Foto: Un trabajador desmonta la canalización. Sobre el muro de la derecha, el martillo eléctrico que se utiliza para destruirla. © LLUÍS MILIÁN.
La empresa de arqueología que interviene en la excavación del entorno del Mercat Central procede estos días a la destrucción de restos romanos, aunque la intervención no ha finalizado. El Departament de Cultura afirma que cuenta con la necesaria autorización.
Fuente:
Carles Gosálbes | Diari de Tarragona.com, 28 de mayo de 2010
Trabajadores de la empresa de arqueología
Codex procedían ayer a destruir parte de un acueducto de época romana en muy buen estado de conservación y las paredes de un edificio que ha aparecido en la última de las intervenciones que se lleva a cabo en torno al
Mercat Central. Los trabajos se hacen con pico y pala y con un martillo eléctrico.
La demolición de restos romanos antes de que haya finalizado la excavación constituye un hecho inusual. El procedimiento normal consiste en que, una vez concluida la fase de desentierro de las estructuras, se elabora un informe que, posteriormente, se remite al Departament de Cultura para que la Comissió Territorial del Patrimoni Cultural determine qué se hace con los restos aparecidos.
El director de los Serveis Territorials de Cultura, Adam Manyè, declaró al Diari que la empresa «tiene permiso y sigue el proceso según las condiciones que se pusieron». La Generalitat «ha autorizado» la destrucción de los restos de época romana y «no nos consta que la empresa haga algo que no está permitido».
50 metros de acueducto
El tramo de acueducto hallado junto al Mercat Central, en la calle Colom, mide unos cincuenta metros y ha sido encontrado a 1,5 metros de profundidad. La estructura presenta un canal de sesenta centímetros de ancho y tiene una altura de otros ochenta.
La canalización fue construida a partir de la utilización de hormigón y su amplitud se sitúa en torno a 1,5 metros. En la parte interior se observan los bordes sobre los que se colocaban losas para taparlo.
El presidente de la Reial Societat Arqueològica Tarraconense, Rafael Gabriel, manifestó que nos tememos que estos restos romanos están condenados desde hace tiempo y nos sorprende el poco rigor de la excavación: mientras haya el cobijo oficial, en Tarragona se puede hacer cualquier cosa».
Gabriel opina que «la arqueología se sigue viendo como un obstáculo y, mientras no haya un cambio de actitud, se va trampeando la situación. Parece que estemos dentro de un sistema de complicidades y no se ofrece una información clara. Por ejemplo, la ciudad aún no sabe si en el interior del Mercat Central han aparecido restos o no».
«Es contradictorio excavar con pincel como si se tratara de un yacimiento prehistórico y que se destruyan restos antes de finalizar la excavación», añadió.