Desde el año 1969 no se encontraban en Tenerife restos humanos aborígenes momificados. La casualidad ha permitido que, en febrero de este año, un fotógrafo y un cazador, que buscaban una araña albina, dieran con los restos de dos recién nacidos guanches en una cueva de Guía de Isora. El Museo de Naturaleza y Arqueología (MUNA) presentó ayer este hallazgo, que permitirá conocer más sobre la cultura guanche y, en concreto, sobre sus ritos funerarios infantiles.
La consejera de Museos del Cabildo, Amaya Conde, valoró la importancia de este hallazgo, que se presentó en el foro científico internacional Athanatos, que tuvo lugar el pasado mayo en el MUNA. “Restos de fetos o infantes en el mundo hay muy poquitos, con lo que los que hay son muy valiosos”, destacó.
Por su parte, Conrado Rodríguez Maffiotte, actual director del Instituto Canario de Bioantropología y del Museo Arqueológico de Tenerife, explicó que los restos hallados corresponden a un feto de entre 35 y 36 semanas y a otro de 9 meses que probablemente falleció al nacer, con lo que se descartan que sean gemelos pero se analizará la relación que pueda existir entre ellos a través de estudios de ADN, que también darán el sexo. Unos estudios muy complicados de realizar en un ADN tan antiguo y que esperan que arrojen resultados en unos dos o tres meses, apuntó Rodríguez Maffiotte.
El recién nacido guanche de nueve meses está semi momificado, conservando una parte importante de sus tejidos blandos, y se encuentra envuelto en un fardo cosido de piel de animal. El otro, de entre 35 y 36 semanas, está completamente esqueletizado y solo quedan pequeños fragmentos de piel. No se encontró envuelto pero se presupone que lo estuvo.
“Dado que los dos han tenido envoltura, ésto implica que ha habido un ritual de enterramiento, cosa que hasta ahora se había visto en el caso de niños de varios años pero no en restos fetales”, destacó Rodríguez Maffiotte.
En la actualidad, el MUNA tiene en exposición otros dos restos infantiles guanches, pero sin cubierta y descontextualizados. En concreto, se trata de un recién nacido que llegó a través de una donación de hace más de 40 años, y de un feto “que apareció dentro de una bolsa y que venía del gabinete científico, con lo que hablamos de hace 140 años aproximadamente”.
Los restos de Guía de Isora se encontraron en un depósito funerario aborigen ubicado en el interior de un tubo volcánico, y tapados por piedras, en el malpaís de Isora. Es un extenso campo de lava, resultado de distintos episodios eruptivos ocurridos en los últimos 25.000 años. Desde el museo indicaron que se realizarán nuevas indagaciones en el sitio arqueológico para tener más información sobre las particularidades del hallazgo.
Los estudios que se están realizando sobre los restos permitirán conocer su cronología, la relación que pueda existir entre ellos a través de estudios de ADN, la acción que pudo tener el medioambiente sobre ellos y el contexto funerario del lugar. Una vez finalicen los estudios, los restos se expondrán al público en el museo y se irán rotando con los otros dos que ya están expuestos.
La concejal de Patrimonio Histórico, Josefa García, agradeció la “responsabilidad” que demostraron quienes encontraron los restos, trasladándolos al Cabildo. Recordó que se está trabajando en la creación de museos en sitios arqueológicos y centros interpretativos, para que “la arqueología la podamos tener al alcance de todos”. Por su parte, el presidente del Cabildo, Carlos Alonso, calificó de “trascendental” el hallazgo, que “va a permitir nuevas líneas de investigación”.