Tras un mes de excavaciones, la campaña arqueopaleontológica en el conjunto de yacimientos de Orce, en la cuenca de Guadix-Baza, en Granada, ha desvelado nuevos y relevantes detalles acerca de cómo era el entorno en que vivían los primeros humanos que arribaron a Europa Occidental hace alrededor de 1,5 millones de años. Aunque por el momento se desconoce quiénes eran y de dónde procedían, los investigadores han conseguido reunir más pistas que les permiten dibujar el paisaje y la fauna con los que convivieron y que también modificaron.
Así, en esta campaña han hallado unos 2700 restos fósiles de fauna y 160 herramientas de piedra, con “una extraordinaria conservación”, en palabras de Bienvenido Martínez-Navarro, profesor de investigación Icrea y codirector del proyecto de investigación en Orce que lidera el Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES).
“La campaña ha sido muy positiva. Hemos podido excavar en tres de los yacimientos que ya venimos trabajando en los últimos años y además hemos realizado un sondeo de uno nuevo que tiene unos dos millones de años. Nuestro objetivo es poder disponer de una secuencia temporal que abarque desde mucho antes de la llegada de estos primeros homínidos para poder evaluar qué impacto tuvieron sobre la ecología de la zona”, valora Robert Sala, el también investigador del IPHES y codirector del proyecto.
Los yacimientos a que Sala se refiere son Fuente Nueva 1, Venta Micena y Barranco León, así como Fuente Nueva 3. Y los restos de animales hallados corresponden a ejemplares ya extinguidos de enorme tamaño, como tigres diente de sable, hienas gigantes, osos, rinocerontes, hipopótamos, gacelas y mamuts descomunales, entre otros.
“En Fuente Nueva 3 desde hace años nos centramos en recuperar las defensas, que es como en paleontología llamamos a los colmillos, de esta especie de mamuts gigantes, de la que en años anteriores localizamos un ejemplar. Cada colmillo podía llegar a tener hasta 4,5 metros de largo. Era una bestia descomunal y común en esta área”, comenta Sala.
En esta campaña, además, se ha encontrado la mandíbula y algunos fragmentos del cráneo. También en este yacimiento, de 1,3 millones de años de antigüedad, han localizado unas 60 piezas líticas, sobre todo lascas de sílex que aquellos homínidos usarían para cortar y descuartizar los cadáveres de los animales.
De Venta Micena, por ejemplo, han extraído 1300 restos de elefantes, así como otros tantos de bisontes, búfalos, osos y tigres diente de sable. Y en Barranco León, que data de hace 1,4 millones de años, han recuperado, además de fósiles de animales, 100 pequeñas herramientas de piedra, como lascas –usadas para cortar- y percutores, necesarios para fabricar las lascas.
“Todos estos hallazgos van a contribuir a rellenar el puzle de los conocimientos sobre las faunas del Pleistoceno inferior en Orce y en toda Europa y a conocer mejor la ecología de los homínidos en cronologías próximas al millón y medio de años en nuestro continente”, valora Martínez-Navarro.
¿Quiénes eran aquellos homínidos?
La relevancia de Orce es, entre otros, que permite reconstruir cómo eran los primeros hábitats humanos del continente europeo y saber de qué manera interaccionaban aquellos homínidos con el medio en que vivían. Cuando llegaron a esta zona actualmente granadina, no se encontraron una región semidesértica como ahora, sino un paisaje casi tropical, de temperaturas menos extremas que las actuales, con un gran lago de agua salada, alimentado por riachuelos de aguas dulces y un río que descendía desde Sierra Nevada y que atravesaba toda la cuenca del Guadix.
Los asentamientos humanos se situaron alrededor de ese lago, cerca de puntos de agua dulce al que los animales iban a beber y donde les daban caza otros depredadores. Los restos aquellos festines quedaban enterrados en el barro, lo que permitió su fosilización y que se hayan podido conservar hasta la actualidad. Que hubiera tantos carnívoros de gran tamaño en aquella zona, no hacía que aquel fuera un medio fácil para los homínidos.
“Y sin embargo se adaptaron al entorno y sobrevivieron. Fueron capaces de competir con hienas gigantes por carcasas de animales, para acceder a carne y huesos. Y en ocasiones incluso eran los primeros que conseguían despellejar a una presa. Eran muy competentes, contaban con una gran capacidad de adaptarse a entornos complejos como éste de Orce y tenían una tecnología muy primitiva”, comenta Sala, investigador del IPHES.
De hecho, en 1991 se hallaron herramientas de piedra de 1,4 millones de años, lo que sitúa a Orce como el yacimiento con la presencia humana más antigua de Europa.
Pero, ¿quiénes eran aquellos primeros humanos? La pregunta sigue sin respuesta. En 2002 en Barranco León, una zona que se asemeja a la Garganta de Olduvai en Tanzania, se descubrió la corona de una diente de leche humano de un niño de unos 10 años que vivió hace 1,4 millones de años y cuyo estudio se publicó en 2013. Ese niño podría ser de la especie Homo antecesor, como los restos hallados en Atapuerca. O, en cambio, descender de los homínidos procedentes del Cáucaso. “Los datos de que disponemos aún son escasos para definir qué especie es”, comenta Sala. Habrá que esperar, pues, a ver qué desvelan las próximas campañas de excavación.
El actual proyecto de investigación, aprobado y financiado por al Junta de Andalucía, en el que también participan expertos de las universidades de Granada, Málaga, Pablo Olavide de Sevilla y el Centro Nacional de Investigación Humana (CENIEH) de Burgos, así como otros centros extranjeros, ya ha acabado. Ahora los investigadores esperan que el gobierno andaluz decida aprobar un nuevo proyecto para poder seguir excavando e investigando el próximo año. Está, asimismo, previsto que se construya una carpa definitiva en Fuente Nueva 3, que permitirá proteger el yacimiento y abrirlo al público.
Fuente: La Vanguardia.com
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