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Punta de proyectil en Peña Capón (Guadalajara)
Una investigación de científicos españoles y alemanes puede poner patas arriba algunas de las teorías vigentes sobre los habitantes del centro de la península ibérica hace unos 40.000 años. Era el momento de transición entre el Paleolítico Medio y el Superior. La época en la que los neandertales dejaban paso a los humanos modernos.
Manuel Alcaraz-Castaño (izquierda) es investigador post-doctoral ‘Marie Curie’ en el Neanderthal Museum (Alemania). Junto a José Javier Alcolea, doctor en Filosofía y Letras por la Universidad de Alcalá y especialista en Paleolítico Superior y Grafías Rupestres Prehistóricas, y a Gerd-Christian Weniger, director del Neanderthal Museum acaban de concluir un proyecto que puede “desmontar muchas teorías”, explica Alcaraz.
Hasta ahora se ha creído que, en la segunda mitad del Pleistoceno Superior y en el centro de la península ibérica, los poblamientos humanos eran escasos. Sus investigaciones concluyen todo lo contrario. Han estudiado tres yacimientos de la provincia de Guadalajara: la Cueva de los Casares, en La Riba de Saelices, Peña Cabra, en Muriel, y Peña Capón, en Tamajón.
“En contraste con las zonas costeras, es un área muy poco estudiada. Se dice que aquí vivía muy poca gente, que era zona de paso y nosotros queríamos poner en duda todo eso con nuevos trabajos de campo”. En la provincia de Guadalajara han contado con los datos que arroja un yacimiento clave en el llamado ‘Arte Paleolítico’ como es la Cueva de los Casares, conocida por su gran conjunto de grabados y pinturas. “Tristemente, a pesar de su gran relevancia científica, ha sido un yacimiento muy poco estudiado y me atrevería a decir mal estudiado”, explica el investigador.
Cueva de Los Casares, en La Riba de Saelices (Guadalajara) EQUIPO DE EXCAVACIÓN DE LA CUEVA DE LOS CASARES
Es una de las razones de estos nuevos estudios. Desde los años 60 del siglo XX se sabe que el de la Cueva de los Casares es un yacimiento neandertal. “De hecho se encontró un metacarpiano humano” aunque las dudas se centraban hasta ahora en las fechas de su ocupación humana. “Podían remontarse a hace 200.000 años o a 30.000”.
En las paredes de la Cueva de los Casares pueden observarse grabados del Paleolítico Superior que fueron realizados en una época posterior a los neandertales por humanos modernos (derecha). Entre ellos destaca una importante serie de figuras antropomorfas. "Eso ha generado ciertas teorías un pelín ‘aliens’. Lo han tratado ciertos presentadores del mundo del misterio diciendo algunas cosas que…, en fin. Creemos que no es necesario acudir a eso para poner de relevancia nuestro trabajo".
Con estas nuevas investigaciones, Manuel Alcaraz-Castaño avanza “en primicia” unos resultados que en breve se publicaran en revistas científicas. Llegaron hace apenas dos semanas de los laboratorios de Carbono 14 de la Universidad de Colonia. “Son dataciones sobre las ocupaciones en la cueva que hemos obtenido por fin. Ha costado mucho porque datar un yacimiento no es tan fácil como se pueda pensar”.
Las investigaciones indican que allí vivieron neandertales hace 40.000 años. “¿Por qué es relevante? Pues porque ese es el momento en el que parece que se extinguen de toda Europa y coincide con la llegada de los humanos modernos. Estamos constriñendo este momento cada vez más”.
Las fechas que revelan las investigaciones son, según Alcaraz, “un momento crítico que nos puede ayudar a contribuir al debate sobre la transición entre el Paleolítico Medio al Superior y de los neandertales a los humanos modernos”. También pueden ayudar a saber por qué desaparecieron, pero el investigador pide “cautela” porque “no hemos encontrado el Santo Grial, sino una fecha que nos va a permitir contribuir, en la medida de lo posible, a saber cómo fue el proceso”.
Los humanos modernos llegaron antes al norte de España mientras los neandertales permanecían en la zona centro. “A pesar todo lo que se ha dicho hasta la saciedad, puede que ambos no coincidieran tanto en la península ibérica. Es posible que ni se vieran las caras”.
Su búsqueda en este yacimiento está concluida. “No se trata de excavar por excavar, nos debemos también a cierta ética. Lo que queda allí es mejor que los excaven otros en el futuro, quizá con mejores técnicas que la nuestra”. Aunque lo que sí estudiarán es el arte que exhibe el lugar.
El proyecto también se ha extendido a 70 kilómetros de la Cueva de los Casares, junto al embalse de Beleña y en un contexto geográfico muy diferente. Han excavado en Peña Cabra, un yacimiento del Paleolítico Medio, más antiguo que la Cueva de los Casares, en el término municipal de Muriel (Guadalajara) y a un kilómetro y medio en Peña Capón, en la localidad de Tamajón. Son dos abrigos que siguen el curso del río Sorbe en su margen izquierda. “Es muy difícil acceder a ellos, algo que además solo es posible, en el caso de Peña Capón, cuando bajan las aguas del embalse”.
Son yacimientos muy poco conocidos, con apenas algunas referencias publicadas en los años 90. “Para nosotros Peña Capón es el más relevante porque aporta novedades, y la secuencia que documenta, en el Paleolítico Superior, hace unos 25.000 años, se corresponde a un momento que se denomina el Último Máximo Glacial”. Fue el de mayor amplitud de las capas de hielo en la Tierra. “Un momento de frío y muy seco del que se decía, porque tampoco había datos, que prácticamente en toda la Meseta no había poblamiento” y que sus habitantes preferían las zonas costeras, más benignas en clima.
“Nosotros creíamos que eso no era así pero había que demostrarlo”. Al excavar han encontrado una “secuencia de poblamiento recurrente” que podría cambiar las teorías hasta ahora aceptadas. Se trata de un abrigo, un lugar al aire libre, con restos del hábitat de estos humanos y, sobre todo, utensilios relacionados con la caza. “Hay muchas puntas y restos de fauna en un gran estado de conservación, como omóplatos de caballo que parecen de anteayer”.
Pero todavía quedan por descubrir “cientos de metros cuadrados” bajo un abrigo “enorme”. Lo harán sobre todo excavando hacia abajo. “No hemos llegado a lo que se llama la roca madre, el suelo del abrigo. No sabemos lo que puede haber”.
Ahora esperan que la comunidad científica acoja los descubrimientos con interés. “Esto es solo una parte, lo que al gran público le puede interesar, pero hay otras muchas cuestiones profesionales que, creemos, pueden tener una gran relevancia” porque lo descubierto en Guadalajara viene a “rellenar un vacío” en lo que tiene que ver con el Paleolítico.
Este proyecto está concluido pero los investigadores quieren seguir avanzando y esperan disponer de más apoyo económico, esta vez del Gobierno central o de la Junta de Castilla-La Mancha. Entre sus próximos proyectos está la publicación del libro ‘La cueva del reno’. Un estudio sobre el yacimiento de Valdesotos, también en la provincia de Guadalajara, con importantes pinturas rupestres.
Fuente: eldiario.es | 28 de enero de 2017
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