Paranthropus robustus. Imagen: José Braga; Didier Descouens. Fuente...

 

Fuente: tendencias21.net | 14 de mayo de 2013

 

Un nuevo estudio, dirigido por un antropólogo de la Universidad de Binghamton (EEUU), podría arrojar nueva luz sobre ciertas características de los más primitivos ancestros del ser humano. En él fueron analizados los huesecillos del oído -martillo, yunque y estribo- de dos especies de antepasados de humanos de Sudáfrica. 

 

En general, los osículos auditivos son los huesos más pequeños del cuerpo humano y se encuentran entre los huesos más raros de humanos antiguos que se hayan recuperado. A diferencia de otros huesos del esqueleto, al nacer, estos osículos están ya completamente formados y tienen el mismo tamaño que en los adultos. Esto se debe a que su tamaño y su forma están sometidos a un fuerte control genético. Por esa razón, a pesar de su pequeño tamaño, poseen una gran cantidad de información evolutiva. 

 
El estudio, dirigido por el antropólogo de dicha Universidad, Rolf Quam (izquierda), fue llevado a cabo por un equipo internacional de investigadores de instituciones de EEUU, Italia y España. En él se observaron varios osículos auditivos pertenecientes a los primeros homínidos, de las especies Paranthropus robustus y Australopithecus africanus‎. 

 

La muestra observada constituye la cadena completa de huesecillos de homínido fósil más antigua jamás recuperada. La antigüedad de los huesos sería de alrededor de dos millones de años, y estos provienen de las conocidas cuevas sudafricanas de Swartkrans y Sterkfontein, que han proporcionado abundantes fósiles de nuestros primeros ancestros. Los resultados del análisis han aparecido publicados en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America (PNAS).

 

Un nuevo ‘sello humano’

Los investigadores han informado de varios hallazgos importantes arrojados por su investigación. Uno de los más importantes es que el martillo de esto primeros homínidos era claramente similar al humano, y que su tamaño y forma se diferencian bien de los de nuestros parientes vivos más cercanos, los chimpancés, los gorilas y los orangutanes.
Muchos aspectos del cráneo, los dientes y el esqueleto de estos primeros ancestros humanos eran bastantes primitivos y simiescos, pero el martillo presenta características similares a las de nuestra propia especie, el Homo sapiens.


Dado que el martillo de estas especies de homínidos tempranos comparten similitudes con el martillo humano actual, los cambios anatómicos en este hueso deben haber ocurrido muy temprano en nuestra historia evolutiva.
Según declaraciones de Quam publicadas por la Universidad de Binghamton vía Newswise, "el bipedalismo (caminar sobre dos pies) y una reducción en el tamaño de los dientes caninos se han presentado como el ‘sello de la humanidad’, ya que parecen estar presentes en los primeros fósiles humanos recuperados hasta la fecha. Nuestro estudio sugiere que puede que esta lista se actualice para incluir también al martillo”. Pero, antes de corroborar esta afirmación, “se necesitarán más fósiles de períodos de tiempo incluso anteriores”, añade el científico.
Martilloyunque y estribo (malleus, incus, ystapes).


Reconstrucciones virtuales en 3D para entender cómo oían 

En contraste con el martillo, los otros dos osículos auditivos, el yunque y el estribo, se parecen más a los de los chimpancés, los gorilas y los orangutanes. Más concretamente, estos otros huesecillos muestran una interesante mezcla de rasgos simiescos y humanos.

br/> div class="access firstletter">Las diferencias anatómicas entre esta cadena de huesecillos analizada y la de los humanos, junto con otras diferencias en el oído externo, medio e interno, son consistentes con las diferencias entre las capacidades auditivas que se cree existían entre estos primeros homínidos y los humanos modernos.


En este sentido, los antropólogos creen que algunos australopitecinos habrían carecido de sensibilidad a las frecuencias de rango medio que los humanos modernos utilizan para el habla. Según declaraciones de Quam recogidas por Newscientist: "Los especialistas están de acuerdo en general en que estos primeros homínidos probablemente no poseían lenguaje hablado". 


Aunque el presente estudio no constata de forma concluyente las diferencias mencionadas, los científicos planean ahora estudiar los aspectos funcionales y anatómicos del oído de estos primeros homínidos, usando reconstrucciones virtuales en 3D.


El equipo ya ha aplicado este método con fósiles humanos de la Sierra de Atapuerca, en el norte de España, de 500.000 años antigüedad y pertenecientes a los antepasados de los neandertales. Los resultados de estos primeros análisis sugirieron que el patrón de audición de estos homínidos ya era similar al patrón de audición del Homo sapiens.


La extensión de este tipo de observaciones a los Australopithecus y Paranthropus podría ofrecer una nueva visión sobre la evolución que siguió la audición hasta alcanzar el actual patrón humano de audición.

Referencia bibliográfica:

Rolf M. Quam, Darryl J. de Ruiter, Melchiorre Masali, Juan-Luis Arsuaga, Ignacio Martínez, y Jacopo Moggi-Cecchi. Early hominin auditory ossicles from South Africa PNAS (2013). DOI: 10.1073/pnas.1303375110.

 



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Homínidos africanos algo duros de oído

Cráneo de 'Paranthropus robustus', del yacimiento de Swartkrans (Sudáfrica). / ROLF QUAM

Los chimpancés oyen el habla humana como si fueran un poco duros de oído, como una persona con sordera moderada que no distingue bien los sonidos bajos o en un entorno ruidoso. El Homo sapiens, sin embargo, tiene un oído muy fino para esas frecuencias, algo tan imprescindible para la comunicación compleja mediante el lenguaje como la capacidad de pronunciar sonidos muy rápidamente y, por supuesto, un cerebro capaz de generar y procesar la información. Es lógico, pues, que los científicos se pregunten cuándo surge en la evolución humana esa adaptación del sistema auditivo de banda ancha frente a la banda estrecha de otros primates.

Una pista importante ha salido a la luz ahora con el descubrimiento y análisis anatómico de los pequeños huesos del oído de un par de homínidos africanos de hace dos millones de años, el Paranthropus robustus y el Australopithecus africanus. Son dos géneros hermanos del ancestro de la humanidad Homo habilis, también africano, explica el paleontólogo Ignacio Martínez. Resulta que en esos dos homínidos, uno de los tres huesecillos del oído, el martillo, es ya claramente parecido al humano actual, aunque el yunque y el estribo siguen siendo primitivos. “Por su tamaño y forma, el martillo se distingue claramente de los de nuestros parientes actuales, es decir, chimpancés, gorilas y orangutanes, siendo uno de los pocos rasgos de esos homínidos similar a nuestra especie”, afirman los científicos, incluido Martínez, que han presentado el descubrimiento en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias de EE UU. La conclusión es que la capacidad auditiva de los P.robustus y A.fricanus sería ya algo diferente de la de los chimpancés, pero aquellos homínidos seguramente todavía eran algo duros de oído.

Los huesos del oído de los homínidos 'Paranthropus robustus' (fila superior) y 'Australopithecus africanus'. / ROLF QUAM

El martillo, el yunque y el estribo, que exclusivamente tienen los mamíferos, son las tres piezas óseas más pequeñas del esqueleto humano (el tamaño del estribo es la mitad del de una mosca común). Y esos tres huesecillos son los que se encargan de transmitir la vibración del tímpano al oído interno, al receptor sensorial, permitiendo la audición. El gran parecido del martillo del humano actual con el de los P.robustus y los A.africanus —no así el yunque y el estribo—, indica que ese cambio anatómico debió surgir muy pronto en la historia evolutiva. “El bipedalismo [caminar con dos pies] y la reducción del tamaño de los caninos se consideran, desde hace tiempo, los hitos de la humanidad ya que parecen estar presentes en los fósiles humanos más antiguos recuperados hasta ahora; pero nuestro estudio sugiere que esa lista tal vez debe ser puesta al día para incluir también los cambios en el martillo”, comenta el científico Rolf M.Quam (State University, Nueva York), líder de la investigación.

Juan Luis Arsuaga, otro de los científicos autores del hallazgo y análisis de estos pequeños huesos de los dos homínidos africanos, no se esperaba esa modernidad del martillo: “Yo habría apostado porque sería como el de los chimpancés, y que esos homínidos tendrían también una capacidad de vocalización similar”. Pero esto no significa, advierte, que el camino del habla humana comenzase hace dos millones de años. “Los mamíferos, con el oído, cubrimos una banda de frecuencias muy ancha y los humanos somos especialmente sensibles en la banda en que nos comunicamos”, explica este catedrático de la Universidad Complutense. Para él, la capacidad de comunicación surge en el último millón de años y en el último medio millón el proceso se acelera drásticamente. Los fósiles de Atapuerca (sobre todo del yacimiento de la Sima de los Huesos) dicen mucho al respecto.

“Hace ya 10 años lanzamos una estrategia de investigación del oído por la relación que tiene la agudeza acústica con el lenguaje”, explica Martínez, profesor de la Universidad de Alcalá de Henares y también paleontólogo de Atapuerca. Han analizado ya los huesecillos del oído de los neandertales y su conclusión es que podrían tener una capacidad auditiva muy parecida a la nuestra. “En cuando a los hombres de la Sima de los Huesos, de hace casi medio millón de años, aunque su oído era algo diferente todavía, estaba ya muy cerca de nuestra banda ancha”, señala Martínez, recalcando que en ese yacimiento de Atapuerca han recuperado ya 30 huesos del oído, algo insólito teniendo en cuenta lo raras que son estas piezas en el registro fósil por su fragilidad.

Las piezas del oído de los P.robustus y A.africanus ahora rescatadas son una auténtica rareza que estos investigadores, bien entrenados en la materia gracias a su trabajo en el yacimiento burgalés, han descubierto en cráneos fósiles hallados en los años sesenta en yacimientos de Suráfrica y que habían pasado desapercibidas.

Los A.africanus eran primates plenamente bípedos, de baja estatura (entre 1,20 y 1,40 metros) y tendrían un cerebro de uno 500 centímetros cúbicos, frente a los 400 escasos de los chimpancés. Los P.robustuseran unos auténticos especialistas en la masticación intensa, con potentes mandíbulas y dientes. Según la mayoría de los paleoantropólogos, ambos tenían, junto con el antepasado humano de la época, el H.habilis, un ancestro común, que sería el Australopithecus afarensis, cuyo representante más famoso es el esqueleto de una hembra de hace unos 3,2 millones de años apodado Lucy.

La investigación del oído como parte del sistema de lenguaje no ha concluido, pero los científicos se van haciendo una idea del proceso evolutivo. “Nuestra impresión es que la capacidad del habla aparece con el género Homo y no estaría ni en P.robustus ni en A.africanus”, señala Martínez. De Homo habilis no se han encontrado martillos, yunques ni estribos.

Son estudios muy sutiles porque el sistema emisor “está formado por tejidos blandos que no fosilizan y no podemos reconstruirlo fielmente, aunque tenemos alguna pista por el hueso hioides”, continúa Arsuaga. “Sobre el receptor avanzamos con estos huesos del oído”. Aún así, determinar científicamente cuándo aparece en la evolución la capacidad plena de la comunicación compleja, consciente, es muy difícil, comenta este experto.

Me parece un descubrimiento muy importante:

 

 ".........Dado que el martillo de estas especies de homínidos tempranos comparten similitudes con el martillo humano actual, los cambios anatómicos en este hueso deben haber ocurrido muy temprano en nuestra historia evolutiva.
Según declaraciones de Quam publicadas por la Universidad de Binghamton vía Newswise"el bipedalismo (caminar sobre dos pies) y una reducción en el tamaño de los dientes caninos se han presentado como el ‘sello de la humanidad’, ya que parecen estar presentes en los primeros fósiles humanos recuperados hasta la fecha. Nuestro estudio sugiere que puede que esta lista se actualice para incluir también al martillo”. Pero, antes de corroborar esta afirmación, “se necesitarán más fósiles de períodos de tiempo incluso anteriores”, añade el científico...."


Y también m e resulta muy interesante el hecho de que evolucionaran en momentos tan distintos los otros dos huesos del oído.No sé si sería el cambio en el martillo lo que induciría la evolución de los otros dos.¿Influiría este cambio en la evolución del cerebro y viceversa?

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