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Foto: Universidad de Burgos
Un grupo internacional de arqueólogos ha encontrado una herramienta de madera de tejo creada por neandertales hace 90.000 años en el yacimiento de Aranbaltza, en Vizcaya. Se trata de una punta de quince centímetros perfectamente conservada que, probablemente, fue utilizada para excavar, si bien los especialistas no descartan que también hiciera las labores de lanza.
El hallazgo, que ha sido publicado hoy por la revista científica Plos One, ha sido realizado por expertos del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), el Institut National de Recherches Archéologiques Préventives (Francia), la Universidad del País Vasco, la Autónoma de Barcelona, la Universidad de Burgos y la de Cantabria.
Según ha explicado a Efe el director de las excavaciones, el arqueólogo del CENIEH, Joseba Ríos-Garaizar (izquierda), la sorpresa surgió cuando, en una de las últimas campañas, se practicaron unos sondeos «para verificar la potencia estratigráfica del yacimiento», en los que se alcanzaron niveles «de limos y arenas saturados en agua» de una edad cercana a los 90.000 años.
En estas catas aparecieron distintos objetos de «industria lítica», pero «también algunos restos de madera bien conservados», algo totalmente «excepcional» pues, como comenta Ríos-Garaizar, «la conservación de restos de madera en yacimientos arqueológicos antiguos es muy, muy compleja» porque se trata de un material orgánico que se degrada y desaparece muy rápidamente.
«Se tienen que producir una serie de coincidencias muy afortunadas, casi milagrosas, para que la madera se conserve» y una de ellas es un «contexto saturado de agua», donde la ausencia de oxígeno impide o retrasa extraordinariamente la putrefacción de la madera, relata el experto del CENIEH.
Izquierda: fotografía que muestra la herramienta inmediatamente después de su recuperación. Derecha: aspecto real del fragmento después de los esfuerzos de preservación.
Una circunstancia «tan rara» que, además de Aranbaltza, solo existen otros cinco yacimientos en Europa en los que se han encontrado restos de objetos de madera asociados a neandertales o preneandertales, dos de ellos en Alemania (Schöningen, Lehringen), uno en Inglaterra (Clacton on Sea), otro en Italia (Poggeti Vechi) y el quinto también en España: el Abric Romaní de Capellades (Barcelona).
En concreto, las catas de Aranbaltza sacaron a la luz dos piezas de madera, una de ellas la citada punta confeccionada por los neandertales con una técnica «relativamente compleja» que los científicos han podido analizar en detalle y que, como describe Ríos-Garaizar, «implica coger una rama, partirla por la mitad longitudinalmente y, con ayuda de un utensilio lítico, ir raspándola hasta agudizarla, al tiempo que es tratada con fuego para endurecerla o facilitar su trabajo».
El proyecto arqueológico de Aranbaltza se inició en 2013 con el objetivo de investigar las formas de vida de los últimos neandertales, responsables de la cultura Chatelperroniense, en el occidente de Europa. Las excavaciones, aún en curso, han revelado distintas ocupaciones de grupos de neandertales entre 100-44.000 años, siendo por ello Aranbaltza un lugar excepcional para investigar la variabilidad de las formas de vida de estos grupos humanos.
En el yacimiento quedan grandes extensiones por excavar del tipo de sedimentos encontrados, por lo que las expectativas de cara a futuras campañas son muy altas.
Fuente: abc.es | burgosconecta.es | 28 de marzo de 2018
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Rios-Garaizar, a la izquierda, explica Aranbaltza-3 a visitantes. / P. U.
Un neandertal cortó hace 90.000 años longitudinalmente una rama de tejo, la afiló con herramientas de piedra, la sometió al fuego para endurecerla o facilitar su talla y la empleó durante un tiempo como palo cavador. Cuando el clan al que pertenecía agotó los recursos de la zona, él y sus parientes abandonaron lo que hoy es Barrika (Vizcaya), pero dejaron atrás la punta de madera.
Un grupo de arqueólogos dirigido por Joseba Rios-Garaizar, del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), presenta hoy la pieza en la revista ‘PLOS ONE’ como la herramienta de madera más antigua de la Península Ibérica.
A orillas del arroyo Urgozo, el director de las excavaciones de Aranbaltza y su equipo han desenterrado desde 2013 un taller donde los neandertales trabajaban el sílex y descuartizaban animales hace unos 42.000 años (Aranbaltza-2); una playa fluvial en la que levantaron estructuras de piedra para protegerse del viento y aislarse de la humedad del suelo hace entre 55.000 y 65.000 años (Aranbaltza-1); y una charca de hace 90.000 (Aranbaltza-3) donde en un sondeo salió a la luz hace tres años la punta de tejo, de 15 centímetros de longitud.
Que una pieza así haya llegado hasta nosotros «es algo extraordinariamente raro porque la madera se pudre con mucha facilidad», explica Rios-Garaizar. Solo otros cuatro yacimientos europeos han proporcionado objetos de madera más antiguos: los de Clanton-on-Sea (Reino Unido) y Schöningen (Alemania), que se remontan a hace unos 350.000 años; y los de Lehringen (Alemania) y Poggetti Vechi (Italia), de hace unos 115.000. Además, en el Abric Romaní (Barcelona) se han recuperado restos de útiles de madera neandertales de hace entre 55.000 y 45.000 años. «Para que la madera se conserve tiene que estar en un entorno muy frío, prácticamente helado; en un clima muy árido; o en un sitio saturado de agua donde no haya oxígeno ni, por lo tanto, microorganismos que hagan que la madera se pudra. Esta última es la razón por la que todavía aparecen en los puertos vigas de época romana», apunta el investigador CENIEH.
Foto: Herramientas de piedra recuperadas de US4 (1) y US5 (3-4), las unidades estratigráficas que conservan los restos de madera.
El lugar donde se encontró el útil de tejo, de hace 90.000 años, «era un entorno con agua estancada y plantas de zonas fangosas. No debía de ser un sitio cómodo para vivir, pero podía ser un lugar interesante para hacer otras cosas».
Rios Garaizar cree que los neandertales buscaban en esa charca plantas comestibles, como algunas que ya han identificado gracias a restos de polen. «Podían usar el palo para cavar y hacerse con tubérculos, raíces, algún animal o marisco; para hacer fosos y agujeros para guardar cosas, encender hogueras o levantar estructuras»; y «también es posible que lo emplearan para conseguir sílex del flysch». El de mejor calidad de los acantilados de Barrika «está embutido en arcilla y necesitas excavar para extraerlo», indica el arqueólogo.
Fruto de «un trabajo muy fino», el útil de madera presenta en la punta huellas de haber sido utilizado para cavar y, en el otro extremo, dos tajos que hacen pensar a los investigadores que es un objeto reciclado. Recta en origen, el proceso de restauración ha deformado la pieza, pero ha garantizado su integridad.
«La primera vez que la vi pensé que se trataba de una punta de lanza. Me recordaba a las que se han descubierto en Alemania», dice el director de las excavaciones. Los neandertales de Aranbaltza eran nómadas que iban de un lado a otro siguiendo los recursos. Cazaban ciervos y bisontes, recolectaban frutos y tubérculos, marisqueaban y tenían una intensa actividad de producción de herramientas de piedra. Solo en Aranbaltza-2, los arqueólogos han recuperado más de 3.500 piezas de sílex.
Rios-Garaizar y sus colaboradores han descubierto en el mismo sector otro objeto de podría ser otro palo cavador, pero, «aunque está aguzado, no tiene ni huellas de trabajo ni de uso tan claras». Su reto ahora es encontrar los desechos de la fabricación de este tipo útiles. «Nos permitiría ahondar en el conocimiento de cómo trabajan los neandertales la madera, un material que debieron de usar habitualmente para fabricar herramientas, pero del que nos han llegado pocos ejemplos».
Fuente: elcorreo.com| 29 de marzo de 2018
Más madera
Quizá sorprenda el hecho de que con pocos días de diferencia hayamos conocido el hallazgo en Italia y España de herramientas de madera fabricadas por los neandertales. Puesto que la conservación de este tipo de útiles es excepcional, merece la pena que vuelva a insistir en el hallazgo, que acaba de dar a conocer la revista PLoS ONE. Joseba Ríos (izquierda), líder la publicación, es compañero en el CENIEH y dirige las excavaciones al aire libre de Aranbaltza, en Barrika, Bizkaia, no lejos del casco urbano de Bilbao.
En una de las secuencias de Aranbaltza, catalogada con el número III, se llevó a cabo entre 2014 y 2015 una excavación testigo de dos metros cuadrados. En esa secuencia se determinaron hasta seis unidades litoestratigráficas bien definidas. En la unidad 4, formada por arenas y arcillas depositadas en llanuras de inundación, aparecen herramientas de piedra de clara manufactura neandertal, junto a dos herramientas de madera. Una de ellas, fabricada en madera de tejo (Taxus baccata), apareció en 2017. El tejo, es un árbol milenario de madera dura y propiedades contradictorias. Las sustancias químicas que produce pueden ser útiles tanto para curar ciertos tipos de cáncer (taxol), como producir un potente veneno cardiotóxico (taxina). El tejo es un árbol de regiones húmedas, crecimiento lento, gran longevidad y madera apreciada por su dureza. Los neandertales lo sabían y por eso la utilizaron. También conocían que con tratamiento térmico podrían conseguirse las formas deseadas.
Definitivamente, los neandertales aprendieron a cavar para buscar diferentes alimentos en el subsuelo, como demuestra las marcas observadas con microscopio de una de las herramientas encontradas en Aranbaltza III. La cronología de la secuencia de este lugar se ha estimado mediante el método de luminiscencia (OSL) entre 137.000 y 50.000 años, con una edad de unos 70.000±8.000 años para la unidad 4. Así que las herramientas fueron realizadas justo cuando la bonanza climática de Pleistoceno tardío llegaba a su fin y comenzaba la llamada “Edad del Hielo” (en realidad, la última fase glacial del Pleistoceno). Las poblaciones neandertales encontraron seguramente buen refugio en lugares próximos a la costa, atemperados por la proximidad del mar.
El yacimiento de Aranbaltza se une así a los yacimientos de Schöningen, Lehringen y Bad-Cannstatt (Alemania), Clacton (Reino Unido) y Poggetti Vecchi (Italia). En Lehringen y Clacton, las herramientas también fueron realizadas con madera de tejo, por lo que aquellas poblaciones conocían las propiedades de la madera, lo mismo que conocían los minerales para realizar sus herramientas de piedra.
Un último apunte sobre este hallazgo en Euskadi. Las editoriales científicas son verdaderas empresas, como quizá muchos lectores/as sepan o puedan imaginar. Una noticia científica de relevancia puede hacer subir las ventas de las revistas, cuyo impacto social en el ámbito de la ciencia está perfectamente tabulado. Las herramientas de Poggetti Vecchi (derecha) se han publicado en PNAS, con pocos días de antelación a las herramientas de Aranbaltza. Con independencia de la fecha del hallazgo, lo importante es la rapidez en el estudio que, según me consta, fue mucho mayor en el caso del yacimiento de Euskadi. Pero la revista PNAS, que tiene bastante más impacto que PLoS ONE, consiguió llevarse “el gato al agua” y ganar la partida.
Sabiendo esto, hay que ser justo y otorgar los mismos méritos a los científicos que (aunque no siempre) son ajenos a tales intereses comerciales, poco deseables en una profesión tan vocacional como la Ciencia. Así que aplaudimos el esfuerzo investigador de todos ellos y la suerte ahora de poder contar un hallazgo tan importante como el de Aranbaltza, que puede leerse libremente en la revista PLoS ONE.
Fuente: quo.es | 3 de abril de 2018
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