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La última excavación arqueológica en el yacimiento de Fiquinineo ha permitido conocer los distintos procesos de remodelación del espacio
Fuente: La Voz de Tenerife| 22 de febrero de 2013
En la intervención, impulsada por el Servicio de Patrimonio Histórico del Cabildo de Lanzarote que dirige Juan Antonio de la Hoz, se han restaurado los muros del enclave arqueológico
La última intervención arqueológica en el yacimiento de Fiquinineo ha permitido conocer a los investigadores los distintos procesos de remodelación que experimentó la estructura arquitectónica de la 'Peña de las Cucharas', el principal enclave de Fiquinineo, así como el trazado y la delimitación original de los muros.
La excavación, impulsada por el Servicio de Patrimonio Histórico del Cabildo de Lanzarote que tutela Juan Antonio de la Hoz, ha logrado descifrar no solo la estructura original sino también documentar los derrumbes y las unidades arqueosedimentarias del yacimiento.
Así lo ha explicado esta mañana uno de los co-directores del proyecto de excavación, José de León, quien afirmó que “en esta última intervención se han podido constatar mejor los distintos procesos de transformación espacial que, a lo largo de lo siglos y por distintas culturas, ha experimentado la Peña de Las Cucharas; y se ha logrado hacer no solo interiormente, sino también en el amurallamiento y en la estructura exterior”.
De León comentó que en esta intervención, la quinta que se hace en este yacimiento desde que comenzaran los trabajos a mediados de la década de los 80 del pasado siglo, “apenas se ha excavado, solo en una pequeña zona de la estructura, y casi todas las labores se han centrado en la restauración y reconstrucción de los muros, así como un levantamiento topográfico de toda la estructura”.
El co-director del proyecto recordaba que una de las características que hace de Fiquinineo, uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la isla, equiparable por los expertos a Zonzamas o El Rubicón, es precisamente el asentamiento de distintas culturas en el mismo, ya que en el lugar se han encontrado restos aborígenes, normandos, castellanos y moriscos, entre otros.
Junto a José de León ha estado el consejero de Patrimonio Histórico de la Corporación, Juan Antonio de la Hoz, así como los otros técnicos que han participado en la excavación, como son Juan Francisco Navarro, Efraim Marrero, Ithaisa Abreu o Moisés Tejera. El equipo de investigación también ha estado compuesto por dos arqueológas del Servicio de Patrimonio Histórico del Cabildo de Lanzarote, María Antonia Perera, responsable del departamento y co-directora de la excavación, y Rita Marrero.
Restauración de los muros
Efraim Marrero e Ithaisa Abreu han informado de que durante el proceso se realizó un registro completo del perímetro del yacimiento así como un levantamiento tridimensional del mismo, con el objeto de obtener un plano de distribución espacial de cada una de las estancias y partes que componen el conjunto. Del mismo modo, comunicó que se llevaron a cabo trabajos de restauración y consolidación de los muros y estructuras habitacionales del enclave.
La excavación ha permitido igualmente recoger varios materiales y piezas arqueológicos de interés, que han sido inventariados para proceder a su estudio por parte de los diferentes especialistas en distintas materias que han intervenido.
Gran parte de estos materiales, como es el caso de distintas muestras de tierra y sedimentos, han sido enviados recientemente a la Universidad de La Laguna para su análisis y datación. Entre los restos cerámica decorada, elementos de industria lítica (como dos piezas alisadoras, probablemente para pieles), y huesos de pardela o cabra, entre otros objetos.
Mestizaje de culturas
Así, Efraim Marrero destacaba que los restos obtenidos de la excavación abarcan un periodo muy grande de tiempo, abarcando desde el siglo XIII hasta el XVII. Precisamente, la excavación se ha detenido en una zona en la que comienzan a aparecer los primeros indicios de cultura maxie o aborigen de Lanzarote. Precisamente, uno de los huesos de cabra encontrados data del año 1.290.
Esta y próximas fases de la investigación pueden dar muchas pistas a los arqueólogos, según insistió José de León, para conocer mejor el proceso de mestizaje entre mahos, castellanos y moriscos.
Ithaisa Abreu recordó que en la zona de Fiquinineo pudieron a llegar a estar viviendo simultáneamente varias familias, seguramente más de una docena, distribuidas en varias peñas repartidas por toda la zona de El Jable. Una de las más destacadas y ricas fue la de los “samarines”, de origen morisco.
Marrero quiso resaltar que en esta excavación se han empleado por primera vez en Lanzarote algunos de los más modernas técnicas aplicadas a la arqueología, como la micromorfología, que permite analizar diferentes sustratos de una piedra.
Proseguir con los trabajos
Por su parte, Juan Antonio de la Hoz quiso destacar la importancia de los trabajos realizados. “Dentro de las obligaciones y competencias del Cabildo de Lanzarote en la conservación, investigación y difusión del patrimonio de Lanzarote, los trabajos en Fiquinineo son de una gran importancia, ya que nos permiten observar en un solo lugar la presencia de distintas culturas y como fueron conviviendo o superponiéndose unas a otras.
Esto puede arrojar mucha luz sobre nuestro pasado, y por ello el Servicio de Patrimonio Histórico ha promocionado todas las excavaciones que allí se han llevado a cabo, junto con el Gobierno de Canarias, y va a seguir haciéndolo para que se pueda proseguir con las investigaciones”, concluyó el consejero.
Yacimiento de Fiquinineo
El yacimiento arqueológico de Fiquinineo se incluye en la Carta Arqueológica Insular y se trata, junto con Zonzamas y El Rubicón, de uno de los más importantes yacimientos prehispánicos de la isla de Lanzarote. Situado en la zona de El Jable, en el centro de Lanzarote, en este enclave se encuentran diversos estratos con elementos no sólo aborígenes, sino moriscos, castellanos, e incluso portugueses, de ahí su enorme importancia ya que este hecho no suele ser habitual.
Desde los escritos de Leonardo Torriani, que datan ya su existencia en el siglo XVI, hasta las citas que aparecen en otros autores como Pascual Madoz, que afirma en 1852 que el poblado estuvo formado por descendientes de esclavos moriscos, muchos son los referentes historiográficos que han relatado la existencia y el alto valor cultural del enclave de Fiquinineo.
La Corporación insular adquirió los terrenos de Fiquinineo y sus aledaños, en la zona de El Jable de Famara, en el año 2000. Concretamente el Cabildo compró 128.740 metros cuadrados por 10 millones de pesetas (60.000 euros).
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