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Vía: EL MUNDO.es | 10 de abril de 2011
Un artículo publicado recientemente en el Journal of Human Evolution (JHE), liderado por la Doctora Gloria Cuenca de la Universidad de Zaragoza bajo el título: “Pleistocene environmental and climatic Change and the Human Expansion in Western. Europe: a case study with small vertebrates (Gran Dolina, Atapuerca, Spain)”, nos plantea los cambios de hábitat que se producen en la Sierra de Atapuerca durante el último millón de años, significando, principalmente, el paso del Pleistoceno inferior al Pleistoceno medio hace unos 800.000 años, basándose en el yacimiento de la Cueva de la Gran Dolina.
Este estudio se realiza analizando los micromamíferos encontrados en los distintos niveles que componen este yacimiento de la Trinchera del Ferrocarril. Los resultados obtenidos, que tienen como fundamento la representación de micromamíferos especializados en ambientes abiertos o cerrados, húmedos o secos, sirven para después, con los análisis polínicos de la secuencia de Gran Dolina, establecer qué ocurrió en el clima pretérito. El mecanismo utilizado para inferir los datos es el test de diversidad del segundo teorema de Shannon, que nos permite cuantificar el aumento o pérdida de diversidad en un sistema biótico.
Los resultados nos indican que entre los 800.000 y 600.000 años antes del presente se produce un cambio que supone el paso de una situación caracterizada por un ambiente cálido y húmedo hacia una de seco y frío, y que esto puede ser inferido por la disminución de diversidad conforme progresa la secuencia estratigráfica. Curiosamente, es en esta cronología que hemos comentado anteriormente, donde la presencia humana es muy esporádica o inexistente en los yacimientos estudiados de Atapuerca. A partir de 500.000 años, ésta se recupera y encontramos pruebas en la Cueva de la Gran Dolina, cuando el clima es menos húmedo y el entorno de la sierra más abierto, con zonas aisladas de bosque, un hecho que continuará hasta el final de la secuencia, caracterizándose por climas más secos y fríos en el Pleistoceno medio.
Posiblemente, el retroceso de zonas boscosas en Europa poco después de iniciarse el periodo Brunhes, hace 800.000 años, favoreciera la expansión rápida de los homininos posteriores a Homo antecessor y facilitara la sustitución de poblaciones venidas de otros lugares, dando paso a Homo heildebergensis.
Sin embargo, sabemos que Homo antecessor llega a Atapuerca cuando el clima era templado y húmedo, y la zona era mas boscosa, dominando los robles y encinas. Dado que encontramos estos taxones asociados al olivo silvestre, característico de los climas de tipo Mediterráneo, podemos confirmar que llegan los homininos al borde nororiental de la meseta cuando el clima extremo había dado paso a otro templado.
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