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Ofrenda 176. Forma cilíndrica de la caja de la Ofrenda 176, una característica única. Foto: Mirsa Islas / Cortesía Proyecto Templo Mayor, INAH
El Templo Mayor es un sitio arqueológico que se encuentra en el centro de la ciudad de México. Se trata de una enorme estructura que alguna vez funcionó como el centro de la enorme red tributaria del antiguo imperio Mexica. Desde su descubrimiento, se han encontrado dentro (y alrededor) de él cientos de hallazgos que han sido denominados “ofrendas”.
Foto: Los restos, llamados 'Ofrenda 176', se encontraron debajo del piso de la plaza al oeste del Templo Mayor, que era el centro de la ciudad antigua. Esta imagen muestra a los arqueólogos en el lugar.
Al ser uno de los templos más grandes del antiguo Imperio Mexica, estas ofrendas solían ser sacrificios que los sacerdotes hacían a alguna de las deidades que adoraban. Ahora, un grupo de arqueólogos ha encontrado un segundo entierro infantil (después del primer hallazgo de esta naturaleza, registrado en 2005, denominado Ofrenda 111) dedicado a Huitzilopochtli, el dios de la guerra.
De acuerdo a los arqueólogos, este tipo de ofrendas se realizaban a Huitzilopochtli cuando se deseaba predecir alguna batalla. Este entierro (la Ofrenda 176, como fue registrada) se trata de los restos de un infante que estaban acompañados de adornos, vestimentas y símbolos de divinidad.
Cuentas de piedra verde alrededor del esqueleto . Foto: Mirsa Islas / Cortesía Proyecto Templo Mayor, INAH
La Ofrenda 176 fue hallada debajo del piso de la plaza oeste del Templo Mayor, al pie de las escalinatas de la sexta etapa constructiva del sitio arqueológico. El grupo ha identificado la época del entierro como durante el gobierno de Ahuízotl, entre 1.486 y 1.502 d.C..
Los arqueólogos destacaron que todas las piezas se encontraban en buen estado de conservación, aún cuando a solo unos centímetros de distancia se había instalado un colector de drenaje en el año 1900. Sin embargo, la excavación tomó semanas para completarse. Primero se excavó el cráneo, seguido de la caja torácica y parte de la columna vertebral.
El niño tenía entre 8 y 10 años de edad, presentaba mucho desgaste en los dientes y sufrió de múltiples infecciones en la boca, según la antropóloga física Jacqueline Castro. Foto: Melitón Tapia, INAH.
El niño tenía entre 8 y 10 años de edad, presentaba mucho desgaste en los dientes y sufrió de múltiples infecciones en la boca, según la antropóloga física Jacqueline Castro. Portaba un pectoral de madera con forma de anillo denominado anahuatl y que, gracias a los códices del siglo XVI, se sabe que era una insignia de Huitzilopochtli y otras deidades como Tezcatlipoca, Tlahuizcalpantecuhtli y Mixcóatl. Sus tobillos fueron adornados con cascabeles de cobre, caracoles provenientes del mar Caribe y cuentas de piedra verde. Le colocaron, además, dos orejeras rectangulares de madera, un artefacto de pirita, cinco cuentas de piedra verde que pendían de su cuello, posiblemente de jadeíta traída desde Guatemala, y otras cuentas de color azul hechas con un material desconocido hasta la fecha. El hallazgo de dos huesos del ala de un ave podría indicar que, como al menor de la Ofrenda 111, le fueron colocadas las alas de un gavilán de bosque como parte de su vestimenta, que por sus tonos ocre y azul se relacionaba con Huitzilopochtli.
El hallazgo de una lápida con el relieve de un águila real que data del periodo del tlatoani Moctezuma I (1440-1469) condujo al equipo a ampliar la investigación y a encontrar los restos del entierro infantil. La Ofrenda 176 fue localizada bajo el suelo de la plaza oeste al pie de las escalinatas de la sexta etapa constructiva del Templo Mayor, fechadas en el gobierno de Ahuízotl (1486-1502), y entre el Cuauhxicalco, el edificio circular donde, según las descripciones de los frailes y conquistadores europeos, eran depositados los restos funerarios de los gobernantes mexicas.
Una de las características únicas de este hallazgo arqueológico, además de los restos mortales del individuo, sus atavíos y ubicación, es la forma cilíndrica que tiene la caja de ofrenda, pues de entre las 204 que se han excavado hasta la fecha en el Templo Mayor, jamás había aparecido una de tales características.
El niño de la Ofrenda 111 murió alrededor de los 5 años de edad, durante una ceremonia sacrificial en la que se le extrajo el corazón. ¿El pequeño de la Ofrenda 176 sufrió el mismo sacrificio? "Por ahora es una incógnita, y sólo puede afirmarse que en el momento de su muerte estaba vestido como el mismo Huitzilopochtli", concluye el comunicado del INAH.
Fuentes: fayerwayer.com | National Geographic | 25 de julio de 2018
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