Red social de Arqueologos e Historiadores
A sólo unas decenas de metros de la Basílica de la Anunciación, la construcción está formada por dos habitaciones y un patio que incluía una cisterna excavada en piedra.
Vía: LAVANGUARDIA.es / 21 de diciembre de 2009
Arqueólogos israelíes han hecho público el hallazgo de la primera casa de la época de Jesús que se ha localizado en Nazaret, de donde procedía la familia del Mesías para los cristianos y situada en el norte de Israel. A sólo unas decenas de metros de la Basílica de la Anunciación, epicentro de culto popular a la Virgen María, la construcción está formada por dos habitaciones y un patio que incluía una cisterna excavada en piedra donde se almacenaba el agua de la lluvia.
Foto: El yacimiento con la Basílica de la Anunciación al fondo
"Lo que hemos hallado es básicamente una casa típica judía de la época, con habitaciones conectadas", apuntó en rueda de prensa la arqueóloga Yardena Alexandre, responsable de las excavaciones. Los escasos útiles encontrados en la estructura desde el inicio de los trabajos hace un mes son principalmente fragmentos de cuencos de cerámica que se remontan a los siglos I y II de nuestra era.
Otro de los componentes del hallazgo que más ha llamado la atención de los arqueólogos es la existencia bajo la casa de un zulo, que bien pudo haber sido empleado para esconderse. La especialista explicó que Nazaret era una pequeña aldea y en época de la guerra contra Roma, en el siglo I, "este recinto pudo haber servido de refugio a la gente" de los alrededores, a pesar de que no hubo batallas en la localidad pero sí en su entorno.
También se encontraron en el lugar moldes de yeso, que sólo empleaban las familias judías por motivos de purificación religiosa. "Todos los utensilios hallados responden a lo que sería una familia modesta, no hay joyas ni cristales", precisó Alexandre, que subrayó además que "no han hallado nada por encima del estrato del primer y segundo siglo por lo que es probable que la estructura dejó de utilizarse por entonces".
Foto: El padre Jacques Icaram señala el hoyo debajo del cual está el zulo con entrada oculta.
Los restos de la casa están a ambos lados de una larga muralla que data del siglo XV, de la época mameluca, que ha sido desenterrada en las excavaciones, efectuadas por la Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI). El jefe de la AAI en el distrito norte, Dror Barashad, destacó la importancia del lugar, sobre todo por su proximidad a la gruta donde la tradición sitúa la visita del Arcángel Gabriel a la Virgen María, y que está al otro lado de la calle. "Un túnel bien pudo conectar la gruta de la Anunciación con el lugar donde se ha descubierto la casa", indicó.
La vivienda ha sido hallada en excavaciones de salvamento en lo que iba a ser el jardín de un nuevo Centro Internacional de la Virgen María, proyecto avalado por instituciones religiosas locales y un grupo francés denominado Comunidad Nuevo Camino. Marc Hodara, su representante, calificó hoy el hallazgo de "auténtico regalo de Navidad". "Esto es un regalo para nosotros y para Nazaret, es la primera vez que encontramos una casa de la época de Jesús en la ciudad, estamos convencidos de que él jugó aquí", subrayó.
Taufik Abu Naser, abogado de las dos instituciones religiosas que respaldan del proyecto, dijo que "el hallazgo reforzará el nuevo centro y nos ofrecerá la oportunidad de mostrar a los turistas y fieles de todo el mundo cómo se vivía en aquella época". La superficie excavada es de unos 85 metros cuadrados y por el momento los trabajos continuarán hacia el subsuelo porque alrededor hay edificio contemporáneos que impiden abrir la zona.
"La única zona accesible para excavar es esta pequeña zona en la que estamos, donde había también un edificio encima que ha sido demolido, y que será la entrada al nuevo museo", lamentó Alexandre. El área estaba destinada a jardín del centro mariano pero, tras el hallazgo, el proyecto se centrará ahora en convertir las excavaciones en un parque arqueológico y a su lado, en un edificio ya construido, estará el moderno centro multimedia sobre la madre de Jesús.
Etiquetas:
Estimado Sr. Montero:
Que considere Ud. que los datos y comentarios que he expuesto responden a una cuestión sagrada, porque tal vez me pueda ir en ello la vida después de la muerte, no deja de provocarme cierta gracia (por lo que se refiere a mi destino personal) y cierta perplejidad (con respecto a los datos en sí, que son ajenos a esas consideraciones sagradas que usted hace), pero quizá lo explique todo los prejuicios de los que hace gala.
Siento que las habitaciones en cuevas que describe Jack Finegan no hayan respondido a lo que usted esperaba, así que no me queda más remedio que ofrecerle por el mismo precio las que actualmente se han hallado, que son, ciertamente, mucho mejores y seguro que responden a sus expectativas.
Dice Ud. luego que por mucho que mira y remira no encuentra nada relacionado con el tema en el "Decreto de Nazareth", que todo lo que ve es "...que no habla más que de eso: de tumbas. Y ese es el problema".
El problema Sr. Montero es que Ud., con sus prejuicios, sólo ve lo que quiere ver. Ignoro si ha leído los enlaces que he puesto referidos a un análisis que sobre dicha inscripción realiza el experto Clyde E. Billington, pero tal parece que no, porque, si fuera al contrario, no diría usted que no encuentra nada relacionado con el tema, salvo pertinaz contumacia en su posición, y, sobre todo, después de haberle advertido brevemente de su significación.
Si luego -después de leer los enlaces- reconoce que sí tiene que ver con el tema, pero no le convence tampoco nada de lo allí se dice (porque, además, con arreglo a sus prejuicios, está publicado por una web detrás de la cual hay una Asociación para la Investigación Bíblica), pues seguimos tan amigos, si Ud. me lo permite. En todo caso, recuerde que una actitud prudencial en estos asuntos, tal como Ud. dice seguir -según nos cuenta en otro comentario- con respecto del tema de Nazareth, exige leer al contrario sin ningún tipo de prejuicio "ad hominem". Yo así procuro hacerlo.
Y en esta línea no puedo por menos que sugerirle también que se esfuerce en superar dichos prejuicios cuando se refiere -en contestación a la profesora Alicia- a los textos evangélicos diciendo:
Los evangelios son ante todo textos doctrinales de exaltación de un personaje de historicidad digamos que problemática. Aunque puedan tener una base histórica, separarla de lo que es aportación dogmática y doctrinal se me hace muy difícil.
Tenga en cuenta que la dificultad que Ud. padece ha sido superada por bastantes historiadores, investigadores, etc., los cuales no encuentran excesivo problema para analizar personajes, hechos, lugares, etc., bajo una perspectiva histórica y crítica exenta de contenidos dogmáticos y doctrinales.
A este respecto déjeme que le reproduzca un pequeño párrafo del experto en estas lides, el profesor y catedrático Antonio Piñero:
"Con paciencia, ayudados por las herramientas y criterios de la crítica que se han ido desarrollando durante los últimos doscientos años, es posible obtener algunos datos para enmarcar la vida de Jesús. Aunque algunos, o bastantes, de tales datos sean deducciones hipotéticas, en líneas generales puede decirse que los resultados corresponden al nivel medio de lo que la investigación actual considera como razonablemente seguro. Se puede saber qué dichos y hechos de los que aparecen en ellos pueden adscribirse con rigor y exactitud al “Jesús de la historia” -un judío muy religioso y entregado a su fe, que vivió en Judea y Galilea en el primer tercio del siglo I de nuestra era- y lo que, por el contrario, debe atribuirse al que se ha llamado el “Cristo de la fe”, el ungido o mesías en el sentido anteriormente dicho, que manifiesta lo que los creyentes en él confiesan en el credo".
[¿Cómo debemos utilizar los textos “sagrados”? “La divinización de ...
Y volviendo al hilo de sus objeciones sobre las tumbas nazarenas investigadas por el arqueólogo Bagatti y otros semejantes, ¿por qué concluye Ud. que las mismas impiden considerar que en sus inmediaciones, pero alejadas de las mismas, no podía haber un pequeño asentamiento poblacional?
Como dice la web "Enciclopedia Católica" (siento que sea católica, pero no he encontrado otra distinta más rápidamente, y yo, qué quiere que le diga, no tengo tantos prejuicios):
"La antigua Nazareth ocupaba el triangular montículo que se extiende desde la montaña del norte, teniendo su punta vuelta hacia el sur. Su línea noroeste esta formada por numerosas tumbas judías descubiertas ahora en la pendiente del Jebel es Likh.
El limite sudeste es el pequeño valle que desciende de la emanación llamada "emanación de la santa María", este nacimiento de agua, era sin duda la atracción más importante para los primeros pobladores".
Es decir, las tumbas de marras estaban en una ladera (la noroeste), mientras que el pueblo se extendia desde el norte hacia sudeste, es decir, al otro lado. Dicha demarcación de tumbas lo que indican es precisamente cuáles eran los límites del pequeño poblado de Nazareth, que es, en realidad, lo que subrayan el propio Bagatti y Crossan.
Además, ¿de dónde salían los muertos que se enterraban en esas tumbas? Usted parece sugerir que de otro lado, de una población vecina que está bien atestiguada, la cual me supongo que se refiere a la ciudad de Séforis que dista de Nazareth unos 5 ó 6 Km. ¿Tiene Ud. este dato contrastado? Porque se me hace muy difícil comprender que en aquella época recorrieran esa cantidad de kilometros para enterrar a sus muertos pudiendo hacerlo en las inmediaciones (y sin contaminarse) de Séforis.
Item más: ¿cómo casa Ud. su argumento de que no podía haber un poblado en Nazareth ante las tumbas mencionadas (dado el tabú de la cercanía) con el hecho de que ahora tenemos delante de nosotros restos habitacionales judíos del siglo I a. y d. C. que sugieren que sí había un poblado?
Y si usted insiste en que Bagatti y Crossan, en cualquier caso, apoyan sus tesis, ¿diría Ud. que afirmarían lo mismo, hoy en día, ante los restos hallados? En fin, no cabe duda que estos vestigios han puesto muchas cosas patas arriba.
Por último, no puedo dejar tampoco de hacerle algunas consideraciones respecto a su contestación a la profesora Alicia sobre la dimensión histórica que supone el fenómeno de los primeros mártires cristianos.
Que Ud. califique la argumentación de la profesora Alicia en términos de "psicologizantes" es sumamente superficial y erróneo, un puro reduccionismo, puesto que un fenómeno como es la expansión del cristianismo -con su correlato de cientos o miles de mártires-, tal como lo enmarca la profesora Alicia, es evidente que lo inscribe dentro de un proceso de movimiento social (religioso), no personal-psicologista, en el que, con independencia de otras causas (crisis del paganismo, crisis económica, inestabilidad política, etc.), no es posible que se constituya con tal dimensión sobre la base de un inexistente personaje llamado Jesús cuya actividad se considera una pura ficción o una simple reconstrucción paulina engañosa que se le fue ocurriendo ad hoc sobre la marcha del proceso (lo cual no obsta para concluir, pero en otra dirección, el papel fundamental que ejerció al respecto).
Convendrá conmigo que creer, en términos históricos, que todo el movimiento de expansión del cristianismo se produjo con arreglo a estos últimos criterios resulta más difícil de comprender que el mismísimo misterio de la Santísima Trinidad. Un fenómeno social histórico de esa envergadura obliga, de entrada, a suponer que tiene, al menos, ciertos fulcros de verdad histórica el personaje que le da su razón de ser. Y de salida, a verificar -como se verifican- tales fulcros.
Si miles de mártires (y por tanto, como fenómeno social) dieron su vida por unas creencias fue porque, más allá de la veracidad factual de las mismas (en la resurrección de Jesucristo, por ejemplo) estaban convencidos de su existencia y de la verdad de su predicación, transmitida por aquellos que lo conocieron y la tradición que generaciones posteriores alimentaron.
Es decir, no estoy diciendo que sus creencias en la resurrección de Jesucristo puedan considerarse un hecho factual (lo cual es absurdo, porque es inverificable), sino que estoy diciendo que los primeros cristianos difícilmente podrían llegar a creer en ello, y morir por ello, si no tuvieran, al menos, conocimiento de que Jesucristo existió.
Le dire más: en términos históricos materialistas (para que no se queje, pero como hay muchos tipos de materialismo grosero -de grueso-, le advierto que me refiero al materialismo filosófico de Gustavo Bueno) la figura de Jesucristo no sólo tiene su importancia y significación por sus antecedentes (su vida, si es que usted cree que existió), sino también por sus consecuentes.
Jesús de Nazareth es el núcleo y el artífice del cristianismo (más allá de que sus discípulos colaboraran en su expansión) y el cristianismo es, históricamente, sus consecuencias (para bien o para mal, lo que es otra cuestión).
En este sentido podemos aplicar el criterio que Leibniz aplicó a César: "Si César no hubiese pasado el Rubicón, no hubiese sido César". Si el mensaje de Jesucristo no hubiese triunfado, no sería Jesucristo.
Bienvenido a
Arqueologia, Historia Antigua y Medieval - Terrae Antiqvae
Terrae Antiqvae es una Red Social sin ánimo de lucro. Necesitamos tu apoyo para el mantenimiento del sitio. Apadrina esta Comunidad
Derechos de Autor:
Terrae Antiqvae® is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Información legal: Terrae Antiqvae® es Marca registrada por José Luis Santos Fernández. Marca nº 2.679.154 - Clase 41, Madrid, España. Reservados todos los Derechos. En Internet desde Julio de 2001.
Normas de la Comunidad (Aviso Legal): Netiqueta - Términos de servicio
© 2024 Creado por José Luis Santos Fernández. Tecnología de