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Este fragmento de la zona occipital del cráneo es uno los fósiles más antiguos atribuidos al 'Homo erectus'. Se muestran la vista posterior y la vista lateral derecha.
Hace casi 50 años, los científicos que trabajaban en la zona oriental del lago Turkana, en el norte de Kenia, encontraron un pequeño fragmento de cráneo que se convirtió en una de las pruebas más antiguas de un Homo erectus, un humano primitivo muy exitoso que vagó por el mundo durante casi 2 millones de años. Pero algunos paleoantropólogos expresaron su escepticismo sobre la anatigüedad del fragmento de cráneo hallado (1,9 millones de años), al argumentar que podría haber venido de un depósito fósil más joven, posiblemente trasladado al lugar donde fue encontrado por el agua o el viento.
Ahora, un nuevo estudio dirigido por la conservadora-asistente de la División de Antropología del American Museum of Natural History's, Ashley Hammond, cimenta la antigüedad y el origen de este renombrado espécimen y describe al mismo tiempo el hallazgo de nuevos fósiles en el lugar, los cuales pueden ser parte del esqueleto de Homo erectus descubierto hasta ahora. Los detalles se publican en la revista Nature Communications.
El geólogo de la Universidad de Witwatersrand, Silindokuhle Mavuso (izquierda), y la autora principal del estudio, Ashley Hammond (derecha), en la zona oriental del lago Turkana, en Kenia. A. Hammond / © AMNH.
“El 'Homo erectus' es el primer homínido que conocemos que tiene un aspecto corporal muy similar al nuestro y que parece estaba en camino de ser muy semejante a un humano”, dice Hammond. “Tenía miembros inferiores más largos que los miembros superiores, un torso con una forma muy parecida al nuestro, una capacidad craneal más grande que los homínidos anteriores y está asociado con una industria de herramientas: era un homínido más rápido e inteligente que el 'Australopithecus' o el individuo 'Homo' más antiguo”.
Cuando se encontró en 1974 el fragmento craneal en la zona oriental del lago Turkana, en Kenia, esto es, mucho antes de que se pudieran documentar hallazgos de fósiles con GPS, se tomaron notas y fotografías limitadas del mismo. "Fue cien por cien un trabajo de detectives", dice Dan Palcu (izquierda), geocientífico de la Universidad de São Paulo y de la Universidad de Utrecht que coordinó el trabajo geológico. "Tuvimos que revisar cientos de páginas de informes antiguos e investigaciones publicadas, reevaluar la evidencia inicial y buscar nuevas pistas. También tuvimos que usar datos satelitales e imágenes aéreas para averiguar dónde se descubrieron los fósiles, es decir, recrear la 'escena' y colocarla en un contexto más amplio para encontrar los datos adecuados que permitieran determinar la antigüedad correcta de los fósiles".
No encontraron ninguna evidencia de un afloramiento fósil más joven que pudiera haberse lavado en el área donde se encontró el fragmento craneal, lo que respalda la antigüedad original dada al fósil.
Al mismo tiempo, el trabajo de campo asistido por estudiantes y personal de la Escuela de Campo Koobi Fora condujo al descubrimiento de dos nuevos restos de homínidos a 50 metros de la ubicación reconstruida: una pelvis parcial y un hueso del pie, pertenecientes potencialmente a un Homo erectus. Aunque se especula que podrían ser del mismo individuo, no hay forma de probar eso después de que los fósiles hayan estado separados durante tanto tiempo. Sin embargo, podrían ser los primeros fragmentos óseos más antiguos de un Homo erectus descubiertos hasta ahora por debajo de la cabeza.
Uno de los dos nuevos restos fósiles hallados: una pelvis parcial, encontrada en la zona oriental del lago Turkana, en Kenia. A. Hammond / © AMNH.
Los investigadores también recolectaron en la zona dientes fosilizados de otros tipos de vertebrados, en su mayoría mamíferos. A partir del esmalte, el equipo analizó datos de isótopos para tener una imagen mejor del entorno en el que vivió el individuo Homo erectus.
"Los nuevos datos de isótopos de carbono del esmalte fósil dental nos dicen que los mamíferos encontrados en asociación con los fósiles del 'Homo erectus' en el área merodeaban y comían en una zona de pastos", indica Kevin Uno (izquierda), paleoecólogo del Observatorio de la Tierra Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia.
"Los datos de isótopos de oxígeno del esmalte sugieren que era un hábitat relativamente árido, según las comparaciones con otros datos de esmalte dental recogidos en esta zona".
El trabajo sugiere que este Homo erectus temprano se encontraba en un paleoambiente que incluía principalmente herbívoros, los cuales prefieren ambientes abiertos a áreas boscosas y estaban cerca de un depósito de agua estable, tal como lo documentan las esponjas de agua dulce conservadas en las rocas.
Fuentes: amnh.org |la vanguardia.com | 14 de abril de 2021
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