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Acueducto de los Milagros de Mérida, en mayo pasado. En vídeo, imágenes del monumento. ALEJANDRO RUESGA | EPV
Las arquerías del acueducto de Los Milagros, en Mérida, no se caen, pero su mito como construcción romana se tambalea. Si hasta ahora se creía que esta edificación monumental había sido levantada en el siglo I d. C., por emperadores de las familias Claudia o Flavia, para surtir de agua a Augusta Emerita, las recientes pruebas de termoluminiscencia realizadas por la Universidad Autónoma de Madrid retrasan su fábrica, por lo menos, al siglo IV, lo que sitúa su inauguración en pleno periodo tardoantiguo, rozando el inicio de la Edad Media.
Este acueducto de 830 metros de longitud y una altura de 25 metros en su parte más elevada siempre ha sido considerado el paradigma de lo que se supone que es una construcción romana. Pero dos análisis de laboratorio realizados en España y Alemania lo ponen en duda. Es más, ubican su construcción entre los siglos IV y VI.
Isaac Moreno Gallo (izquierda), ingeniero técnico de Obras Públicas, geógrafo e historiador, recuerda que la cronología de los siglos IV y V coincide con la reforma administrativa de Diocleciano, en el momento en que Augusta Emerita, la actual Mérida, pasa a ser la capital de la extensa Diocesis Hispaniarum, provincia que ocupaba toda la Península y el norte de África. La ciudad fue remozada en aquellos momentos y sobre ella se realizaron importantes obras urbanas, entre ellas el acueducto.
“Las arquerías de 'Los Milagros' son tardoantiguas, no plenamente romanas, y es muy necesario que sea la Administración competente la que realice nuevos ensayos de termoluminiscencia para identificar con más precisión su momento constructivo”, reclama Moreno Gallo.
Los análisis que la Universidad Autónoma ha realizado este año se suman a otros que se llevaron a cabo en 2011 en Alemania y que arrojaron la fecha de construcción en torno al año 560, ya en plena época visigoda. Según estos resultados, la edificación tendría su origen en “una de las frecuentes guerras civiles visigodas”.
Moreno Gallo lo explica así: “El rey Agila se refugió en Mérida en torno al 555 y se enfrentó al rebelde Atanagildo. Pero Agila fue derrotado porque las tropas bizantinas del emperador Justiniano [que ocuparon durante casi un siglo una franja costera que va de Valencia a Cádiz] apoyaron a su enemigo. No sería raro, por tanto, que arquitectos bizantinos hubiesen intervenido en Mérida, tras la victoria de Atanagildo, para levantar el acueducto con su tecnología”.
El ingeniero de caminos, Manuel Durán Fuentes (izquierda), exprofesor de Historia de la Ingeniería Civil de la Escuela de Ingenieros de Caminos de La Coruña, cree que "La arquería de Mérida presenta fábricas de época tardía [a partir del siglo IV] por algunos detalles constructivos”. Y lo explica: “Por ejemplo, el empleo de ripiado [pequeñas piedras entre los sillares para nivelar el acueducto] se corresponde más a épocas tardoantiguas y altomedievales que a romanas”. “La presencia, además, de hiladas de piedra alternadas con otras de ladrillo tampoco es del siglo I, como dice la tradición, sino más allá del III, por lo menos”.
Durán, que ha estudiado la práctica totalidad de los puentes romanos de Hispania, cuestiona también otras dataciones en la Península. Expone como ejemplo el puente de Villa del Río, en Córdoba, sobre el Salado (derecha). “Su fábrica no es romana tampoco, aunque sí la cimentación, ya que sus modos constructivos de arquería tienen más precedentes en la construcción de época califal y mayores parecidos con la construcción oriental”, explica.
Moreno Gallo remacha las palabras de su colega: “Este tipo de errores en la datación de las obras de ingeniería romana es muy frecuente en España. Todo lo antiguo, de piedra y sin documentación, pasa a ser sistemáticamente romano. Y esto, lógicamente, no es así, aunque lo sostenga la más firme tradición”.
Fuente: elpais.com | 12 de noviembre de 2019
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El Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida ha asegurado que el acueducto emeritense de 'Los Milagros' es de época romana y no del periodo tardoantiguo, rozando el inicio de la Edad Media, como "sin rigor arqueológico" apuntan dos ingenieros a partir de una prueba realizada por la Universidad Autónoma de Madrid.
El director del Consorcio Monumental, Félix Palma (izquierda), ha respondido a la información publicada por El País, en la que se recoge que unos ingenieros, a partir de unas pruebas de termoluminiscencia realizadas por la universidad madrileña al acueducto, apuntan que "el acueducto de Los Milagros de Mérida fue levantado a partir del siglo IV con influencia bizantina".
"Han sacado conclusiones después de que haya sido analizado un ladrillo, repito un único ladrillo, lo que refleja la falta de rigor", ha dicho a la agencia EFE Félix Palma, quien ha explicado que la prueba practicada a "ese único ladrillo" lo data en el año 290, "con un error de más o menos 106 años".
"Es un dato, pero no concluyente", ha afirmado Palma. "Esa datación es el único dato objetivo que hay y, a partir del cual, han montado la teoría, todo ello sin tener en cuenta el resto de estudios y conocimientos que se tienen sobre el acueducto".
"El acueducto de 'Los Milagros' es indudablemente, y sin duda alguna arqueológica, de época romana", ha insistido Palma. Construido en la segunda mitad del siglo I, se mantuvo en uso durante dos o tres siglos más, "durante los cuales se fue reparando, reformando y arreglando".
Ha explicado que una de las pruebas evidentes de que es del siglo I, y no de entre los siglos IV y VI, "como dicen esos resultados de la universidad madrileña", es que "había un mausoleo, unas tumbas, del siglo I que se estaba adosando al acueducto".
Además, se ha excavado en el tramo de la canalización y "en el siglo IV y V ya estaba cegado el canal" y no funcionaba.
Por su parte, el alcalde de Mérida, Antonio Rodríguez Osuna (izquierda) ha dicho, durante un breve encuentro con los medios de comunicación, que "existen numerosas cuestiones que desatan dudas sobre ese informe". "Hay túneles que estaban cegados en el siglo IV, por lo que no tendría mucho sentido que hubiera túneles cegados justo en la fecha en la que se data la construcción del acueducto", ha expuesto.
"Por esta ciudad han pasado todas las civilizaciones de la humanidad. Somos una de las pocas ciudades de España que ha sido capital visigoda, capital romana y que tuvo un papel fundamental en la época musulmana, de ahí que haya habido mucha sobreposición de cada una de estas culturas en nuestros monumentos", ha continuado.
A su juicio, "debe primar la veracidad de nuestra historia porque eso nos garantiza una mejor posición de cara a la recuperación de nuestro patrimonio".
Fuente: eldiario.es | 12 de noviembre de 2019
El ingeniero Isaac Moreno Gallo nos ha enviado un e-mail en el que nos comunica y aclara lo siguiente:
"Las arquerías del acueducto de Los Milagros son tardoantiguas, de época de Diocleciano, pero no bizantinas. Es lo que ha dado la última y más precisa termoluminiscencia y es lo que le dije al periodista.
Realmente, ni el Consorcio ni el alcalde conocen el informe ni la publicación en la que se habla de esto. Se trata de una ponencia mucho más extensa que está en prensa.
Sirva para aclarar un poco más este asunto esta entrevista:
https://www.youtube.com/watch?v=hXhQxKb17hU
Vayan por delante mi gran afecto personal de muchos años por Isaac Moreno, y mi elogio de siempre por el gran trabajo que ha hecho durante mucho tiempo para aclarar y puntualizar el mundo, lleno de tópicos, de las calzadas romanas.
Sin embargo, ayer mismo ya me vi obligada a comentar algo en El País (núm. 32 y núm. 48), por haber trabajado sobre este acueducto y sus arquerías en 1982: "Sobre la cronología augustea del acueducto de Los Milagros de Méri..., y por haber lanzado en 1997 (al Consorcio de palabra ya el año anterior) mi hipótesis de que los restos visibles de su abandonado castellum aquae de El Calvario eran en realidad un ninfeo de mármol (una propuesta enseguida plenamente aceptada en Mérida).
Aparte de recordar que la Arqueología o la Historia son tan "científicas" como las nuevas tecnologías (sólo que usan también otros métodos válidos), me permito repetir algo de lo que dije: "No da tiempo de entrar en muchos detalles, pero, por ejemplo, justamente los visigodos no acostumbran a usar ladrillo en sus edificios (que casi siempre son iglesias), y tampoco contrafuertes, pero de ambas cosas hay en Los Milagros, excepto en los dos arcos centrales, que pudieron caer y ser reconstruídos en época posterior, y más de una vez, por los embates del río Barraeca (el Albarregas: http://cort.as/-UNz1 ). Dentro del mundo romano incluso el uso de ladrillos se puede fechar aproximadamente por la poca (más antigua) o mucha (más tardía) cantidad de mortero que los une, ya que es inversamente proporcional al grosor de los propios ladrillos. Ladrillos más altos y junturas muy estrechas indican mayor antigüedad y más abundancia de ladrillo, como en efecto se dio a partir de la época de Augusto. En el caso de los ladrillos de Los Milagros éstos son gruesos (entre 4,5 y 5 cm), y en cambio las junturas miden apenas 1 cm. Véase sobre ello la pág. 167 del artículo que antes cité, y los paralelos de ese uso, que son de nuevo augusteos o poco posteriores."
Aunque queda sin duda consultar el trabajo que Isaac anuncia, las grandes obras de época tardoantigua (que, por cierto, es igualmente "romana" y es "imperial") no usan el ladrillo de forma tan apretada como se puede ver en Los Milagros.
Los visigodos no se caracterizaron en Hispania por hacer obras públicas de esta envergadura, simplemente reaprovecharon obras romanas anteriores. Y los bizantinos (cuyas posibilidades de influir arquitectónicamente en Mérida son francamente remotas) en sus propias obras, aunque sí usaban ladrillos, lo hacían poniendo entre ellos una gran cantidad de argamasa, como puede verse en las iglesias de los Santos Sergio y Baco, o en Santa Irene, ambas de Constantinopla.
Aparte de todos estos inconvenientes, desde el primer estudio de termoluminiscencia en ladrillos de Mérida, que fue en 1993 y se hizo en mi Departamento (el actual parece que es de la Facultad de Ciencias), por C. Blasco y otros , ya se concluyó que en Mérida, por la gran cantidad de granito existente, no sólo el propio del subsuelo, sino el utilizado en muchas obras romanas, las medidas de termoluminiscencia pueden verse muy alteradas, y por ello hubo que repetir varios análisis.
Supongo que los autores habrán tenido en cuenta esta circunstancia. En todo caso, aunque saliera una fecha aislada del siglo VI d.C., o que algún arco se restaurara en el siglo IV, el hecho de que el specus o canal del agua estuviera ya abandonado uno o dos siglos antes, o el que hubiera tumbas del siglo I adosadas a pilares (como bien dice Félix Palma en el vídeo), son obstáculos de mucho peso, y en todo caso no afectaría a la cronología general del acueducto, que es sin duda dentro del siglo I d.C., más temprana o más tardía pero dentro de él.
Y aún quedarían por encajar en la nueva hipótesis que se nos propone otros problemas serios, como los almohadillados, las grapas en cola de milano, la datación del embalse de Proserpina (de donde viene el agua, y que no es medieval, como hace poco se ha defendido también), la propia conducción completa (que es el verdadero aquae ductus), o qué haríamos entonces con el acueducto de San Lázaro, que presenta en su parte antigua un sistema constructivo muy similar al de Los Milagros.
Como siempre (y más aún en este caso), sine ira et studio, con un cordial saludo.
El Acueducto de los Milagros tiene origen romano y no visigodo. Así lo confirma un informe de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes (RAEX) en contra de lo difundido y en base a unas pruebas realizadas por investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid, que cifraban su antigüedad en el inicio de la Edad Media.
El informe de la RAEX lleva la firma del académico y ex director del Museo de Arte Romano, José María Alvarez Martínez, uno de los arqueólogos de mayor prestigio en los estudios sobre la presencia de Roma en la Península.
Recuerda que infohoy.es rmes de la máxima solvencia académica prueban la romanidad del acueducto. Entre las evidencias que lo avalan, el informe de Álvarez señala los datos aportados con ocasión del vaciado y limpieza del embalse de Proserpina (derecha), realizados por la Confederación Hidrográfica del Guadiana, y que sirvieron para variar el cocimiento científico del complejo hidráulico que abastecía de agua a la Mérida romana. Entre estas pruebas figura el descubrimiento de un tapón de madera, de casi un metro de longitud, que pudo haberse empleado para desatascar uno de los conductos de salida y que, sometido a la prueba del carbono 14, ha revelado una cronología en torno a la mitad del siglo I d.C.
Fuente: hoy.es| 3 de diciembre de 2019
Acojonado me tienen...
:-)
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