Han utilizado un sistema basado en el láser, el mismo que ha permitido encontrar una ciudad maya en Guatemala

Enrique Cerrillo Cuenca tiene 40 años y es de Cáceres. Tomás Cordero Ruiz tiene 39 y es natural de Mérida. Los dos son investigadores. Como otros muchos, tuvieron que irse de la región para trabajar en lo que más les gusta.

Actualmente, Enrique es profesor de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid. Tomás es arqueólogo y está en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas-Nova FCSH de Lisboa.

Dicen que hay cierta similitud con el campamento militar Cáceres el Viejo. La estructura tiene forma rectangular y una superficie aproximada de 17 hectáreas

Los 600 kilómetros que les separan no ha sido impedimento para hacer un importante descubrimiento en los alrededores de Mérida. Aunque en realidad comenzaron este proyecto cuando estaban en el Instituto de Arqueología de Mérida, donde ninguno ha continuado.

Enrique explica que, con una técnica que se llama LiDAR, han descubierto un campamento militar romano que tiene unas dimensiones como el de Cáceres el Viejo. Esta técnica es la misma que ha permitido hace unos días encontrar una ciudad maya en Guatemala.

Un LiDAR (Light Detection and Ranging o Laser Imaging Detection and Ranging) es un dispositivo que permite determinar la distancia desde un emisor láser a un objeto o superficie utilizando un haz láser pulsado. La distancia al objeto se determina midiendo el tiempo de retraso entre la emisión del pulso y su detección a través de la señal reflejada. En general, la tecnología lídar tiene aplicaciones en geología, sismología y física de la atmósfera.

A la izquierda, vista aérea de la zona de dehesa donde se ha localizado lo que los dos investigadores han calificado como un campamento militar romano; a la derecha, imagen donde se aprecia el campamento romano con el foso que lo definía y parte de los muros que se conservan.

A la izquierda, vista aérea de la zona de dehesa donde se ha localizado lo que los dos investigadores han calificado como un campamento militar romano; a la derecha, imagen donde se aprecia el campamento romano con el foso que lo definía y parte de los muros que se conservan.

Enrique lamenta no poder aportar el lugar exacto del descubrimiento. El motivo es proteger el yacimiento y al dueño de la tierra donde está, ya que es una finca privada. Lo que sí confirman es que está en el entorno de Mérida. Y que la estructura tiene forma rectangular con unas dimensiones aproximadas de 525 por 365 metros, lo que supone una superficie aproximada de unas 17 hectáreas. El sitio está delimitado por un foso y, al menos en un lado, conserva aún un alzado que ha dejado su huella en la topografía.

Los dos conforman un equipo que se complementan con sus trabajos. Enrique se ocupa más de la técnica y del sistema por el que se descubre el yacimiento. Tomás es el que lo interpreta histórica y arqueológicamente.

Enrique explica que la técnica LiDAR consiste en un avión que va lanzando una serie de puntos de rayos láser, con lo que consigue hacer una topografía muy detallada del terreno. «Esos puntos tienen toda la información sobre el terreno. También de la vegetación. Cuando tratamos los archivos en un ordenador somos capaces de clasificar lo que es vegetación de lo que es terreno. Una vez que retiramos la vegetación, que es lo que no nos deja ver, es cuando nos damos cuenta de que empiezan a aparecer esa serie de sitios arqueológicos», explica.

Los dos investigadores confiesan que tienen ya gran parte de Extremadura peinada con este sistema, unas zonas con más intensidad que otras. De repente han visto multiplicado el patrimonio arqueológico. «De lo poco que se conocía, aplicando esa técnica, conseguimos ver yacimientos que, hasta ahora, no se habían visto», insiste Enrique.

Enrique explica que comenzaron con este proyecto en 2015, cuando el Instituto Geográfico Nacional libera los datos para todo el mundo. Los dos vieron el potencial y desde ese momento han desarrollado este proyecto. A ratos perdidos y siempre que sus trabajos se lo permiten.

Tomás explica que el descubrimiento es muy interesante a nivel histórico. «Es el primer campamento romano que identificamos en el territorio de Mérida. Nos habla del proceso de apropiación en época republicana que hace Roma de esta zona del Guadiana».

Época romana republicana

Añade que el campamento se tiene que encuadrar en época romana republicana, anterior a la fundación de Mérida. «Lo asignamos bien al proceso de conquista de la Lusitania, o bien dentro del proceso de las diferentes guerras civiles que hay en el último siglo de la república romana. Como todavía no se han realizado excavaciones arqueológicas no sabemos en qué encuadre histórico concreto podría estar el campamento. Lo que sí sabemos es que es un campamento romano de época republicana».

En el territorio de Mérida sería el primero. También es un dato muy importante para conocer el proceso de fundación de Mérida; por qué se funda en ese sitio, o cómo se produce la apropiación del territorio por parte de Roma en un lugar donde no tenemos información. «Descubrir un campamento romano siempre supone una gran noticia para el mundo arqueológico. Encontrar uno nuevo levanta un gran debate científico. Vamos a poder ahondar mucho mejor en el conocimiento de cómo se produjo la apropiación del territorio en esta zona de la cuenca del Guadiana por parte de Roma. Científicamente es muy interesante. Y a nivel histórico también. Nos permitirá comprender mejor Mérida, su entorno y sus primeros momentos de vida. Además, abrirá nuevas vías de investigación», explica Cordero.

Insiste que asumir el estudio de un territorio con el sistema LiDAR permite ahorrar mucho tiempo, conocer mejor el terreno y optimizar el trabajo que se desarrolla. «Ver los puntos concretos en la tierra nos permite ir a visitarlos sin tener que buscarlos para encontrarlos».

El siguiente paso, según indica Tomás, sería presentar un proyecto de investigación a corto, medio o largo plazo. Pero hay que tener en cuenta que el yacimiento está en terreno privado. «También tendríamos que ver las instituciones que podrían respaldar el proyecto como el Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida, el Instituto de Arqueología, la Junta, la Universidad... Y a partir de ahí, conseguir los permisos necesarios y comenzar con la prospección de superficie, la excavación arqueológica, el estudio de materiales...».

¿Por qué Enrique y Tomás están tan seguros de que lo que han encontrado es un campamento militar romano? Contestan con varios argumentos. «El resto de los campamentos que conocemos presentan la misma forma de los fosos. Sabemos que son fosos por el tipo de relieve que crea la imagen. En segundo lugar, porque tiene dimensiones similares a otros campamentos. La longitud es similar a Cáceres el Viejo».

Otro de los argumentos en los que se basan es que está localizado entre corrientes de agua, como otros campamentos de la época. También porque la forma de la planta es muy característica de los campamentos romanos. Y en último lugar, porque en las fotografías áreas se aprecia que no son fosos recientes, sino que están cubiertos y desdibujados por el paso del tiempo. Lo que no se puede determinar es si el carácter del campamento es estacional (castra aestiva) o permanente (castra hiberna o stativa).

Aunque han empezado por Mérida su intención es peinar el resto de la geografía extremeña para ver otros yacimientos y hacer nuevos descubrimientos.

Fuente: hoy.es | 18 de febrero de 2018

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