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El rector de la Universidad de Castilla la Mancha visita las excavaciones en compañía de Miguel Ángel Valero (en la zanja). Foto: Universidad de Castilla la Mancha
La campaña llevada a cabo durante el pasado mes de agosto en el sitio arqueológico de Noheda, en Villar de Domingo García (Cuenca), ha sacado a la luz una nueva estructura hallada junto al ya excavado triclinio. Presenta una planta cruciforme y cubre una superficie de 800 m2, con muros de metro y medio de grosor por dos de alto levantados con hiladas de bloques de piedra.
A la espera de empezar a excavar este ámbito en profundidad, Miguel Ángel Valero (derecha) no aventura cuál podría ser su uso, aunque se ha sorprendido ante el excepcional estado de conservación de las paredes, algo sin precedentes en el yacimiento.
Aunque el yacimiento ya se conocía desde el 1966 no fue hasta los ochenta que apareció en el radar de los arqueólogos, cuando el propietario dio con parte de un mosaico romano en el curso de unos trabajos agrícolas. Todo apuntaba a que se encontraban delante de una lujosa villa, pero los trabajos de recuperación no empezaron hasta el 2005, cuando salió a la luz un espectacular hallazgo que asombró a todos.
Tras el descubrimiento del pavimento los arqueólogos procedieron a su restauración, eliminando rápidamente las concreciones de cal y volviendo a pegar las teselas que se habían soltado. Foto: José Latova
Los arqueólogos desenterraron un hermoso mosaico que cubría la superficie de una gran sala de 290 m2 interpretada como un triclinio o comedor. El pavimento se dividía en seis registros en los que se representaba el mito de Paris, el de Pélope e Hipodamía, dos grupos de actores y músicos, deportistas, un cortejo dionisíaco y un conjunto de animales y pescadores rodeando un estanque central.
Tras fechar los restos, se determinó que la villa había sido construida en el siglo IV de nuestra era, época en la que los potentados abandonaban las ciudades para establecerse con todo lujo en el campo durante la decadencia del Imperio Romano.
En esta teatral escena un grupo de músicos acompaña la interpretación de los actores (a la derecha). Foto: José Latova
Precursoras de los castillos feudales, estas mansiones se convirtieron en lujosas residencias rodeadas de viviendas para los trabajadores y zonas de procesamiento y almacenamiento de productos agrícolas. Al mismo tiempo las villas se establecían siempre cerca del agua y entre campos de cultivo, para que fueran autosuficientes en unos tiempos convulsos marcados por la crisis y las invasiones bárbaras.
Los mosaicos más espectaculares se han encontrado dentro del comedor de la villa. En sentido horario desde arriba: actuación de un grupo de mimos, procesión báquica (derecha), juicio de Paris y rapto de Helena (izquierda), otro grupo de actores y finalmente Pélope e Hipodamía. Foto: José Latova
El triclinio y sus estructuras asociadas. Hasta ahora solo se han excavado tres áreas inconexas de la villa, pero las campañas futuras desvelarán por fin la relación que hay entre ellas. Foto: Miguel Ángel Valero Tévar
Tras el descubrimiento del impresionante mosaico, la villa se convirtió en el yacimiento romano más famoso de Cuenca, atrayendo la atención tanto de instituciones académicas como de la administración.
Estudiantes manchegos trabajando en el muro durante la campaña de verano. Foto: Miguel Ángel Valero Tévar.
Así, pues, se acordó que la Consejería de Cultura correría con los gastos a cambio de que los estudiantes de arqueología de la Universidad de Castilla la Mancha pudieran hacer prácticas en el lugar. Las campañas arqueológicas se han sucedido año tras año, desenterrando gran parte de la villa y empezando a explorar los edificios del poblado que la rodeaba.
Junto a las áreas residenciales se encontraron numerosas zonas relacionadas con la explotación agrícola como estos silos de grano. Foto: Miguel Ángel Valero Tévar
Además la campaña de este año cuenta con un nuevo cuadro de especialistas que están analizando los restos vegetales recuperados para conocer que tipo de plantas y cultivos había en la zona, y así poder comprender mejor las tareas realizadas por los habitantes de la villa.
Con la mayoría del yacimiento todavía bajo tierra Valero lo ha equiparado a un iceberg arqueológico. Foto: Miguel Ángel Valero Tévar
Pese a los considerables progresos realizados en los últimos 16 años, gran parte del yacimiento permanece todavía bajo tierra. Los arqueólogos esperan descubrir en futuras campañas el resto de la villa junto con su poblado, y quizás encontrar nuevos mosaicos que maravillen a turistas y estudiosos.
Fuente: nationalgeographic.com.es | 17 de diciembre de 2021
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