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Un grupo de investigadores elabora un modelo virtual del Ara Pacis con los vivos colores que tenía cuando fue inaugurado.
La Roma antigua ha recuperado los colores originales de algunos de sus monumentos gracias, entre otros métodos, a los rayos ultravioleta para detectar la base orgánica de sus coloración, durante la conferencia internacional denominada 'Los colores de Augusto'.
Vía: EFE, Roma | La Vanguardia.es, 11 de marzo de 2009
Arqueólogos italianos y de otros seis países han participado en la conferencia sobre policromía en los monumentos antiguos, que pretende resaltar la importancia que tuvo el color en los monumentos del mundo antiguo, del que ahora están despojados.
El encuentro se ha desarrollado en el Auditorio del Ara Pacis, o el Altar de la Paz, y se ha centrado especialmente en este monumento del reinado de Augusto (27 a.C.- 14 d.C.), que en época romana estaba decorado con intensos colores.
Un grupo de investigadores de la Superintendencia de Bienes Culturales del Ayuntamiento de Roma ha llevado a cabo un estudio para elaborar un modelo virtual del Ara Pacis tal como era en el momento de su inauguración, con los vivos colores que entonces resaltaban las figuras de sus bajorrelieves.
Foto: Reconstrucción hipotética de los colores del Ara Pacis de Augusto. Detalle del panel del Lupercal, en el lado Oeste.
El modelo, presentado en la conferencia, se ha generado a partir de los restos de policromía presentes en el mármol del monumento, de la observación del mismo a través de rayos UVA para detectar la base orgánica de preparación de la coloración, y de la comparación con otros edificios romanos y griegos que conservan sus pinturas.
Asimismo, en el acto se ha hablado también de otras piezas arqueológicas de importancia en las que estuvo presente el color, como el llamado Sarcófago de Alejandro Magno, conservado en el Museo Arqueológico Nacional de Estambul, la Domus Aurea de Nerón, el templo de Apolo en el Palatino o las esculturas helenísticas halladas en Delos.
Según el investigador Simone Foresta, de la Universidad Federico II de Nápoles, que ha participado en la investigación, el estudio del color en estos monumentos, y sobre todo en el Ara Pacis, puede tener un impacto decisivo sobre nuestra forma de percibir no sólo el arte del mundo antiguo, sino sus "sustratos social, cultural y político".
El Ara Pacis fue de hecho una construcción de gran importancia propagandística, ya que conmemora las victorias militares de Augusto en Hispania y la Galia y la 'Pax Romana' por él impuesta inmediatamente después, mientras que en sus relieves figuran los miembros de la familia imperial.
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Es, ciertamente, este aspecto de las esculturas o bajorrelieves coloreados de la antigüedad un hecho poco tratado y desarrollado a pesar de su interés, pues no en balde era característica suya esta presentación polícroma.
Estamos muy acostumbrados a ver este tipo de obras en su color blanco marmóreo, y no sólo por las que provienen de la antigua Grecia y Roma, sino también por las que hemos heredado siguiendo su estilo del Renacimiento, Barroco y Neoclásico, y, en consecuencia, se hace difícil acostumbrar su percepción y entendimiento si las viéramos coloreadas.
Un interesante ejemplo de lo que ello supone, así como de las calidades finales que deben cuidadosamente buscarse para no perpetrar esos horrorosos resultados de cromos baratos de los que habla con acierto Carlos Sánchez-Montaña, se puede observar todavía en la exposición “Entre dioses y hombres” que tiene lugar en el Museo del Prado, con la reconstrucción polícroma de la cabeza de la “Gran herculanesa“.
Gran herculanesa (Detalle de la cabeza. Réplica romana. Mediados del S. I d. de C.)
Reconstrucción de la policromía de la cabeza de la Gran herculanesa (Ceras sobre escayola. Altura: 30,5 cm)
No está de más reseñar también aquí lo que dice el especialista Christiane Vorster en el catálogo de la exposición:
Éstas [las referencias de la literatura antigua] no dejan lugar a dudas acerca de que con el colorido adecuado de una estatua se podía lograr una belleza perfecta. Sólo así puede entenderse que Helena, en la tragedia del mismo nombre de Eurípides, desee que se pudiera borrar su fatídica belleza como el color de una estatua, para tener así “un aspecto más feo” (Eurípides, Helena, 260-263).
Y que "Con la importancia que se le atribuía al cromatismo de las esculturas antiguas, no ha de extrañar que la pintura y el adorno de una estatua se pagaran tanto como la labor escultórica y que los escultores famosos cuidaran de que sus obras sólo fueran coloreadas por los pintores adecuados. Cuenta Praxíteles que de entre sus numerosas obras apreciaba especialmente aquellas que habían sido terminadas por el pintor Nikias (Plinio, Nat. His., 35, 133)".
O sea, que no está de más que se ensayen las posibilidades de comprobar cómo se nos aparecerían estas obras de arte en todo su esplendor cromático, a fin de conocer mejor sus implicaciones perceptivas, pero mucho me temo que, ante los resultados tan dispares que se obtienen, y a falta de un Nikias, muchos preferiremos seguir viéndolas tal cual nos han llegado.
Es imposible que en la búsqueda de la belleza, las esculturas griegas aparezcan pintadas que no policromadas. Un Fidias (y ya lo deja claro la documentación existente) o Lisipo jamás hubiesen dejado en manos de un mal pintor la terminación de sus obras. Y un mal pintor de la época es aquel que no se ajusta a los principios que el resto siguen. Por lo tanto, aquellas interpretaciones que se dejan llevar tan sólo por los mínimos restos de materia pictórica que han llegado hasta nuestros días, sometidas a un proceso extremo de degradación y carentes de indicio alguno de veladura, transparencia, etc, aparecen con colores planos, mates, sin orden ni concierto, chirriantes y sin ningún tipo de equilibrio entre color, luz, volumen de la escultura que pareciera lo hiciese un principiante en Bellas Artes de alguna escuela de Arte abstracto.
Y si lo pasamos a Roma y su retratística que busca el parecido con el personaje y cuya imagen viene íntimamente relacionada con las máscaras de cera policromadas de los antepasados, todavía es mayor el delito de los resultados que se están obteniendo.
Tenemos pinturas y cerámicas áticas, murales griegos y etruscos, los retratos del Fayum y Pompeya, mosaicos romanos que reproducen pinakés griegas y las ciudades del Vesubio como para tomar suficientes referencias.
Al igual que ocurriera con Montañés y Pacheco los escultores griegos y romanos tendrían a los mejores pintores del momento para terminar sus magníficas obras.
Pues es verdad;es mucho más lógico que sea como decís ,teniendo en cuenta además las citas clásicas que pone Guillermo y las referencias de J.Montesinos a la pintura coetanea y a nuestra escultura policromada del barroco.
Es tranquilizador ver la versión de la Gran Herculesa que ha puesto Guilermo y los retratos del video de Youtube ,porque concuerdan mucho más con el desarrollo de la técnica y el amor al naturalismo de la escultura clásica.
De todas formas,puede que fuera distinto en la escultura arcaica,que se parecería más a los colores intensos de los frescos etruscos
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