Los dos torques de oro hallados recientemente en la comarca gallega de Betanzos. EFE.
El pasado mes de mayo, una familia de la localidad coruñesa de Betanzos encontró de forma casual mientras araba un campo de su propiedad una pieza metálica que, en un primer momento, no dieron importancia; pero que tras limpiarla con agua constataron que se trataba de un gran tesoro: un torques de oro macizo de unos 400 gramos. Cinco meses más tarde, la misma familia vuelve a desenterrar una pieza similar y en las mismas circunstancias.
Tras los dos asombrosos descubrimientos, la familia entregó las piezas a los responsables de Patrimonio de la Xunta de Galicia, quienes depositaron las joyas en la caja de seguridad del Museo Arqueológico del Castillo de San Antón, en La Coruña, el centro de referencia para los hallazgos localizados en esta comarca. Allí serán estudiados por los especialistas del Instituto de Ciencias del Patrimonio del CSIC mediante análisis de la composición química del metal y observación microscópica.
El experto Xosé-Lois Armada presenta y comenta las características de los torques hallados en el Museo Arqueológico del Castillo de San Antón, La Coruña.
Según las primeras hipótesis, estas piezas que se utilizaban a modo de collar, podrían proceder de la Edad de Hierro (siglos IX-II a.C.) y pertenecer al tipo ártabro, una tipología –de la que solo se conocen 24 ejemplares– que se caracteriza por sus remates en periña y tener una decoración tripartita con una zona central lisa y los otros dos elaborados con alambres enrollados.
La primera pieza localizada tiene unas dimensiones de 147x143 mm y 11 mm de diámetro y un peso de 390,3
gramos. Como cualidad singular, subrayan los investigadores, la unión del aro con los remates muestra una pericia técnica inferior a la del resto de piezas, lo que sugiere que se trata de una reparación antigua. Además, los primeros resultados de su estudio apuntan al uso de un oro con un porcentaje muy alto de pureza. «Tiene la composición más alta en oro de todo los torques de tipo ártabro que conocemos hasta ahora», ha asegurado el investigador del Instituto de Ciencias del Patrimonio del CSIC,
Xosé-Lois Armada (izquierda).
A pesar de sus similitudes, las terminaciones de la segunda pieza son ligeramente distintas, presentando una de ellas una forma más almendrada, con dimensiones de 161x38 mm, 18 mm de diámetro y 365 gramos de peso. A diferencia del ejemplar anterior, los investigadores pudieron detectar la presencia de un mental menos noble su interior a través de ligeras rozaduras y zonas de abrasión.
La Xunta de Galicia está a la espera de conocer los resultados definitivos del estudio del CSIC para conocer qué actuaciones llevar a cabo desde la perspectiva técnica e histórica de estas singulares y excepcionales piezas, aunque el Concello de Betanzos (La Coruña) ya ha solicitado que sean destinados al Museo de As Mariñas.
Un hallazgo con premio
Según ordena la legislación autonómica, los hallazgos realizados de forma «casual», «por azar» o «como consecuencia de remociones de tierras, demoliciones y obras de cualquier tipo» deben comunicarse en el acto a la consejería competente en esa materia. Además, la normativa prevé un premio en metálico por cada hallazgo, que debe repartirse entre el propietario del terreno y la persona que haga el descubrimiento. El premio es equivalente «a la mitad del valor que en tasación se le atribuya al objeto encontrado». El responsable de esa tasación es el Consejo Superior de Valoración de Bienes Culturales, aunque los futuros recompensados pueden presentar una tasación propia que debe efectuar un especialista en la materia.
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