos continentes por la Universidad de Cádiz, Almería, Córdoba, Alcalá de Henares y Granada junto con el Instituto Nacional de Bellas Artes de Tetuán, la Universidad de Tetuán, el Museo Mohamed VI de Rabat y la Universidad de Mequinez.

La singularidad “excepcional” de esta obra es que los grabados rupestres y las piezas talladas hace más de 50.000 años muestran un nivel de similitudes tan alto que no se puede desligar de un fenómeno de ocupación humana de esta región. Así que la conexión entre las dos orillas se estableció mucho antes de lo que se pensaba.

El investigador Pedro Cantalejo (izquierda) ha destacado que los yacimientos en los que han centrado los estudios corresponden a la última etapa de los neandertales y la primera del Homo sapiens -hace unos 50.000 años-.

Así, ha asegurado que los estudios de herramientas, pólenes, paleofauna, sedimentos o arte rupestre de las cuevas del norte de África muestran "con precisión" que la ocupación humana coincide con la de la costa norte.

Entre las cuevas estudiadas existe un gran abrigo natural situado en la conocida cala Marsa (entre Ceuta y Tánger). Allí, los investigadores estudiaron herramientas y tallas para comprobar que habían utilizado las mismas técnicas en las cuevas de Ardales  (Málaga) o en Las Ventanas (Granada).

José Ramos (derecha), catedrático de Prehistoria de la Universidad de Cádiz, recordó que algunos investigadores ya habían apuntado al origen africano de algunas industrias y testimonios paleolíticos del sureste peninsular.

Además, ha observado que las distancias entre las dos orillas -actualmente unos 15 kilómetros en la parte más cercana- fluctúaron mucho durante el Pleistoceno e incluso en las épocas más frías el nivel del mar llegaba a bajar 120 metros y el recorrido se limitaba a 8 kilómetros.

Surgieron entonces plataformas en las costas atlánticas e islas que podrían facilitar una posible comunicación, explica José Ramos. Aunque ha insistido en que actualmente no hay evidencia de un sistema de navegación, los científicos trabajan con la hipótesis de que existió movilidad entre las dos orillas, ya que las distancias se harían muy pequeñas y las costas quedarían muy cerca.

El profesor ha observado en este sentido que la Humanidad llegó a la isla indonesia de Java a través de la Línea de Wallace con distancias superiores a los 50 kilómetros, o que llegó a Australia “necesariamente por mar” hace más de 50.000 años.

El profesor ha destacado que además de las similitudes de los registros y estilos cerámicos en las cuevas y yacimientos de las dos orillas, las investigaciones avalan las similitudes de estilos de vida. Esto se debe a que ambos bandos son grupos de cazadores y recolectores, con prácticas de pesca y marisqueo, así como avances culturales -campamentos organizados, hogares, entierros o expresiones artísticas- en los grupos neandertales de los dos continentes.

Los resultados de la investigación que ahora se han publicado se suman al trabajo de varias décadas liderado por investigadores de España y Marruecos. Esto ha permitido documentar 126 yacimientos prehistóricos en el norte de Marruecos que demuestran la existencia de un poblamiento que Ramos ha calificado de “impresionante” y que presenta grandes similitudes con los del sur de la península ibérica.

Fuente: elsiglodetorreon.com.mx | 6 de julio de 2022