A las Tabletas de Barro de Astorga conocidas también, por algunos, como "El Itinerario de Barro" ya se le han realizado las tan reclamadas pruebas de "paternidad", es decir, las muy requeridas pruebas de luminiscencia con resultado positivo.

Ya andaremos por una década cuando en aquellas fantásticas "listas de Traianus" moderadas por nuestro apreciado Isaac Moreno, unos cuantos solicitábamos a "quién correspondiese" se les hiciesen las analíticas que hubiese lugar precisamente esas de luminiscencia que hoy ya sabemos se les han realizado, ya que la mayoria teníamos nuestras ligeras dudas de ser verdaderas y hoy habría que recular, quizás, y pensar en otras cosas...

Yo mismo, hará esto cosa de cuatro o cinco años y en un viaje por Oviedo se lo volvía a comentar a D. Ángel Villa Valdés arqueólogo de la Consejería de Cultura del Principado de Asturias en su despacho -por cierto, mejor persona imposible- ya que me traía un cabreo encima de tres pares ya que el Museo de Oviedo se encontraba cerrado por obras y no por lo tanto no me fue posible ver con mis propios ojos las misteriosas tabletillas de barro que su autor, un tal Lépido, nos tenía a todos un poco confusos.

Esta mañana recibo un correo electrónico de: "Ediciones Universidad de Salamanca" donde se me pone en conocimiento del último número, el LXX, de la revista: ZEPHYRVS y en pp. 151-179 el artículo de la Dra. Cármen Fernández Ochoa y otros titulado: "El Itinerario de Barro. Cuestiones de Auténticidad y lectura".   Exáctamente esto que copio/pego:

“El «Itinerario de Barro». Cuestiones de autenticidad y lectura

Carmen FERNÁNDEZ OCHOA, Ángel MORILLO CERDÁN, Fernando GIL SENDINO

Resumen

El empleo de la técnica de la termoluminiscencia sobre las 4 tablillas del denominado Itinerario de Barro, objeto de una encendida polémica desde su publicación hace casi un siglo, ha permitido establecer su autenticidad. A partir de esta constatación esbozamos la hipótesis de identificación de las mansiones de cada uno de los itinerarios y reinterpretamos esta fuente en el contexto de la red viaria del norte y occidente peninsulares, señalando los problemas que aún plantea.”

 

…………………………………..

 

Desconozco si D. José Manuel Roldán Hervás, con el que coincidí la pasada primavera y me recordó que ya no solo consideraba falsas tres de ellas sino las cuatro, habrá cambiado de opinión con las nuevas pruebas.

 

 

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Respuestas a esta discusión

Las cuatro tabletas del Itinerario de barro. Museo Arqueológico de Asturias. Fotos: G.C.C.


Es una gran noticia la que nos proporciona, Sr. Villanueva. Me extraña que su trascendencia no haya tenido más repercusión en los medios periodísticos, siquiera asturianos y leoneses. Después de los ríos de tinta y discusiones que ha conllevado su posible autenticidad o falsificación es lo menos que podía esperarse.

Al final, ha resultado que el ilustre Antonio García y Bellido tenía razón en reivindicar la autenticidad de las cuatro piezas. Su buen saber no le falló. Espero que sea posible hacerse con el número de ZEPHYRVS donde viene el artículo de la profesora Carmen F. Ochoa, y otros, donde se da cuenta del análisis llevado a cabo y de sus consecuencias reinterpretativas. No cabe duda que el asunto traerá más opiniones que habrán de acomodarse al resultado. Será interesante ver -si se puede- cómo se desarrollan.

Un saludo cordial.

Muy buenas.

Aunque acabo de ver las imágenes que proporciona Guillermo, aprovecho a poner unas imágenes más del Itinerario de barro, por si sirven de apoyo.

Quizá los cambios y inestabilidad en la Dirección del museo afecten a la difusión de este tipo de noticias.

www.lne.es/sociedad-cultura/2012/12/01/ignacio-alonso-ex-jefe-patri...

Salud.

Aunque es preciso consultar primero el artículo en cuestión, si le hacemos una prueba de termoluminiscencia a una sigillata romana también nos dará que es auténtica, como todo barro sometido a una cocción de más de 400-500 grados que contenga cuarzo o similar. Y estaremos entonces ante el bien conocido problema: ¿probará eso que las letras grabadas sobre ella lo sean también?: No necesariamente.

Me permitiré recordar este mensaje sobre las tablillas y sus problemas aquí en TerraeAntiqvae en febrero de 2009. Transcribo sólo lo que afecta a dos de los principales problemas epigráficos que presentan estas tablillas:

"[....] Como ve, el numeral I del IX quedó bastante pegado a la M, con lo que, para un no experto (y estamos hablando de comienzos del siglo XX), puede parecer la abreviatura del praenomen Manius (que une M, A y N). Pues bien, en las tres tablas restantes todas las M se hacen de esa manera, lo que por sí solo ya demuestra que son falsas, pues tal M quita todo sentido a la palabra en la que está. Hay otros detalles, pero ése es muy significativo.

Podría ser falsa también esta segunda placa, dice Roldán (pág. 167), al analizar el extraño final con C. LEP.M /II VIR que, si se fija Ud., entre otras rarezas presenta interpunciones al pie de las letras, algo insólito en epigrafía latina. Pero, "para salvar la autenticidad de la tablilla II", concluye que esas dos líneas podrían ser una adición del falsario. Pasa luego a estudiar vías y trayectos, que confluyen en la misma idea de la falsificación. Vea ficha de cada una con los dibujos y fotografías de ellas, y una bibliografía bastante completa, en Hispania Epigraphica On Line, fichas núms. 14524 a 27, bajo “Itinerario de barro”.

Hasta aquí, aunque en TA hay más sobre el tema.

Por último, me parece digno de anotar que incluso el primer editor en 1920, de las "téseras militares" (como las llamó), don Antonio Blázquez, que era un gran experto en calzadas, sin llegar a cuestionar todo sí que "dejó caer miguitas", anotando diversas irregularidades y extrañezas, de las que las cuatro que señalo van en la página final de su artículo:

106-107: "...El orden en que aparecen en la tessera los pueblos de esta vía de León al Puerto Blendio es distinto de aquel en que colocan algunas poblaciones, y esto nos impide formar juicio respecto de la exactitud de los datos y distancias, ya que, por otra parte, se carece de noticias positivas respecto de la situación de las mansiones. Ha de notarse también que la tessera coloca entre la Le/gión IV y Julióbriga á Octavioca, cuando hay piedras terminales que muestran ser colindantes dicha Legión y Julióbriga. En cuanto á la vía romana citada, parece ser la que aún muestra sus vestigios cerca de Castrillo del Haya, Piedra Escrita, La Cuadra y Las Henestrosas; pero ha de advertirse que la dirección que marcan sus restos no conduce á Amaya, como aparece en la tessera, sino más al oeste.  Es cuanto, por hoy, podemos decir respecto de este asunto, que merece detenido estudio. Por último, en las vías de Astorga á Mérida y á Braga y en la de Lugo á Iria los números de millas de los trayectos mansionarios no coinciden con los del itinerario de Antonino, y esto es digno de meditación, pues no sabemos si obedece á errores de escritura ó á otra causa. Madrid, 17 de Junio de 1920."

Como puede verse, siempre con la precaución de no haber leído aún el nuevo trabajo, y aunque haya quien, en otra parte y "llevando el ascua a su sardina", haya lanzado ya las campanas al vuelo, sigue habiendo argumentos de mucho peso contrarios a la autenticidad de estas tablillas, y las cosas no son tan sencillas como a primera vista pudiera parecer. Un saludo cordial.

Amigos:

Hace un año que conozco la "antigüedad" de las tablas por la termoluminiscaencia (por gentileza del autor) y hace un par de semanas que he leído el artículo que ahora podéis leer vosotros.

Que sean antiguas, es impactante después de todo lo que se ha leído.

No tengo criterio para juzgar si la inscripción es, o no, antigua (ahora ya sobre tablas antiguas).

Pero, en la identificación de algunas vías, queda mucho mucho que rascar.

Para empezar, el trabajo sale en 2013 y no conocían nada de lo de las Vías de Castilla y León de la Junta, de 2011, que está en Internet hace más de un año.

A estas alturas, la vía de la Tabla 3 está más o menos resuelta. Son la combinación de la 26 y la 24 del Itinerario. La que Roldán también combinó como él supo.

La vía de la tabla 4 está de sobra resuelta. Es la 17 del Itinerario. Hay kilómetro de terraplenes para pisar. Y para ser claros, debería conocerse desde el siglo XIX, ya que en el manuscrito de Enrique Gadea se acierta casi todo.

La vía de la tabla 1 queda por resolver entera. Ni Amaia, ni Legio IIII convienen donde todos las suponemos. O son estaciones distintas a Amaya y Herrera, o el recorrido es un camelo.

En fin  que queda mucho por hacer. Y, en el caso de este trabajo, yo me quedo con el anejo de la termoluminiscencia. El resto, no es para gente muy ocupada.

Saludos.

Fotografías de las TABLETAS DE ASTORGA (también: "Itinerario de Barro") tomadas del libro "ASTVRES", Gijón 1995. Comisarios científicos: Manuel Fernández-Miranda Fernández y Carmen Fernández Ochoa.

TABLETA Nº 1

TABLETA Nº 2

TABLETA Nº 3

TABLETA Nº 4

 

Lo siento, el tamaño salió un poco "panorámico", con tal motivo se pueden ver mejor los detalles.

Un saludo a todos.

 

Era conocedor de la realización de estas pruebas de luminiscencia a las tablillas gracias a un artículo de Jesús Rodríguez M. en Academia.edu  (“Las fuentes itinerarias antiguas: carácter……Imperio Romano”), de la mano de Ángel Morillo

 

Mi opinión coincide con lo apuntado por Isaac, y por lo tanto tampoco tengo criterio sobre estas pruebas realizadas a las Tabletas de Astorga que, en mi opinión, creo, es un asunto a dejar en manos  expertas que dominan esas técnicas que desconozco en profundidad.  Otra cosa son esas “irregularidades” que parecen existir.

 

Un amigo en un correo de estos días me pregunta si tengo alguna  opinión sobre la tableta nº 2 y si la podía exponer aquí en este foro.  Lo intentaré, otra cosa es que se entienda.

 

Con relación a la tablilla 4 efectivamente sale, el Lépidus, de Astúrica Augusta para alcanzar Bracara Augusta siguiendo la vía antoniniana denominada como vía 17.  Transcurre por las mansiones coincidentes de nombre con las antoninianas y hacen una parada en Ad Aquas donde posiblemente se refrescará con unos baños, posteriormente acuerda dar un giro y abandonar esta vía para por un compendium (atajo) alcanzar la otra vía, de reconstrucción Flavia, numerada por Saavedra con la 18 y que los Vespasianos llamaron Nova (supongo que nova por realizarse sobre otra más antigua, no nueva forzosamente). Allí otro baño en Aquis Originis mansión y baños termales de esta otra vía, y ya por esta traza continuar camino hasta alcanzar Bracara A.  Es un poco raro pero puede ser.

 

Respecto a la tablilla 2ª es complejo el encuentro de esta vía lepidiana que va siguiendo las trazas de la 19 de Antonino, con la vía 20 en Iria, cuando la realidad es que se unen en Aquis Celenis (Caldas de Reis) que es mansión común a ambas (19 y 20), aquí Lépido aparentemente no se comprende.   En realidad en la vía 19 hay una mansión que el IA entre Aquis Celenis y Asseconia  denomina Pria y es mencionada siempre en todo códice y manuscrito que se conoce, y nunca como Iria, salvo en el Ravena y en esta tablilla.  Yo creo que el Lépido copia de Ravena (vease Ponte Nartiae, por Martiae).  ¿El Ravena, o ambos, hacen lo mismo que hizo ya Lépido en la tablilla 4 cuando cambia de camiño de la vía 17 a la 18 desde Ad Aquas a Aquas Originis y se va desde Asseconia tambien por un compendium hasta Iria?.  Puede, ¿por qué nó?   Pria e Iria son topónimos que han existido en época romana e incluso hoy día podemos rastrearlos con tales nombres en nuestra geografía peninsular si tener que salir fuera a otros lugares.  Es entendible, yo así también lo veo,  que al no ser capaces de ubicar la traza de Per Loca Maritima  o vía 20, llegar a pensar que estando Iria en la misma traza no fuese en realidad la Pria antoniniana y, además,“reforzada” con esta tablilla de la que hablamos.  ¡Pues claro que es entendible!, pero….no fue así y eso requiere una explicación.

 

En mi humilde opinión la explicación es muy sencilla, hagamos un esfuerzo y por el momento tratemos de olvidar  la vía 19 dejando su estudio para el final una vez consigamos resolver el trazado de la 20.  Entiendo que no se logrará entender este nudo gordiano si no es de esta manera, y a las pruebas me remito, es decir las teorías que hasta ahora se le han dado cierta credibilidad en el desarrollo de esta vía Per Loca Maritima.   Llegaremos a la conclusión de que Iria se encuentra en la traza 20 y no en la 19 y además llegar a entender que Iria nunca fue mansión itineraria antoniniana.  Por lo menos en un amplio territorio entre el capud viae Bracara Augusta y la mansión más alejada como puede ser Brigantium con un desarrollo vial de 232 MP (343,36 Km.)

 

Con relación al artículo de la Doctora Carmen Fdez. Ochoa, un par de cosas.

 

Se comenta en el mismo que las tabletas han sido restituidas (ver fotos que han subido los contertulios Guillermo y Dani).   Pero…¿qué se le hicieron?, si es que son las originales (fotos que puse del libro “Astvres”) tengo la impresión que las han dejado sin valor alguno.  Tomen una lupa y comparen muchas de las letras de unas y otras.

 

La Doctora Ochoa cuando desarrolla el tramo de la tableta 2ª , LVCO AVGVSTI AD IRIA, observo utiliza una extensa bibliografía de autores que de alguna manera han estudiado las vías gallegas y, entre otros varios, a Gonzalo Arias Bonet que tanto discutió esta tableta nº 2 con Bouza Brey allá por los primeros años de su “Miliario Extravagante” que la Doctora menciona cuando de él habla  y observo que no le consta la revista continuadora de aquella: “EL NUEVO MILIARIO”.  Es una pena y quiero pensar que sí la desconoce.

 

Un saludo.

Koenraad, no se empeñe en la confrontación. El silencio de la Sra. Canto  no debería interpretarlo de ninguna forma. Nuestra iustre doctora se merece el mayor de los respetos por su trayectoria y su gnosis. Tenemos la mala costumbre de criticar los comentarios de los expertos en estas materias, dando por legítimo solo lo propio o lo defendido. Siempre tendemos a un empleo partidista de las noticias o de los nuevos hallazgos. Es un flaco favor a los que leen estas discusiones. En lo relativo a la inscripción en tierno, es demasiado aparente para que se extraiga que la Dra. Canto no se ha percatado. De sobra sabe lo que dice. No obstante, hay que ser muy cauto en estas pruebas. Si se moliera el barro y se volviera a meter al horno, la datación sería la de la segunda cocción pero ¿qué ocurre con la diferencia de temperatura en las cocciones? La temperatura normal de los hornos romanos podía ser de 750 grados… digamos que 500º… ideales para la prueba de la TL. ¿pero qué ocurre con temperaturas inferiores? ¿Y con el descontrol de exposición a la luz? Creo que es bastante fiable el cálculo de la temperatura de cocción de los hallazgos pero en este caso no recuerdo haberlo leido por ningún lado. Aun recuerdo cuando hice una prueba de la que les aporto el testigo gráfico. Aunque cabría preguntarse el sentido de dicha manipulación en un ámbito espacial total (no tendría sentido en una tablilla entera en blanco (sin grabar) o la complejidad del alisado y nueva ejecución en un soporte tan envejecido) si que pude refrendar como, hasta no muy altas temperaturas de cocción, se puede inscribir fácilmente palabras con un stylus en el barro humedecido tal y como se haría con el soporte fresco. Podrán ver la N realizada de esta manera en una pieza antigua.

Realmente parece realizada antes de la cocción ¿verdad?. Lamentablemente no se puede realizar el mismo ejercicio en las tablas de Astorga.

Respecto a la apreciación que hace la Dra. Canto, haciendo referencia a Roldán, cuando este último advirtió de la posibilidad de una falsificación de las tablas 1, 3 y 4, con motivo de haberse fijado en la única M válida de la 2, hay algo que seguro que se me escapa, pero aún a riesgo de esto último, no estoy muy de acuerdo… Creo que Roldán dice algo inexacto. En realidad, hay más emes en las otras tablas escritas sin el palo final… Es decir, si un falsificador se fija en la imprenta y la mecánica  de la tabla 2 para realizar otras tablas y, supuestamente, copia ese tipo (pensando que es correcto) en las otras, no entiendo porque hay dos tipos de emes.

No entiendo tampoco el comentario acerca de la m como praenomem de manius. Y sobre todo no veo que el palo de la m sea el I numeral de IX .Veo más lógico un numeral que empiece por X y que bien podría ser XI o XII, por ejemplo.

Siguiendo con la tabla 2, tengo dudas sobre si los fragmentos están bien encajados.

Aparentemente parece un puzle mal ejecutado con piezas inconexas. Esto implicaría la correspondencia con un número mayor de tablillas de las mostradas. Se pueden apreciar más pero los que veo más claros son los que figuran en la siguiente composición. En la primera línea, la fractura entre la C y la O (de LVCO) es tan recta que parece imposible haber perdido la mitad izquierda de la “O” (pensemos que los lados rectos de las piezas de puzle encajan todos a la perfección) . Por regla general, las oes son simétricas. Su simple trazo lo hace necesario. Pues bien debajo del perfilado rojo que sigue fielmente la simetría de la o a la iquierda no hay nada grabado. Por otro lado, las líneas de escritura son erráticas pero parecen tener una tendencia. Unas son arqueadas otras descendentes y otras ascendentes (pocas hay rectas). Así, en la tercera frase, he trazado una línea de la progresión de la palabra en su realización. Se aprecia claramente como la última letra, la S de Brevis, está muy por debajo de dicha trayectoria. Por otra parte, el numeral a continuación de IRIA parece indicar que tan solo es X. Si seguimos el patrón de escritura no parece que haya ningún otro en el que los números estén tan alejados unos de otros. Es decir, si al X le acompañara un V o un X (estas parecen las combinaciones que mecánicamente parecen más plausibles) tal y como parece apuntar la incisión del fragmento más oscuro, en ambos casos se apreciaría a continuación de X, la incisión correspondiente a la parte inferior de dicho numeral. Ocurre lo mismo en AQVAE. Si continuamos fielmente las trayectorias de la V en dirección al vértice, llegamos a un punto de intersección (que sería el final de la V) que estaría dentro del fragmento inferior en el cual no se aprecia ninguna cisura que pudiera corresponder a la palabra mencionada.

La coloración, el alisado… que algunos autores lo definen como huellas de la palma (no es así, son el fruto del paso firme de los dedos que graban como extendidos surcos las huellas dactilares) es diferente en algunos fragmentos dentro del mismo puzle. Esto, es extraño. ¿Posible? Uff! Si, por posible...

Lo que se define como un envejecimiento cromático diferente por su ubicación a lo largo de los siglos no es muy lógico. ¿No es más racional pensar que los fragmentos se hallaron relativamente próximos en un sustrato similar (por no decir idéntico)? Si no hubiera sido así ¿cómo es posible identificar unos fragmentos con otros hallados en lugar distinto y concluir que forman parte del mismo rompecabezas? La coloración de la tablilla puede estar y está determinada también por la cantidad de oxígeno utilizada en la cocción. El escenario normal es la misma coloración y la proximidad de los fragmentos. Ambos aspectos creo que están relacionados.

En el caso de que sean auténticas da la impresión de que el copista no es el mismo. Como ejemplo observen la mecánica en la L en unas y otras tablillas. En la 4, la L tiene su segundo tramo trazado de forma oblicua y no horizontal, como ocurre en el resto de tablillas a excepción de la 2 (salvo un fragmento que si tiene la misma morfología).

Aprovecho para dejar una ficha con las fotografías fantásticas de Raúl Villanueva y mi traducción “particular”:

 

Hablando del contenido del informe de la Sra. Ochoa y dejando a un lado las erratas u omisiones tales como la ausencia de la LEGIO I (O IIII) en la tablilla I o la confusión de la ruta XIX por la XX del I.A., entre otras,  me parece bastante correcto, aunque no he profundizado mucho en la interpretación de las vías haciendo caso a nuestro ilustre Isaac (que por cierto, me pareció ver que le cambiaron el apellido en la bibliografía: Nieto en lugar de Moreno) ya que siempre me ha parecido la reducción de las estaciones y mansiones un acople con calzador de derivaciones toponímicas, trayectos en desuso  y estrabismos de Tabula picta. Pero en relación a la distinción entre millas y milias es un poco confuso; las millas, aparte de que su valor es variable de unas a otras tablillas y no concuerda demasiado con el del I.A. para los mismos trayectos (los que coinciden), se formulan bajo estas palabras latinas según los autores: millas y milias. Sin embargo, a pesar de que en la tabla 3 (incluso en la 4. Se puede ver en Hispania Epigraphica) se aprecia la doble L (MILLAS), en las transcripciones SIEMPRE aparece MILIAS, como entiendo que sería lo correcto, y aún dejando a un lado y habida cuenta que MILLA se construye con la palatización de la l por efecto de la i semiconsonante, ya en lengua romance (pero aquí subyace el problema del acusativo plural, que Besnier interpretó como una medida variable (la de la milla)¿¿¿!!!!)). Curiosamente, Bellido no apreció ni una sola palabra “ MILIAS “ meridiana.

 

Supongo que me dejo algo, pues no he tenido a bien ni por costumbre en este caso concreto tomar apuntes de todo lo que no me cuadraba. No obstante y a pesar de las muchas objeciones, la prueba de la termoluminiscencia realizada convenientemente como se ha de entender que se ha hecho, tiene gran peso bajo mi modesta opinión, considerando que, a pesar de los intereses y luchas de posición de expertos en  la época de los hallazgos, me parece que no cuadra la falsificación. Pero esto es una humilde opinión de un aficionado en varias disciplinas que tienen mucho que decir al respecto. Como es lógico, sus reticencias a referenciar su contenido es más que respetable. Me refiero a los que, al contrario de lo que me pasa a mí, tienen legitimidad para dejar constancia de su opinión y que sea considerada y valorada, como la de la Dra. Canto. Las tablas de barro están ahí. Otra cosa es si se miran de reojo o de frente.  El tiempo, que traerá nuevos hallazgos arqueológicos y la evolución y el conocimiento de las humanidades, de las ciencias… pondrá en su sitio al amanuense o al duunviro que tal vez, abandonó a la tranquila indiferencia del olvido a las tabellae, por erradas,  una vez que los pasos marciales de la Legión, que aún no habían pisado esas vías, se demostraron menos seguros y ligeros de lo que se pensaba.

 

Bueno, un poco tarde, pero los medios de comunicación (al menos uno de León) ya dan la noticia del resultado de los análisis llevados a cabo en estas famosas tablillas. Pongo la información a renglón seguido para que  nos quede reflejada a modo de archivo.

Los análisis resuelven el enigma de las Tablas de barro de Astorga: son auténticas

Fuente: Diario de León.es | Verónica Viñas | 2 de abril de 2013

Son tan extrañas que durante un siglo han mantenido en vilo a los historiadores. Durante décadas los expertos han tratado de dilucidar si las llamadas Tablas de barro de Astorga son auténticas. La ciencia, finalmente, ha dado la razón a autores como Antonio García Bellido, que defendió con vehemencia su origen romano. Los resultados no dejan dudas: son de mediados del siglo III, entre los años 267 y 276. El Laboratorio de Datación y Radioquímica de la Universidad Autónoma de Madrid llevó a cabo análisis de termoluminiscencia (una prueba que se emplea en arqueología para determinar la edad de piezas sometidas a calentamiento) a partir de fragmentos minúsculos de la arcilla con que se hicieron estas piezas enigmáticas, tan extrañas que constituyen un unicum. Las tablas son una suerte de mapas de carreteras de la época, con las mansiones y civitates que hay en cada ruta, así como la distancia entre las mismas.

Es lógico que algunos historiadores las considerasen falsificaciones, no sólo por el formato, prácticamente inédito, sino por el contenido. Las cuatro pequeñas tablas (de 14 por 12 centímetros), conocidas también como el Itinerario de Barro de Astorga, depositadas en el Museo Arqueológico de Asturias (en Oviedo), ofrecen cinco rutas romanas desconocidas, que no aparecen en ningún otro documento. Especialmente extraña es la tabla I, que da cuenta de una vía que enlazaría Legio VII (la ciudad de León) con un lugar denominado Portus Blendium, que podría ser la localidad cántabra de Suances, pasando por la actual Aguilar de Campoo.

Unas piezas asombrosas

La historia de las tablas es fascinante, porque su aparición es igualmente enigmática. La primera noticia que se tiene de ellas es en 1902. En ese momento son propiedad del coleccionista asturiano Soto Cortés, que las tiene en su palacio de Labra, en Cangas de Onís, y las dona al museo de Oviedo. No hay datos de dónde o cómo las consiguió. El investigador Diego Santos, que llegó a consultar el archivo original del coleccionista, apunta que se encontraron «en la región de Astorga».

Las tablas deslumbraron a Ángel Morillo —uno de los mayores especialistas en el León Romano— cuando su profesora de la Universidad Carmen Fernández Ochoa les relató en clase esta historia. Morillo preguntó entonces por qué no se analizaban las tablas para salir de dudas: «Es muy caro y no está a nuestro alcance», fue la respuesta. Fernández Ochoa, que hace dos años reorganizó la colección del Museo Arqueológico de Asturias, llamó a su ex alumno y decidieron que era el momento de determinar si las célebres placas de barro cocido eran un falso histórico o ejemplares auténticos.

Cada tabla contiene una relación de las mansiones que había a lo largo de cinco rutas. La tabla I da cuenta de la vía Legio VII-Portus Blendium, la que más ha enzarzado a los historiadores, por ser una ruta meseteña hasta ahora desconocida; la tabla II versa sobre las rutas Lucus (Lugo) e Iria y Lugo-Dactionum, que tampoco figura en las fuentes itinerarias conservadas hasta la fecha; la tabla III, la ruta Asturica-Emérita; y, finalmente, la tabla IV, el itinerario Asturica-Bracara.

Más incógnitas

Por si la historia de las tablas no fuera suficientemente fascinante, además están firmadas por un cargo municipal, el duunviro Lépido. Algunos historiadores creen que se hicieron para el uso de viajeros y se encontraban en un edificio de postas. Los itinerarios que describen no coinciden con los de otros documentos romanos, tampoco las distancias. Morillo tiene una teoría. Es posible, afirma, que para la secuencia de las mansiones que aparecen en las tablillas el autor utilizara un ‘mapa pintado’ (una tabula picta), de forma que fundiera trayectos principales y secundarios y calculara las distancias «en línea recta».

Los análisis determinan además que las cuatro tablillas son obra de la misma mano. Otra rareza de estas tabletas es su forma, con un asa superior perforada, para sujetarlas, seguramente, a la pared, lo que constituye también un caso excepcional. Asimismo resulta peculiar la paleografía de la letra cursiva empleada.

Morillo reconoce que el misterio se mantiene, aunque los análisis certifican la autenticidad de las tablas de barro de Astorga. La primera cuestión que habrá que resolver es cuál era su finalidad. Y hay que esclarecer la identidad de Lépido, que podría haber ostentado un cargo administrativo en Asturica Augusta, origen de dos de los itinerarios y probable lugar de hallazgo de las piezas.

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