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Los cascos de Viksø, con cuernos elaborados, se han asociado con los vikingos medievales. Pero un nuevo estudio fija su fecha alrededor del 900 a. C., más de mil años antes que cualquier vikingo. Crédito de la imagen: Museo Nacional de Dinamarca.
Dos cascos de bronce espectaculares decorados con cuernos curvos en forma de toro pudo haber inspirado, más de 1.500 años después, de que los vikingos usaban cuernos de toro en sus cascos, aunque no haya evidencia de que alguna vez lo hicieran. En realidad, los dos cascos eran probablemente emblemas del creciente poder de los líderes en la Escandinavia de la Edad del Bronce, tal como se sugiere en un nuevo estudio publicado en la revista Praehistorische Zeitschrift.
En 1942, un trabajador que cortaba turba para combustible descubrió los dos cascos -que lucen "ojos" y "picos"- en un pantano en Brøns Mose, cerca de la ciudad de Viksø (también deletreada Veksø) en el este de Dinamarca, a unos pocos kilómetros al noroeste de Copenhague. El diseño de los cascos sugirió a algunos arqueólogos que los artefactos se originaron en la Edad del Bronce nórdica (aproximadamente desde 1750 a.C. hasta 500 a.C.), pero hasta ahora no se había logrado obtener una datación firme. En el nuevo estudio realizado, un equipo de investigadores ha llevado a cabo una medición cronológica mediante radiocarbono de un tapón de alquitrán de abedul encontrado en los cuernos de uno de los cascos.
"Durante muchos años, en la cultura popular, la gente asoció los cascos de Viksø con los vikingos", dice Helle Vandkilde (izquierda), arqueóloga de la Universidad de Aarhus, en Dinamarca. "Pero, en realidad, es una tontería. El tema de los cuernos es de la Edad del Bronce y se remonta al antiguo Oriente Próximo".
La nueva investigación de Vandkilde y sus colegas confirma que los cascos fueron depositaron en el pantano de Brøns Mose alrededor del año 900 a. C., hace casi 3.000 años, y muchos siglos antes de que los vikingos o los nórdicos dominaran la región.
Eso hace que los cascos daten de finales de la Edad del Bronce nórdica, una época en la que los arqueólogos creen que el comercio regular de metales y otros artículos se había vuelto común en toda Europa, al tiempo que las ideas extranjeras estaban influyendo en las culturas indígenas.
Una inscripción recuerda el lugar donde se descubrieron los cascos | Orf3us en Wikimedia Commons
Cuando se descubrieron por primera vez los fragmentos embarrados de los cascos, el hombre que los encontró pensó que eran trozos de basura enterrada, por lo que los dejó a un lado. Más tarde, un capataz observó los fragmentos y los almacenó en un cobertizo para su posterior examen. Análisis posteriores realizados por arqueólogos del Museo Nacional de Dinamarca mostraron que tales fragmentos eran, en realidad, partes de dos cascos de bronce decorados con cuernos curvos. Al excavar el pozo de turba, los investigadores también encontraron los restos de una plataforma de madera sobre la que parecía haber estado los cascos, lo que sugería que podrían sido depositados deliberadamente en el pantano a modo de ofrendas o exvotos.
Ambos cascos son casi idénticos en su diseño. Están hechos de bronce con un alto contenido de estaño (un 16,8 por ciento), y se asemejan a los cascos de la Cultura de los Campos de Urnas encontrados en otros lugares de Europa entre el Danubio y el Báltico, e incluso en la península ibérica. Están formados por dos piezas martilladas y unidas con remaches mediante una costura que iba de delante a atrás en la parte superior, rematada con una cresta. Cada extremo de ésta termina en un gancho que apunta hacia abajo, y que quizá representa el pico de un ave rapaz. En el centro de la cresta hay una ranura profunda en la que se podían montar plumas o mechones de pelo, y en la placa transversal que atraviesa la cresta hay también pequeños soportes cilíndricos para plumas o mechones, uno a cada lado.
Los cuernos están firmemente remachados con la ayuda de accesorios circulares fijos y tienen forma de S, con un giro similar a los cuernos de un toro o a los de un lur (un instrumento de viento utilizado en Escandinavia durante la Edad del Bronce). Curiosamente los lur también se suelen encontrar por parejas en antiguos pantanos. Las sagas islandesas dicen que estos lur eran instrumentos de guerra que servían para reunir a las tropas y asustar al enemigo.
Los investigadores creen que los cascos de Viksø estaban elaboradamente decorados con plumas, una melena de pelo de caballo y el pico y los ojos redondos de un pájaro, además de los cuernos de toro curvados. THOMAS BREDSDORFF / MUSEO NACIONAL DE DINAMARCA.
Datación por carbono-14
Pero el metal no se puede fechar de manera fiable, y una investigación adicional sugirió que la plataforma de madera podría haber sido colocada en el pantano antes que los cascos. No fue hasta 2019 que una colega de Vandkilde, Heide Wrobel Nørgaard (izquierda), vio alquitrán de abedul en los cuernos de uno de los cascos cuando se estaba preparando para tomar nuevas fotografías de los mismos en el Museo Nacional de Dinamarca.
"Ella notó que había material orgánico en los cuernos de un casco y habló con el responsable de la colección en el Museo Nacional, y acordaron tomar una muestra a fin de enviarla a un laboratorio y obtener una datación más segura", explica Vandkilde.
"Anteriormente, cualquier información sobre los cascos se basaba en su tipología, esto es, el estilo en el que estaban hechos y los símbolos con los que se habían decorado. Pero la nueva datación se basa en la desintegración radiactiva del isótopo de carbono-14, el cual puede determinar cuándo se originó la materia orgánica. Este método ha permitido determinar cuándo se crearon los cascos y teorizar sobre su propósito".
"La tipología es a menudo un buen primer paso, hablando en términos cronológicos, pero es mucho mejor cuando podemos obtener una datación más segura, tal como podemos hacer con el carbono-14. Y ahora sabemos, con esta nueva datación, que los cascos fueron depositados en la ciénaga quizás por alguien que estaba encima de una plataforma de madera, alrededor del 900 a.C.", añade Vandkilde.
Cascos con cuernos de la Edad de Bronce de Brøns Mose en Viksø (Veksø), en Zelanda, Dinamarca. Se exhiben en el Nationalmuseet (Museo Nacional de Dinamarca) en Copenhague. Wikimedia Commons.
Además de sus prominentes cuernos, los cascos de Viksø están adornados con símbolos que parecen los ojos y el pico de un ave de presa. Un plumaje, que se ha erosionado desde entonces, probablemente estaba pegado en los extremos de los cuernos con alquitrán de abedul, y cada casco también pudo haber tenido una especie de cola caballo, tal como se ha dicho.
Tanto los cuernos de toro como la decoración de un ave de rapiña eran probablemente símbolos del Sol, ya que se ha encontrado iconografía similar de la época en otras partes de Europa, como en la isla mediterránea de Cerdeña y en el suroeste de Iberia. "Estos elementos, ciertamente, no son una coincidencia; debió haber algún tipo de conexión con estas zonas mediterráneas", asevera Vandkilde.
La presencia del barco solar haría referencia a un mito central en las concepciones religiosas de la Edad de Bronce, el del viaje eterno del Sol, que da vueltas y vueltas en la nave solar tirada por un caballo, que es el más noble y sagrado de los animales. El caballo estaría representado en los cascos en forma de la crin que se inserta en la ranura de la cresta.
En este sentido, es posible que la simbología del culto al Sol haya llegado, a través de una ruta marítima, a Escandinavia desde el Mediterráneo y a lo largo de la costa atlántica, la cual fue utilizada por los fenicios en su actividad comercial después de aproximadamente el año 1000 a. C., e independientemente de la floreciente ruta comercial transalpina, mantienen los investigadores.
Conjunto de de representaciones de cascos con cuernos. A. Iberia: 1. El Viso I, Córdoba, H. 121 cm (H. Vandkilde photo, Museo Arqueológico Nacional, Madrid), 2. Esparragosa de Lares, Badajoz, H. 176 cm (Pavón Soldevilla/Duque Espino 2010, Fig. 4); B. Ecandinavia: 3. Petroglifos Lövsåsen Tanum SHFA (Ling/Bertilsson 1994), 4. petroglifo de Vestrup Mark con miniaturas de gemelos, 5. Cascos de Viksø, Sealand (cortesía del Museo Nacional de Dinamarca (Foto de Lennart Larsen, bajo licencia CC BY-SA 4.0), 6. Dos esculturillas procedentes de la colección Grevensvænge, Sealand, (cortesía del Museo Nacional de Dinamarca; (Foto de Lennart Larsen bajo una licencia CC BY-SA 4.0); C. Cerdeña: 7. Escultura de un guerrero con un casco con cuernos procedente de Monte Parma (Foto de H. Vandkilde, Museo Arqueologico Nacional de Cagliari), 8–9. Bronces realizados por el llamado 'artista de los ojos redondos', procedente de la tradición Uta-Abini (Lilliu 1966). No están a escala.
Cascos de otros contextos
Los cascos con cuernos no son raros en yacimientos de la Edad del Bronce en contextos mediterráneos asociados a los Pueblos del Mar, y algunos han aparecido también en Oriente Próximo. Determinados investigadores creen que, en este caso, los cascos son de fabricación escandinava, mientras que otros sugieren que pueden haber sido importados de la península itálica, ya que la forma de los cuernos recuerda a los uros (Bos primigenius). Europa Central o el norte de Alemania también se han propuesto como lugares de su origen.
Según indica la reseña del propio Museo Nacional de Copenhague, donde se guardan, el artesano que los fabricó tenía una gran influencia de los trabajos en bronce de la zona oriental de los Alpes. Asimismo, numerosas tallas rupestres, sobre todo en el oeste de Suecia, muestran a hombres que llevan cascos con cuernos.
También se los ha relacionado con el motivo de los gemelos divinos, un tema recurrente en las religiones protoindoeuropeas, cuyos ejemplos más conocidos incluyen a los Dioscuros griegos, Cástor y Pólux, o a los gemelos romanos Rómulo y Remo.
Figuras de la colección Grevensvænge (Dinamarca). Wikimedia Commons.
En este sentido, los cascos se parecen mucho a los que portan unas esculturillas de bronce datadas entre 800 y 500 a.C. encontradas en la misma isla, en el municipio de Næstved, Zelanda, Dinamarca, a finales del siglo XVIII, las figuras de Grevensvænge. Son siete figuras de guerreros que llevan unos cascos con cuernos y portan hachas, uno de ellos haciendo lo que parece una acrobacia. Cinco de ellas se han perdido, y el conjunto se interpreta como representación de Alcis, los gemelos divinos adorados por la tribu germánica de los Naharvalos.
Entre estos últimos se muestra una arboleda de santidad inmemorial. Un sacerdote vestido de mujer está a cargo de él. Pero las deidades se describen en lenguaje romano como Cástor y Pólux. Tales son los atributos de la divinidad, cuyo nombre es Alcis. No tienen imágenes ni, de hecho, ningún vestigio de superstición extranjera, pero es como hermanos y como jóvenes que las deidades son adoradas.
Tácito. Germania, 43
Las tres zonas geográficas con representaciones de cascos con cuernos analizadas en el nuevo estudio: Cerdeña, suroeste de Iberia y sur de Escandinavia, con sitios clave seleccionados indicados en amarillo. (De Gruyter / Praehistorische Zeitschrift).
Vandkilde y sus colegas sugieren que el "sombrero de poder" y sus primos o semejantes con cuernos comunicaban autoridad sobrenatural al recurrir a imágenes e ideas importadas del Mediterráneo junto con el cobre y el estaño empleados para hacer bronce. Los cascos probablemente fueron utilizados durante generaciones por los líderes reinantes, proponen.
Discrepancia
Sin embargo, no todo el mundo está convencido. Nicola Ialongo (izquierda), arqueólogo de la Universidad Georg August de Göttingen, dice que el estudio deja muchas cosas sin explicar. Si había una ruta comercial atlántica muy transitada que unía el Mediterráneo con el extremo norte, argumenta, ¿por qué se encuentran cascos con cuernos y otra iconografía en Cerdeña y Escandinavia, pero no en Bélgica, Francia, el Reino Unido o los Países Bajos? "Incluso si se asume que los comerciantes marineros fueron directamente de Cerdeña a Escandinavia, deberían haberse detenido en el camino".
Fuentes: livescience.com | labrujulaverde.com | science.org | 6 de enero de 2022
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